viernes, 14 de marzo de 2008
HAROL PINTER
El Nobel censurado: Harold Pinter y sus textos políticos
por Tania Molina Ramírez Sunday, Oct. 23, 2005 at 10:00 AM
El compromiso político de Harold Pinter, su decidido antibelicismo, le ha cerrado puertas en la gran prensa británica. Es la historia de uno de sus poemas que aquí presentamos, junto con fragmentos de algunos de sus textos políticos recopilados en Various voices: Prose, poetry, politics (Grove Press, 1998). Un breve acercamiento a la obra del Premio Nobel de Literatura 2005 :
Futbol Americano (Una Reflexión sobre la Guerra del Golfo)
¡Aleluya!
Funciona.
Les sacamos la mierda.
Hicimos que la mierda se les
regresara por el culo
Y que saliera por sus jodidas orejas.
Funciona.
Los hicimos mierda.
¡Se sofocaron en su propia mierda!
¡Aleluya!
Alabado sea el Señor por todas las
cosas buenas.
Les sacamos la pinche mierda.
Se la están comiendo.
Alabado sea el Señor por todas las
cosas buenas.
Hicimos volar sus huevos en
fragmentos de polvo,
En fragmentos de pinche polvo.
Lo logramos.
Ahora quiero que te acerques y me
beses en la boca.
Harold Pinter envió este poema a The London Review of Books en 1991. En "Blowing up the media" (Index on censorship, 05/92) cuenta: "Recibí una carta muy extraña, que, en resumidas cuentas decía que el poema tenía una considerable fuerza, pero que justo por eso no lo podían publicar. Pero la carta luego hacía la extraordinaria afirmación de que el periódico compartía mis puntos de vista acerca del papel de Estados Unidos en el mundo. Así que escribí de regreso: '¿Con que el periódico comparte mis puntos de vista? Si fuera usted, no lo andaría divulgando, amiguito'."
Luego envió el poema a The Guardian, y el editor literario le dijo: "Oh dios, Harold, esto es realmente... realmente me has dado un dolor de cabeza con este'. Dijo: 'Personalmente estoy completamente de acuerdo contigo... Pero, tú sabes, no creo... Ooooh, creo que estaríamos en verdaderos problemas si tratáramos de publicarlo en The Guardian'. '¿De veras?', pregunté inocentemente, '¿por qué?'
El dijo, 'Bueno, tú sabes, Harold, somos un periódico familiar'. 'Oh, perdón', dije, 'creía que eran un periódico serio'.
Luego intentó con The Observer. Primero le prometieron que sí se publicaría, luego se echaron para atrás. El editor le dijo: "Quiero publicar tu poema. Pero me estoy topando con todo tipo de resistencia. El problema es el lenguaje, el lenguaje obsceno. La gente se ofende mucho con esto y por eso [el periódico] cree que perderíamos muchos lectores."
En respuesta, Pinter le envió al editor un fax en el que le contaba lo que le había ocurrido en la embajada estadunidense en Ankara, en marzo de 1985, con Arthur Miller: "Tuve una charla con el embajador acerca de la tortura en las prisiones turcas. Me dijo que yo no apreciaba la realidad de la situación vis-à-vis la amenaza comunista, la realidad militar, la realidad diplomática, la realidad estratégica y demás.
"Le dije que la realidad a la que me refería era la de una descarga eléctrica en los genitales. A lo cual el embajador dijo: 'Caballero, usted es un invitado en esta casa', y se dio la vuelta. Me salí.
"Lo que le quería decir al editor de The Observer era que el embajador se había ofendido por la palabra genitales. Pero la realidad de la situación, la realidad de una descarga eléctrica en tus genitales, no le importaba. Era el uso de la palabra lo que era ofensivo, no la acción. Le dije que estaba haciendo una analogía entre ese pequeño intercambio y el asunto del cual ahora hablábamos. Este poema usaba palabras obscenas para describir acciones obscenas y actitudes obscenas".
Luego, Pinter ofreció el poema a The Independent y simplemente respondieron 'no'.
Finalmente, una revista llamada Bomb (en Nueva York) publicó el poema.
En Gran Bretaña fue publicado hasta enero de 1992 en el periódico Socialist. En Holanda se publicó en uno de los principales diarios, Handelsblad, y también en Bulgaria, Grecia y Finlandia.
Oh, Superman
"Me parece que el problema es que a Estados Unidos realmente le excitaba la idea de la agresión soviética. Lo justificaba todo. Estaba ahí con los cornflakes cada mañana. Era parte del American way of life. Tenías un enemigo y lo amabas. Tenías un cuchillo en su panza pero lo abrazabas porque era tu amante en la muerte. Lo necesitabas. Hablabas sobre la muerte. Todas tus referencias tenían que ver con la muerte. Pero estabas contento. Eran buenos tiempos. Podías ir por el mundo y ayudar a tus amigos a torturar y matar a otras personas periodistas, maestros, estudiantes y campesinos, etc. porque esta gente, decías, era parte de ellos. Estaban inspirados por ellos, estaban corrompidos por ellos. Y al hablar todo el tiempo sobre ellos, conservabas e intensificabas tu propio poder. Pero si todo eso terminó, ¿qué vas a hacer? Si ya no tienes un buen enemigo gordo, si ya no puedes gastar miles de millones de dólares en armamento y obtener miles de millones de dólares con el armamento; ¿qué demonios vas a hacer? ¿Qué ocurre cuando ya no hay agresión soviética? ¿Qué ocurre cuando la Unión Soviética dice, como parece que ahora dice, 'Ya no queremos ser un Superpoder, ya no somos un Superpoder'? ¿Qué hace el pobre de Estados Unidos entonces? Porque Estados Unidos ama ser un Superpoder simplemente lo ama."
(Transmitido en "Opinion", por Channel 4, el 31 de mayo de 1990.)
Ser socialista
"Hoy hay la extendida propaganda de que el socialismo ha muerto. Pero si ser socialista es estar convencido de que las palabras 'bien común' y 'justicia social' en efecto significan algo; si ser socialista es estar indignado por el desprecio con el cual los que están en el poder, las 'fuerzas del mercado', las instituciones financieras internacionales tratan a las millones y millones de personas bajo su mandato; si ser socialista es estar resuelto a hacer todo lo que esté en tu poder para aliviar estas vidas imperdonablemente degradadas, entonces el socialismo nunca podrá estar muerto porque estas aspiraciones nunca morirán."
("Caribbean Cold War", Red Pepper, mayo de 1996.)
El mejor agente de ventas
"Sin duda, Estados Unidos es el mejor espectáculo en gira. Puede que sea brutal, indiferente, desdeñoso y despiadado, pero también es muy listo. Como agente de ventas, no tiene competencia. Y su bien más vendible es su amor propio. Es un ganador. Estados Unidos se ha educado a sí mismo para amarse a sí mismo. Escucha al presidente Clinton y antes de él, Bush, y antes de él, Reagan, y antes de él, todos los demás decir por televisión las palabras 'el Pueblo Americano', como en la frase 'le digo al Pueblo Americano que es hora de rezar y de defender los derechos del Pueblo Americano y le pido al Pueblo Americano que confíe en su presidente, en la acción que está por emprender en beneficio del Pueblo Americano'. Una nación llora.
"Es una estrategia bastante brillante. El lenguaje es empleado para mantener a raya el pensamiento. Las palabras 'el Pueblo Americano' proveen un reconfortante cojín, sumamente voluptuoso. No necesitas pensar. Nada más recuéstate en el cojín. El cojín podrá estar sofocando tu inteligencia y tus facultades críticas, pero no lo sabes. Nadie te lo dice. Así que el status quo sigue en su lugar y Papá Noel sigue siendo estadunidense y Estados Unidos sigue siendo la Tierra de los Valientes y el Hogar de los Libres.
"A excepción, claro, de las 1.5 millones de personas en prisión, los 50 millones viviendo debajo de la línea de pobreza, los adolescentes y los deficientes mentales a punto de ser gaseados o inyectados o electrocutados en los 38, de 50 estados, que ejercen la pena de muerte. No opinan lo mismo acerca de este reconfortante cojín, pero de todos modos nadie los escucha. Debido a que son, en su mayoría, pobres y negros, son en esencia subversivos. Son subversivos porque ahí donde hay resentidos y críticos y degradados y enojados, hay una amenaza a la estabilidad del Estado. La cosa que sí pueden tener es a Dios. Si lo quieren. Dios le pertenece a todos los estadunidenses. Los sucesivos presidentes estadunidenses lo han dejado claro."
