martes, 18 de octubre de 2016

EL NOBEL DE BOB DYLAN; RECONOCIMIENTO A LA POESÍA DE UNA EPOCA







Bob D. y Allen G. compartiendo su porrito.





EL NOBEL DE BOB DYLAN; RECONOCIMIENTO A LA POESÍA MUSICAL DE UNA ÉPOCA

Por: Omar García Ramírez


   El debate sobre un premio Nobel de literatura que ahora se sirve en bandeja de plata por la academia sueca, dará para rato. A lo mejor, eso era lo que buscaban; que un premio mediático diera origen a un debate mundial entre los sectores que se ocupan de la cultura; y en particular, los gremios de escritores, periodistas y académicos.

   Algunos dicen que el premio a un músico puede ser una jugada estratégica de la industria del sector que va de capa caída y un golpe bajo para la literatura, que, en los tiempos que corren está siendo desplazada de la escena mundial por la obscenidad pornográfica de la banalidad; es muy posible que tengan razón. La música popular, el folk, el pop y el rock tuvieron en sus momentos de gloria la genialidad artística para decirle al mundo cuatro verdades; inspiraron generaciones, motivaron cambios sociales y espirituales, se opusieron a los conflictos bélicos que en los años sesenta marcaban el inicio de la carrera armamentística y la línea caliente de la guerra fría; ahora, los músicos en una gran mayoría solo esperan estar sonando en la radio para tener su primer millón como dice una parranda techno pop muy colombiana.

   Pero…
   Es algo más complejo;  un asunto lleno de matices, una piedra brillante llena de aristas y facetas. 

   Que se demoraran mucho tiempo para dar un Nobel, no tiene importancia. A la mayoría de los artistas consagrados con esta distinción, se les ha otorgado cuando estaban a un paso de la tumba.

   Que viniera de una línea periférica de la literatura, tampoco; (una buena parte de los distinguidos con el Nobel  de la paz, vienen desde las estructuras oficiales de la guerra. Y nadie ha dicho nada por ello. (remember kissiguer, Obama y Santos)

   El Nobel de química en su momento se lo hubiesen podido dar a Albert Hoffman por haber sintetizado el Ácido lisérgico y a Alexander Shulguin por su aporte en las investigaciones sobre la psicodelia y la expansión de la conciencia…pero no se los dieron. En el campo de la literatura, tampoco se le concedió a Borgues, ni a Navokov, ni a Miller, ni a Cortazar, como a tantos otros; sin contar los que lo han rechazado como Sartre, por diversos motivos que no vienen a lugar.

   El premio Nobel, a pesar de su desprestigio creciente (razones que ya todos conocemos), no deja de ser la condecoración oficial más importante del mundo. Es allí en donde se le dice a ciertos genios y talentos, ustedes hacen parte de la historia oficial del conocimiento, la ciencia y el arte de este planeta. Es su acervo, el arca de la alianza en donde los elegidos se suponen que pasan a un nuevo nivel. Bueno, hasta el momento no he sabido de un Nobel que se suicidara, alguno que terminara alcohólico, convertido en heroinómano o malviviendo en un hotel, con su obra en cajas de cartón como Nikola Tesla; o de uno que vendiera su medalla en una compraventa como ciertos deportistas del trópico caribeño.

   Este nobel de literatura en particular, es, a mi entender, un reconocimiento tardío a los miembros de dos generaciones: los beatnik y los hipsters. Algunos escritores británicos han desplegado su vena irónica; el autor de la novela Trainspotting, Irvine Welsh, escribio: "Soy un fan de Dylan pero este es un premio de nostalgia mal otorgado por las próstatas rancias de hippies seniles y delirantes".

  Otros usaron el momento para subir el P.H. de la acidez a sus comentarios; el escritor satírico Gary Shteyngart, dijo: "Entiendo completamente al comité del Nobel. Leer libros es difícil". El humor de la tribu de Leví aprieta y apalea, de eso no hay ninguna duda. El humor es lo que permitió a ciertos colectivos humanos el sobrevivir, y el entender sin prejuicios de ninguna índole los modelos culturales de otras naciones. 

   Tienen razón, lo señores arriba citados  ya que en esencia, los premios Nobel son eso; opiniones de un grupo de personas (los jurados) quienes de una u otra forma se tratan de justificar a sí mismas; justificar su historia o su vida, los sueños de su juventud, sus afinidades electivas. En fin de cuentas un premio no es más que el resultado de alguna opinión subjetiva sobre una obra en particular.

   El señor Robert Allen Zimmerman, después Bob Dylan en honor al poeta gales Dylan Thomas,  es el único sobreviviente (no hace parte del selecto club de los cadáveres bien parecidos a los 27) en la arena cultural de nuestros tiempos, de una generación que trató de inyectar por vía intravenosa algo de poesía y rebeldía en el cuerpo de una sociedad que para su época estaba dividida, confrontada y en guerra.

   Aunque Bob Dylan no viniese de esa misma camada, era hijo putativo de la misma, fue el engranaje que articuló en escena el ocaso de la Beat Generation, con la horda hippie de los hijos de las flores. Sus influencias literarias eran comunes y su retroalimentación no es una a leyenda, sino la realidad de toda la cultura poética norteamericana de los años sesenta, con influencias y ecos tardíos en todos los movimientos literarios de América latina y el mundo occidental.

