“Cámara
Obscura”
(Poema)
Adriana Lorena Robledo
1
Dice que me
estire cuan larga soy…
Que gire y
muestre mi grupa morena…
El aire en
su estudio, enrarecido por un olor vegetal dulzón.
Su cámara
con potente objetivo
reposa en el trípode…
Mira la
escena como un monje mecánico y abstracto.
Me dice que
muestre mi girasol maduro…
Mi mándala
que gira bajo luz lateral de una ventana.
Que respire
acompasadamente
mientras
acaricia con sus dedos largos
la
sombra carnal de mi entrepierna
Un río de
lava coralina comienza a bajar…
Un hilo de
seda luminosa
se
tensa sobre el catre del fotógrafo.
2
Has puesto
rosas en el jarrón.
Una botella
de vino se alza en contraluz.
Esta es la
segunda sesión.
Me siento
sobre una silla
que se mece…
Un gato
blanco lame de un plato de leche.
Paseas por
el estudio mientras termino de
levantar mi
falda de cuadros verdes y rojos.
Te sientas
frente a mí
Como un
sátiro refinado mientras fumas de una pipa aromática.
Me dices:
Levanta la pierna y pon tus manos atrás
de la nuca.
Yo respiro…
Y sueño,
mientras comienza a disparar
el mecanismo de su cámara.
3
Terminaste
con dos rollos.
Pasaste de
la analógica a la digital.
Me pongo un
abrigo negro, una bufanda gris…
No llevo
nada más debajo.
Hace calor….
Me ofreces
una cerveza fría.
Abro mis
piernas, columnas que arden bajo la luz de la tarde.
Te metes
debajo del compás y abres el diafragma…
Apuntas en
cenital hacia mi armiño suspendido…
Cuadras
velocidad de obturación…
Y luego
dices con impetuosa voz:
¡Orina!
4
Lavas mi
espalda con una toalla húmeda y perfumada.
Me inclinas
sobre la mesa.
La cámara de
video está funcionando.
Cruzas la
toalla alrededor de mi cuello
al
tiempo que azotas con fuerza mis nalgas.
La cámara
lateral graba el suplicio.
Pero eres
perfeccionista
y cambias de
ángulo cada 30 segundos.
Terminas
ubicándola al frente para que se pueda ver la expresión de mi rostro.
Ahora
aprietas más fuerte y embistes…
siento que pierdo el
sentido.
Aflojas un
poco, solo un poco…
Antes de un suspiro con fundido a negro.