("It never happened", The Guardian, 4 de diciembre de 1996)
La montaña del lenguaje
El 20 de junio de 1996, un vecino de Haringey, Londres, vio a un grupo de hombres armados y uniformados entrando el centro comunitario local kurdo. La policía respondió a su llamado con un impresionante operativo. Aquellos que salían del centro fueron esposados y les prohibieron comunicarse entre sí en kurdo o turco. Tras una hora, la policía entró al edificio.
Adentro encontraron guiones y escenografía teatral usado por actores kurdos durante sus ensayos de la obra Mountain Language, de Harold Pinter. No encontraron armas reales.
La obra trata sobre la persecución de gente que elige hablar su propia lengua.
El coordinador del centro dijo: "'Eran como 50 o 60 oficiales. La gente trató de explicar que sólo era un ensayo de una obra de teatro. Habíamos avisado con anterioridad en la oficina de la policía local y dijeron que no habría problema... pero [hoy] la policía no escuchaba a nadie que fuera kurdo ni los dejada hablar entre sí."
El dramaturgo opinó: 'La frontera entre ficción y realidad a veces se vuelve borrosa'.
(Información de una nota publicada en The Guardian el 21 de junio de 1996)
El gran afrodisiaco
"Una de las imágenes más nauseabundas del año 2002 es la de nuestro Primer Ministro arrodillado en la iglesia, en Navidad, rezando por la paz en la tierra y la buena voluntad para todos los hombres, mientras simultáneamente se prepara a brindar ayuda para asesinar a miles de personas completamente inocentes en Irak.
"El embajador de Estados Unidos en Gran Bretaña me criticó por llamar a la administración estadunidense un animal salvaje sediento de sangre. Todo lo que puedo decir es: miren la cara de Donald Rumsfeld y todo está dicho.
"Creo que este acto que tienen en mente no sólo es criminal, malévolo y bárbaro, también contiene en sí una palpable alegría en el acto de destruir. El poder, como seguido se comenta, es el gran afrodisiaco, y también, parece ser, lo es la muerte de otros.
"Los estadunidenses tienen el supuesto apoyo de la 'comunidad internacional' a través de varios métodos efectivos; intimidación, soborno, chantaje y engaños. La 'comunidad internacional' se convierte en una entidad degradada, sometida a golpes a servir una brutal fuerza militar fuera de control. La posición más despreciable es, claro, la de este país que aparenta estar hombro con hombro con su gran aliado, mientras, en realidad, es más un fiel disciplinado que cualquier otro. Somos despreciados, socavados y deshonrados por el bajo servilismo de nuestro gobierno con Estados Unidos.
"La planeada guerra sólo puede traer el colapso de lo que queda de la infraestructura iraquí, mucha muerte, mutilaciones y enfermedades, un estimado de un millón de refugiados y una escalada de la violencia en todo el mundo, pero aún así se enmascara como una 'cruzada moral', una 'guerra justa', una guerra librada por 'democracias amantes de la libertad', para llevar la 'democracia' a Irak.
"La pestilencia de la hipocresía es sofocante.
"Este es, en realidad, un sencillo cuento de una invasión de un territorio soberano, una ocupación militar y el control sobre el petróleo.
"Tenemos una clara obligación, la de resistir."
(Discurso pronunciado en la Cámara de los Comunes, el 21 de enero de 2003.)
Democracia
No hay escape.
Los grandes pitos están fuera.
Se cogerán todo lo que esté a la vista.
Cuídate la espalda.
(Febrero de 2003)
Selección y traducción: Tania Molina Ramírez para maSiosare
jueves, 13 de marzo de 2008
martes, 11 de marzo de 2008
PEDRO JUAN GUTIERREZ
El INSACIABLE HOMBRE ARAÑA
(cuentos)
"Silvia en N.Y."
Pedro Juan Gutiérrez
En el invierno de 1992 Silvia visita New York por tres meses y se aloja en el apartamento de una prima en 94 St. West, a un costado del Central Park.
Una tarde, diez minutos antes de oscurecer, camina apresurada y cuidadosamente por un sendero del parque. Se concentra en sus pasos porque hay rachas de viento. El piso está helado y puede resbalar.
Es una zona completamente desolada. Sólo los árboles, los bancos y el viento frío. Un poco más allá hay unas canchas de tenis. Vacías. Silvia lleva las manos en los bolsillos de su largo abrigo negro. Palpa un paquete de tarjetas, con la reproducción de uno de sus cuadros. En el reverso está impresa la invitación para la apertura de su primera exposición personal en N.Y. Dentro de tres días. Consiguió una galería que está bien. No es de primera categoría pero tampoco es de cuarta.
Silvia piensa cómo va a organizar el vernissage y hace cálculos para el futuro. Su sueño dorado es encontrar un marido millonario que la mantenga, para ella entregarse totalmente a su arte. El viento está muy frío. Tiene la cara y las orejas heladas. De repente aparece un negro alto y robusto que la agarra por un brazo y le dice algo en inglés. Silvia se horroriza y piensa: “Oh, no, a mí no me puede pasar esto. No puede ser”. El tipo tiene la pinga tiesa bajo el pantalón y el zipper abierto. Ella intenta zafarse pero la sujeta una mano de hierro. Es tanto el miedo que le invade un frío intenso en todo su cuerpo y comienza a temblar. Piensa decirle: “Oh, please, please”. Pero no. Le parece ridículo decir solo eso. Se le olvidó todo el inglés. Es como si tuviera la mente en blanco. De nuevo intenta desprenderse y salir corriendo. El tipo entonces la agarra por los dos brazos y la atrae hacia sí. Intenta besarla. Ella huele su aliento a tabaco y alcohol y se asquea. Ladea rápidamente la cara y se echa hacia atrás. El tipo la besa en el cuello y la chupetea. Ella forcejea un poco más. El hombre la empuja. Silvia pierde pie y trastabillea. El la sostiene para que no se caiga. Es un mastodonte jugando con un pajarito. Silvia es muy delgada y endeble. Y no deja de temblar. El tipo la lanza contra un banco y la obliga a sentarse bruscamente. El permanece de pie. Con la mano izquierda la aguanta por el hombro. Con la derecha busca dentro de su pantalón y saca una tranca negra, tiesa, larga y gorda. ¡Cojones! Silvia la mira. Tiene que mirarla porque está a dos centímetros de sus ojos, y piensa: “¡Coñó, ahora sí se jodió esto. Tremendo pingón, madre mía! ¡Si me la mete me raja en dos, me destroza el muy hijo deputa!” Respira profundamente y se muerde los labios con fuerza. “¡Ay, mi madre, ¿por qué a mí?!” Se acuerda de Jesucristo en la cruz. No reza desde su adolescencia en las “Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús”, en La Habana. Todo pasa por su mente en fracciones de segundo. Se ve arrodillada entre los bancos de la capilla, rezando y mirando a Jesucristo crucificado. Le gustaba. Fue el primer hombre que le gustó. Era bellísimo, con aquel rostro dulce y sereno. Y el trapito blanco amarrado a la cintura y cubriéndolo. Era erótico. Lo más erótico y sensual que podía encontrar a su alrededor.
El negro le decía cosas en inglés. Murmullaba. Demasiado slang. Silvia no entendía. No había nada que entender. Todo era evidente. El tipo se masturbó con la mano derecha y con la izquierda palpó por debajo del abrigo de Silvia y le tocó sus muslos. Ella usa un blue jeans viejo y cómodo. El tipo intenta romper el botón desgarrando la tela. Silvia recordó como un flashazo una película argentina que se desarrolla en la Tierra del Fuego. Federico Luppi tiene que ir a Buenos Aires y se despide de su mujer. Ya a punto de irse, el último consejo es: “Si te van a violar, relájate y goza”.
“Relájate y goza, Silvia, relájate y goza”, se repite un par de veces. Entonces recupera fuerzas y mira la pinga del tipo. Está a medio palmo de su cara. No puede. Le da asco. El tipo sonríe satisfecho. Le están saliendo bien las cosas. Se masturba rápidamente y sigue intentando romper el pantalón. Quiere meterla de todos modos. De golpe Silvia recupera la voz y, sin pensar le grita:
-Fuck you, man! Use condón, son of bitch, hijo deputa! Use one condón! ¡Negro singao, maricón, abusador, hijo deputa, ojalá tuviera una pistola aquí, abusador! Fuck you! Use one condón!
