jueves, 5 de junio de 2014

SEÑOR PRISTINO


 
CAPRICHOS (Detalle) OM-GARRATZ




SEÑOR PRISTINO










El señor Prístino
Revuelve dentro del charco de lodo con una varita de zahorí, para sacar un renacuajo.
El señor Prístino tiene una gorrita
que pareciera rescatada de una barricada rusa en la arremetida roja del 17.
Su estrella no se la ganó en la guerra. Su estrella es de utilería y de fabricación china.

El señor Prístino se reúne con otros diletantes para crear hermosos cadáveres exquisitos, ilustrados zombis literarios
                que participan de su pequeño aquelarre.
Cada uno aportará una hermosa y labrada frase de  cosecha
que el señor Prístino leerá de cara al mundo y viva voz, sin que le tiemble su campana, ni su silla turca.

El señor Prístino, maestro en las artes del radio bemba
                                                             y el corre ve y dile
se presentó frente al chaman de una tribu de guerreros.
Quería conocer futuro. Quería saber de plantas enteógenas. De brebajes visionarios...
Tuvo un mal viaje a las fronteras de la pesadilla.
Fue despertado a alpargatazos por aquellos brutos de manigua y selva.
Estaban cansados de escuchar su retórica académica, su preceptiva de aula rancia.

El señor Pristino, sospecha que su obsesión le habla con  voces esquizofrénicas.
En el fondo sabe, que su fijación le roba fuerzas para cultivar su talento.
Que el objeto de su artillería semántica, es un librepensador para el que quiere imaginar una protohistoria diseñada en las oficinas de propaganda del establishment.

El señor Prístino a ha asumido la tarea de un poema retaliatorio, pero no le sale bien. 

Se hunde en su lodazal de engaño, y sin esfuerzo enflaquece en medio de la noche.

Ahora se ve en el espejo… su máscara reflejada,  le dice…
Mi mascara es veneciana,  la tuya,…  taiwanesa.
Y sale al carnaval con  primorosa artesanía  terciada en bandolera.
Convencido de que en medio de la cumbiamba arrabalera encontrará su destino final.
Bailando contra la luna verde y bajo  las estrellas

                                                           como un perro cegado por frío acero de  plata selenita.


Omar García Ramírez

GUSTAVO RUBIO GUERRERO. POEMAS.














LA  POESÍA DE GUSTAVO RUBIO GUERRERO

Si existe una poesía a la que podríamos calificar de insular en el eje cafetero, y que apenas se está develando bajo una portada gris que le hacía de presentación, esa es la poesía de Gustavo Rubio Guerrero. No es el poeta amigo de metáforas brillantes, ni luminosas figuras literarias. El poeta corta sus versos, como si estuviese armando la estructura de una declaración personal en las oficinas de un panóptico. En  efecto, Los muros y la Rosa, es poética de claustrofobia en una ciudad, que, por sus referentes geográficos podría estar destinada a otra visión más edénica, pero que en  la óptica de Rubio Guerrero, es una prisión cultural delimitada por el poder y la alienación. Al interior de esta prisión simbólica, media docena de figuras operan como referentes sígnicos y metafóricos que expresan el deterioro, la miseria y la decadencia. Iconografía personal de un desencantado que se atreve a hundir su dedo en el estigma.

 La obra de este poeta no se deja escuchar en la línea de una musicalidad experimental, sino como golpes de una materia sorda que, poco a poco, va horadando un punto, en la construcción semántica de su obra. Si en algunos momentos, su dodecafonismo lírico pareciera comenzar a constituir un ritmo, el poeta lo deshace con  gesto rotundo y rompe la partitura. Dándole a cada línea la importancia de un verso único;  mantiene su referencia con los demás en la medida que hace parte de una misma trama textual, pero que igual podría trasladarse a cualquier parte del poema, convirtiéndose en nuevo referente del conjunto en la línea estructural. Cada verso es una sentencia, un aforismo; cada aforismo engasta con una cadena de imágenes que parecieran fuesen a cristalizar, pero antes de llegar a ese punto luminoso, estallan, se rompen.