   Bob Dylan es un bardo, un folksinger, que en su momento, intentó llegar con la poesía a un público más amplio; la middle class que nunca había conocido a un Rimbaud, ni aun Baudelaire, ni aun William Blake. Un público juvenil que estaba despertando al mundo, y que aún bajo presiones políticas, propaganda y hasta en casos muy documentados, siendo objeto de experimentos a gran escala de tipo militar; resistía y no entraba en el molde de la gran familia americana.  Esto no lo hizo solo; se debe entender su influencia global bajo la égida de su padre adoptivo y asesor espiritual, más tarde fan, y enamorado queer en modo platónico; Allen Ginsberg.

   En su magnífico libro “Bob Dylan en America” el historiador Sean Wilentz dice: “…la participación de Dylan con los escritos de Kerouac, Ginsberg, Burroughs, y el resto de la generación beat es casi tan esencial para la biografía de Dylan como su inmersión en el rock and roll, el rhythm and blues, y luego Woody Guthrie. "Salí del desierto, y naturalmente encontré con la escena Beat, el bohemio y multitudinario Be Bop, se conecta todo más o menos", dijo Dylan en 1985. "Fue Jack Kerouac, Ginsberg, Corso, Ferlinghetti... y me puse en la cola al final de esa magia y tenía un impacto tan grande en mí como Elvis Presley".

   Más adelante Sean Wilentz dice de Bob Dylan:  “…cuando llegó a Nueva York, con la cabeza llena de Woody Guthrie, descubriría que a pesar de los dos mundos se cruzaron, alineaciones culturales de Manhattan eran más enrevesado”. Para referirse a ese choque cultural que estaba gestándose en la escena neoyorkina de principios de los sesenta, los folkies herederos de la tradición popular y los beatniks que estaban más cercanos al jazz, al blues, al Rhytm&Blues. El radicalismo de raíces populares, los Wobblies del sindicalismo comunista, chocaba con el anarquismo multicultural y cosmopolita de los beatniks.

   Sin embargo estas dos grandes corrientes culturales, se fueron hermanando entre roces, bohemia, orgías, experimentaciones con las drogas y viajes en la carretera. Se reconocieron como tribus hermanas que tendían puentes y mantenían viva la llama de la poesía; eran  continuación de tradiciones, punto de confluencia de la cultura europea, el gnosticismo, el budismo y el hermetismo por parte de la comunidad Beatnick y las raíces de la América profunda, "la urdimbre de madera vieja de América" de la que hablara Jack kerouac. Los gyspsys y cowboys, los ferrocarrileros nómades de modales rudos, se encontraron con la sofisticación y la experimentación a ultranza de colectivos de intelectuales que parecían vivir en un continuo freak show. Sus influencias cruzadas, su deslumbramiento y mutua admiración, su desprejuiciamiento, su liberalismo a ultranza solo conocido en ciertos periodos de aquellos tiempos. Una época decandente en donde los citadinos beatnicks acogieron a los bárbaros y los convirtieron en sus ídolos, ya que de alguna manera esos bárbaros del medio oeste, esos vaqueros sin tierras ni ganado, esos fronterizos sin horizontes, representaban algo más auténtico y hablaban un idioma americano que les permitía decir cosas profundas con la música. Esto permitió que el caldo de cultivo de la nueva poesía norteamericana fuera colonizado por una cepa fuerte, algo viral que traía la sangre de los Apalaches, de las llanuras de Minnesota y las armónicas salpicadas de sal marina de la bahía de San Francisco.

   Luc Sante un cronista inspirado de la Nueva York que vio el nacimiento de todos estos brotes culturales y contraculturales dice en “Mataras a tus ídolos”: “La bohemia comenzó en Europa y se extendió al resto del mundo, pero lo hip (Leland emplea la palabra como nombre y adjetivo) es autóctono de Estados Unidos. La palabra deriva del término wolof hepi (“ver”) y hipi (“abrir los ojos”). El siglo XIX queda representado, por un lado, por los extraordinarios cimientos de Thoreau, Melville, Withman y, sobre todo, Emerson (un temible lector de los posos de té que, al parecer, predijo todas las tendencias culturales estadounidenses del futuro) y, por otro lado, por el crecimiento de bardos que sentaron las bases de esa piedra angular con extraña forma llamada IRONÍA. El siglo XX es frenético. Se pueden unir los puntos entre el jazz de Nueva Orleáns, la bohemia del Greenwich Village, el Renacimiento de Harlem y los exiliados del parís de los años 20 y escuchar después el riff repetido en un nuevo tono tras la Segunda Guerra Mundial, gracias al bebop y la generación beat. Pero al margen de la historia hay criminales, dibujos animados, (¿hubo alguna vez un hipster más perfecto que Bugs Bunny, al menos antes de que se convirtiera en cómplice?), cine negro, engaños, drogas”……Más adelante en la narrativa cronológica encontraremos hippies (brevemente), punk, hip hop y hackers, entre otros. ¿He mencionado ya las drogas? Hay tantas líneas argumentales entrelazadas que se necesitaría hacer un organigrama sobre el tema”.


    Todo lo anterior, que vincula a la generación literaria, con la poesía cantada de Bob Dylan se puede apreciar en las imágenes de uno de los primeros vídeos musicales de la historia: "Subterranean Homesick Blues" El famoso cameo de Ginsberg al fondo, mientras Dylan utiliza un original y modesto recurso de cartulinas rotuladas con su caligrafía. A lo anterior se sumarían otras colaboraciones, la musicalización de algunos poemas de William Blake, la experimentación con improvisaciones y grabaciones en viaje de carretera compartido, utilizando algunas técnicas del viejo y por aquel entonces incombustible Burrougs. Algunas obras que podemos considerar el fruto maduro de aquella relación y en donde las influencias están más acentuadas serían: “Desolation Row” de Dylan (1965) y “Wichita Vortex Sutra” (1966) de Ginsberg. Aunque distantes en su alumbramiento por unos pocos meses, hacen parte de lo que considero el cordón lírico y musical que termina por enganchar la dos nuevas tradiciones americanas, la de su poesía y las de su música folk.

