jueves, 13 de enero de 2022

“Cámara Obscura”

 





“Cámara Obscura”

(Poema)

Adriana Lorena Robledo

 

1

Dice que me estire cuan larga soy…

Que gire y muestre mi grupa morena…

El aire en su estudio, enrarecido por un olor vegetal dulzón.

Su cámara con potente objetivo

                                                            reposa en el trípode…

Mira la escena como un monje mecánico y abstracto.

Me dice que muestre mi girasol maduro…

Mi mándala que gira bajo luz lateral de una ventana.

Que respire acompasadamente

                                                 mientras acaricia con sus dedos largos

                                                                            la sombra carnal de mi entrepierna

Un río de lava coralina comienza a bajar…

Un hilo de seda luminosa

                                          se tensa sobre el catre del fotógrafo.

 

2

 

Has puesto rosas en el jarrón.

Una botella de vino se alza en contraluz.

Esta es la segunda sesión.

Me siento sobre una silla

                                               que se mece…

Un gato blanco lame de un plato de leche.

Paseas por el estudio mientras termino de

levantar mi falda de cuadros verdes y rojos.

Te sientas frente a mí

Como un sátiro refinado mientras fumas de una pipa aromática.

Me dices:

Levanta la pierna y pon tus manos atrás de la nuca.

Yo respiro…

Y sueño, mientras comienza a disparar

                                                               el mecanismo de su cámara.

3

 

Terminaste con dos rollos.

Pasaste de la analógica a la digital.

Me pongo un abrigo negro, una bufanda gris…

No llevo nada más debajo.

Hace calor….

Me ofreces una cerveza fría.

Abro mis piernas, columnas que arden bajo la luz de la tarde.

Te metes debajo del compás y abres el diafragma…

Apuntas en cenital hacia mi armiño suspendido…

Cuadras velocidad de obturación…

Y luego dices con impetuosa voz:

                                                              ¡Orina!

 

 

4

 

Lavas mi espalda con una toalla húmeda y perfumada.

Me inclinas sobre la mesa.

La cámara de video está funcionando.

Cruzas la toalla alrededor de mi cuello

                                          al tiempo que azotas con fuerza mis nalgas.

La cámara lateral graba el suplicio.

Pero eres perfeccionista

y cambias de ángulo cada 30 segundos.

Terminas ubicándola al frente para que se pueda ver la expresión de mi rostro.

Ahora aprietas más fuerte y embistes…

                                                                siento que pierdo el sentido.

Aflojas un poco, solo un poco…

                                                     Antes de un suspiro con fundido a negro.