Sus poesías abordan temáticas que van desde lo social, lo político, lo erótico, y algunos textos que se animan a esbozar una teratología citadina.  En ella, el autor se reconoce como un ser aislado en la marea de un ruido pesado que parece inundarlo todo. Su apuesta estética, es la de un alucinado que escarba en las raíces culturales de esta nuestra región, pero que mantiene tensiones abiertas a la tradición del modernismo vanguardista y la postmodernidad.  No cava en lo extenso, va hacia el fondo como guaquero empapado de anís, que pretende sacar desde ese nicho de arcilla mortuoria una respuesta que no llega. Una arqueología del desencanto; ironía contenida y destilada en figuras e imágenes que, por anodinas no dejan de asombrar.  Acertado el manejo del humor negro y la sátira social enmascarada dentro de la sutileza de una crónica urbana. De alguna manera, como extranjero que es cada poeta, Gustavo Rubio Guerrero, se asume como forastero que mantiene una mirada escéptica y distante, sin aproximarse emocionalmente al objeto de su trabajo. Eso le permite demoler sin remordimientos.

Su obra, durante algún tiempo merodeo por extramuros literarios, hoy la academia comienza a prestarle atención, aunque sin develar de manera brillante las potencialidades de la misma. Para sustentar lo anterior, el lector curioso podría remitirse a una reedición de LOS MUROS Y LA ROSA de la universidad del Quindío dentro de la colección de autores quindianos, 2010. (No tiene número el volumen) . Nos permitimos discrepar de algunos planteamientos críticos, en el cuerpo de un estudio de más de sesenta páginas que acompaña el texto que nos ocupa.  El académico que estudia el poemario dedica una gran parte de esta investigación a la figura del La vieja, tomando como referente   la hechicería y la brujería en la obra pictórica de Goya, a la luz de los textos críticos del madrileño Ramón Gómez de la Serna. Dándole unas connotaciones míticas,  que el poeta Rubio Guerrero  desvirtúa de manera directa, hacia el final, en una entrevista donde accede a mostrar algunas  claves de su obra. Queda la impresión, de que el profesor que se ocupa de su poesía, se extravió con una línea de investigación que no era la acertada, o al menos no necesitaba darle importancia capital, a riesgo de desplazar el punto de interés más incisivo de la obra (cosa que, cualquier lector atento puede percibir).  Al centrar su atención en los estudios de la obra negra del genial Goya, parece  que hubiese sido mesmerizado por el Baphomet de Mendes e inclinado  a indagar sobre el  sello negro del sabbat. Sin mantener distancia crítica, (tratándose de un ensayo no de una obra de ficción) se erige por momentos en un nuevo inquisidor o Torquemada, esgrime argumentos medievales casi prestados del Malleus Malleficarun y que pondrían a más de una feminista de la Wicca en guardia, frente a este nuevo funcionario del Santo Oficio.

El  autor del ensayo arriba citado, un poco despistado, y después de haber sido iniciado en el aquelarre de las vieille sorcières, osculum infame de por medio. Pasa negra página y propone adelante una literatura regional, autóctona, vernácula, ajena a todo cosmopolitismo como paradigma y  casi como canon.  No explica por qué, para su análisis, se apoya en una bibliografía de autores europeos, críticos, académicos y lingüistas que a todas luces hacen parte del logo centrismo al uso desde hace varios siglos y que son el acervo de utilería programática donde se alimentan estos nuevos académicos. Es verdad que el ensayo es un género literario que se presta a la especulación.  De cierta manera es su razón de ser. Pero si quienes lo ejercen posan de estrictos y hasta cientifistas. Deberían al menos afinar la intuición que  es cara  a la heurística del discurso apodíctico destinado a los lectores de poesía y de los buenos  diletantes literarios. En su defecto, es de mínimo esperar que  liberase su breve discurso, reconociendo la universalidad de la poesía, en esta época que por colonialismo histórico, episteme al uso, avasallamiento económico del capital informatico, o virtualidad invasiva, (entre otros muchos factores),  esta al centro de ese malestar global, que para bien o para mal, a todos nos afecta.

