sábado, 12 de junio de 2010

BATRAXIA: UNA FARSA, UN SAINETE, UNA TRAGEDIA…

«Los hombres se aferran a sus cochinos recuerdos, a todas sus desgracias, y no se les puede sacar de ahí. Con eso ocupan el alma. Se vengan de la injusticia de su presente revolviendo en su interior la mierda del porvenir. Justos y cobardes que son todos, en el fondo. Es su naturaleza. (...) Os lo digo, infelices, jodidos de la vida, vencidos, desollados, siempre empapados de sudor; os lo advierto: cuando los grandes de este mundo empiezan a amarlos es porque van a convertirlos en carne de cañón».
VOYAGE AU BOUT DE LA NUIT
Ferdinand de Celine


Banda de guigñols…sobre la arena de la ilusión. La farsa electorera ya está montada. No importa que:
Gane el voto amarrado, el voto comprado, la prebenda de los terratenientes, la coima de los mafiosos, los rebaños famélicos de “Pordioseros en Acción” (ahítos de responsabilidad ciudadana); la red de cooperantes y la red de chuzadores, los falso-positivistas profesionales, Bienestar Familiar y Senas con sus camarillas burocráticas (fortines del establecimiento), equipos de para-políticos que disfrutan del presupuesto nacional, quienes asisten a la jornada de la entronización de la nueva satrapía refrendada por la propaganda oficial de los medios incrustados en el poder; esos que maman de la teta y de la loba, desde hace décadas…
Que gane la manipulación de las encuestas por parte de los tecnócratas de la CIA y el pentágono. Que se haga fraude mediante la utilización de programas informáticos con troyanos incrustados diseñados directamente desde Washington, a la par que se asegura el manejo y la colocación en cargos claves de la registra-cara-duría de funcionarios adeptos del régimen. Que se disponga de todo el aparato propagandístico oficial para desvirtuar las pretensiones de justicia social o ridiculizar el movimiento en pro de la transparencia y la legalidad, es nada más que una sumatoria de toda una operación maquinada al unísono por quienes tienen mucho que perder en el caso de unas elecciones y un cambio de poder en Batraxia.

La burguesía batraxiana ha sido experta en la manipulación y la trampa, desde los mismos comienzos de la republíqueta. No tiene ningún problema moral con acudir a las asesorías de la CIA y el manejo de los gurús de la trapisonda informática que tienen sus sedes en Miami y Nueva York. El objetivo es mantenerse a toda costa sobre el lomo famélico de la patria así esta reviente; así esta sangre y se muera con las bestezuelas encima. Ya el pueblo y la clase media ira aprendiendo, no bastarán las ilusiones ni la fé en las elecciones. Esto es difícil de expresar, pero es la verdad cuando en la arena política de una republica de tercera como lo es Batraxia-Logormia saltan sobre el tinglada una serie de involucionados todos cantando al coro, una oda, un slogan propagandístico que ha dejado miles de jóvenes muertos inocentes: el coro de la SEGURIDAD DEMOCRATICA… ¿qué coño, qué mierda de embuste es ese tan logrado, que a todos los presidenciables para llegar al solio del padre de la patria, les suena como música de las esferas?
Todos se pegaron a la comparsa, sin importar que no hicieran la diferencia. Entonaron los salmos y las loas a la seguridad democrática, una política de exterminio al disidente, una política de asesinatos selectivos y ya no tan selectivos en un país en donde, quienes suben al poder saben prescindir con mucha rapidez de los mismos pordioseros, hambrientos, analfabetas y campesinos desesperados quienes los llevaron a las estructuras centrales de la nación. Tradición de poderosos, desgracia de los humildes. Carne de cañón, o seres prescindibles para tirar por la alcantarillas, como escoria que sale de las factorías en donde se aceita la maquinaria de la gran farsa.