   Por lo tanto, la afirmación de que a Bob Dylan no se le puede considerar un literato, a pesar de haber sido reconocido con otros premios para escritores como el príncipe de Asturias (que por cierto lo han recibido otros cantautores como Leonard Cohen), no puede ser considerada del todo. La poesía norteamericana de los 50, 60, y 70 del siglo pasado, gravitó en torno a una corriente vital muy particular en donde la música era un componente esencial; de la misma manera que la poesía europea de entreguerras estaba imbricada de manera genital y fraternal con la pintura.

   En muchos sectores académicos se mira con sospecha el estudio de la poesía musicalizada, o de la lírica contenida en la música popular. Dice Guadalupe Campos en artículo de la revista on line "Lutor":

"Si hemos de tomar el problema de la lírica entendida en general, sin atender a la especificidad de lo medieval, hace falta, primero, mencionar que hay un problema con la formación del canon: la lírica actual sólo en casos muy excepcionales llega a convertirse en objeto de estudio “serio” para los estudios literarios. Es más común encontrar tesis doctorales sobre oscuros poetas menores que sobre la lírica de las canciones de The Who, o sobre Enrique Molina antes que Spinetta. La excepción son aquellos conjuntos líricos que conforman, para algún sector de la academia internacional, una curiosidad cultural: sea porque su tiempo de gloria pasó dejándonos un pasado mítico sólo accesible para iniciados que ha tenido, por algún motivo normalmente externo a la lírica en sí, buena fortuna académica (como ocurre con el blues o el tango), o porque nos llegó en forma de lírica folklórica anónima, lo que en términos de estudios universitarios la cubre de un velo de interés antropológico antes que estético. El interés por la lírica, entonces, está supeditado a otros factores, y normalmente todos estos estudios tienen bastante poco para decirse entre sí." *


   Bob Dylan creó además un momento de ruptura en esas corrientes de la canción social, cuando se electrizó; cuando decidió  utilizar en sus presentaciones guitarras eléctricas y otros instrumentos que eran comunes en la escena del rock, pero que no era de buen recibo en la escena del folk; ganándose de paso la ira de sus seguidores y las simpatías de otros sectores de la música. Con ello,  demostró su independencia y su preocupación por expresar una poesía más personal, urbana y compleja.

   El punto de quiebre de aquella “transgresión” se dio durante un concierto en el año 1966 durante su gira por tierras británicas. Ante aquel grito de: "¡Judas!", Dylan se dirigió al público y dijo: I don´t believe you. You´re a liar. (No te creo. Eres un mentiroso), giró se volvió a la banda y les dijo: Play it fucking loud (Tocad jodidamente alto). Alza una mano para dedicarla al público y al instante empiezan a sonar los estallidos de la batería en lo que es el principio de una versión eléctrica de Like a Rolling Stone. Una canción que es en esencia toda la filosofía, la gloria y la desdicha de lo que significó en su mejor momento el rock.

   De esta manera se comenzó a forjar la leyenda de alguien que no sería fácil de domesticar por el sistema, pero que tampoco se dejaría manosear por los líderes del mercado intelectual. Era de cierta manera un hombre que caminaba buscando su destino.

***

    Pero volvamos al premio…Lo que, especulando un poco, representa.
   El premio en fin de cuentas, es el llamado en la tabla de la  ouija al fantasma de una corriente cultural. A la representación cultural de un fantasma. Algo que vivió de manera fuerte, plena y caótica. Un asteroide que en su paso afectó la vida de miles de seres humanos.

   Un premio también  para toda la izquierda exquisita de Greenwich Village; toda la masonería queer, la cofradía Yiddiz de la Partisan Review, que para bien o para mal, ha hecho presencia omnímoda en la escena cultural de occidente desde finales de la segunda guerra mundial y que giró en su momento, sobre un vórtice creativo en la capital americana encandilada por las luces de la bohemia chic. Y esto podría parecer una afirmación baladí, para intelectuales que carecen de rigor investigativo; pero, si se busca en las raíces aparece esta rebeldía atávica coronada en el laurel de la poesía más vanguardista. Casi salvada, inscrita en la historia, reafirmada por medio del reconocimiento mediático, sacada de las fronteras de la diáspora y puesta en las primeras instancias.


   Aquella mixtura de música, psicodelia y poesía, eran la corriente cultural más viva de otros tiempos, hay que decirlo.

   Y no se puede pedir a la escena musical del presente los ácidos frutos que en el jardín del edén se cultivaron, los hongos psicodélicos que florecieron en In-A-Gadda-Da-Vida.

   En aquella época, los poetas cantaban acompañados de músicos de jazz y panderetas; los músicos a su vez, intentaban la poesía con armónicas y  guitarras de pastillas lisérgicas.

   Kennet Patchen y Kenneth Rexroth inventaban un lenguaje en donde la pintura, los ideogramas y la música vernácula de la poesía, constituían un intento por alcanzar nuevos niveles de significado.

   No debemos olvidar que eran los 60. Hubo encuentros, pero también el choque de múltiples expresiones culturales: los primeros embates de la New wave, el desembarco de la armada del arco iris; las bandas británicas que venían a desenterrar sus raíces musicales, mientras los nietos de Whitman, que se habían embriagado en la Casa del Sol Naciente de New Orleans, ahora, los esperaban en las calles de N.Y.
Los poetas de la tradición cívica, contra los poetas psiconautas del misterio Eleusino.