Si para analizar la poética de un autor regional, el académico devenido en critico por exigencias del pensum, utiliza como sustentadores de validez teórica dentro de su discurso unos referentes que a todas luces son europeos, existe notoria contradicción cuando exige un canon de literatura para el eje cafetero y por extensión para Colombia, basado en el solipsismo estético­. Se debe agregar, que dentro del corpus poético de Los muros y la rosa, las referencias literarias a algunos filósofos y escritores del postmodernismo están presentes en forma explícita.

Dejando a un lado esa inquietud teórica, que insiste en un debate actual, en donde desde esta parte del espectro poético sostenemos (colectivo Griffos de NNeoNN) una amplitud de miras y apertura de fronteras estéticas. Abrevar en las tradiciones literarias latinoamericanas, colombianas y  universales, es desde ya, una forma de acceder a una herencia que a todos pertenece.  Termino esta presentación, diciendo  que la literatura de Rubio Guerreo es  una  metáfora donde el simbolismo personal arriesga en una obra que está abierta a los  referentes culturales concretos de una época reciente,  viva en la memoria de todos los habitantes de estas ciudades en donde la sociedad, fracturada por la violencia, La miseria, el desplazamiento,  la alienación cultural y política, parece que viviera inmersa en una burbuja de amnesia, que solo de vez en cuando, es rota por la tragedia.

Para Griffos de NNeoNN
Una muestra de su poesía.



UNO DEBERÍA


Uno debería llevar un libro valioso al sanitario
En el menor de los casos el silencio que no cabe
En las paredes viejas de la alcoba    uno debería sentarse
No a oler sino a leer las tácticas de amor que conocen las rosas
Un poco de pudor untado de penumbras haría olvidar
Lo que a fuerza de horas escapa del vientre
Uno debería llevar al lugar de las heces las páginas
Todas de Francisco de Asís o de Simón Bolívar porque sirven
Para todos los crímenes y todos los bárbaros
Uno debería escribir un poema mientras defeca
Ganaría imaginar el hedor del mundo y el de los nóumenos
No el de los caratejos    ganaría para la patria el agua quieta
Recordar que no sólo de muerte vida y amor viven los poemas
Probablemente se escribiese sobre el amor de las cosas
El cariño a los lápices la vida y la muerte de los jueves
Uno debería despedirse de diarreas sin tanta complacencia



PASTANDO EN OÍDO


Sorprende el pintor de vacas
Es decir la imagen de algunas vacas en un oído
Valentina entiende no sabe cómo
Al pintor no pudimos comprarle una vaca
Estábamos enamorados     trabajamos conseguimos casa muebles
Espacios pintados de verde    optamos por el golf el tenis
De noche sitios y personas de caras deprimidas    tal la abundancia
De nosotros en los rostros mismos    desde ayer no sabemos qué cosa
O nombre somos    la llamo patas de cigüeña pero recuerdo las vacas
Ponen huevos a las ocho    ella me llama verano
Oigo algo como cascos de burro     fueron tiempos de bohemia
Allá en sus anchos cielos y las noches escribí este poema
No sé quién es Valentina y ese yo que escribe tampoco




PLAGIO EN DESUSO


Mañana lánguida y oloroso café lo despertaron
Maravillosamente solo sabe que su vecina desayuna
El duchazo le recuerda el otro olor del chocolate
Le preocupa escribir poema de encargo    no siendo poeta
Escribe soneto por año    Era toda de ensueño de armonía
De lumbre sideral    de alba temprana era suave lo mismo
Que una hermana y por eso una hermana parecía
Una canción de Luis Carlos Vélez suena en la distante
Soledad del jueves     Ante su encanto se doblaba el día
Y paraba su paso la mañana    al verla se alegraba la campana
Y el corazón también porque era mía
Jamás escribiría así y lo está haciendo    admira el soneto
No la manida retórica    la lección de Bloom arruina la página
Plagio en desuso dijo al espejo
En adelante imitaría a Cavafis o a T. S. Eliot