El tipo, con su voz bronca, le dijo algo ininteligible y le sonó un par de galletazos por la cara que hicieron estremecer el cerebro de Silvia. El tipo quizás estaba drogado. Pegaba muy duro. Era mejor no enfurecerlo. No tenía preservativos. No le interesaban. Siguió masturbándose con la derecha. Con la izquierda registra en el pantalón de Silvia. Mete la mano por debajo del sweater y la camisa de lana. Toca la suave piel de ella. El tipo no lleva guantes y tiene las manos heladas. Le agarra las tetas. Las teticas. Silvia está muy delgada y tiene unos pechos diminutos. Siente aquella mano grande y áspera cómo las soba y le aprieta los pezones. Silvia piensa velozmente: “Le hago una paja y me voy corriendo. Este negro cabrón puede tener sida. Si me mete esa tranca me raja en dos pedazos y me deja aquí desangrándome. ¡Que se la meta el coño de su madre!” Rápidamente agarró la pinga con la mano derecha y se la masajeó. Es muy gorda y muy larga. Ahora se ha puesto más grande aún. Es enorme. “El forcejeo es lo que excita a este hijodemalamadre”, pensó Silvia. Se la apretó bien al tiempo que le bota la paja. Necesita entretenerlo y que se venga rápido. Silvia sabe hacerlo perfectamente. En La Habana se ha templado a unos cuantos negros. Pero siempre ella tenía la ventaja de ser blanca, joven y bonita. Los negros le perreaban atrás un buen tiempo hasta que al fin ella se decidía a dirigir la operación y llegar a la cama. Siempre tenía el sartén por el mango. Ahora se sentía humillada. Por primera vez en su vida. Le escupió en la cabeza de la pinga, pero casi no tenía saliva. El miedo le dejó la boca seca. Movió la lengua contra el cielo de la boca y acopió saliva porque de lo contrario el tipo le iba a meter la pinga en la boca y la obligaría a mamar. La paja le estaba saliendo bien porque el tipo emitía sonidos de placer. Ella temblaba. Sentía la mano congelada que le sobaba los pezones y se los pellizcaba. Ella se esforzaba con sus dos manos dándole pa´atrás y pa´lante. Se la meneaba y miraba alrededor. Nadie. No aparecía nadie. Aquello era un desierto semicongelado. “Ay, mi madre, si apareciera un policía y le entrara a palos a este negro cabrón”. Ella seguía meneando con las dos manos y mirando a uno y otro lado. La pinga seguía frente a ella, apuntando como un cañón, a medio palmo de su cara. De pronto el tipo le soltó un chorro de leche en la cara. Le bañó el rostro. Y otro lechazo más. “¡Qué cojones! ¡Tenía dos litros de leche en los huevos, el muy singao!”, pensó Silvia. La sorprendió. Ella no lo esperaba tan rápido y ya era tarde. Sintió el sabor ácido-dulce del semen en su lengua, en la garganta, en los labios. El olor acre de la leche. Le entró hasta por la nariz. Soltó la pinga. Se limpió con las manos. Tenía pañuelos de papel en el bolsillo. Los buscó. El tipo ahora se masturbaba él mismo, frenético y jadeando. Seguía soltando chorros de leche encima de Silvia y le ensució el abrigo. Ella volvió la cara. Escupió una y otra vez. Asqueada. El tipo quedó medio desfallecido. Ella lo empujó y salió caminando aprisa mientras se limpiaba con los pañuelos de papel y escupía. Resbaló varias veces en algunos charcos congelados y estuvo a punto de caer al suelo. Seguía con el sabor acre del semen en la boca. Y se había tragado un poco. Lo sentía más atrás de la garganta. “¿Por qué tenía la boca abierta? ¿Cómo es posible? ¿Seré estúpida? La tenía en la punta, el muy cochino, hacía un mes que no se venía. Me soltó dos litros de leche encima. ¡Coño de su madre, hijoputa! Tenía que tocarme a mí. No había otra en todo el parque. Si tuviera una pistola le entraba a tiros”. Iba rabiando y casi corriendo, a pesar de los resbalones. Blasfemaba y temblaba de frío, de nervios, de rabia, de furia, de impotencia.
En pocos minutos llegó al apartamento de su prima. Subió las escaleras hasta el segundo piso. Sacó las llaves y se detuvo antes de abrir la puerta. Cerró los ojos y pensó: “Tranquila, Silvia, tranquila”. Se pasó las manos por la cara, por el abrigo. Ya todo estaba seco. Se alisó el pelo y de nuevo concentró su mente calculadora: “Ya, no pasó nada, tranquila”. Abrió la puerta y entró sonriendo. No había nadie. Sobre la mesa un mensaje escrito con tinta roja en una hoja blanca: “Regresamos tarde. Cena tú sola. Hay pollo en la nevera”. Se quedó leyendo el mensaje una y otra vez. Muchas veces. Fue hasta el equipo de música y lo conectó. Tenía colocado un CD con “La Tempestad”, de Jean Sibelius. La música comenzó a invadir lentamente a Silvia. “Las Oceánicas”. Fue hasta el baño. Dejó la puerta abierta. Se desnudó. Hizo un gran bulto con toda la ropa. Después la botaría, incluido el abrigo que tenía las manchas secas y blanquecinas del semen. Se duchó largamente y lavó muy bien su pelo. Cepilló sus dientes dos veces. Se secó y se puso agua de colonia abundante. Siguió sintiendo asco. Las habitaciones estaban caldeadas y regresó desnuda a la sala, escuchando la música. Se dejó caer en una butaca, echó la cabeza atrás, cerró los ojos, y se olvidó de todo. Solo existía Sibelius. In crescendo.
Un mes después regresó a La Habana. Hacía nueve meses que viajaba. Seis meses en Madrid y tres en New York. Buscaba galerías que se interesaran por su pintura. Yo la esperaba en el aeropuerto. Se sorprendió cuando me vio. No me lo dijo pero lo leí en sus ojos: no esperaba verme después de tanto tiempo y de ciertas peleas telefónicas. Sobre todo en los últimos tres meses. Pero yo estaba enamorado como un perro. Eso es lo peor que le puede pasar a un hombre. Enamorarse demasiado y apasionarse con una mujer bella. Nos fuimos a su estudio. Pusimos a un lado el equipaje sin abrir y nos besamos. Un beso con lengua y chupones. Se nos olvidaron los nueve meses de separación y las broncas telefónicas. Templamos como dos locos. Igual que siempre. Seguimos así unos días más. Una tarde descansábamos en la cama. Lo recuerdo perfectamente. Me dijo:
-Tengo que decirte una cosa.
-¿Qué?
-Quizás tengo alguna enfermedad.
-¿Por qué? ¿Templaste sin preservativo?
-Me violaron en el Central Park, frente al apartamento de mi prima.
-Ah, no jodas, Silvia.
-En serio.
-No, no.
-Sí.
-Uff, ¿Y esperaste hasta ahora para decirlo? ¡Tú eres la más papayúa de Cuba?
Se quedó en silencio, mirándome. Vio que me empingué muchísimo, y cambió en un instante:
-Jajajá. Es un chiste. No me creas.
-¿Un chiste?
-Sí, jajajá.
-Sí te violaron. Chiste ni pinga.
-No te pongas así. Era un juego.
Nos quedamos en silencio, mirando al vacío. Me levanté de la cama. Fui a la cocina y preparé café. Me puse furioso. Con rabia como un perro. Tenía ganas de entrarle a piñazos a la pared y romperlo todo a patadas. Cuando regresé con el café Silvia lo había pensado mejor y me dijo:
-Cálmate y no te alteres. Te voy a contar cómo fue.
Me lo contó todo. Sin perder detalle. Hasta Sibelius. Se me pasó la furia. Pero no pude olvidar. Una semana después nos separamos. Silvia insistía en irse definitivamente. A Miami o New York. Sólo hablaba de eso. Obsesivamente. “Me siento encerrada en una jaula. Esta isla es una jaula”, me repetía continuamente. Quería que yo me fuera también. Yo no quería irme y ella no lo entendía. Me acusaba: “irracional, sentimentaloide, blandengue, cobarde, aguantón, no tienes por qué aguantar esta mierda”. Yo me defendía: “Está bien, soy un sentimental y no una computadora”. En fin, me desalenté mucho. Ya no podía acariciarla con ternura, no tenía erecciones. Nada. Una tarde cogí mi bicicleta. Puse en una bolsa lo poco que poseía, y me marché.
No sé donde vive ni que hace. No sé nada. Alguien me dijo que se casó con un siquiatra millonario, que vive en la zona de Cape Cod y que ha engordado muchísimo. No sé. Yo caí en un estado depresivo que me duró años. Fue terrible y no quiero recordar aquel tiempo: depresivo, furioso, rabioso, desconcertado, borracho todo el día, sin comida, sin dinero, claustrofóbico, con intenciones suicidas, todos los días me templaba a una negra diferente. A veces me pegaban ladillas. Las buscaba entre las más vulgares y prosaicas de mi barrio. Me gustaba golpearlas cuando las tenía bien clavadas, y ellas se arrebataban con mi sadismo. Quizás eso fue lo que me salvó: las borracheras, las mujeres, soltar furia, tirarlo todo a mierda, no esperar nada de nadie. Y escribir. En las madrugadas, borracho, escribía cuentos de todo lo que me sucedía. Era muy divertido. Y seguí adelante. Y aquí estoy.