   Hoy en día es difícil encontrar algo que sacuda las ramas de la imaginación en el árbol del conocimiento. No quiere decir que no exista. Solo que se ha diluido, como una droga dura a la que se la quitado su carga de veneno. Las trompetas no hacen temblar los muros de Jericó; sólo queda una tenue reverberación bajo la muralla del sonido.

   Entonces un premio, un reconocimiento casi arqueológico, se constituye en un ejercicio de nostalgia.

    Los tiempos han cambiado.

   También para el autor de esa docena de canciones, que, según los críticos, se encuentran entre las mejores de la música popular en idioma inglés; retirado a una expresión cada vez más personal y romántica, sigue siendo a su pesar, inspirador de cientos de grupos y cantautores de todo el mundo. Que algunas bandas del mainstream buscando recargar sus ondas recurran a esas composiciones para hacer versiones más o menos destacadas, es un signo de que, a pesar de todo, su carga poética sigue vigente para una buena parte del público.

   Canciones como:
   "Subterranean Homesick Blues", "Blowin 'in the Wind", "The Times They Are A-Changin'"
 "Hurricane", "Sad-Eyed Lady of The Lowlands”, “Like a rolling Stone”, "Desolation Row"  "Knocking On Heaven's Door" Se convirtieron en himnos, plegarias y poemas musicalizados de una generación.

   Sin embargo, este premio deja un sabor agridulce, no solo por la nostalgia de una trascendencia fallida. Es el ocaso de algo que brilló como una estrella, el sentimiento de una época en donde al parecer el mundo podría tomar un rumbo diferente al que ahora transita.

   Una estrella que ya apagada, clausurada, perdida su energía, fagocitada por la industria ya es otra cosa. El premio es, de cierta manera el esfuerzo por  reconocer los sueños de a una generación; quisiera suponerlo; Intento imaginarlo…

   Pero no.
   No es tan fácil como lo dije al principio.

   Esa generación estuvo en el poder, y se dedicaron a bombardear sin miramientos mientras recibían blow Jobs en el escritorio de la oficina oval; los herederos de la cabaña del tío Tom han decepcionado. No por su prosa ni su poesía, (no estaban cantando). Tenían el poder y el respaldo popular para impulsar los cambios en su espacio americano y de paso en el mundo. No les alcanzó la fuerza; se dieron cuenta que una cosa era la imaginación y la poesía; otra la guerra y la banca.

   Y la escena que rodea a la música popular norteamericana ha cambiado.

   En su tiempo La Factory de Andy Warhol producía pintura, incubaba geniales gafiteros como Jean-Michel Basquiat, se lanzaban experimentos musicales como the Velvet underground, se educaba a musas inspiradoras como Niko, la valkiria dorada;  o Edith Minturn Sedgwick la aristocrática, glamurosa y plateada musa que diera origen a la guerra entre los pupilos de Andy W. y los feligreses de B. Dylan atrincherados en el Chelsea hotel, e inmortalizada en letras de canciones tan bien logradas como "Just Like A Woman" y “Like a Rolling Stone"; se lanzaban al ruedo cortesanas líricas, como Pamela Des Barres, quien acunó en su sonrisa vertical para su erótico lullaby a varias bandas con sus respectivos Backstages. El caldo de cultivo; el hábitat de aquellas colmenas de creadores, era otra cosa.

   La industria de nuestros días produce en su gran factoría postmoderna y globalizada un producto homogenizado que ya no es ni la sombra de lo que fue. Algunos ídolos de esa industria destinada a la juventud parecen sacados de un museo de cera, los Justin Biebers y sucedáneos y como musas de escaparate se nos quiere vender a una madona jamona forrada grasa hidrogenizada como kardashian o una freak lobotomizada que en época de celo, acostumbra meterse bolas de demolición entre las piernas como la Myley Cyrus. A este nivel como consumidores y prosumidores globales de pop culture se nos quiere reducir. La juventud ya no tiene sus ídolos contraculturales, tiene a empresarios del gran capital que mueven fichas como modelos en el parque de atracciones del mercado.

   La contracultura ha desaparecido y en la escena de la canción norteamericana, solo el dios dólar abre su ojo de fuego sobre la pirámide del in God we trust, que algunos leen acertadamente como: in Gold we trust.

   Y sin embargo… Quedan doce o trece canciones, poemas de un bardo universal.
   Un folksinger que tuvo su gran momento cabalgando sobre el viento de un sueño libertario y que también descendió a los oscuros socavones de los desheredados de la tierra.
   Al fin y al cabo
   un poeta es sólo un hombre que intenta cantar en su propio funeral.

   Para mí es motivo de reflexión… Alegre y agridulce,
   (ya saben, no me entusiasmo fácilmente, ni doy elogios desmedidos).
   Y en tiempos de trinos, de mirlos y calandrias, retomar algunos modelos poéticos se hace más necesario que nunca; Zaratustra y Burrougs, ¿por qué no?; Dylan y Ginsberg, confluyen de nuevo en estas reflexiones.

   En fin…
   Amigos escritores
   (Me voy a permitir tomarles el pelo)
   No se ofusquen…
   No se preocupen…
El próximo nobel de literatura será para Woody Allen
de eso, pueden estar absolutamente seguros.