DOS O TRES PALABRAS


Dos o tres palabras al cruzar la calle
Una de ellas útil el próximo jueves    supo que las canciones
Nacen viejas o que en su país sólo se cantan lugares comunes
Pregunta en librerías por apócrifos libros    los amigos le hablan
Todos de su aspecto    los relatos históricos y sociales no abundan
En estas tierras de brujas y chismorreo y mala literatura
Sombras densas caen en la Armenia de hace veinte años
Vuelve a casa y sacude el polvo la pereza
Se detiene asombrado frente a su propia puerta
Se sabe contemporáneo pero no sabe de qué época
Así lo dice a ese hombre que camina siempre a su lado
A ese que sin más señas es su doble moral y su ética
Le duelen desengaños y la complicidad con el grupo dominante
Abre la puerta que vuelve a ser suya
Seguro de sí mismo adelanta a su contemporáneo





LA ABUELA Y EL GATO


Al gato le brillan los ojos
Mi abuela saca los trapos los tiende en el hilo
De pájaros    la mañana oscura el gato de fuego
Incólume mira el fluir de su época     mi abuela no saca
Los trapos el hilo no existe   la mañana clara el gato de letras
Atisba el transcurrir de lo informe   al gato le faltan los perros
Pero para qué sin visión     nadie sabe lo que dicen sus metáforas
 Nadie ha publicado El Palacio de los Atroces donde se denuncia
El compromiso entre capos de la droga y dirigentes de la región
O Instrucciones a un habitante de Las Colinas en Armenia
Al gato le atraen las paradojas lo mismo que a mi abuela
Escribir que Luz Stella Carmona o Luz Stella López son la misma persona
No altera la cuestión o la antinomia
Al gato le importa un carajo la abismal diferencia
Ambos consideran que sin ley no hay trampa y sin verdad mentira


Poemas del libro inédito El Callejón de la Cigarra: pronto a publicar

GUSTAVO RUBIO GUERRERO, Armenia, Quindío, Colombia (1952).


Poeta y narrador. Libros publicados: Los Muros y la Rosa. El Amor Esa Bestia Un tanto Sola. Poemas Del Cuarto (primera y segunda parte). Ganador de dos premios nacionales

jueves, 1 de mayo de 2014

domingo, 30 de marzo de 2014

LOS ANCESTROS












L O S   A N C E S T R O S

De la novela: "Metal Riff para una sirena varada"

(Omar García Ramírez)


1

Cuando comenzamos a fumar cáñamo
nuestras ciudades todavía eran pequeñas.
Aldeas de sol y cielos azules, transitables, paseables, se podían caminar de norte a sur de un tirón.  Éramos jóvenes; halcones rapaces, cheyenes urbanos sobre el lomo de nuestro mustang de sueños.
La gente tenía sus trabajos, sus ocupaciones, sus afanes…
Los desesperados tenían un techo.
Las multitudes no se habían lanzado a las calles a vender el plástico multiforme que se toma las vías con miles de artefactos desechables.
Hacíamos pausas en los carritos de dulces para comprar mentas o bocadillos.
En las tiendas de la esquina comíamos galletas dulces con leche.
En los bares  tomábamos una cerveza helada y nos quedábamos congelados bajo el sol
horas enteras mirando las muchachas que dejaban a su paso, gráciles sombras fragantes.
El tiempo transcurría dentro de una liviana crisálida de precariedad.
Nosotros comíamos la pulpa de la vida sin caer en la desesperanza.
La pobreza era abundancia de libertad.
Cuando una pregunta trascendental cruzaba frente a nuestros ojos
 íbamos a buscar a los ancestros…A interrogar los oráculos de tinta y papel.
Descubrimiento de poetas y escritores en las bibliotecas.
Deslumbramientos de la música y el arte.
Y entonces, la ciudad sin perder su encanto, se hacía más pequeña.
Una provincia en donde los ancestros contaban. Nos enseñaban.
Rondaban en los caminos, en los puntos de fuga del poema.
En los horizontes donde modulan sus gritos
las sirenas plateadas que bailan en el mar de las mitologías; pesadillas livianas del poeta.

