viernes, 13 de mayo de 2016

LOS CAPRICHOS PINTURAS Y DIBUJOS








"LOS CAPRICHOS"
(PINTURAS Y DIBUJOS)
Retrospectiva

Sala:
ROBERTO HENAO BURITICÁ

GOBERNACIÓN DEL QUINDÍO

mayo/Junio/julio
2016

La retrospectiva plástica “LOS CAPRICHOS” del pintor Omar García Ramírez, la conforma una selección de obras, creadas durante un periodo de tiempo que abarca más de  30 años de actividad artística.

La línea fundamental de esta serie, es lo fantástico. Zoomaquias, mutaciones, metamorfosis, paisajes alucinantes y escenarios en donde la semilla de la extrañeza parece germinar en medio de colores y líneas de esgrafiado.

El dibujo es el componente fundamental sobre el que se sustenta la muestra. Allí opera como estructura del campo de color; como línea sinuosa y dinámica que esboza movimientos, ligeros pentimentis insinuados,  que indican giros y direcciones dentro de la arquitectura de la composición. Omar García Ramírez es un dibujante con muchos recursos técnicos que hacen de su línea  una mecánica gráfica para el ensamblaje de cuerpos y acciones. Durante mucho tiempo creó sobre texturas y campos de color abstractos; ahora, en esta serie, selecciona de su extensa producción de arte figurativo obras en donde los personajes ocupan el espacio pictórico, moviéndose dentro de coordenadas que son líneas de fuga hacia el centro de la tela; allí la luz nocturna está siempre presente.

En lo referente a su temática, esta serie es conceptual; inquietudes ecológicas, sociales y metafísicas están presentes en sus telas y dibujos. Cada obra es una declaración de principios en donde se narra o se insinúa una problemática contemporánea. No es la obra de este pintor, elemento puramente decorativo; es una obra que trata de incomodar, cuestionar, ironizar, caricaturizar una realidad que no solo es colombiana, sino universal. Su preocupación ha sido la de hacer obra pictórica que  exprese, y desarrolle una imaginería del malestar. Si en los caprichos goyescos la sociedad española de su tiempo era el objetivo del genio de la quinta del sordo; en la obra de García Ramírez es el mundo contemporáneo reflejado en las ciudades colombianas; un juego de espejos no exento de humor ácido y descarnado; una teratología bizarra, el motivo de su trabajo.

Lo hermético, lo esotérico, lo alquímico están también presentes en delicada simbiosis con lo erótico. La serie los caprichos está impregnada de lo sublime, (en el sentido que le diera Kant); es decir, territorio en donde pasiones, locura, saberes ancestrales y mitologías urbanas desarrollan su potencial; teatro de sombras y luces, teñidos por cierto tenebrismo ultra moderno.

La pintura no ha muerto, sigue viva en la pintura de artistas como García Ramírez, quien desde su óptica, trata de aportar una visión personal. Para los que dicen que un arte como la pintura está en vías de extinción los remitiría al artículo de Carlos Salazar (pintor y ensayista colombiano) “Pintura e iconoclastia, breve historia de las muertes de la pintura” en la web Esfera Pública, en donde se habla de los atavismos de la pintura. Un lenguaje tan complejo no es cultural, es humano y más que humano, está contenido en la información genética de serie de estructuras biológicas altamente evolucionadas dentro del reino animal. Y solo para hacer un paralelismo: Si se hubiese declarado la muerte al teatro, y esta se hubiese consumado por las elites culturales; el moderno performance, sería un subproducto de este, más libre, salvaje y primitivo. En el caso de la pintura dos corrientes parecen fluir: una abstracta que hace caer el telón; y otra más refinada, barroca, que vuelve sobre el oficio y que lleva tema; una pintura de tesis.

En la pintura de los caprichos, esta animalidad ancestral y atávica que se mencionara arriba; se expresa libremente, ejerciendo su dinámica bestial como una danza de vida proteiforme. “Dejo salir al animal que baila con los colores”, ha dicho el artista, y agrega: “Si no me divirtiera, y si no sufriera; si cayera en la fórmula para agradar; lo dejaría para siempre”. Y es que se debe asistir a esta exposición como quien va a una búsqueda; camino lleno de ramificaciones estéticas, contenidas en un bosque cruzado de senderos. Obras seleccionadas de series anteriores, que, por su valor simbólico, terminaron en la colección privada del artista.

La pintura es forma y expresión de lo humano, demasiado humano; y de lo sublime; es decir ese campo en donde locura y maravilla se juntan para hacernos soñar con paraísos, infiernos y purgatorios; pero sobre todo, saber que un arte  de medios aparentemente  modestos, pero de técnica compleja, vive en nosotros; que cuando se libera del canon ortodoxo, nos sorprende, como la escritura imaginaria de nuestros miedos y nuestras obsesiones.