* La lírica en la época de su reproductibilidad técnica
   (La guitarra muerta en el ropero de la teoría)

O.G.R.


domingo, 4 de septiembre de 2016

UNA PAZ










UNA PAZ…

(Los tres niveles)


Por: Omar García Ramírez


1


Una paz….sí…
Pero no una paz chiquita y enclenque, no una paz asustadiza y perdida en la mirada hueca de los cientos de miles de jóvenes que han muerto al buscarla como a una quimera en las montañas.
Una paz sí,  pero no una paz de modales zalameros, Requerimos de una paz robusta, de brazos campesinos y obreros, ya que sobre ellos se ciñó encarnecida la sombra de la violencia.

(Esto no es realismo socialista, es la realidad que reclama nuestra sociedad)

Fue en los campos, donde la rapiña de los señores de la guerra se enseñoreó con más sevicia.
Fue en los campos, donde la usura sanguinaria dejó abierto el costillar tectónico del país;
un reguero de muertos, y alaridos sin almas, y  cuerpos sin sepelio.
Más en los campos….que en las ciudades.
Allí donde jóvenes soldados campesinos y obreros se enfrentaron a jóvenes campesinos y guerrilleros, dejando en sus camisas  perforadas, un ruido de pólvora y azufre, de odio y violencia.
No es nueva la matanza…. desde hace un siglo y medio, tal vez más, ha venido manifestándose esa guerra como una ola; marejada que viene cada tanto tiempo…
Esos jóvenes que perdieron su norte.
Esos jóvenes que nunca vieron la  llama dorada de su estrella.
Esos jóvenes que en las montañas se encontraron con los fantasmas
diluidos en la lluvia y en la niebla.
Esos jóvenes, ya en otra dimensión, bajo selvas de cardos y de líquenes;
de soles y estrellas…Merecen esa paz.

Pero no una paz de teatro o bambalina…
No una paz donde los señores de la banca sigan diseñando en sus computadoras los mercados y los dividendos para esquilmar al pueblo colombiano.
(Un pueblo que sueña, no es un pueblo que duerme).
Una paz requiere también del desarme de la banca y de la usura, y la casta terrateniente.
De las grandes bandas de guiñoles al servicio de las trasnacionales.
De las Onorata società al servicio de los monopolios del petróleo y el agua,
y los recursos naturales;
Se requiere crear una plataforma social que empodere al ciudadano.
Sobre esa plataforma se podrían erigir  los pilares de una paz sólida.
Poderes de veto, de control político, económico y social sobre esa caterva de cleptómanos profesionales y una buena parte de los que se sirven del respetable, es decir: algunos “los servidores públicos”. V.P.P. Veeduría popular y permanente.
Repitamos: Una paz que empodere al ciudadano dándole herramientas efectivas de control político y veto real.
Una paz que dé al ciudadano la dignidad que se merece.
El ciudadano, no solo es ciudadano el día de elecciones. Debería ser ciudadano durante toda su vida, mientras tenga herramientas para decidir el futuro de su sociedad y para controlar y vetar los desmanes de la autoridad.

Una paz también para las ciudades.

Porque allí se refugiaron los hombres y mujeres, los viejos y los niños, con todo el dolor y el miedo y las pesadillas de quienes huyen de la guerra.
Y luego, cuando pasa el temblor, ese miedo se convierte poco a poco, en una ira pequeña, pequeñita; pero que va creciendo, se torna dura, áspera y negra. Y tiene que salir al ruido de las calles.
Miles de pequeños maleantes, ladroncitos, expendedores, atracadores y todos los pequeños criminales colombianos llenando las cárceles.
Escoria de presidio, rostros de niños hambrientos, mulas del micro-tráfico, putas y rufianes,
merodeadores de la jugada del rebusque en ciudades donde esa paz está ausente.
¿Dónde estaría esa anhelada paz
si el hombre sin empleo, tuviese que jugarse el pellejo en la calle día a día?

Una paz sí…
Una paz digna; digna para que los periódicos, en sus últimas páginas no estén saturados por caritas de malandros del rebusque. Una paz digna, para que al menos, las oportunidades lleguen; las oportunidades se den a la gente que tiene derecho, a estudio, trabajo, vivienda y salud.

Una paz, para que al menos, esa dignidad pueda empezar a ser construida.

(ESE SERÍA EL PRIMER NIVEL)

Una paz, para que el dinero y los presupuestos gigantescos que van a parar a las empresas de los buitres de la guerra, pueda ser empleado en la construcción de un país más digno. De escuelas, colegios y universidades en donde se proyecte una revolución educativa. Revolución que amplíe la cobertura física y virtual, apoyada en lo científico y lo tecnológico. Revolución que dé las oportunidades a quienes quieran aportar al desarrollo de esa paz.
Alguna gente se quedará por fuera de ese espacio educativo, alguna gente perderá el ritmo, alguna gente transitará otros caminos más difíciles...
Este es un país en desarrollo. Existen problemas de tipo legal y social frente al sistema penitenciario.
Por lo tanto, se requiere también una reforma profunda del sistema carcelario; no queda más remedio, Cárceles más dignas. Más que cárceles reformatorios. Ya que si el hombre debe pagar por sus errores, lo debe hacer también con dignidad; no convertirlo a golpe de tortura y hacinamiento en una bestia de encierro y desecho.
Una paz para que los ancianos no se mueran de hambre; o colapsen bajo infartos mientras hacen filas en los servicios médicos; para que las pensiones lleguen oportunamente, como debe ser.
Una paz que dé a los hombres y mujeres que trabajaron toda una vida, su pensión. Eso es de importancia capital para una paz justa.
No una paz de miseria y humillación.
Deben los hombres y mujeres colombianos que alguna vez fueron jóvenes, que trabajaron de manera honesta, en hospitales, colegios, fábricas, universidades y campos. Perder su dignidad arrastrando sus pasos por miles de pasillos kafkianos. Llenando miles de sellos y enviando miles de tutelas y esperando inanes frente a taquillas en donde funcionarios ineptos les responderán con caras de fantasmas; negativas y dilaciones.