© Pedro Juan Gutiérrez
Link a una entrevista con el escritor cubano.
http://josejavierfranco.blog.com.es/?tag=entrevistas
Ezra Pound: VANGUARDIA Y FASCISMO (entre Confucio y Mussolini)
Por Nicolás González Varela
“La ‘Edad pedía’ sobre todo una impresión en yeso,
hecha sin pérdida de tiempo,
Un cine en prosa, no, no ciertamente el alabastro
ni la escultura de la rima”
(”Ode pour l’élection de son sépulcre”, 1918)
¿Por qué leer a Pound? Fascista recalcitrante, antisemita rubicundo, traidor a su patria además de desequilibrado mental (psicótico). Como Heidegger, como Céline, como Paul de Man, como Blanchot, como Cioran, como Elíade. como Pessoa, como Michels y como tantos otros el problema en cualquier esbozo biográfico de estos intelectuales son los años que transcurren entre el fin de la Primera Guerra Mundial (1918) y la derrota del Tercer Reich (1945). Todos abrazaron con fascinación el naciente fascismo. Pero Pound no sólo merece estar en la galería de los sospechosos de siempre de la historia intelectual: revolucionó la literatura directa e indirectamente. Además de ser el más grande de los poetas del siglo XX fue editor, corrector y artífice de la publicación de “No Man’s Land” de T. S. Eliot, el primer poema realmente modernista que formateó todo lo que venía del pasado, haciéndolo caduco y ridículo. Sin embargo, mientras que Eliot pasó a convertirse en el principal crítico y poeta de su tiempo, a pesar de su carga teológica, la posición de Pound ha sido empañada por su apoyo incondicional a Mussolini y Hitler, sus programas radiofónicos de agitprop fascista en Roma durante la Segunda Guerra Mundial y por su antisemitismo visceral. Como en los debates sobre autores hechizados por el fascismo, en el caso de Pound tenemos también interpretaciones opuestas, una herradura hermenéutica que oscila entre separar artificial y absolutamente la obra del hombre (el clásico es Julia Kristeva) o directamente hacer preceder a la poesía de su adhesión política al fascismo (Massimo Bacigalupo). La conclusión es un silogismo ridículo: Pound no fue fascista (cuando efectivamente lo fue); Pound no fue realmente un poeta (cuando lo fue y cómo). O, profundizando un poco, Pound fue fascista sui generis pero su poesía no. Habría un Pound bueno, el enhebrador de stanzas y rimas libres, un essential Pound y un Pound malo, demente, irracional, loco de atar, un pobre desequilibrado que creía ser fascista aunque no era fascista en el fondo. Por supuesto, la mayoría de los estudiosos, en ambas márgenes de la interpretación, no tienen idea de qué era el fascismo en su versión italiana. Al no comprender la originalidad no entienden y proyectan su propia ignorancia en Pound. Para muchos sigue siendo impensable que el fascismo haya atraído verdaderamente a ilustrados de la magnitud de Pound. Como señalaba Connor Cruise O’Brien sobre Yeats ¿cómo se puede conciliar la poesía que más amas con la idea política que más odias? Éste es el dilema Pound. Hay una tercera variante de hagiografía clínica, que intenta exculpar a Pound por su supuesta demencia durante al Segunda Guerra Mundial. Incluso lo sostienen autores progresistas o de izquierdas. Esta vía de exoneración está clausurada hace tiempo, tenemos las declaraciones del Dr. Jerome Kavka, que examinó a Pound en el psiquiátrico de St. Elizabeth’s, quién a repetido que no sufría de psicosis y que la internación se debió a los temores de Pound a ser ahorcado por traidor durante la èpuration. La puesta en escena célinnianne de Pound fue idea de su círculo de amigos para evitar un juicio catastrófico. La discusión sobre la deriva fascista en torno a Pound se reaviva en Inglaterra por la edición de unas cartas inéditas a intelectuales chinos, algunas de la cuales hablan no sólo de su trabajo como escritor, poeta, guionista y editor sino además de su afinidades políticas y de su decisión de apoyar el fascismo (Pound no diferenciaba entre fascismo y nacionalsocialismo). Las 162 cartas, escritas en un raro acento fonético, fueron rastreadas y localizadas a lo largo de 15 años por el profesor Zhaoming Qian, de la Universidad de Nueva Orleáns. Abarcan un período de cuarenta años y nos dejan ver su adhesión a formas políticas del confucianismo, comentarios sobre cómo se recibía en Occidente su opera magna “The Cantos” (”Cantares” en español) y opiniones sobre poetas y escritores de la época, incluido por supuesto, su alter ego T. S. Eliot. Uno de los biógrafos más profundos de Pound, David Moody, señala que estas cartas nos permiten explicar el distanciamiento entre los dos grandes poetas, separación marcada por criterios políticos. Eliot, a través de su revista “The Criterion”, aplicaba su mandarinesca Kulturkritik contra el capitalismo y su bárbaro modernismo. El escalpelo eliotenne se afilaba con piedra de amolar católica y sus parámetros pueden calificarse de “reaccionarios”. Nunca llega a desembocar en la decisión por el fascismo. Eliot era un Edmund Burke revivido y redimido. Clamaba por una nueva tercera vía, ni bolchevique ni capitalista, pero su modelo era un renacimiento del corporativismo con espíritu latino. Era esto, y no ninguna lucha dialéctica por la estética, lo que enfurecía a Pound. En sus cartas llama a Eliot “Elephant”, “Buzzard”, que tiene “Head full of Mouldy Old Christianity”. La correspondencia además nos explica la tensión ideológica y el intento de sincretismo entre la teoría fascista y Confucio. Por supuesto, una síntesis para nada absurda o producto de una locura en ciernes, que en realidad nunca existió. Y de cómo se producía la retroalimentación con su proyecto subversivo de escritura poética.
Un “poeta economista” en la Italia fascista
“Mussolini es un macho de la especie y autor de la consegna de este año” escribía Pound en “Make it New”, una colección de su mejor prosa literaria. Los diarios fascistas, como el reconvertido “Gazzetta del Popolo”, lo llamaban “el poeta economista”. En su último domicilio en Venecia, donde murió, sito en la calle Querini 252, figura una plaqueta en mármol blanco en la que reza “Titano della Poesia”. Nunca tan bien dicho. Es uno de los poetas más revulsivos y decisivos del siglo XX. Y lo sabía. Su fiel Penélope fue Gustav Flaubert, como le gustaba repetir. Hay una imagen curiosa donde se lo ve, una foto en blanco y negro, como un símbolo futurista encarnado: hiperactivo, atlético, vigoroso. Juega al tenis en su residencia en Rapallo, Italia. El país está gobernado por el Il Duce Benito Mussolini, el líder que tenía “sentido del tiempo”. Sabe que el “juego con el arte” ha cambiado. Pero Pound, pese al New Criticism que ve artistas inmaculados dedicados en alma y vida a la causa literaria en impolutas torres marfilescas, no era un poeta en sentido estricto y débil. No era simplemente un jugador de estilo más. No era un Mallarmé. No lo permitía su propia gigantez. La escritura para Pound debía ajustar cuentas con el terremoto de la guerra, con la matanza colectiva y la crisis de las democracias liberales. El estilo debe hacer un control de daños para remover de la bancarrota a la Kultur occidental. La poesía, “esa vieja puta desdentada” es parte de la decadencia sin fin. Al liberalismo lo llama sin pudor “a running sore”. Su poesía es una toma de postura política, es la “impresión en yeso” que la edad del modernismo reaccionario exigía. Pound, artífice del Imagismo primero, del Vorticismo después, experimentador rabioso, crítico furibundo del Futurismo. El diagnóstico del vaciamiento del sujeto de la cultura humanista y la disolución del lenguaje también son hiperpolíticas. Igual de políticas son las de sus compañeros de viaje Yeats y Eliot. Y no podría ser de otra manera. Se trata de atravesar transversalmente todos (y “todos” no es retórica) los modelos de formalización del lenguaje literario antes que la cultura occidental se diera una forma económica basada en el plusvalor (con el paso del valor de uso al valor de cambio). Si Pound bucea incansablemente en el vers libre de los poeta mélicos, en los clasicistas isabelinos o en los trovadores franceses, en los haikus de la poesía provenzal o los juglares bretones, es que busca un lenguaje, en forma y ritmo, que supere la irreversible reificación capitalista y la lenta fragmentación-alienación del material por medio del cual la literatura (y la poesía) trabaja. El retorno a los orígenes “que fortifica, porque implica un retorno a la naturaleza y a la razón”, no es romanticismo banal (¡para eso esta Filippo Tommaso Marinetti!), sino el intento de buscar el inicio auténtico fuera de las mediaciones del capital. El hombre de la nueva era “no quiere hacer lo que debe donde no debe”. Tradición no significa ataduras que nos liguen al pasado: es algo bello que conservamos y que se mantiene inmune al circuito dinero-mercancía-dinero. El fetichismo del dinero es el que ha hecho mercancía al propio lenguaje. Para entender a Pound y su revolución poética debe comprendérselo como un pensador en toda la extensión del término. Pound es como la Quimera homérica: poeta por delante; economista por detrás y en el medio el político. Pound, como Heidegger, como Blanchot, como Céline, como tantos, abrazó la solución fascista no como residuo de una fantástica psicosis, no cómo un error por inexperiencia política, sino como resultado coherente de sus propias reflexiones sobre la economía y la política de su tiempo. En el siglo XX la rebelión ideológica liberal precedió a la política, la voluntad de purificar el mundo burgués de las hipotecas del siglo XVIII, así como el rechazo al “malestar” liberal y burgués, se unen en un mismo impulso en las más importantes vanguardias literarias y artísticas de Europa.