2

Mientras tanto…
Michaux se picaba en las azoteas de París. Las palomas negras rompían el gris mojado de la tarde.
En los fumaderos de Pekín se le vio con su perfil pálido de diablo europeo.
Pergamino  amarillo en el  destello, caligrafía al borde de la llama.
Un hueco, un vacio que como agujero negro condensaba la energía de la noche.
Soplaba sobre el acantilado, empujaba las velas rotas de la nave del alma.
Fumaba su pipa en los burdeles azures de la noche.
Hacia sus dibujos. ––Elementos quirúrgicos de la imagen––;
                                   /aguadas coloreadas de los bosques iniciales. Sedimentos de tintas vegetales.
En muchos de ellos estaba la clave para deshacer el nudo-origen de la madeja.
Tinta china que mancha,  una herida negra sobre el papel blanco. Anfractuosidades de montaña.
––Cordillera   Himalaya microscópica––. Herida de la mano esclerótica, que tiende la cuerda nerviosa y negra de la locura.

 3

Don Porfirio Barba Jacob
se fumaba sus largos, ásperos y gruesos canutos de María…
Cabellos ardientes de la noche en lenta combustión hasta el alba mexicana…
Entonces los objetos tomaban vuelo.
Cinética del los fantasmas ruidosos cuando respiran el humo vegetal
dentro del mobiliario oscuro, lustroso; arquitectura de palacios devenidos en archivos.
Entonces su venéreo amor de marinero
se transformaba en un alambique sutil de palabras vegetales.
Y su mirada, adquiría la profundidad y la luz verde de un demonio iniciado en los rituales de Pan.

4

James Douglas Morrison Clarke  
se ahogaba en alcohol
hasta que burbujas de fuego borgoña le hervían bajo la carótida.
Había salido de las ceremonias del lagarto del desierto con su guerrero doppelgageer
para recorrer los caminos de la noche como jinete bajo la tormenta
 y ahora, en retirada
se refugiaba en su bañera tibia, riachuelos de sangre y vino tinto bajo la piel.
Era París en su noche verano.
Volvía al útero porcelanizado de la nada.
Había buscado a su hermano poeta, a su señor, a su demonio;
 Abandonando todo para desaparecer
como un grito que cruza las puertas luminosas de una catedral de cristal.
¡¡Chica enciende las puertas de la noche!!

Ellos estaban en su punto… no eran de tiempos diferentes.
Ya todos instalados en el meridiano del mito.
Ese, donde las hormigas caminan sobre un sendero de fuego
adquieren el peso de bestias antediluvianas
                                                          /cuando te miran a la cara con ojos de mil celdas.
 Punto rojo vegetal
que no conocen los secretarios de los ministerios, ni los gerentes de los grandes bancos.


Elvis 
 tomaba un puñado de pastillas para dormir, mientras apenas comenzaba a despuntar el día. Elvis se tomaba su cereal por la noche y salía como un gordo y pesado cadáver bello y famoso a caminar con sus zapatos azules por los parque de Menphis buscando las madonas de Delvaux.

Nik Draque cantaba un blues cocaine con acento sureño
mientras esnifaba una línea hacia la noche temprana.
Dejaba sobre el sendero un rastro de flores aplastadas
duende amarillo y dorado camino de su casa, cerca al sol de los inviernos tempranos.
Jimi Hendrix
Con su guitarra ilumina la noche de madera encendida.
La guitarra interpreta una tablatura de rayos y cometas.
El hey joe ve a buscar a tu mujer…


5

Silva el poeta…
Tomaba de un licor de rubíes líquidos como una pócima nueva en una copa de Bolonia.
Silva dejaba remojar sus barbas en la noche de plata martillada por los gnomos de la selva andina. Por los chamanes chibchas con tocados de oro.
En su pitillera siempre ardió un duende…
En su camisa blanca de seda, respiraba un dandy enamorado de la noche.
Forjó luna y sombra, mientras pesaba una bala sobre el círculo de su pecho.