Que ningún candidato hubiese tenido el valor civil o moral de criticar en su esencia esa política perversa o al menos dejarla al descubierto como lo que es: Nada más que un slogan patriotero y militaresco para desarrollar una guerra de baja intensidad contra el enemigo interno; espionaje, asesinato y control parapolítico de todas las estructuras de seguridad. Casi todos querían darle continuidad, todos la miraban como una buena señal de ruta para los tiempos futuros, como si en ese slogan estuviese resumido el non plus ultra de la fuerza civilizatoria. Muchos lo hicieron para no desentonar con el orden imperante y buscar la amonestación benévola de una falsa mayoría; otros, para no desencantar a los zombis patrioteros que pululan por las calles de las principales ciudades: Miserabilalia, Platanalandia, el Dorado sangriento, Barranca Perpleja, la Sabana-Muerta, Bogoto-ta-zo, Metrallo-Metrallin Cali-cali-Calabozo, Muerte Ventura, Scorpio City y otras villas. Para posar de ser más duros que otros candidatos que quieren regir los destinos de esta patria larvada y corrupta,  afirmando que con más carnicerías y más guerra desaparecerán como por arte de magia los males consuetudinarios y atávicos que la enferman. Todos cuidando de los huevos que las aves carroñeras sembraron sobre el escudo manchado de Batraxia, y  entonando voz en cuello los cantos necro-románticos de las ceremonias iniciáticas en las salas de Crematoria-Cadaverína.
Como decía la canción infantil: Mambrú se fue a la guerra, que horror que horror que pena. Mambrú se fue a Batraxia y regreso sin una pierna.


Batraxia como país feudal en donde la tierra está en manos de narcotraficantes, politiqueros, y terratenientes que son la hidra de las tres cabezas que aprieta con su pesado cuerpo y tritura, y no afloja y tritura hasta romper todos los huesos. Siempre necesitará de un grueso número de hambrientos en sus territorios.
Estos hambrientos son útiles para:
La guerra interna, la guerra externa, la guerra psicológica, la guerra de presión sobre los territorios que se quieren conquistar para la industria. La esclavitud en el campo, la esclavitud en las ciudades,  la esclavitud de la sociedad ante la presión de los criminales. Prostitución y mano de obra barata en las ciudades; venalidad de las estructuras de la sociedad; venta al mejor postor de los medios de comunicación, (prostitutas de alto vuelo que espectacularizan el control biopolitico de la ínsula).Medios necesarios para celebrar las ceremonias de sangre y miedo mediante la muerte y la tortura en un país de caníbales. Sus rituales son presentados cada día frente a los televisores, y la multitud (esa misma que muere en las fauces de la maquinaria), aplaude cuando se desaparece a sus congéneres o se les tortura y sacrifica mediante rituales teatrales de modalidad mediática. La muerte en Batraxia es el combustible moral que alimenta el odio de la máquina que oficia sobre la piedra de los sacrificios. El problema del consumo de la droga es secundario. De la misma forma que el problema del consumo del alcohol es un problema de alcohólicos y un problema de salud.
La droga como producto interno bruto es otra cosa; Rubro de exportación que requiere el imperio para sostener las guerras de oriente medio las bases militares que se montaron en Batraxia, son para llevar adelante operaciones de tráfico de drogas en complicidad con la burguesía cipaya y en complicidad con los ejércitos de la noche Batraxiana. Para sostener esta tésis tan solo se requiere conocer las estadísticas de las exportaciones de opio y heroína en Afganistán desde que el imperio deposito sus ejércitos larvarios. Se han centuplicado y siguen aumentando. Y si quieren, vamos un poco mas lejos: ¿Remeber Iran- Contras?

La seguridad democrática no es más que una frase hueca que ningún político y pocos escritores del establecimiento han denunciado. Es el marco teórico dentro del cual se desenvuelve la farsa. Fuera de ese marco los guiñoles no clasifican. Si se mueven fuera de esas coordenadas, no pueden apostar a figurar dentro de la arena sangrienta del espectáculo. La seguridad democrática es la consigna de los asesinos para mantener dentro de sus rediles a los becerros propiciatorios…

“Los becerros balan cuando el lobo viene por ellos… pero agitan sus colitas cuando el matarife del encierro viene con su gigantesco cuchillo a esquilmarlas y degollarlas.
Señor, guárdame de los malos pastores, hipócritas y asesinos 
que de los lobos me guardo yo.”

