Aracataca 6 de marzo de 1927 - México. D.F. 17 de abril 2014
jueves, 1 de mayo de 2014
domingo, 30 de marzo de 2014
LOS ANCESTROS
L
O S A N C E S T R O S
De la novela: "Metal Riff para una sirena varada"
De la novela: "Metal Riff para una sirena varada"
(Omar García Ramírez)
1
Cuando comenzamos a fumar cáñamo
nuestras ciudades todavía eran pequeñas.
Aldeas de sol y cielos azules, transitables, paseables, se
podían caminar de norte a sur de un tirón.
Éramos jóvenes; halcones rapaces, cheyenes urbanos sobre el lomo de
nuestro mustang de sueños.
La gente tenía sus trabajos, sus ocupaciones, sus afanes…
Los desesperados tenían un techo.
Las multitudes no se habían lanzado a las calles a vender el
plástico multiforme que se toma las vías con miles de artefactos desechables.
Hacíamos pausas en los carritos de dulces para comprar
mentas o bocadillos.
En las tiendas de la esquina comíamos galletas dulces con
leche.
En los bares tomábamos una cerveza helada y nos quedábamos
congelados bajo el sol
horas enteras mirando las muchachas que dejaban a su paso,
gráciles sombras fragantes.
El tiempo transcurría dentro de una liviana crisálida de
precariedad.
Nosotros comíamos la pulpa de la vida sin caer en la
desesperanza.
La pobreza era abundancia de libertad.
Cuando una pregunta trascendental cruzaba frente a nuestros
ojos
íbamos a buscar a los
ancestros…A interrogar los oráculos de tinta y papel.
Descubrimiento de poetas y escritores en las bibliotecas.
Deslumbramientos de la música y el arte.
Y entonces, la ciudad sin perder su encanto, se hacía más pequeña.
Una provincia en donde los ancestros contaban. Nos
enseñaban.
Rondaban en los caminos, en los puntos de fuga del poema.
En los horizontes donde modulan sus gritos
las sirenas plateadas que bailan en el mar de las mitologías;
pesadillas livianas del poeta.
2
Mientras tanto…
Michaux se picaba en las azoteas de París. Las palomas
negras rompían el gris mojado de la tarde.
En los fumaderos de Pekín se le vio con su perfil pálido de
diablo europeo.
Pergamino amarillo en
el destello, caligrafía al borde de la
llama.
Un hueco, un vacio que como agujero negro condensaba la
energía de la noche.
Soplaba sobre el acantilado, empujaba las velas rotas de la nave
del alma.
Fumaba su pipa en los burdeles azures de la noche.
Hacia sus dibujos. ––Elementos quirúrgicos de la imagen––;
/aguadas coloreadas de los bosques iniciales.
Sedimentos de tintas vegetales.
En muchos de ellos estaba la clave para deshacer el
nudo-origen de la madeja.
Tinta china que mancha, una herida negra sobre el papel blanco.
Anfractuosidades de montaña.
––Cordillera Himalaya microscópica––. Herida de la mano
esclerótica, que tiende la cuerda nerviosa y negra de la locura.
3
Don Porfirio Barba Jacob
se fumaba sus largos, ásperos y gruesos canutos de María…
Cabellos ardientes de la noche en lenta combustión hasta el
alba mexicana…
Entonces los objetos tomaban vuelo.
Cinética del los fantasmas ruidosos cuando respiran el humo
vegetal
dentro del mobiliario oscuro, lustroso; arquitectura de
palacios devenidos en archivos.
Entonces su venéreo amor de marinero
se transformaba en un alambique sutil de palabras vegetales.
Y su mirada, adquiría la profundidad y la luz verde de un demonio
iniciado en los rituales de Pan.
4
James
Douglas Morrison Clarke
se ahogaba en alcohol
hasta que burbujas de fuego borgoña le hervían bajo la carótida.
Había salido de las ceremonias del lagarto del desierto con
su guerrero doppelgageer
para recorrer los caminos de la noche como jinete bajo la tormenta
y ahora, en retirada
se refugiaba en su bañera tibia, riachuelos de sangre y vino
tinto bajo la piel.
Era París en su noche verano.
Volvía al útero porcelanizado de la nada.
Había buscado a su hermano poeta, a su señor, a su demonio;
Abandonando todo para
desaparecer
como un grito que cruza las puertas luminosas de una
catedral de cristal.
¡¡Chica enciende las
puertas de la noche!!
Ellos estaban en su punto… no eran de tiempos diferentes.
Ya todos instalados en el meridiano del mito.
Ese, donde las hormigas caminan sobre un sendero de fuego
adquieren el peso de bestias antediluvianas
/cuando te miran a la cara con ojos
de mil celdas.