6

Artaud….con su cara de chaman galo
Comiendo de una escudilla cerámica
Los rizomas secos del peyote. Y su mirada iluminada frente a la sierra mexicana.
Su teatro negro,  cruel teatro, mostrando un mundo moribundo bajo la sombra de la guerra.

6

Ellos, todos ellos, contaron con un momento de iluminación en la noche.
Una bocanada de aire puro al final de día.
Ellos, todos ellos, tuvieron  una compañera con crenchas 
                                                                                                       adornadas de flores y  yerbas brujas;
Afeites y talcos de puta francesa, axilas sudorosas de muchachas que caminaban las calles entre la marea del ruido, que frecuentaban las barras, muchachas que acampaban en los conciertos.
Muchachas obreras que rompieron sus lomos
sobre maquinas de costura para que ellos pudieran escribir, y cantar.
Todos ellos merecían su sueño; todos ellos hacían honor a su pesadilla.
Nada más era eso, dejarse ir.
Ser uno más, fragmentos infinitesimales de una estrella  que se disolvía…
Salamandras sobre  fogatas que ardían en el bosque los almendros rojos.
Floresta de  símbolos en la que se internara el viejo Valery.

Estamos todos
en el mismo giro que se repite bajo la boca de un sol hambriento.
Estaban todos
Bajo el volcán de una luna que oficiaba una fiesta  en los linderos de su cráter sagrado.
¿Qué sueño los iluminaba?
Un túnel los proyectaba afuera del tiempo, y eran ya  mitología secreta, leyenda de voces que despertaba los sueños de un niño, la voz tímida de algún adolescente, del despertar de un joven poeta.
¿Qué gruta secreta los esperaba para llevar allí los secretos de su viaje?
Tesoros ocultos para una dama con diadema de plata y frente de hueso.
En la hermandad del delirio y el éxtasis, sus bocas y sus pieles se reconocieron…
De alguna forma hacían parte de la misma cofradía

Ellos, cantaron con sus voces en alto, otras veces bajo la trémula luz de una vela
para que otros heredaran, el delirio, el horror, el espanto.
Pero también la música y el nirvana.
Ese tiritar desnudos frente a la playa o la rivera
 contemplando en silencio el lenguaje palimpsesto de la arena y de las piedras.

7

Ahora los veo caminar
como una tribu que va cerca al bosque perdido en la noche iluminada por la luna, y cantan…
Todos comieron de una parte del veneno, todos se alimentaron de una parte del sueño.
De la raíz de la estrella.
Melodía que sabe a mandrágora de sol y eucalipto de mercurio
a cortezas resinosas de sativa y a vino de ciruelas salvajes.
Actores destacados de la escena, muestran sus rostros de duendes estelares.
Y su coro es…., el de otros buscadores…
Jóvenes-viejos, que alcanzamos a vislumbrar sobre el límite de las sombras
 un fragmento de paraíso.
Cantores del fuego, en las alamedas del silencio.



O. G. R.
2014







lunes, 2 de diciembre de 2013

BEGOTTEN DE ELIAS MERHIGE










BEGOTTEN




Existen películas bizarras, esas que tocan las fibras más oscuras de la condición humana; "Eraserhead" de David Lynch, pudiera ser una de ellas. Luego existen otras que no se pueden definir fácilmente; que se crean a la manera de documentos fílmicos de una época en donde el hombre no tenía habla; el paisaje era un páramo de lava y brezos secos a la orilla de un mar muerto. Dios era un ser obscuro, asilado en la cabaña de un bosque donde los grillos cantaban una salmodia cruzada de sables romos y truenos mudos. Que naciéramos de esa horrible y poderosa presencia y fuésemos lanzados hacia una guerra sorda y obscura como una enfermedad. Que surgiéramos desde allí a otros sacrificios fratricidas en medio de una pesadilla en blanco y negro a 20 cuadros por segundo, para situarnos como sombras frente al cinematógrafo, casi aliviados ––pero no del todo–– ya que la mirada no se puede apartar de esa negra metáfora que se graba a punta de cinceles de piedra sobre nuestros cerebros; es efecto directo de esta pesadilla fílmica. Begotten Obra de E. Elías Merhige, quien después de un accidente de tránsito, vislumbró esta siniestra imaginería como un sol en fragua sobre el escenario negro de un mundo arcaico. La película es repulsiva desde el primer momento, en donde ese dios agónico pugna por expulsar a la criatura “Madre Tierra” como si estuviese sometido a un electroshock sincopado; de su costillar y su vientre surge la sangre que la regará y anegará de vida. “Madre Tierra” tomará su simiente de manera obscena y sacrílega; la introducirá en su vagina boscosa para ir después a la tierra devastada, ––la tierra baldía; tierra yerma de los hombres huecos–– para entregar a su hijo “Carne de Hueso” en sacrificio. Los hombres, siempre a la espera de una señal divina para tomar su venganza, se ocuparan del ritual. 