Modernismo y proto fascismo
“La revolución fascista fue hecha PARA la preservación de determinadas libertades y PARA el mantenimiento de un cierto nivel de cultura, de ciertos estándares vida, pero NO fue hecha para hacer descender un nivel de riquezas o de pobreza, sino que es una denegación a entregar ciertas prerrogativas inmateriales, una denegación de entregar una gran porción de nuestro patrimonio cultural… Es posible que todas las demás revoluciones se han producido sólo después, es decir, muy considerablemente DESPUÉS de un cambio en las condiciones materiales, pero la ‘revolución continua’ de Mussolini es la primera revolución que ocurren simultáneamente con el cambio de las bases materiales de la vida.” (”Jefferson and/or Mussolini”, escrito en 1933, publicado en 1935) Así resumía Pound la positividad del fascismo como fenómeno epocal y, en sus propias palabras en el prefacio de la edición norteamericana del phamplet, nos explicaría a sus lectores “la idea statale del fascismo tal como yo la he visto”. Estas ideas no se las contagió al ver la rivoluzione continua en vivo en Italia: siempre confesó que su Turn hacia la nueva derecha había ocurrido en Inglaterra. Pound fue un intelectual comprometido con su tiempo. Como tantos intelectuales del ‘900 y como su futuro héroe, Mussolini, Pound también comenzó su deriva fascista desde el socialismo. Su lugar fue el diario “New Age”, en el que escribió sin interrupciones diez años: de 1911 a 1921. El diario pertenecía a las Fabian Arts Society y portaba como motto “An Independent Socialist Review of Politics, Literatura and Art”. Antes de la Gran Guerra era considerado el mejor diario de la izquierda británica. Allí escribieron Shaw, Chesterton, Belloc y muchas futuras figuras intelectuales del Labour Party. El diario intentaba realizar una rara síntesis, que ya veremos en otros tipos de fascismos, entre socialismo evolucionista y el sindicalismo. La formación económica de Pound se realizón íntegramente gracias a este diario a través de la difusión de economistas heterodoxos, algunos importantes aún hoy en día, como Silvio Gesell y otros que han pasado al justo olvido, como C. H. Douglas. Ya en pleno fascismo italiano Pound dio conferencias sobre economía planificada y la base hitórica de la economía en la Universidad de Milán a lo largo de 1933. Al inicio del ‘900 en sucesivos artículos Pound defiende las reformas socialistas llamadas “Social Credit”, en clave proudhonnistes y su economista de cabecera es siempre Gesell. Como muchos pre fascistas, Pound cree que modificando la esfera de la circulación y la distribución podría nacer una nueva sociedad sin tocar las estructuras sociales y políticas, sin tocar el derecho de propiedad básico. El fascismo es el único, entre el comunismo y el capitalismo liberal, de llevar a buen término, la justicia económica. Paralelamente a su actividad como socialista de la tercera vía (ni bolchevique, ni liberal) Pound inicia otro tipo de actividades político literarias. En diciembre de 1913, Ezra Pound le escribe al poeta William Carlos Williams una carta donde llama a la escena artística literaria de Londres ‘’The Vortex”, el vértice. Será un término que hará historia. La aparición en Londres de la revista “Blast” en junio de 1914 anuncia públicamente el nacimiento del “Vorticism”, un movimiento vanguardista emparentado con el futurismo pero que rompía con él en lo esencial. Hasta el “New York Times” de la época destacó la ruptura que se avecinaba. Según la definió Pound en carta a sus padres “la más inteligente revista de Londres. Ustedes la detestarían”. Lewis había tomado la idea de “Blast” de los cubistas. Marinetti estuvo en Londres en 1913. La revista no sólo destacaba en contenidos sino revolucionaba la forma hasta en los colores (¡rosa chillón en plena época victoriana!) y la tipografía. Su objetivo era “devastar”: devastar la cultura francesa, el humor inglés, la iglesia anglicana, la cultura popular, la prensa tradicional, las autocreídas vanguardias, la burguesía segura y establecida. En la revista escribirán, entre otros, Ford Madox Ford y T. S. Eliot. Más tarde Pound empleará el término “Vortex” para definir la especificidad del arte de su amigo Wyndham Lewis. Lewis es “un verdadero maestro”, fue él el que redacto el “Vorticist Manifesto”, y para Pound debería estar al lado de Gaudier, Picasso o Joyce en cuanto a su papel revolucionario en el arte y la literatura. A Ernest Hemingway, que lo conoció, le disgustaba, y dijo que tenía los ojos “de un violador fracasado”. Pound se arrepentirá de no haber escrito un libro sobre él toda su vida. De la novela de Lewis “Tarr” (1918, re escrita en 1928), Pound dirá que es “la novela inglesa más vigorosa y vehemente de su tiempo y su autor el fenómeno más excepcional de la época”. El único escritor contemporáneo que puede comparársele es Joyce. El escritor y pintor Wyndham Lewis escribirá un libro en 1931 elogiando a Hitler, editado por Chatto&Windus, aunque nunca llegará al extremo del intelectual fascista comprometido como Marinetti, Drieu, Brasillach o Paul de Man. Lewis considera al nacionalsocialismo (todavía en la oposición) como una respuesta al comunismo, en la que el concepto de raza es un antídoto saludable contra la idea de Klassenkampf, de clase social. El programa hitleriano es un excelente plan para salvar a Europa frente al peligro del bolchevismo asiático. En síntesis: el fascismo, dirá Lewis sin arrepentirse nunca (de manera similar a cómo Heidegger seguía justificando al nacionalsocialismo hasta su muerte) es la expresión revolucionaria más adecuada y más acabada de la oposición al status quo burgués. El modernismo revolucionario. Curioso o no Lewis fue ampliamente difundido en Argentina a través de la revista “Sur” de Victoria Ocampo. Pero la figura de Lewis personifica perfectamente el intelectual modernista reaccionario atraido por la vitalidad, al energía de lo irracional, la fuerza del instinto, todos fenómenos de esta rebelión contrailuminista, antimaterialista, antiburguesa y antimarxista que representará en un primer momento el fascismo italiano, luego el nacionalsocialismo y los diversos fascismos menores de Europa. El vorticismo contribuirá a ilustrar la naturaleza de las afinidades entre revuelta cultural, modernismo reaccionario y el ascenso irresistible del fascismo. Las raíces del modernismo se encuentran entrelazadas con las afinidades electivas de la derecha revolucionaria, el pasado perfecto del futuro fascismo.