John Jairo E. Guerrero
Coleccionista, marchante y crítico de arte.



martes, 3 de mayo de 2016

LOS CAPRICHOS (PINTURAS/DIBUJOS) RETROSPECTIVA. OMAR GARCÍA RAMÍREZ


"Los caprichos" (carnaval). Óleo sobre lienzo. 120x160 cts




"LOS CAPRICHOS"
(Pinturas/Dibujos)
R e t r o s p e c t i v a


SALA ROBERTO HENAO BURITICÁ
GOBERNACIÓN DEL QUINDÍO
MIÉRCOLES 11 DE MAYO
6:30 p.m.

jueves, 28 de enero de 2016

"LUKAS"












“LUKAS”

(Omar García Ramírez)





Lukas siempre estuvo allí….
Cuando cayeron las granizadas de hace cinco años.
Cuando el invierno se demoró más de lo que todos esperaban.
Cuando el verano llegó y mordió los huesos de la tierra…

Lukas estuvo allí.
Lukas cavó un hoyo y aguantó entre las pulgas…
Con una cadena al cuello aguantó, mientras con obreros y carpinteros levantábamos la cabaña.
Llegué borracho una noche, el vino a saludarme; No recuerdo si lo pateé…
En algún momento creo que me odió.
Lukas estuvo allí en las primaveras secas
en los otoños ácidos, vio construir la casa.
Cancerbero de la luna enferma. Perro de la noche oscura.
Recibió palos de maestros y cariño de obreros.

Cuando la obra terminó.
Le quité el collar. Tenía una cicatriz en el cuello.

Montó a nuestra perra labradora negra
Gwaira lo recibió asustada;
Creo que lukas le dio todo su amor en un instante mágico.
Su prole (doce cachorros muy bellos) nació a la luz del mundo…
Mamaron hambrientos de las tetas negras de Gwaira.
Le dije a mi mujer: algunos morirán.
Ella con paciencia y determinación heredada de abuelo germanos
alimentó la jauría con coladas de avena y trigo. Todos vivieron…
Fueron adoptados por gente que amaba los perros
se fueron a su mundo, como los hijos, como debe ser.

Lukas por fin libre de la cadena, se paseaba por allí.
Algunos amigos vinieron.
Otros nunca regresaron.
Cada uno tras su sueño…
Yo estaba un poco de regreso…
El mundo se estaba perfilando sereno
me mantenía afuera, lejos del pragmatismo que marcha con ruido de máquina.
Una sinfonía de engranajes acerados que aceleraba las calles en las ciudades.
En el campo hay más silencio y más luz…
Y  de noche las estrellas se respiran con aires de eucaliptus.

Escribí algunos poemas para dejar declaración de intenciones…
Ya no estás en el escenario…construyes tu propia mitología en los linderos de la locura.
Cuando haces esto, abrazas la soledad. Hermosa compañera.
A veces un hombre en el camino del retiro
necesita un animal inteligente a su lado.
Un perro sabe callar con los ojos lentos
Y sabe reír con el corazón palpitando de roció.
Lukas Me acompañaba cuando fumaba mi joint en las tardes.
Se ponía un poco melancólico cuando tomaba mi vino al anochecer.
En esos momentos, procuraba guardar una presencia serena.

Pero después, por un periodo de tiempo… se escapaba.
Hacia huecos.
Rompía cercas.
Iba a buscar perras.
Salía de cacería por las orillas de la quebrada.
Se marchaba de pelea.
Gwaira estaba operada y mantuvo a raya al semental.
(Doce perros son una prueba suficiente). Me imagino.
Ella había sido una dama citadina.
(Da la mano. Se sienta, es aseada…
Entiende doscientas palabras y acciones).
Y tiene un genio de matrona siendo aún más joven.
Lukas
Pasaba la carretera…––Doble calzada con carros a cien––.
Yo iba buscarlo y me lo traía  amarrado…unas veces
Otras
A rastras y cargado.
Era pesado, terco y fiero.
Lukas el colmillo blanco.
Lukas el de los ojos glaucos, el de mirar lejano.
Se volaba.
Un día
lo busqué infructuosamente…
Grité por los alrededores de la vereda…
Pregunté a los vecinos…
Lo vieron pasar por algunos caminos
blanco como un fantasma, se había esfumado.
Rendido regresé a casa.
No quise comer.
Mi mujer me dejó café en la mesa del comedor.
Sobre la media noche escuché los ladridos.
Fuí al restaurante cercano a la avenida…
Ahí estaba, en medio de un circulo de bronca, acosado por tres perros de catadura feroz.
(A veces merodeaban por allí en busca de restos de comida).
Lukas se los había encontrado en su camino.
Rompiendo la celada
se estaba batiendo con garras y con dientes.
Sangraba.

Armado de un garrote acabé con la gresca canina.
Lo llevé a casa.
le curé las  heridas del lomo
y la cortada en la almohadilla de una pata
con el remedio de los cazadores españoles (Sal y vinagre).

Sanaron sus heridas de guerra, al sol y el agua.

Lukas
Se ha hecho viejo y noble.
Esta calmado.
Pero de vez en cuando
Sale
Y se va.
Le dejo la puerta abierta.
Sé que vuelve siempre
con un rastro de monte y luna…

Esta fuerte.
Tiene un caminar lento de viejo guerrero.
Ya no le gustan los joints. Mantiene distancia.
La ceremonia del vino es lo suyo.
Yo miro las estrellas buscando una señal.
El mira a la luna y canta una tonada lobuna con muchos arpegios.

Ya no ve muy bien.
Y a veces se le inflama una articulación de su pata izquierda.
Pero su olfato…

Su olfato, se mantiene intacto.