"Bichos"
(sobre la metamorfósis de Franz Kafka)
Por: Rizzbenny Navas*
¿Cuántos bichos en la vida?
¿Cuantos han sido acribillados,
aplastados y menospreciados?
Imagínense a un bicho vestido de
piloto subiendo a un avión, porque él es el piloto, suponga que lo estrella en
los Alpes franceses; y que otro bicho toma una metralleta y arremete en medio
de un impulso asesino, casi ensordecedor; camina al abismo del desespero y
arremete contra todo aquel que se cruce en su camino.
Ahora veamos a un bicho caminar hacia
el viaducto y lanzarse al vacío, sin preguntar, sin pensar, sin esperar.
Veamos a otro colgarse en su
habitación, así, de la nada.
Supongamos que hay uno de esos que
llaman bichos, sentado detrás de un escritorio, tomando nota de las palabras
vociferantes de otro bicho que intenta dejar de ser un bicho como si se pudiese
esfumar como el hambre después de comer; y que al intentar encajar sus palabras,
éste, en medio de su "bichosidad"
le receta una "dosis nocturna de
tranquilidad".
Figuremos a un bicho de esos a los
que los hombres llaman madre; sonriente, diligente, abnegada, sumisa y
descuidada. También a un anciano cargando el peso de la vejez, de la vida, del
desamor, el olvido ingrato y la resignación de tener que partir "cuando
Dios quiera".
Supongamos e imaginemos que, en este
mundo, aquí y ahora, la oscuridad y la injusticia total, el dolor, la pena, el
sentir vil y miserable de percibirse poca cosa o nada, la incansable búsqueda
de sentido, la inexplicable capacidad de sentirse vacío, aún teniendolo todo.
La arrogante frustración que embarga de infinitos y deprimentes deseos de
autodestrucción... Convirtieran a las personas en repugnantes bichos, incapaces
de comprender: "¿qué está pasando?" Solo ellos y el agobiante deseo
de querer salir de allí, de la hostil, caótica y fría habitación, incomoda,
sucia, tétrica y pequeña.
Pregúntate, si dejarías a tales
bichos continuar con sus planes, ¿los acecharías hasta arrinconarlos, los
percibirías como amenazas, los repudiarías? O más bien, ¿los verías como
auténticos seres vulnerables que necesitan ser vistos, acogidos, abrazados y
escuchados?
Si bien es difícil este proceder;
después de todo cada ser lleva un "bichito a cuestas, no es difícil dejar
de ser humanos; y no es tan difícil comprender que cuando un alguien comienza a
preferir una nueva dieta: "ya no quiere leche" y por ende se nota
distinto. No es difícil ver cómo ese
alguien dejó de ser un alguien,
para convertirse en un bicho.
Kafka ve y relata la muerte como
única opción; la puerta abierta a su propio descenso. De manera metafórica nos
describe, como un acontecimiento ajeno a él que se le escapa por completo de
las manos, desata una serie de situaciones que progresivamente apagan la vida
del personaje principal "Gregor
Samsa".
Indirectamente nos muestra como las
"no tan pequeñas acciones de su entorno" lo encaminan lenta, dolorosa
y progresivamente al pabellón de los olvidados.
Desde su pérdida de identidad física
y mental; hasta la incomodidad en su propio entorno, entendiendo que su lugar
seguro se fue transformando en territorio ajeno, siendo despojado de manera
lenta y silenciosa de su refugio, incomodando a Gregor Samsa, progresivamente,
hasta que éste, por voluntad propia cede al deseo de aquellos a los que alguna
vez protegió.
Kafka se mete en la piel de un bicho
para expresar de manera no tan absurda, la realidad de sus relaciones
familiares. Sin pretensiones literarias ni comerciales, solo él y un sentir
auténticamente humano, que lo llevo a escribir una absurda obra maestra.
Kafka apaga el grito que su natural
timidez le impedía expulsar... así, que escribió, mimetizo el estruendoso
sollozo de su alma con las letras. Su ingenio, su vida, su ser y su sentir, se
han combinado a través del tiempo y el espacio en una misma persona, para
regalarnos lo absurdamente real que es: "La metamorfosis" en la vida.
*Escritora, gimnasta de yoga y pintora; venzolana de nacimiento y colombiana de corazón. Me gusta la poesía sentida y asumida naturalmente y sin tanto maquillaje. Amo a Sabina y su horrible cantar y sus letras estan en algunos de mis sueños. Amo a Bukowski y su poesía cruda y delicada. Admiro la pintura de Garratz y sus delirios cromáticos. Me gusta el saxofón y estoy aprendiento a tocarlo; me falta mucho, pero algun día alcanzaré la maestría. Me identifico con los postulados libertarios de la Wolff Order, por que como Sigma aérea, prefiero el aire libre a la contaminación de las ciudades. Me gusta el DanceHall. Escribo como desquiciada, por que entiendo que las letras no son para comer...son para sentir, soñar y volar.