Punto rojo vegetal
que no conocen los secretarios de los ministerios, ni los
gerentes de los grandes bancos.
Elvis
tomaba un puñado de
pastillas para dormir, mientras apenas comenzaba a despuntar el día. Elvis se
tomaba su cereal por la noche y salía como un gordo y pesado cadáver bello y
famoso a caminar con sus zapatos azules por los parque de Menphis buscando las madonas
de Delvaux.
Nik Draque cantaba un blues cocaine con acento sureño
mientras esnifaba una línea hacia la noche temprana.
Dejaba sobre el sendero un rastro de flores aplastadas
duende amarillo y dorado camino de su casa, cerca al sol de
los inviernos tempranos.
Jimi Hendrix
Con su guitarra ilumina la noche de madera encendida.
La guitarra interpreta una tablatura de rayos y cometas.
El hey joe ve a buscar
a tu mujer…
5
Silva el poeta…
Tomaba de un licor de rubíes líquidos como una pócima nueva
en una copa de Bolonia.
Silva dejaba remojar sus barbas en la noche de plata
martillada por los gnomos de la selva andina. Por los chamanes chibchas con tocados
de oro.
En su pitillera siempre ardió un duende…
En su camisa blanca de seda, respiraba un dandy enamorado de
la noche.
Forjó luna y sombra, mientras pesaba una bala sobre el círculo
de su pecho.
6
Artaud….con su cara de chaman galo
Comiendo de una escudilla cerámica
Los rizomas secos del peyote. Y su mirada iluminada frente a
la sierra mexicana.
Su teatro negro, cruel teatro, mostrando un mundo moribundo
bajo la sombra de la guerra.
6
Ellos, todos ellos, contaron con un momento de iluminación
en la noche.
Una bocanada de aire puro al final de día.
Ellos, todos ellos, tuvieron una compañera con crenchas
adornadas de flores y yerbas
brujas;
Afeites y talcos de puta francesa, axilas sudorosas de
muchachas que caminaban las calles entre la marea del ruido, que frecuentaban
las barras, muchachas que acampaban en los conciertos.
Muchachas obreras que rompieron sus lomos
sobre maquinas de costura para que ellos pudieran escribir, y
cantar.
Todos ellos merecían su sueño; todos ellos hacían honor a su
pesadilla.
Nada más era eso, dejarse ir.
Ser uno más, fragmentos infinitesimales de una estrella que se disolvía…
Salamandras sobre fogatas
que ardían en el bosque los almendros rojos.
Floresta de símbolos
en la que se internara el viejo Valery.
Estamos todos
en el mismo giro que se repite bajo la boca de un sol hambriento.
Estaban todos
Bajo el volcán de una luna que oficiaba una fiesta en los linderos de su cráter sagrado.
¿Qué sueño los iluminaba?
Un túnel los proyectaba afuera del tiempo, y eran ya mitología secreta, leyenda de voces que
despertaba los sueños de un niño, la voz tímida de algún adolescente, del despertar
de un joven poeta.
¿Qué gruta secreta los esperaba para llevar allí los
secretos de su viaje?
Tesoros ocultos para una dama con diadema de plata y frente
de hueso.
En la hermandad del delirio y el éxtasis, sus bocas y sus
pieles se reconocieron…
De alguna forma hacían parte de la misma cofradía
Ellos, cantaron con sus voces en alto, otras veces bajo la
trémula luz de una vela
para que otros heredaran, el delirio, el horror, el espanto.
Pero también la música y el nirvana.
Ese tiritar desnudos frente a la playa o la rivera
contemplando en
silencio el lenguaje palimpsesto de la arena y de las piedras.
7
Ahora los veo caminar
como una tribu que va cerca al bosque perdido en la noche
iluminada por la luna, y cantan…
Todos comieron de una parte del veneno, todos se alimentaron
de una parte del sueño.
De la raíz de la estrella.
Melodía que sabe a mandrágora de sol y eucalipto de mercurio
a cortezas resinosas de sativa y a vino de ciruelas salvajes.
Actores destacados de la escena, muestran sus rostros de
duendes estelares.
Y su coro es…., el de otros buscadores…
Jóvenes-viejos, que alcanzamos a vislumbrar sobre el límite
de las sombras
un fragmento de
paraíso.
Cantores del fuego, en las alamedas del silencio.
