"LOS CAPRICHOS"
(PINTURAS Y DIBUJOS)
Retrospectiva
Sala:
ROBERTO HENAO BURITICÁ
GOBERNACIÓN DEL QUINDÍO
mayo/Junio/julio
2016
La retrospectiva plástica “LOS
CAPRICHOS” del pintor Omar García Ramírez, la conforma una selección de obras,
creadas durante un periodo de tiempo que abarca más de 30 años de actividad artística.
La línea fundamental de esta
serie, es lo fantástico. Zoomaquias, mutaciones, metamorfosis, paisajes
alucinantes y escenarios en donde la semilla de la extrañeza parece germinar en
medio de colores y líneas de esgrafiado.
El dibujo es el componente
fundamental sobre el que se sustenta la muestra. Allí opera como estructura del
campo de color; como línea sinuosa y dinámica que esboza movimientos, ligeros pentimentis insinuados,
que indican giros y direcciones dentro de la arquitectura de la
composición. Omar García Ramírez es un dibujante con muchos recursos técnicos que hacen
de su línea una mecánica gráfica para el
ensamblaje de cuerpos y acciones. Durante mucho tiempo creó sobre texturas y
campos de color abstractos; ahora, en esta serie, selecciona de su extensa
producción de arte figurativo obras en donde los personajes ocupan el espacio pictórico,
moviéndose dentro de coordenadas que son líneas de fuga hacia el centro de la tela;
allí la luz nocturna está siempre presente.
En lo referente a su temática,
esta serie es conceptual; inquietudes ecológicas, sociales y metafísicas están
presentes en sus telas y dibujos. Cada obra es una declaración de principios en
donde se narra o se insinúa una problemática contemporánea. No es la obra de
este pintor, elemento puramente decorativo; es una obra que trata de incomodar,
cuestionar, ironizar, caricaturizar una realidad que no solo es colombiana,
sino universal. Su preocupación ha sido la de hacer obra pictórica que exprese, y desarrolle una imaginería del
malestar. Si en los caprichos goyescos la sociedad española de su tiempo era el
objetivo del genio de la quinta del sordo; en la obra de García Ramírez es el
mundo contemporáneo reflejado en las ciudades colombianas; un juego de espejos
no exento de humor ácido y descarnado; una teratología bizarra, el motivo de su
trabajo.
Lo hermético, lo esotérico, lo
alquímico están también presentes en delicada simbiosis con lo erótico. La
serie los caprichos está impregnada de lo sublime, (en el sentido que le diera
Kant); es decir, territorio en donde pasiones, locura, saberes ancestrales y
mitologías urbanas desarrollan su potencial; teatro de sombras y luces, teñidos
por cierto tenebrismo ultra moderno.
La pintura no ha muerto, sigue viva
en la pintura de artistas como García Ramírez, quien desde su óptica, trata de
aportar una visión personal. Para los que dicen que un arte como la pintura está
en vías de extinción los remitiría al artículo de Carlos Salazar (pintor y
ensayista colombiano) “Pintura e
iconoclastia, breve historia de las muertes de la pintura” en la web Esfera
Pública, en donde se habla de los atavismos de la pintura. Un lenguaje tan
complejo no es cultural, es humano y más que humano, está contenido en la
información genética de serie de estructuras biológicas altamente evolucionadas
dentro del reino animal. Y solo para hacer un paralelismo: Si se hubiese declarado
la muerte al teatro, y esta se hubiese consumado por las elites culturales; el
moderno performance, sería un subproducto de este, más libre, salvaje y
primitivo. En el caso de la pintura dos corrientes parecen fluir: una abstracta
que hace caer el telón; y otra más refinada, barroca, que vuelve sobre el
oficio y que lleva tema; una pintura de tesis.
En la pintura de los caprichos,
esta animalidad ancestral y atávica que se mencionara arriba; se expresa
libremente, ejerciendo su dinámica bestial como una danza de vida proteiforme. “Dejo salir al animal que baila con los
colores”, ha dicho el artista, y agrega: “Si no me divirtiera, y si no sufriera; si cayera en la fórmula para
agradar; lo dejaría para siempre”. Y es que se debe asistir a esta
exposición como quien va a una búsqueda; camino lleno de ramificaciones
estéticas, contenidas en un bosque cruzado de senderos. Obras seleccionadas de
series anteriores, que, por su valor simbólico, terminaron en la colección
privada del artista.
La pintura es forma y expresión
de lo humano, demasiado humano; y de lo sublime; es decir ese campo en donde
locura y maravilla se juntan para hacernos soñar con paraísos, infiernos y
purgatorios; pero sobre todo, saber que un arte
de medios aparentemente modestos,
pero de técnica compleja, vive en nosotros; que cuando se libera del canon
ortodoxo, nos sorprende, como la escritura imaginaria de nuestros miedos y
nuestras obsesiones.
John Jairo E. Guerrero
Coleccionista, marchante y
crítico de arte.
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