Las castas cipayas de Batraxia, de otra parte, no pueden esperar nada especial. La sociedad entera de Batraxia mirará anestesiada como se reproducirán los brotes de las pestes: la negra, la roja y la amarilla. Los mismos bastardos urbanos que hoy aúpan a sus verdugos, más tarde vandalizarán contra ellos y su clase… violarán y arrasarán como unos en época de heladas. Los anónimos mutantes urbanos (carroñas en suspensión de miedo) que hoy agitan las banderas de la patria, votando por el viejo y futuro asesino; mañana empuñaran los metales que romperán las nucas de los ungidos. La fortuna es voluble y esos mismos zombies carroñeros que hoy venden su voto para refrendar su plato de lentejas, mañana se incrustaran dentro de algunas estructuras bélicas y no tendrán piedad para con nadie. El sistema batraxiano requiere de esa mansedumbre estúpida en época de elecciones y luego requiere de esa adrenalina violenta, que es propia del sistema al verse infectado de organismos brutales sin dios y sin ley; que luego de la farsa, le enfrentan y le propinan golpes y heridas. Algunas dolorosas; otras suaves como estigmas que se llevan y que encienden la hoguera del Sagrado Corazón de Jesús alimentada con los billetes verdes y la coca blanca. La hoguera de las vanidades alimentada con el combustible de la sangre y el poder.
El sistema de Batraxia se apoya en los asesinos y en los bandoleros, y luego, se enfrenta a ellos en un show mediático y espectacular. Ruedan cabezas, algunos diputados, senadores, congresistas, generales, van a las cárceles a reunirse con los restos de las manadas de antropófagos en donde se sodomizaran y se entregaran a orgias de sangre sudor y lagrimas. Otros serán enviados a los tribunales Hertogenbosg, la potencia madre, en donde serán juzgados dentro de leyes criminales que harán énfasis en los tráficos ilegales. Cambiaran sus caretas de mutantes por otras de plástico y silicona, lanzarán a la picota pública a quienes los traicionaron (es decir las castas políticas, militares y feudales de Batraxia, que en alguna oportunidad necesitaron de sus billetes manchados en sangre) y otros, muchos más, morirán pagando con sangre su osadía.

Batraxia y su ciudadanía, viven ese ciclo brutal de una fiesta arguardientosa en donde, parece que la democracia por fin llegara, y luego, cuando pasa la resaca, la ciudadanía esperanzada se ve humillada y golpeada, pisoteada y conducida a ese frio y obscuro lugar en donde se pudren las ilusiones.

Algunos desencantados perderán la cordura; romperán murallas de cristal y fuego y entrarán con las teas encendidas sobre sus templos y sobre sus sanatorios. Al negar la justicia social; las elites necro-burguesas estarán creando sus propios monstruos que luego, no se pararan en detalles;  en flores,  en salmos, ni en recetas de urbanidad. Ante su tinglado de payasos y juglares, sobre la arena regada con confetis, casquillos de balas, cocaína, esmeraldas, mierda, sangre y pus, los victimarios y los inmolados se confundirán en un abrazo de muerte cruzado sobre un jardín de armas oxidadas.

La fiesta continúa. Batraxia es sumisa, sado- masoquista, pordiosera, tramposa y peligrosa. Le encanta la sumisión y el bondage; pero puede saltar como una fiera herida en cualquier momento. Sus ceremonias sociales están cercanas a los shows del horror, los espectáculos de Ubú Rey de Jarry, los crímenes clasistas de Ionesco, los monólogos del absurdo de Beckett que esperan bajo el árbol de la sombra del colgado, una justicia divina que no llega; o el teatro de crueldad de Artaud, que devora las viseras de un dios cruel y olvidado.

Los tiempos que vienen traen sus propios engendros, en los hospitales del miedo intentarán apaciguar las conciencias y los cuerpos de los sublevados inyectando drogas enervantes, amarrando a las gentuzas frente a las cajas bobas de la T.V. inundando las hondas hertzianas de música de camaleones caco-juanescos, o aplicando choques eléctricos contra los desquiciados; pero ni la energía, ni los fármacos, ni la música bastarda, morigeraran un mal genérico. El mal bipolar de Batraxia que se extiende sobre una sociedad enferma que buscará la senda negra de la ira.
Batraxia es un Zombi Epiléptico al que se le han mutilado todas las ilusiones y se ha levantado de su cama de quirófano, ha roto la puertas del sanatorio, se ha internado en los bosques negros de Hulalum, no lleva buenas intenciones. Unos asistentes del sheriff y varios Lotarios enfermeros, han sido encontrados destrozados en las cercanías. El doctor farankestein (que dirigía el negocio) ha sido encontrado delirando contra los rincones; Jekill and míster Hyde atacan con bisturís y navajas a los dueños del fármaco.
El zombi evadido grita en la alta noche. No se sabe cuándo regresará… Los zombis no le temen a la noche, ni a las balas, ni a la luna.

Omar Garratz

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