O. G. R.
2014
viernes, 21 de febrero de 2014
domingo, 2 de febrero de 2014
domingo, 15 de diciembre de 2013
lunes, 2 de diciembre de 2013
BEGOTTEN DE ELIAS MERHIGE
BEGOTTEN
Existen películas bizarras, esas
que tocan las fibras más oscuras de la condición humana; "Eraserhead" de David Lynch,
pudiera ser una de ellas. Luego existen otras que no se pueden definir fácilmente;
que se crean a la manera de documentos fílmicos de una época en donde el hombre
no tenía habla; el paisaje era un páramo de lava y brezos secos a la orilla de
un mar muerto. Dios era un ser obscuro, asilado en la cabaña de un bosque donde
los grillos cantaban una salmodia cruzada de sables romos y truenos mudos. Que
naciéramos de esa horrible y poderosa presencia y fuésemos lanzados hacia una
guerra sorda y obscura como una enfermedad. Que surgiéramos desde allí a otros
sacrificios fratricidas en medio de una pesadilla en blanco y negro a 20
cuadros por segundo, para situarnos como sombras frente al cinematógrafo, casi
aliviados ––pero no del todo–– ya que la mirada no se puede apartar de esa
negra metáfora que se graba a punta de cinceles de piedra sobre nuestros
cerebros; es efecto directo de esta pesadilla fílmica. Begotten Obra de E. Elías
Merhige, quien después de un accidente de tránsito, vislumbró esta siniestra imaginería
como un sol en fragua sobre el escenario negro de un mundo arcaico. La película
es repulsiva desde el primer momento, en donde ese dios agónico pugna por
expulsar a la criatura “Madre Tierra” como si estuviese sometido a un electroshock
sincopado; de su costillar y su vientre surge la sangre que la regará y anegará
de vida. “Madre Tierra” tomará su simiente de manera obscena y sacrílega; la introducirá
en su vagina boscosa para ir después a la tierra devastada, ––la tierra baldía;
tierra yerma de los hombres huecos–– para entregar a su hijo “Carne de Hueso”
en sacrificio. Los hombres, siempre a la espera de una señal divina para tomar su
venganza, se ocuparan del ritual.
Una obra inclasificable, en los
linderos de la imaginería de un Bosco minimalista; Lautreamont de paramos y
volcanes apagados; Lovecraft geógrafo de una tierra quemada. Obra que busca el
deleite en el terror y el miedo metafísico. Sabernos herederos de una noche
solar que no se extingue. Acaso, de ese caos primordial, de ese surco pantanoso
en donde cayó la simiente en putrefacción, vendrían siglos más tarde otras
pesadillas organizadas y técnicas, encajadas en cuadriculas virtuales y
expendidas al por mayor en factorías de odio. Pero esa metáfora visceral, ––poesía
macabra de un pasado protohistórico––, queda como el origen de un mal absoluto;
desasosiego lacerante cuya redención y alivio solo se encuentra en las
estrellas.
No deja de ser interesante la
aproximación crítica de Andrea Latrhop (catedrática chilena), en un interesante
artículo: en donde dirige la mirada a esta joya aberrante desde el performance;
el territorio del cuerpo como escenario del arte. Aunque mantengo una postura
diferente frente a este experimento fílmico como un modo de ver––cierta manera
de ver––, ya que presto más atención a la mirada, que a la puesta en escena. Creo
que los actores allí no son más que marionetas convulsas sobre una gran mancha
de Rorschach. Sin embargo, el punto de vista de la crítica, arroja luces sobre
una obra que tiene meritos para conseguir una apariencia oscura. Ella dice:
“De la misma manera que la puesta en obra del cuerpo (performances), el
film de Merhige, corresponde a la ruptura de un orden para dar paso a uno
nuevo. Es la destrucción del cuerpo, la puesta en obra de las búsquedas
posmodernas de reinstalar al cuerpo como soporte operacional. Mediante la
violación de éste, el sujeto busca dar con él, permitir una autoconciencia de
sus posibilidades, provocar una escisión de mundo que reestructura las
relaciones estéticas operantes. La transgresión de los cuerpos sagrados, como
lo son el de Mother Earth y Son of Earth, permite hacer aparecer un acontecer
único dentro de las lógicas terrenales. Aflora, además, un carácter cíclico:
dios se mata a sí mismo para dar vida a la naturaleza, y ella sus frutos, a su
vez mueren, para otorgar la posibilidad de trascender. Luego, ambos caminan por
el bosque. Nunca se resisten al sacrificio mismo, se entregan a las
violaciones, sufrientes, sin embargo conscientes de la apertura que éste
proceso permite. Lo ofrendado por los nómadas mediante la mutilación y la
transgresión de los cuerpos, da cuenta de un intento por sublimar e inducir un
momento, donde el portal hacia lo trascendente emerge y permite entrar en el
frenesí ritual, un cruce temporal hacia lo sagrado. De igual modo, las acciones