Derecha revolucionaria y filosofía
En el grupo vorticista tenía un ideólogo más profundo, un filósofo en toda línea, una especie de Heidegger o Drieu de la Rochelle inglés. Su nombre era Thomas Ernest Hulme. Su ascendencia sobre Pound, Yeats o T. S. Eliot es incuestionable. Ya el perspicaz Borges lo había notado cuando escribió “fue discípulo del filósofo Hulme, con el cual inauguró el Imagismo, destinado a purificar la poesía de todo lo sentimental y retórico” (¿habrá influenciado a su vez el reaccionario Hulme a Borges?). Tanta era la admiración de Pound por Hulmes que en su cuarto libro, “Ripostes” (1912), incluye un curioso epílogo, compuesto por los pomposamente calificados Complete Poetical Works of T.E. Hulme. Se trata de cinco poemas, breves, en el estilo de los haikus. Hulme era una personalidad excepcional y el verdadero teórico del clasicismo revolucionario, del que beberán tanto el fascismo como el nazismo. El joven filósofo y crítico de arte reaccionario reunía en el café “Tour Eiffel” del Soho, los jueves por la tarde, a un grupo de escritores que constituían una secesión del tradicional Poet’s Club londinense creado por un banquero. El jueves 22 de abril de 1909, Pound llegó por primera vez a ese cenáculo, invitado por su maestro Hulme. Un miembro del grupo, F.S. Flint, quién junto con Hulme y Pound crearán el “Imagism”, recuerda esa primera y memorable ocasión: “(Pound) debe haber olvidado, o nunca se enteró, de la excitación con la que los clientes de las demás mesas le oyeron declamar su Sestina: Altaforte… qué fuerte vibraba la mesa en resonancia con su voz”. Los imagistas editarán una antología que hará época llamada “Des Imagistes” será publicada en 1914 en EE.UU. y el Reino Unido. La integraban: Richard Aldington, F.S. Flint, Skipwith Cannell, Amy Lowell, William Carlos Williams, D.H. Lawrence, James Joyce, Ford Madox Hueffer (todavía no era Ford Madox Ford), Allen Upward, John Cournos, y Ezra Pound. Hay allí al menos tres de los mayores escritores en lengua inglesa del siglo (Lawrence, Joyce y Williams) reunidos por mérito exclusivo del cuarto de ellos. El libro fue recibido con desprecio e indiferencia. Pero sigamos con Hulme. El filósofo tomó la iniciativa de traducir al inglés las “Réflexions sur la violence” de Georges Sorel, el teórico sindicalista que revisaba en clave antimaterialista a Marx. Mussolini declaraba que “mis modestas ideas han encontrado confirmación autorizada en la obra de Georges Sorel”. El fascismo consideraba la obra soreliana como una fuente de inspiración y un antídoto saludable contra las perversiones marxistas. Hulme también tradujo al inglés a Henri Bergson y su vitalismo antikantiano, otra de las fuentes filosóficas del futuro fascismo. Hulme se presentó como voluntario entusiasta y murió en la Gran Guerra en septiembre de 1917, en Flandes a la edad de 34 años. En su época, según relatan diversos testimonios, se había transformado en una de las inteligencias más influyentes y uno de los principales protagonistas de la escena intelectual. T. S. Eliot dijo que era “el gran precursor de un estado de ánimo nuevo, el estado de ánimo del siglo XX” y lo definía como “un clásico, un reaccionario y un revolucionario en las antípodas del espíritu eclético, tolerante y democrático del siglo pasado”. La médula del pensamiento de Hulme, todavía no maduro por su edad, es un violento ataque al humanismo, a la perfectibilidad humana, a la empatía artificial y a la idea de progreso. Su objeto de demolición es la idea según la cual la existencia es o debe ser la fuente de la que emana todos los valores. Hulme arremete contra todo el espíritu y el arte del Renacimiento (Donatello, Miguel Angel, Marlowe) y contra la ética y la política derivada de él: Descartes, Hobbes, Spinoza, Rousseau. Su textos declaran la guerra al romanticismo, pero al romanticismo de 1789 (el de la Gran Revolución Francesa) ya la concepción roussoniana del individuo (el hombre es bueno por naturaleza). Hulme adopta el punto de vista del gran reaccionario Burke, las posiciones y definiciones de Charles Maurras (lo dice específicamente), de Laserre y de los proto fascistas de la Acción Francesa. Los románticos creen en la infinidad del hombre, nosotros, dirá Hulme, en sus límites. Es necesaria, sobre la lenta Untergang de Occidente, una estricta disciplina religiosa (o un sustituto a este lazo) que implica, en las formas institucionales, disciplina política (ya no basada en ese invento llamado “contrato social”) y obediencia al estado. Este es el fundamento de la llamada “Anti-Democratic Intelligentszia”: rechazar de plano la tradición plumista y humanista; criticar con violencia extrema y subversiva la democracia liberal. La tarea del siglo XX, señalaba Hulme, era logra disociar a la clase obrera de la democracia. En este marco es el que hay que entender el trabajo poético y el alcance de la creación literaria de Pound. Hulme, admirador de Sorel, ofreció un retrato del teórico de la violencia y del sindicalismo revolucionario que podría aplicarse a su discípulo Pound: “Un revolucionario que es un antidemócrata, un absolutista en cuestiones de ética, que rechaza todo tipo de racionalismo y de relativismo, que concede la mayor importancia al elemento místico en religión, elemento que está convencido que nunca desaparecerá, que habla con menosprecio del modernismo y del progreso y utiliza un concepto como el honor sin el más mínimo toque de irrealidad”.
Confucio & Mussolini
Pound empezó a leer a Confucio de traducciones del francés en 1914-1915. Hizo varias pequeñas traducciones y en 1928 apareció su primera gran versión inglesa de uno de los clásicos “El Gran Compendio”. Ya en sus “The Cantos” se encontraban numerosas citas de “Las Analectas”. En sus cartas recientemente descubiertas se ve la tensión de Pound en su busca de una ética comunitaria que pudiera complementarse con el fascismo sobre el terreno. ¿Cómo intentó realizar Pound una síntesis hegeliana entre confucianismo y fascismo italiano? Confucio “que tenía a su espalda dos mil años de historia documentada, que él condensó de manera que fuera de utilidad a los hombres que ocupan cargos oficiales” permitía una Sittlichkeit, una moralidad estatal basada en salidas pragmáticas, evitando la politiquería y las discusiones abstractas de la burocracia. Confucio además sostenía una antropología pesimista sobre el hombre y un regreso a una época dorada imperial, en la cual los hombres de letras y eruditos gozarían de una posición de clase ventajosa. Los funcionarios superiores del Stato Totale deberían ser instruidos en “Las Analectas” confucianas y como regla general “no se debe permitir que ningún cristiano desempeñe cargos ejecutivos”. A Mussolini, el fondatore dell’Impero que había ya cambiado el gobierno burgués por “algo positivo, por una máquina útil”, le podría ser de enorme ayuda el aporte autoritario, centralista y práctico del confucianismo. Del judaísmo ni hablar, aunque podrían conservarse “unos cuantos judíos serios”. Confucio más Mussolini era la Océana ideal, que superaría el comunismo bolchevique y las plutocracias occidentales. Pound pensaba que el nacionalsocialismo estaba más cerca que el fascismo en los ideales confucianos de su estado. El final ignominioso de Pound es ya conocido. Hay algunas anécdotas que nos pintan qué lejos estaba en su adhesión al fascismo de la esquizofrenia. Un Pound entusiasmado contaba que a Mussolini, “que tiene sentido del tiempo”, le gustaba la música clásica por sobre la música ligera contemporánea. El clasicismo revolucionario se encarnaba en il Duce. Y que il Fascio (como llamaba en su florido lenguaje a la dictadura fascista) era “un fenómeno interesante”, tras el cual “hay perspectiva histórica”. El “estado imperialista capitalista” (sic) no sólo tenía que ser juzgado en comparación con el fascismo desplegado o con las utopías sin realizar sino con las formas pasadas de sociedad. La época no era de pasividad, de espectadores sino de acción: en su entusiasmo reaccionario se puso a preparar un guión cinematográfico en 1932 sobre la historia del fascismo, enviándole un ejemplar a Mussolini con dedicatoria. Finalmente logró el encuentro más deseado: el 30 de enero de 1933 se entrevistó con il Duce en el Palazzo Venecia, presentándole al dictador una lista de propuestas sobre reformas monetarias, económicas y además, como confesó, vislumbrar la grandeza mental de Mussolini. Le regaló un draft de XXX Cantos, el dictador lo hojeó, leyó algunos poemas y le dijo que lo encontraba “divertente”. Pound consideró esa frase un comentario muy serio que indicaba que el gran hombre de estado en un instante había llegado al alma de su obra. Emocionado como Hegel cuando vio a Napoleón en Jena, Pound consideró el hecho como una prueba de la brillantez de Mussolini y el hecho que “The Cantos” sería una obra para Übermenschen, superhombres. Su impresión en yeso para esta época. Desde aquel día Pound no llamaba a Mussolini por su nombre, sino se refería a él como “Muss” o “The Boss” (como le llama en los primeros versos del canto 41). Era el “artifex”, un genio sin medida. Eliot en “The Criterion” le publicó un artículo titulado “Asesinato por el Capital”, donde presenta a Mussolini como “el primer jefe de estado de los últimos tiempos en percibir y proclamar que la calidad era una dimensión de la producción nacional”. En “Guía de la Cultura” (1937), impresionado por ese encuentro (que será el último) Pound decía que “Mussolini, un gran hombre, demostrablemente en sus efectos sobre los acontecimientos, inadvertidamente en la rapidez mental, en la velocidad con que se expresa su verdadera emoción en su cara, de tal modo que únicamente un hombre retorcido podría malinterpretar lo que quiere decir y cuales son sus intenciones básicas”. Y “The Cantos” tiene sus propios capítulos fascistas: los cantos LXII al LXXII, conocidos como The Adams Cantos. Quiso escribir un libro sobre il Duce que nunca pudo realizar. Cuando viajó por última vez a los Estados Unidos, en 1939, al descender del trasatlántico italiano Rex (por supuesto en una suite de 1ª calse) declaró a la prensa que “Mussolini y Hitler han hecho más cosas por la paz que todas las democracias liberales”. Ya en esos momentos Hitler se había anexionado Austria y los Sudetes, Mussolini ya había conquistado con sangre Abisinia para su nuevo Imperium romano, y Pound apoyaba la operación colonialista: “Abisinia está mejor bajo el mandato de il Duce que de Negus (el emperador nativo)”. En tan sólo unos meses el IIIº Reich atacaría Polonia, estallando la Segunda Guerra Mundial. Pound utilizaba un papel de diseño propio para escribir, tenía un dibujo de sí mismo diseñado por Wyndham Lewis y tenía un motto fascista en el encabezado que decía: “La libertad es un deber, no un derecho”. A la vuelta a Rapallo desde los EE.UU. se desató la guerra. Pound ofreció sus servicios al gobierno italiano para montar una serie de emisiones radiales que llevaran a los americanos a apreciar y simpatizar con el fascismo. La primera emisión fue en enero de 1941. La idea general de Pound era que las guerras eran creadas por la codicia de los usureros y los fabricantes de armamento. Cuando Japón atacó Pearl Harbor, obligando a los EE.UU. a declararle la guerra el Eje (diciembre de 1941) Pound decidió seguir emitiendo con su propio nombre y señaló que “Roosevelt está en manos de los judíos más de lo que el presidente Wilson lo estuvo en 1919″. El 26 de julio de 1943, una corte federal de los Estados Unidos acusó a Ezra Pound de adherir a los enemigos de los Estados Unidos. En otras palabras, traición. La pena iba desde 5 años de prisión y U$S 10.000, a la silla eléctrica o mejor dicho, la horca.
