viernes, 17 de enero de 2025

La poesía de Alexander Vélez González

 



La poesía de Alexander Vélez González

Una temporada en la realidad paralela de los paraísos artificiales. El testimonio de un connaisseur de tales búsquedas que sabe de sus peligros e iluminaciones. Toma distancia de pesadillas y milagros, y va con la mirada de los mil metros al fondo de un paisaje urbanita, cruzado de heroísmos menores y desesperanzas condecoradas.

Su desafección de los rituales sociales, es una vía, no de escape, sino una pista de baile oscuro en donde crecen flores lisérgicas; alegres y siniestras al mismo tiempo. El poeta crea una bitácora de viajes, en la cotidianidad de un existencialismo que esgrime el humor negro y la ironía como su blasón de batalla. La poesía de Alexander Vélez no es una enumeración de blasfemias en el aquelarre; es el fuego ardiendo lento, en permanente combustión, como parte de una ceremonia de poesía; que es en últimas, tomar un sendero peligroso;  la práctica dolorosa de una ascesis de santo oscuro.

Ya que la poesía tiende a ser marginal dentro de la vida contemporánea, y como arte minoritario se repliega, se hace más hermético, con signos y claves de un código lírico, solo comprendido por quienes viven como extranjeros dentro de una comunidad cerrada por derribo; existen guetos espirituales más terribles en donde la poesía está proscrita, y solo aflora en la visión de quien se sabe jardinero de la noche lunfarda. En una ciudad que a veces se manifiesta como una máquina agonizante entre los espasmos de la violencia, la usura y comercio. El poeta-cronista se sumerge en una bohemia urbana en donde la dureza de la noche va ligada al sexo, las drogas y la filosofía precaria de las preguntas sin respuestas de los caminantes noctívagos.  El poeta, de alguna manera propone: Hagamos la vida más consciente dentro de estrategias de existencialismo en confrontación.

Alexander Vélez es a mi juicio, un poeta que en su ruptura vital, intenta un corpus literario dentro de una tradición universal; la de los poetas que caminan senderos solitarios para dar luz a una idea personal. Como tal, su obra marcha en contravía de muchas prácticas literarias del panorama nacional al uso, esas en donde la factura plástica; deja ver la impronta de la factoría literaria académica; la pose de salón con sillón chaise longe, elefantitos de porcelana china sobe mesitas de laca y  poesía destinada a un consumo cultural de analgésicos y barbitúricos muy estimada por señoronas gordas con vocación de sibilas.

Por el contrario, su obra comienza a tomar distancia, busca la autopista del acelere pesado; Higway to Hell.  Música aparte, que suena en duelo de alta noche contra el felino violín del Demiurgo. No cae en la apatía de la epidemia Matrix; camina a fondo su maratón nocturna y se bate en duelo contra sus fantasmas.

Esa es, en mi opinión, su fuerza y en ella, se perciben los destellos de su propia ordalía.


O.G.R.






STAND UP


Cuando los ángeles duermen, los amaneceres nunca fallan

y las luces de neón muertas para mí

y los sueños que cierran

sus puertas en sus barras

acorralados en sus trincheras

buscan escapar

patear la realidad de hojalata

como una basura en el camino.


Con los recuerdos de ayer que nunca han estado mal

volando donde no hay regreso

donde el tiempo es una pelota

con la que juega alguien en un parque.

Cuando los demonios nunca duermen

el silencio de la madrugada asusta y los que vagan por las calles

son fantasmas que siguen sus propios pasos

son hileras de pipas de fuego que los abriga como el gran vació de la soledad

que absorbe cualquier movimiento

por más miserable que parezca.

Por más que los hijos de Belial sigan soñando en la oscuridad

caminando por sus valles de fuego


azotados por el peso de sus elecciones

cruzaron las avenidas del miedo sin mirar a ambos lados

confiaron en sí mismos y para sí mismos, encontraron luz en una calle marginal:

cayeron de rodillas, con el agua salada en las mejillas

se liberaron de las angustias opresoras

aplastaron sus propios demonios internos y enemigos

intentaron ser felices

no despreciar el amor que despierta

a un corazón dormido, enajenado de su propia sangre.


Por más oscura que sea la noche

hay una vela encendida en el cuarto de las personas

por más que se despelleje la carne en las calles sucias

entre el cruce ambulatorio de las cofradías viciosas

siempre hay alguien que huye, al ver el inminente peligro

donde la propia mano asesina se confabula para ser verdugo

o se exilia para no ser víctima del fuego cruzado

y se reúne de nuevo con los que amó alguna vez

en un horizonte dibujado por él

donde brillan las auroras puras

los abrazos y las miradas limpias, sin trampas.