¿Deberán seguir pasando por esto, para por ultimo caer en manos de los abogados?

¡No!

Una paz con leyes justas y herramientas civiles.
Una paz que dé al ciudadano los elementos de la construcción y la cosecha.
Una paz con tecnología y ciencia para los campesinos;  escuelas y hospitales;  vías de comunicación en los campos colombianos. Con créditos y apoyos efectivos para los agricultores.
Una paz robusta con aire de cosecha y tiples afinados y niños correteando por los parques…No mendigando o prostituyéndose en los semáforos.

Esa, es la paz que se requiere.

La otra, sería…solo un verano corto, antes de los aguaceros, las tormentas y las inundaciones del invierno.
No se puede permitir que banqueros y usureros que se han alimentado del sudor y de la sangre de miles de familias, sigan acaparando hectáreas de tierra que deberían ser para los campesinos pobres; tierras que estos terratenientes usufructúan a través de sus componendas con los politiqueros; produce indignación que los créditos para los medianos campesinos vayan a manos de los gamonales y sus secuaces, en un país en donde las cifras de concentración de la tierra y la riqueza son de las más altas del mundo; donde la desigualdad en la distribución de la riqueza es escandalosa. Ese punto, en la agenda de la paz, adquiere  vital importancia.

Una Paz donde los campesinos no sean lanzados a la miseria de las ciudades y en donde el latifundio improductivo tenga control estricto y leyes severas, de aplicación directa.

Colombia es un país en donde las leyes más estrictas están destinadas a las minucias de la vida cotidiana. Miles de infracciones relacionadas con el tránsito; miles de leyes relacionadas con asuntos de familia; el tabaco, el alcohol; la marihuana: etc. etc.
(Leyes y reglas sociales más estrictas que en Suecia y en Suiza. Leyes estrictas para un país en donde la gente sale a romperse contra el mundo en una subsistencia cotidiana bajo un clima de guerra).
Pero, tratándose de los grandes asuntos, de los asuntos verdaderamente importantes. Los que serían los transformadores; los pivotes legales y democráticos de las transformaciones sociales. Los engranajes dinámicos de unas reformas que potencien la democracia... Las leyes de sustancia y peso brillan por su ausencia. Y cuando intenta salir alguna con ánimo trasformador o reformador; los micos y las prebendas para los poderosos operan con eficiencia mientras la soga al cuello del ciudadano sigue apretando.
Pocas veces hemos visto verdaderas reformas, que, de manera importante,  intenten jalonar las transformaciones urgentes de esta nación.

Puede eso estar cambiando….
Esperamos todos, que por fin…
Grandes reformas se estén gestando.

2

La Constitución del 98 fue un pacto para nuevas reglas de juego; pero al parecer ese viejo juego del poder sigue inalterable. Las nuevas reglas de juego, que por aquellas épocas se implementaron;  se deformaron, perdieron su fuerza democrática; al menos, las viejas y corruptas prácticas del país político no han cambiado en su manera de operar.
El ciudadano, se ve abrumado por miles de multas, que afectan su vida diaria. Miles de sanciones económicas que llenan las arcas del estado y son objetivo de los chanchullos burocráticos y políticos; El pequeño empresario agobiado por el peso de impuestos y trabas legales; miles de infracciones legislativas hechas para un país como Dinamarca, No para Cundinamarca. Pequeños cambios cosméticos para que todo siga igual, como expresara en "El Gatopardo" G. T. de Lampedusa mientras degustaba su medusa. Pequeños ruidos de códigos civiles sobre la madera de los congresos para que el público del circo paranoide bajo efecto de publicidad, se deleite; y llene de trinos y eslóganes estúpidos las redes sociales.
Nunca una verdadera iniciativa de ley, que dé peso específico y HERRAMIENTAS a  trasformaciones IMPORTANTES para la paz.  Y si la paz de Colombia ha sido una enferma crónica por asuntos relacionados con la economía. Llegamos a la conclusión de que: ¡Es la economía, idiota!

(ESE SERÍA EL SEGUNDO NIVEL)

Es la economía de plutocracias como dijo en su momento Alberto Aguirre, el periodista antioqueño; economía que ha tirado a miles de pobres a las calles a recoger basuras; a atracar, robar celulares, poner el cuchillo o la navaja al cuello. El malestar del pequeño delito crea, poco a poco un sedimento grotesco y sangriento, una marea de odio que todo lo opaca. Y ese accionar delictivo entra en la balanza frente al otro accionar delictivo; el grande, el más dañino y depredador, ya que en  este país también existen y conviven, el delincuente patológico, el asesino serial, el terrateniente ambicioso  y el banquero terrorista.

Es la misma economía distorsionada y fracturada, la que ha llevado a miles de campesinos y pescadores, convertidos en improvisados mineros a buscar pepitas de oro en los caudales de los hermosos ríos del Choco y de Antioquia; Minería en pequeña escala; minería de subsistencia, que al igual que la mega minería, contamina nuestras reservas hídricas, nuestros bosques, nuestra tierra.

No debería ser así.

Pero esa meta efímera, ese sueño de riqueza, ha sido hábilmente publicitado en el corazón de la sociedad, para poder llevarnos como a una caterva de borregos que corren detrás de papeles verdes, ya sin valor. Todos tras el señuelo vil, en las ciudades, en los campos, en las selvas. Rompiendo cordilleras, profanando santuarios de agua, acabando con bosques indispensables para la flora y la fauna de nuestro país.