Una obra inclasificable, en los linderos de la imaginería de un Bosco minimalista; Lautreamont de paramos y volcanes apagados; Lovecraft geógrafo de una tierra quemada. Obra que busca el deleite en el terror y el miedo metafísico. Sabernos herederos de una noche solar que no se extingue. Acaso, de ese caos primordial, de ese surco pantanoso en donde cayó la simiente en putrefacción, vendrían siglos más tarde otras pesadillas organizadas y técnicas, encajadas en cuadriculas virtuales y expendidas al por mayor en factorías de odio. Pero esa metáfora visceral, ––poesía macabra de un pasado protohistórico––, queda como el origen de un mal absoluto; desasosiego lacerante cuya redención y alivio solo se encuentra en las estrellas.


No deja de ser interesante la aproximación crítica de Andrea Latrhop (catedrática chilena), en un interesante artículo: en donde dirige la mirada a esta joya aberrante desde el performance; el territorio del cuerpo como escenario del arte. Aunque mantengo una postura diferente frente a este experimento fílmico como un modo de ver––cierta manera de ver––, ya que presto más atención a la mirada, que a la puesta en escena. Creo que los actores allí no son más que marionetas convulsas sobre una gran mancha de Rorschach. Sin embargo, el punto de vista de la crítica, arroja luces sobre una obra que tiene meritos para conseguir una apariencia oscura. Ella dice:

“De la misma manera que la puesta en obra del cuerpo (performances), el film de Merhige, corresponde a la ruptura de un orden para dar paso a uno nuevo. Es la destrucción del cuerpo, la puesta en obra de las búsquedas posmodernas de reinstalar al cuerpo como soporte operacional. Mediante la violación de éste, el sujeto busca dar con él, permitir una autoconciencia de sus posibilidades, provocar una escisión de mundo que reestructura las relaciones estéticas operantes. La transgresión de los cuerpos sagrados, como lo son el de Mother Earth y Son of Earth, permite hacer aparecer un acontecer único dentro de las lógicas terrenales. Aflora, además, un carácter cíclico: dios se mata a sí mismo para dar vida a la naturaleza, y ella sus frutos, a su vez mueren, para otorgar la posibilidad de trascender. Luego, ambos caminan por el bosque. Nunca se resisten al sacrificio mismo, se entregan a las violaciones, sufrientes, sin embargo conscientes de la apertura que éste proceso permite. Lo ofrendado por los nómadas mediante la mutilación y la transgresión de los cuerpos, da cuenta de un intento por sublimar e inducir un momento, donde el portal hacia lo trascendente emerge y permite entrar en el frenesí ritual, un cruce temporal hacia lo sagrado. De igual modo, las acciones de arte que proceden de manera transgresiva sobre el cuerpo, pretenden expandir el campo vivencial, evidenciando la existencia de un ámbito sagrado que se le escapa al sujeto en estado cotidiano Tomaremos por cotidiano lo establecido por Cruz-Sánchez y Hernández-Navarro en la presentación del libro Cartografías del Cuerpo. Lo que según sus palabras, sería: “…lo que hace del cuerpo una entidad dormida, plegada a los dictados de un discurso homogeneizador que lo instrumentaliza (…) sin más intención que la de servir de cauce para la expansión del sistema de valores dominantes”., retornando a los aspectos extirpados por la modernidad. Éstas, se estructuran como posibilidad de retorno, un avistamiento a lo primitivo que habita en el ser.” (1)
 