de arte que proceden de manera transgresiva sobre el cuerpo, pretenden expandir
el campo vivencial, evidenciando la existencia de un ámbito sagrado que se le
escapa al sujeto en estado cotidiano Tomaremos por cotidiano lo establecido por Cruz-Sánchez y
Hernández-Navarro en la presentación del libro Cartografías del Cuerpo. Lo que
según sus palabras, sería: “…lo que hace del cuerpo una entidad dormida,
plegada a los dictados de un discurso homogeneizador que lo instrumentaliza (…)
sin más intención que la de servir de cauce para la expansión del sistema de
valores dominantes”., retornando a los aspectos extirpados por la
modernidad. Éstas, se estructuran como posibilidad de retorno, un avistamiento
a lo primitivo que habita en el ser.” (1)
En efecto, el espectador atento,
además de estas mutilaciones y laceraciones, operadas sobre el territorio
corporal de estos actores destinados a escenificar un ritual de carácter mítico;
podrán vislumbrar flashes de luces quemadas bajo el efecto de un fuego de otoño;
y dejando a un lado el papel de cámara
testigo de un crimen cósmico, en algunos momentos, el director da la mirada a
otros actores de la escena; movimientos de cámara subjetiva memorables, como el
instante en donde el hijo ve el abandono de la Madre Tierra, el miedo a la
soledad y la ruptura. También se encontrará el espectador ––si dispone de
tiempo, estómago y paciencia––, con mares detenidos en un oleaje arenoso,
surcos yermos de campos en donde no florece la alegría de la flor en primavera;
barrancos y piedras destinados al suplicio. Efectos de una mirada, que pretende
experimentar con las texturas y los degradados minerales de la fotografía. Pareciera
que Daguerre mezcla ácidos y óxidos de hierros viejos, con los campos envenenados
de un Lumiere, al tiempo que los sarcófagos del expresionismo alemán, son
aireados en una hoguera para dejar como sedimento, cenizas de una danza fáunica.
Una mirada sin concesiones, que busca el alejamiento y el estupor, cuando no la
irascibilidad de quien asiste a este suplicio visual.
Tenemos otras referencias fílmicas en la
carrera de este singular autor: SHADOW OF THE VAMPIRE (2000).
“La Sombra del Vampiro” representa un punto de inflexión en la carrera de Merhige
ya que abandona sus características más singulares para dar a luz a una
película de una digestión que puede considerarse casi placentera, aunque tal
vez demasiado ligera sabiendo de quién viene. Esta vez, cuenta con presupuesto
millonario (de la mano de Saturn Films, la productora de Nicolas Cage),
estrellas (Willem Dafoe y John Malkovich) y hasta premios internacionales
(nominaciones a los Oscar incluidas). En ella el autor rinde tributo a Murnau
el cineasta expresionista alemán y su Nosferatu. Redondeando una faena muy hollywoodense,
aunque con algunos contrapuntos de estirpe alemana y aliento de selva negra.
El autor a pesar de haber transitado
por los caminos de corrientes comerciales y de haber colaborado en
varios videoclips con músicos como Marylin Manson (en varios singles de “Antichrist
Superstar” se utilizan partes de Begotten). Vuelve cada que puede a sus raíces más
duras, esas que están marcadas por el mito, la leyenda y lo hermético. Muestra
de ello es: “DIN OF CELESTIAL BIRDS” (2) más aéreo, más corto y con banda sonora. Con esta obra Merighe vuelve por sus fueros tratando de crear el
segundo eslabón de la cadena para su obra más personal, pero nunca llega a igualar,
ni de lejos, los elementos más gore de su opera más conocida. A pesar de la música
y la banda sonora, es una obra abstracta de meritos, aunque no alcanza el grado
de oscuridad y la poética metafísica de Begotten.
La técnica de postproducción de Begotten
es la animación. En efecto, el autor tardo 4 años en poder terminar su
pesadilla, fotografiando ––una vez filmada la primera película–– fotograma por
fotograma, para dar ese peculiar viraje a unos negros agrisados y blancos lluviosos,
mediante la sobre-exposición y sub-exposición. Que el autor no hubiese
utilizado técnicas más sofisticadas en época en donde ya se disponían de muchos
artilugios virtuales, da fe, de una paciente elaboración, la de quien sabe que
va a dejar huella; como quien arroja una bomba que dejará cráteres y sombras
minerales sobre las retinas y las cabezas de los espectadores. Una obra
realizada
con recursos mínimos y que pareciera un documental dejado en los bosques
profundos del paraíso terrenal, cuando dios estaba enfermo, cuando la tierra
era una roca calcinada que acababa de ser expulsada al cosmos bajo una lluvia
de fuego y sangre.
O.G.R.
2-DIN OF CELESTIAL BIRDS
http://youtu.be/XCnp63TbxXwhttp://youtu.be/XCnp63TbxXw
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