Todos caminando y enajenados por las líneas de desarrollo que nos han impuesto desde el norte…
Esas que se diseñan desde los grandes consorcios de la usura, desde la banca del FMI, desde las oficinas de la Trilateral y  desde la oficina del tesoro.

(Que unos señores muy avezados hayan comprado medio mundo con papeles verdes SIN RESPALDO EN ORO, impresos por la Reserva Federal americana; que no es federal, sino que es un holding de banqueros, una multinacional de la estafa y de la guerra; es algo que desde ya debería preocuparnos).*

O si no, pregunten por las cifras de la deuda externa.
Porque ya casi nadie habla de la deuda externa.
Un gran velo cubre ese espinoso tema...
(¿Un país que se ha endeudado en medio de la guerra
no debería discutir en tiempos de resolución de conflictos
y en el seno a las Naciones Unidas
la condonación de la deuda; totalmente o parcialmente y de esa manera destinar
los recursos necesarios a la construcción de la paz?)
¿Acaso, la paz de Colombia, no lo vale?
¿Qué es eso de la deuda externa?
¿Cuándo nos la piensan cobrar toda de golpe, a qué costo, intereses y mediante qué métodos?
¿Se han preguntado?
Vuelvo y pregunto…:
Preguntamos…:
¿Qué pasa con la deuda externa colombiana?
¿De qué manera afectará este proceso?
¿Nos dejarán construir la paz mientras estamos endeudados por décadas?
¿Cuando estemos despegando…apretarán el cepo?
(Otros paises de latinoamerica estan actuando)**
Ese no es moco de pavo…
Hay les dejo la tarea, jóvenes economistas.

Pequeños paraísos fiscales para los ladrones de cuello blanco.
Pequeños paraísos fiscales para los ladrones de la cosa pública.
Y al ciudadano de a pie: garrote y más garrote; porque ni siquiera zanahoria;  a lo mejor un poco de circo; circo barato, de corralejas y carnavales, verbena, aguardiente y carnaval; futbol…
No muy bueno…..Fútbol para el pueblo.

Mientras los grandes capitales de la usura y de la banca engordan, y ponen a buen recaudo sus cajas fuertes.

Una paz Sí…

Pero con leyes al servicio del ciudadano de a pie; no al servicio de los gamonales, los caciques, los padrecitos de la patria y de los potentados.
Una paz con leyes justas para el ciudadano de a pie.
Una paz de control y dique a los consorcios que se quieren hacer con el control de los recursos naturales. Si los recursos naturales de este país nos pertenecen a todos según la constitución…. ¿por qué unos cuantos enchufados son los que deciden sobre su futuro? Los recursos naturales colombianos son la carta de seguridad, el pasaporte a nuestro futuro, el futuro de nuestros hijos.
¿Entonces por qué, unos cuantos potentados, amangualados con unos tantos políticos no representativos, pueden decidir sobre lo que le conviene, o no le conviene a la nación?

Control efectivo también a los monopolios internos de los cuadernos, del papel higiénico, de la leche, del gas y la electricidad. Los que carnean sin piedad todos los días. Una cosa es la libre empresa (muy respetable y necesaria) y otra la libre depredación sobre un colectivo popular enajenado de fútbol y propaganda.

Al pueblo colombiano nunca le han regalado nada.
Nunca le regalarán nada,
Ni siquiera esta paz que se merece.

El pueblo colombiano no quiere que le regalen nada. A pesar de todo, se la ha jugado de miles de formas para no morirse de hambre; pero esa historia larvada en violencia, no es muy de mostrar a los niños del mañana. Como se dice, es una página para superar en la agenda de la historia.
El pueblo colombiano quiere un clima de paz con leyes justas, reglas claras y derechos de control ciudadano. Esta paz que viene, que debe venir, que tiene que venir, no es regalada.

Esta paz no puede ser un regalo
ya que nunca un regalo ha costado tanta sangre y tanto dolor.

Esta paz tiene que ser construida entre todos, como un gran árbol que se siembra desde pequeño pero sobre terreno abonado, cuidado y protegido, para que pueda alguna vez dar sombra; alguna vez dar fruto y cobijo a todos.

Para que pueda aguantar las sequías y las tempestades.
Para que alguna vez un niño sentado bajo su fronda,
pueda mirar la danza de las estrellas.
Para que alguna vez alguien piense, que al menos… se intentó construir esa soñada paz.


3

El pueblo colombiano requiriere del clima de la paz para despertar de la pesadilla.
Solo despertando podrá darse cuenta de sus verdaderos potenciales.
Un pueblo puede despertar si el ruido ambiente del conflicto baja los decibeles.
Solo, si florece algo maravilloso como un sol en su interior.
Solo, si deja de identificarse con sus apaleadores…
Solo, si deja de identificarse con el movimiento caótico de la masa…
y deja de identificarse con la violencia epectacularizada.
Solo, si aleja el temor y lo pone a buen recaudo.
Solo, si empieza a escuchar su voz interior y la voz de su naturaleza íntima.
Solo, si comienza a escuchar la melodía de sus paisajes interiores.
Solo, si pone su fuerza, su energía y su inteligencia, al servicio de su libertad.
Solo, si fija su mirada en su redención.
Solo, si es capaz de levantarse y mirarse de frente
superando las pruebas del dolor y de la sangre…
Dejando a un lado del camino 
los fantasmas que todavía parecen querer seguir dominándole.
Solo, si se desnuda para acercarse en comunión con los elementos de su naturaleza
y busca en la sabiduría de su propia historia, algo que le aleje de la mecanicidad.
Cuando comience a despertar,
ya no como rebaño, sino como colectivo consciente.
Cuando despierte y comience a soñar,
ya no como masa dormida, sino como pueblo iluminado.