La caída de los dioses
El 10 de julio de 1943, tropas británicas y estadounidenses desembarcan al sur-este de la isla de Sicilia y la ocupan en poco más de un mes. La invasión aliada de territorio italiano provoca que, el 24 de julio, se produzca un putsch palaciego, el rey de Italia Víctor Manuel IIII ordene la detención de Mussolini y nombra al mariscal Badoglio nuevo presidente del país. El gobierno de Badoglio se rindió a los aliados y los alemanes ocuparon toda Italia. Un comando libera a Mussolini quién establece la Italia fascista en el norte, con capital en Milán. Se la conocerá como la Repubblica Sociale Italiana (RSI), pero su nombre popular será República de Saló, debido a que la residencia de il Duce estaba en Saló, pequeña ciudad en el lago Garda. Pound estaba en ese mes crucial de septiembre de 1943 en Roma. Un empleado del Minculpop (Ministerio de Cultura Popular fascista) recuerda haber visto a Pound deambulando por las desiertas oficinas, buscando manuscritos de sus charlas radiales. Los días finales fueron un caos, con los fascistas huyendo hacia el norte. Pound también lo hizo, al mejor estilo de Céline: salió de Roma por la vía Salaria, cruzó el municipio de Fara Sabina y durmió bajo las estrellas. Tomo un tren abarrotado y medio a pie logró llegar al Tirol, zona segura. Toda esta experiencia de huída hacia Saló también aparecerán en “The Cantos” 77, 78 y 79. Se reincorporará al movimiento y pone todo su talento para sostener la república de opereta de un Mussolini ya quebrado. Compone canciones para las milicias fascistas, traduce y escribe panfletos, artículo, manifiestos y posters, todo ello en italiano. Los posters fueron impresos con máximas confucianas o slogans fascistas de la época reformados por Pound. Entre 1943 y 1945, fecha en al que es encarcelado, Pound imprimió seis obras en la República de Saló, incluido el testamento de Confucio. Escribió artículos en la revista propagandística del régimen “Gladio”. Pound apoya el fascismo de izquierda, una especie de vuelta a los orígenes, de Mussolini, aportando ideas y proyectos culturales. Su foto y descripción habían sido distribuidas en el frente y lo buscaba no sólo el ejército, sino un fiscal general y el FBI. Cuando lo atraparon en Sant’ Ambrosio estaba traduciendo el “Libro de Mencio”, el seguidor más fiel de Confucio pero el más populista. Para vergüenza de su etnocentrismo, Pound se rindió en mayo de 1945 a una raza inferior: un soldado negro con una carabina que lo llevó bajo arresto a Lavagna. En una conversación con uno de los ministros de Saló, Pound le explicó la amalgama de fascismo y confucianismo, su valor para elevar la moral del combate: “The Value of Philosophy (or of a Philosophy) is that it Reinforces Courage. Confucius is the Staff to take in the Trenches”.
Algunos poemas deEZRA POUND
http://amediavoz.com/pound.htm#EL%20DESVÁN://
miércoles, 5 de marzo de 2008
LOS VERDADEROS TERRORISTAS
Un artículo esclarecedor del prestigioso peridista norteamericano Bob Nicholson sobre la utilizacion de las armas sucias en Irak...
¿QUINES SON LOS VERDADEROS TERRORISTAS?
La radiación en Irak es igual a 250,000 Bombas de Nagasaki
Como escritor no tengo las palabras para describir a qué se parece 64 grados Celsius a la sombra. He experimentado 49 grados Celsius en Phoenix y 43 en el sauna que uso. Sesenta y cuatro grados Celsius me dejan mudo. Intente imaginar 64 grados de temperatura mientras lleva un casco, camisa manga larga, pantalones largos, un chaleco anti-balas, botas y transportando 32 kilogramos de peso extra.
Por contraste los nativos de Alaska y Canadá tienen treinta y siete palabras para hablar en forma precisa sobre diferentes tipos de nieve.
Así, desde que la temperatura está subiendo en Irak pareciera ser un buen momento para repartir esta historia a los diferentes sitios de Internet y publicaciones de noticias. Hubo una noticia en el 2003, de un soldado británico de 19 años, cuyo trabajo militar era trabajar en un tanque británico. En Irak. En el verano. La noticia de Londres es, que él olvidó de beber bastante agua y se cocinó, literalmente, en su tanque.
Pero, esta historia no es sobre la temperatura en Irak. Sin embargo, usted puede apostar que el clima será muy importante para esos desafortunados norteamericanos que todavía deberán permanecer en Irak este verano.
Este artículo trata de las armas norteamericanas construidas con componentes de Uranio para finiquitar el negocio. Casi todas las balas norteamericanas, proyectiles de 120 mm para tanques, misiles, bombas tontas, bombas inteligentes, bombas de 500 y 2,000 libras, misiles crucero y cualquier cosa diseñada para ayudar a nuestro lado, en nuestra guerra contra ellos, contienen Uranio. Mucho Uranio.
En el caso de un misil crucero, contiene tanto como 400 kilos de ese material. Este artículo es sobre cuánto uranio radiactivo nuestros muchachos, que nos representan, a los ciudadanos de los Estados Unidos, han dejado caer en Irak. Tome en cuenta que ellos usaron aproximadamente 2,000,000 kilos del material, dar o tomar. Ése es un manojo.
Ahora, la mayoría de la gente no tiene ninguna idea de cuánto es Dos Millones de kilogramos de cualquier cosa, mucho menos de Polvo de Uranio (UD Uranium Dust), que es en lo que este material se transforma cuando es disparado o explota. Baste decir que es casi igual a 1,333 automóviles que pesen 1500 kilogramos por automóvil. Es un montón de autos; pero, podemos imaginar lo que es un parque de estacionamiento con mil trescientos treinta y tres automóviles. El punto es que: ésta fue y es una operación industrial. Y todavía se está llevando a cabo.
No señor....eeh, poner dos millones de kilogramos de Polvo de Uranio Radiactivo (RUD) en la tierra en Irak fue definitivamente el tipo de cosas "de adrede". No fue "sólo un accidente." Nosotros, los ciudadanos de los Estados Unidos, a través de nuestros hijos en el Ejército, hicieron esto de adrede.
Cuando las balas, proyectiles, o bombas de uranio golpearon en algo o explotaron, la mayor parte del uranio radiactivo se tornó al instante en pequeñísimas partículas de polvo, demasiado finas para ser vistas. Cuando las tropas de soldados norteamericanos o iraquíes respiran aún cuando sea una diminuta cantidad en sus pulmones, tan pequeña como Un Gramo, es lo mismo que tomarse una Radiografía cada hora para el resto de su acortada vida.