Sin trampas, sin cruces, y sin pesos

soñaron un nuevo presente que gritaron desde el edificio más alto


y su eco se esparció por los subsuelos de la ciudad

donde algunos de sus internautas más preciados

se rescataron a sí mismos de las cavernas de los submundos

por medio de ese eco

que se los llevó como el viento a las hojas secas

a otra parte

donde ya no hay sombras

quemando las vísceras de los pasajeros que se pierden

en esos pasajes.



POR CULPA DE REGAL


Mi boca, con el sabor a madera de Chivas Regal

me recuerda los recitales de poesía en Armada. Dos sueños frustrados que ya no importan

una extraña tomándose fotos conmigo, como si yo fuera una superestrella de la poesía;

un retrato de Bowie mirando a una francesa

inhalar un poco de polvo negro del hades,

mientras las luces ciudad seguían encendidas, cuando miles duermen

Dos o tres astillas de madera clavadas en el cuerpo

importan menos que un sueño frustrado o una caída.


EL ÚLTIMO ECO


Bailo mi propio swing en los rincones del tiempo

cuando la poesía es un trago amargo

que me tomo con gusto a solas

cuando en la oscuridad

un solo día basta para soñar

y los espejos de agua nunca dicen la verdad

y las gaviotas con picos de amapola

son el último eco de los desesperados

que esperan el regreso

de lo que se ha perdido para siempre

que toman tragos amargos soñando lo imposible

mientras un aroma predice las tardes acaloradas

vacías de enero

mientras la carne fría y moribunda

encuentra el calor del Dios sol

y grita desde un morro las perturbaciones de su insomnio

para bajar como un loco bohemio por más tragos de una adicción con nombre propio,

cómplice eterno de la muerte

que no está acostumbrada a procrastinar

en el juego cruzado de los vivos

y a la que le gusta su momento de fama en los periódicos

y a la que no hay que despreciar


cuando llega

en el momento

en que menos piensas.



PUEDO


Soy un hombre de adicciones

y puedo amar a los que me desprecian, por un tiempo

tomarme toda la noche y sus entretenimientos, terminar en un privado

y salir al día siguiente con el sol aplastándome la cara

tratando de poner freno al acelerador

y de continuar al mismo tiempo.

Puedo hacer magia con mi boca.

Tirarlo todo por un agujero

y tener al otro día más en mis bolsillos

exprimir mi cerebro sin que se acabe su líquido de locura.


Puedo pintar poetas muertos

y caminar por las calles tranquilo

sin fama y admiradores

sin oír esa etiqueta de poeta maldito en los oídos.


Puedo salvarte o perderte con tres palabras

antes de que alguien pueda sentirse a salvo en la comodidad de su casa


puedo bailar sin razón

sentarme en un andén cualquiera sin razón

escribir bajo la mirada sospechosa sin razón

y continuar por caminos curvos mientras puedo hacerlo sin razón.

Antes del tiempo de los rectos

puedo ahorrar gastar dinero en placeres

y conseguirlos sin un peso

cantando la música de mi corazón

lamiendo mi propio pellejo hasta la medula ósea del cansancio

en una mañana publica de drugs, drugs, drugs y más drugs

con los ojos usurpados por la decadencia

viendo gramos de luz filtrarse por las rendijas

donde una pareja de enamorados

fantasean sus vidas sin atardeceres histéricos

sin tragos amargos de oscuridad

sin reprobaciones infelices

en esa realidad cortante que es soñar.



EDEN MISTIC INDIA


Solo queda

el salvajismo haragán de los reservados

y los gemidos teatrales en operas sexuales

salpicadas por el polvo rosa

y las calles oliendo a esperma


supremas en su depravación de luces.

Unas cuantas lágrimas sobreviven

cuando el olvido total

es más doloroso que la muerte.

Solo quedan, los cocteles nocturnos en los virajes ciegos

apostar a la nada

escrutar rendijas de vida incendiándose

y el polvorín de cenizas volando hacia su desaparición en la claridad

atravesadas por su propio fuego mortuorio.

Deambular más para evitar el hastío de la soledad, solo queda

sus crueles fugas

evitar el paroxismo en las peatonales

donde algunas personas tienen alma de Edenes Místicos perfumados en India

y tejen locuras glamurosas con manos suaves de satín

casi siempre en los pórticos de los placeres

a un paso del inframundo y el paraíso.

 

 

 

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