En efecto, el espectador atento, además de estas mutilaciones y laceraciones, operadas sobre el territorio corporal de estos actores destinados a escenificar un ritual de carácter mítico; podrán vislumbrar flashes de luces quemadas bajo el efecto de un fuego de otoño; y  dejando a un lado el papel de cámara testigo de un crimen cósmico, en algunos momentos, el director da la mirada a otros actores de la escena; movimientos de cámara subjetiva memorables, como el instante en donde el hijo ve el abandono de la Madre Tierra, el miedo a la soledad y la ruptura. También se encontrará el espectador ––si dispone de tiempo, estómago y paciencia––, con mares detenidos en un oleaje arenoso, surcos yermos de campos en donde no florece la alegría de la flor en primavera; barrancos y piedras destinados al suplicio. Efectos de una mirada, que pretende experimentar con las texturas y los degradados minerales de la fotografía. Pareciera que Daguerre mezcla ácidos y óxidos de hierros viejos, con los campos envenenados de un Lumiere, al tiempo que los sarcófagos del expresionismo alemán, son aireados en una hoguera para dejar como sedimento, cenizas de una danza fáunica. Una mirada sin concesiones, que busca el alejamiento y el estupor, cuando no la irascibilidad de quien asiste a este suplicio visual. 


Tenemos otras referencias fílmicas en la carrera de este singular autor: SHADOW OF THE VAMPIRE (2000). “La Sombra del Vampiro” representa un punto de inflexión en la carrera de Merhige ya que abandona sus características más singulares para dar a luz a una película de una digestión que puede considerarse casi placentera, aunque tal vez demasiado ligera sabiendo de quién viene. Esta vez, cuenta con presupuesto millonario (de la mano de Saturn Films, la productora de Nicolas Cage), estrellas (Willem Dafoe y John Malkovich) y hasta premios internacionales (nominaciones a los Oscar incluidas). En ella el autor rinde tributo a Murnau el cineasta expresionista alemán y su Nosferatu. Redondeando una faena muy hollywoodense, aunque con algunos contrapuntos de estirpe alemana y aliento de selva negra. 


El autor a pesar de haber transitado por los caminos de corrientes comerciales y de haber colaborado en varios videoclips con músicos como Marylin Manson (en varios singles de “Antichrist Superstar” se utilizan partes de Begotten). Vuelve cada que puede a sus raíces más duras, esas que están marcadas por el mito, la leyenda y lo hermético. Muestra de ello es: “DIN OF CELESTIAL BIRDS” (2)  más aéreo, más corto y con banda sonora. Con esta obra Merighe vuelve por sus fueros tratando de crear el segundo eslabón de la cadena para su obra más personal, pero nunca llega a igualar, ni de lejos, los elementos más gore de su opera más conocida. A pesar de la música y la banda sonora, es una obra abstracta de meritos, aunque no alcanza el grado de oscuridad y la poética metafísica de Begotten.

La técnica de postproducción de Begotten es la animación. En efecto, el autor tardo 4 años en poder terminar su pesadilla, fotografiando ––una vez filmada la primera película–– fotograma por fotograma, para dar ese peculiar viraje a unos negros agrisados y blancos lluviosos, mediante la sobre-exposición y sub-exposición. Que el autor no hubiese utilizado técnicas más sofisticadas en época en donde ya se disponían de muchos artilugios virtuales, da fe, de una paciente elaboración, la de quien sabe que va a dejar huella; como quien arroja una bomba que dejará cráteres y sombras minerales sobre las retinas y las cabezas de los espectadores. Una obra realizada con recursos mínimos y que pareciera un documental dejado en los bosques profundos del paraíso terrenal, cuando dios estaba enfermo, cuando la tierra era una roca calcinada que acababa de ser expulsada al cosmos bajo una lluvia de fuego y  sangre.
O.G.R.



2-DIN OF CELESTIAL BIRDS
http://youtu.be/XCnp63TbxXwhttp://youtu.be/XCnp63TbxXw