sábado, 20 de noviembre de 2010

CADA EPOCA TRAE SU HEROE, CADA GUERRA TRAE SU MOSNTRUO




fotografía. "UN SANTO OSCURO" Joel-Peter Witkin



CADA EPOCA TRAE SU HEROE, CADA GUERRA TRAE SU MOSNTRUO...
Así también
cada cultura amamantada en la teta de la violencia, trae su héroe
como un ángel custodio que la protege del dragón del bosque.
Cada guerra trae su monstruo que le dice del miedo, de la enfermedad y de la muerte…
Su peste, su cara golpeada, su espalda azotada, su leve sueño.
Cada tiempo
este tiempo y el que viene,  el que queda y el que retorna
trae su propia guerra, mitología de escaparate para asustar a los niños de boquitas torcidas.
12 muertitos traen las páginas de los diarios desde hace unas décadas.
12 muertitos feos, hinchados y fusilados contra el negro de la noche
como si al mostrarlos inermes y deformes, quisieran vengarlos en público
hacerlos fantasmas de una violencia que se anega en la violencia.
Pero resucitan y se trasforman en otros...
Aparecen cada vez más vitales; crecen dentro de los libros
(mitológicos bandidos que desafían al poder
y se hacen grandes entre la juglariada de sus miserables ciudades).
Su entorno propiciatorio  les da el combustible para
incendiar las praderas, las montañas, las ciudades.
El poder apunta al centro del corazón del pueblo
y bombardea con las imágenes de miedo y muerte
El poder tiene el plano de su propia trampa

(topográfia paranóica del crimen)

ya que para protegerse, debe rodearse de asesinos y facinerosos.
Desde ese muerto en primera plana
viene su pecado de sangre y pólvora; su guerra sin fin.
Se sabe que cada bandido trae su ángel
y que cada ángel trae su afilada espada para descargar sobre el yugo 

y sobre el cuello de la injusticia.
Cada época trae su héroe
que enfrenta al teatro social y luego, queda la leyenda, una canción o una tormenta.
Cada gobierno tiene su enemigo público; si no lo tiene, lo diseña a su medida.
Lo crea y lo consiente,  lo adereza con el poder aurático de la violencia.
Seguiremos recibiendo estas noticias. Alimento larvario del golem.
Las pantallas de los computadores sudan una baba espesa que se confunde con el silencio.
Para algunos la fiesta comienza.
Para otros que recogen las cenizas
la pupa parda de la venganza hace crecer sus alas sobre un cuerpo
que tiene signos de ira, correosas venas inchadas de sangre envenenada;

langosta hambrienta de todas las cosechas.

Cada época trae su monstruo,
cada gobierno engendra su guerra, y dentro de sus castillos
se guardan las calaveras de sus crímenes;
en sus mausoleos, las momias de sus héroes;
en sus catacumbas, los alaridos de fantasmas inocentes.
De eso se trata todo:
De héroes y bandidos; algunos reales, otros falsos
De monstruos, unos fabricados sobre el miedo…
otros que cantan sobre el filo de los cuchillos y la tinta de la prensa roja.
Y de fantasmas; todos camino a engalanarse de leyenda negra
y a coronarse con los laureles de la muerte sobre un telón de grasa parda

como un santo obscuro de Joel Peter witkin.
No ha cambiado nada.
Todo está más claro esta madrugada.
Ya se anuncian los últimos hallazgos: un ángel caído sobre la plaza, ha muerto.
Un hombre en la emboscada pagó con su vida, la muerte de otros hombres.
Pero al mismo tiempo todo está más negro.
Entonces llega el tiempo de las lluvias

que lavan las piedras en el camino de los cadalsos rotos.




Omar García Ramírez.
del libro en preparación:
"FETICHE PARA QUEMAR Y OTROS POEMAS"


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