(ESE SERÍA EL TERCER NIVEL)

Cuando los hombres aclimaten el espacio de su redención,

sentirán y vivirán las fuerzas de una trasformación…

Un primer choque es exterior y comienza desde afuera.

Un choque que está en la mecanicidad del mundo maya…en su plano material.
Ese primer choque esta dado bajo la condición del accidente…
Ese primer choque esta dado bajo la condición de la rabia, el malestar, la limitación,
la identificación partidista, la embriaguez, el ruido de la guerra.

Luego puede venir un segundo choque de liberación que será interior.
Debe ser observado y asumido íntimamente.
Y expresado en comunión de comunidad,  y como tal, 
debe ser asumido como observación y superacion del error.
Camino de prueba, expiación de la culpa, sendero de iniciación.

Tomar un distanciamiento frente a todo lo que nos ha conducido a la violencia.
Este distanciamiento debe ser tomado como un distanciamiento frente al ruido
que permita la observación serena.
Pero no como una forma aristocrática del encierro o la lejanía.
No como una forma de la apatía y el nihilismo.
Debería ser tomado como una pausa para tomar aliento y reafirmar el poder interior.
Para reunir las reservas de nuestras fuerzas renovadoras.


El tercer choque…

Debería ser el del alumbramiento por iluminación.
No solo razón…
Razón más iluminación,
y acción, encaminada a la búsqueda de una alternativa de cambio consciente.
Después de la guerra o el accidente
Después del trauma o de la muerte…
Viene un tiempo de reflexión que afianza las fuerzas vivas de la naturaleza
y les da poder de expresión y plasticidad.

La PAZ
Nuestra paz…
La paz de todos nosotros…
La paz debe ser sustentada sobre una base material
ya que el plano material cruza
un vector, que para bien o para mal, afecta nuestra vida espiritual como pueblo.
(La mendicidad, la esclavitud y la precariedad
limita la búsqueda espiritual de una sociedad).
Un pueblo debe tener seguridad alimentaria, humana, social y educación.
Oportunidades
para comenzar a soñar su mañana.
Pero solo soñando su mañana en la acción consciente, puede alcanzar EL DESTINO de su historia.
La paz debe ser buscada como un campo de acercamientos a la política consciente.
Una política para enfrentar los problemas y los desafíos
una política para el debate constructivo.

Hay mucha gente que se opone a estos cambios…

(Los que intentan manejar la corporación; luchan por perpetuar el poder y tienen miedo al cambio. Se les debe entender como elementos estáticos que están imbricados en la estructura mecánica del poder y que buscan la perpetuación de privilegios. No entienden que transformaciones sociales, tecnológicas, científicas, espirituales, choques de fuerza universal, afectan los planos materiales, impulsando el paso a nuevos niveles, y desafíos. Por lo tanto la comunicación con ellos es puramente mecánica y se da sólo en el plano político, no en el plano filosófico).

Pero haciendo hincapié en reformas y transformaciones fundamentales que den apertura a un nuevo escenario donde se potencialice el desarrollo de nuevos discursos; el debate debería intentar subir los niveles y superar el canon de la grotesca politiquería nacional. No se puede quedar en eslóganes y consignas huecas. Deberíamos apelar a la poesía, la música, el arte, la magia y la alquimia; a la ciencia y la conciencia, al alma y al espíritu.

Las conciencias renovadoras se desarrollan mejor en campos de paz y de apertura.
Las altas conciencias prosperan mejor si se mira al futuro con optimismo
y se dejan libres las reservas de creación de un pueblo.
Si a un pueblo se le saca del accidente,
de la guerra por la venganza, el odio, la ambición o la supervivencia.
Se le le esta dando la oportunidad para crear, investigar, y transformar su entorno y su vida.

Son nuevos desafíos los que vienen y no serán pequeños…

Tenemos todo para dar el paso.

Se están abriendo las posibilidades para entrar en una nueva etapa de consciencia social,
humana y cósmica.

No solo es la patria.

¿Acaso jugamos solos en este pedazo de tierra sobre el globo?
¿Acaso no estamos intercomunicados con un mundo en cambio, en conflicto, en crisis?
Los hipervínculos están allí conectados como neuronas de una gran conciencia…
Estamos colapsando y destruyendo
una parte del ecosistema universal…
¿Podremos dejar escuchar nuestra voz en el escenario del mundo
si perpetuamos este bloqueo?

Es el hombre…
El planeta…
La vida…
La tierra…
Pero…
No es solo la consciencia de la tierra…
Es la consciencia del universo
que habla por nosotros, en un segundo, en un año, en un siglo.

No deberíamos ser más esclavos de la guerra…
No deberíamos ser más esclavos del odio…
No deberíamos ser más esclavos del espectáculo…

Nuestras fuerzas no pueden ser mermadas y dilapidadas
en la sangría partidista de opiniones y retaliaciones.

Es el salto…
Deberemos cruzar el puente…
Todos…
Deberemos llegar a nuestro sueño.

De no hacerlo…
Corremos el peligro
De morir bajo el pánico paralizante de nuestra propia pesadilla.

El sol está allí iluminando un momento de la historia
El tiempo ha dado un giro.
El brillo de la estrella está presto a ser cosechado.

El fruto del futuro…

Es, lo que nosotros comencemos a sembrar…

Ahora.