El uranio no puede ser removido, no hay tratamiento, no hay cura. El uranio, sin embargo, durará mucho tiempo más que los cuerpos de los Veteranos y los iraquíes; vea usted, durará casi para siempre.
Pero, es aún peor. Al parecer un almirante que fue ex comandante en jefe Naval de India, quiso saber cuánta radiación esto representaba. También deseaba dar a conocer la cantidad en una forma que el mundo, sobre todo el mundo no-norteamericano, pudiese entenderlo fácilmente.
El Almirante decidió calcular cuántas bombas atómicas como la de Nagasaki serían necesarias para diseminar el equivalente de la cantidad total de radiación desplegado en Irak el 2003 en los Dos Millones de kilogramos de uranio.
El Almirante también quiso deducir cuánta radiación, las Fuerzas Militares de los Estados Unidos han desplegado en las últimas Cinco Guerras Norteamericanas, las llamadas Cinco Guerras Nucleares.
Eso es una tarea bastante simple para alguien como un Comandante en Jefe Naval de un país que es miembro del Club Nuclear. Sin embargo, usar la bomba de Nagasaki como instrumento de medición, es una torsión particularmente repugnante. Para aquéllos de ustedes en los Estados que no lo saben, las Fuerzas Militares de Estados Unidos dejaron caer dos Bombas nucleares en Japón, al cierre de Segunda Guerra Mundial. El mundo entero recuerda eso.
Una Bomba Atómica se dejó caer en la ciudad de Hiroshima, la otra en la ciudad de Nagasaki tres días después. Aproximadamente 170,000 personas fueron inmediatamente incineradas. Fue un trato muy grande.
Es un instrumento de medición que sirve muy bien en el resto del mundo; pero, no muy bien en Fox News (Fair & Balanced) (c) o en el resto de los medios de comunicación norteamericanos del estilo de Fox. El Departamento de Energía todavía lista las detonaciones de Hiroshima y Nagasaki como "pruebas." El almirante dio a conocer hace unos meses los datos en una conferencia científica en India. Este artículo es el primer informe de los datos en los Estados Unidos. Se dará a conocer primero en Internet.
El almirante en India calculó el número de átomos radiactivos en el bombardeo de Nagasaki y lo comparó con el número de átomos en los 2,000,000 de kilogramos de uranio esparcidos en Irak en la guerra del 2003. Ahora, créame, esto es mucho más complejo que eso; pero, es aquello lo que hicieron en esencia los expertos en India.
¿Cuántos bombas nucleares de Nagasaki igualan la Radiación liberada en Irak en la guerra del 2003? La respuesta: Aproximadamente 250,000 Bombas Nucleares.
¿Cuántos bombas nucleares de Nagasaki igualan la Radiación liberada en las últimas Cinco Guerras Nucleares norteamericanas? La respuesta: Aproximadamente 400,000 Bombas Nucleares.
¿Quién haría algo así?
Nosotros. El único pueblo en la historia del mundo comprometido en Guerras Nucleares son los norteamericanos, ciudadanos de los Estados Unidos. Según se afirma, los alemanes y japoneses de la segunda guerra mundial también quisieron comprometerse en guerras nucleares, excepto que el ataque militar norteamericano les golpeó el bosquejo, por así decirlo.
Los respetables estudiosos académicos podrían debatir para siempre si o no, Herr Hitler, Fuhrer de Alemania, habría desplegado municiones de uranio en el Sudetenland si las armas hubiesen estado disponibles. Ciertamente los alemanes sabían tanto sobre las guerras de uranio como nosotros en ese momento. Parece dudoso que Adolph Hitler hubiese ordenado el uso de municiones de uranio allí, porque el Sudetenland estaba tan cercano a la Patria, la Alemania Nazi.
Un General norteamericano llamado Leslie Groves estaba al cargo de la operación de la fabricación de la bomba, llamado El Proyecto Manhattan. En 1943 el Departamento de Guerra supo para que serían buenas las balas de uranio y las bombas nucleares.
Si las armas nucleares no hubiesen detonado en Japón, el uso de las balas y bombas de uranio hubiesen quedado en el olvido. No fue hasta que Ronald Reagan fue Presidente en 1980, que hizo que el renombrado Departamento de la Defensa resucitara las mortíferas y radioactivas balas, bombas y misiles de uranio. No es de extrañarse que su sobrenombre fuese Ronnie Ray-Guns.
El Ejército norteamericano conoció los síntomas del envenenamiento por radiación en 1943; comenzando con una penosa irritación de la garganta hasta una agónica muerte quemándose desde el interior.
El Presidente Bush prometió invadir doce países en el discurso State of the Union del 2003. Yo le creo al hombre. Por alguna razón, algunos desencaminados norteamericanos no lo creen, o piensan que él estaba exagerando. Sin embargo, el resto del mundo tiene toda la razón para creerle.
No hay que preocuparse, el Presidente tiene el suficiente material base para municiones de uranio radioactivo. Hay más de 77,000 Toneladas guardadas en las 103 plantas nucleares de desechos y varios Laboratorios de Armas Nucleares en EE.UU.. Cada uno de ellos fabrica 130 kilos de material radiactivo para balas, bombas y proyectiles radiactivos. Sin hilar demasiado fino; eso es suficiente para 40.5 gloriosas campañas exitosas como la Guerra Nuclear en Irak del 2003.
Cada año, aproximadamente en este tiempo, los vientos del sur dejan una fina arena del desierto en los parabrisas de los automóviles estacionados en la Europa Continental y Gran Bretaña. Pronto este polvo de arena llevará una sorpresa. Gracias a los norteamericanos. Gracias a nosotros. Nosotros le hicimos esto al mundo. Y, aún nos preguntamos ¿Por qué nos odian y nos desprecian así?.
Éstos indiscriminados efectos mortales de las armas de uranio entregan un total y nuevo significado al viejo término: "Carne de cañón". En Irak, lo que se da se recibe. Si bien no serán las propias municiones de uranio, el polvo de uranio estará en los cuerpos de nuestras fuerzas armadas al volver, bombas de acción retardada que lentamente toman la vida del incauto y el ignorante con su propia fuente de radiación interna, la Carne de Cañón de la Guerra Nuclear Norteamericana de siglo 21.
Bob Nichols
dissidentvoice.org
31/03/2004
- Bob Nichols escribe en Oklahoma City y es editor para DemoOkie.com
Copyright 2004, Bob Nichols. All rights reserved. Traducción:
Animalweb
02/04/2004
jueves, 28 de febrero de 2008
DIE TOTEN HOSEN/ PUSHED AGAIN
Pushed again
Why can't you just leave me alone?
You're dragging me right to the edge
I've got to go when you jerk my rope
I don't know where the good times went
Chorus:
And i'm sick (i'm sick)
Of this pain (of this pain)
In my head
And i'm scared (i'm scared)
I'm being pushed (being pushed)
Again
It's getting more than i can take
It's like a band tightening around my head
If you keep pushing something's gonna break
It's making me think i'd be better off dead
Why can't you just leave me alone?
Solitude is a faithful friend
I'll sort my life out on my own
I just want this pressure to end
Chorus (2x)
RAIMUNDO FAGNER/ ZECA BALEIRO
miércoles, 27 de febrero de 2008
PRIVATE INVESTIGATIONS /DIRE STRAITS (LIVE IN BASEL)
PRIVATE INVESTIGATIONS
It's a mystery to me,
the game commences.
For the usual fee,
plus expenses
Confidential information,
it's in a diary.
This is my investigation,
it's not a public inquiry.
I go checking out the reports,
digging up the dirt.
You get to meet all sorts,
in this line of work.
Treachery and treason,
there's always an excuse for it.
And when I find the reason,
I still can't get used to it.
And what have you got,
at the end of the day?
What have you got,
to take away?
A bottle of whisky,
and a new set of lies.
Blinds on the windows,
and a pain behind the eyes.
Scarred for life,
no compensation.
Private investigations.
INVESTIGACIONES PRIVADAS
Es un misterio para mí...
El juego comienza.
Para el honorario usual,
más los gastos
La información confidencial...
Está en un diario.
Es mi investigación,
no es una indagación pública.
Yo voy comprobando los informes,
excavando en la suciedad.
Usted consigue encontrarse a todas las especies
en esta línea de trabajo.
La alevosía y la traición,
hay siempre una excusa para eso.
Y cuando encuentro la razón,
Yo todavía no puedo acostumbrarme a eso.
Y qué tiene usted
¿al final del día?
Qué tiene usted ¿para llevarse?
Una botella de whisky,
y un nuevo juego de mentiras.
Persiana ciega en las ventanas,
y un dolor detrás de los ojos.
Marcado con una cicatriz para la vida,
Ninguna compensación.
Investigaciones privadas.
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