Víctor Tsoi
compositor y cantante de rock
(21 de junio de 2012 Konstantin Bakanov, Moscovskie Novosti)
Hace 50 años nació el líder de Kino, mítico grupo de rock ruso de los años 80. Tras una muerte prematura, Tsoi se convirtió en leyenda
Víctor Tsoi, inmortal estrella del rock
Es difícil creer que haya pasado toda tanto tiempo desde el lanzamiento del primer disco del grupo 'Kino' y que en un día como hoy, Víctor Tsoi habría cumplido 50 años.
En la actualidad se escucha a menudo que “una estrella del rock debe morir joven”, de la misma manera que tiempo atrás debía hacerlo un poeta. ¿Quién necesitaría hoy en día a un canoso Tsoi, de 50 años, gordo y medio calvo? No son pocos los fans que creen que si hubiese alcanzado la vejez, no se hubiese convertido en leyenda.
“En nuestro país hay que morir para ser completamente popular”, dijo en una ocasión el líder de la banda 'Zoopark', Mike Naumenko, que falleció poco más de un año después de la desaparición de Tsoi. Sin embargo, tampoco se puede considerar la muerte prematura como un medio eficaz para dejar huella en la historia del rock. ¿Quién sabe en qué se habría convertido Tsoi? ¿En un músico ordinario como muchos rockeros actuales, que actúa entre colegas y amigos en algún club de rock de Leningrado, Sverdlovsk o Moscú? ¿O en un patriarca como Borís Grebenshchikov, que anuncia la celebración del 4000 aniversario de 'Aquarium' (en realidad 40 años). Decir que Borís Grebenshchikov ha dejado de ser interesante con los años no sería correcto.
Aunque Tsoi, fallecido a los 28 años, se convirtió en un verdadero símbolo del rock, cuando el rock ruso vivía su momento de mayor gloria. En aquel entonces, en los albores de la perestroika, ocurrió algo inexplicable. El fenómeno se convirtió en leyenda y se escribieron infinidad de libros intentando explicar por qué el país necesitaba precisamente ese tipo de música, algo que en realidad resulta imposible de explicar. Pero si nos olvidamos del componente sociopolítico, de su función como soplo de aire fresco para la cultura de masas del país, encadenada en la censura ideológica, realmente no había muchos que tuvieran aptitudes y cuyas canciones pudieran ser escuchadas por millones de personas.
La voz del pop báltico
Tsoi fue uno de los pocos músicos de rock que realmente tenía talento y eso quedó claro. Sus canciones son emocionales y accesibles. No es una casualidad que suyas sean las primeras que tocan los jóvenes amantes de la música rock cuando empiezan a aprender a tocar la guitarra. La frase que mejor define su obra es: las ideas más geniales son las más sencillas. Fue precisamente esto lo que le interesó al productor Yuri Aizenshpis al igual que a Vlad Stashevski, Katia Lel y Dima Bilán y no hay nada de sorprendente en ello: Kino es música pop en sí, pero no empalagosa e intencionadamente primitiva, sino verdaderamente popular.
Víktor Tsoi no era ni ángel ni un demonio, era simplemente un buen músico. Pero lo que ocurrió fue que acabó convirtiéndose en nuestra figura sagrada del rock.
Hace poco visité el apartamento de Alexánder Lipnitski en Karetni ryad. En esa vivienda del que fuera compañero de clase Piotr Mamónov (actor y músico) e hijastro de Víktor Sujodrév, traductor personal de Jruschov y Brezhnev, se quedaban todos los rockeros de San Petersburgo en los años 80. Daban conciertos allí. Mantenían largas conversaciones en la cocina, algo típico en la época soviética. “En ese mismo lugar donde estás ahora sentado había un estrecho sofá semicircular donde le gustaba dormir a Tsoi”, dice Lipnitski en la cocina. “Era poco exigente, se adaptaba a todo. A Tsoi no le gustaban las conversaciones demasiado inteligentes y no hablaba de temas que no dominaba. Hablaba de comida y de música. Le encantaba el cine, por ejemplo, Bruce Lee”.
A pesar de su gran fama, Víctor Tsoi sigue siendo un hombre de la contracultura. Las autoridades no dispuestas a apoyar las iniciativas para construir un monumento en su honor o cambiar el nombre de alguna calle. Los fans restauran por su cuenta la 'pared de Tsoi' situada en la calle moscovita de Arbat o protegen la legendaria sala de calderas 'Kamchatka' en San Petersburgo, donde él y otros músicos trabajaban para no caer bajo el estigma del 'parasitismo'. Al mismo tiempo, recaudan fondos para un monumento que por el momento carece de fecha. Honestamente creo que es mejor así. Este es el mejor monumento a Tsoi, ya que cuando se cubre de bronce a un rockero como él, éste deja de ser un rockero. Incluso 22 años después de su muerte.
Pero tampoco es que se olviden de él. Habrá conciertos y festivales en su memoria en Moscú, San Petersburgo y los Urales. Tanto en ciudades grandes, como pequeñas. Los organizadores del próximo festival 'Nasheshtvie', anunciaron ayer que cada grupo que suba al escenario interpretará una canción del repertorio de “Kino”.
Artículo publicado originalmente en Moskovskie Novosti
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