jueves, 14 de agosto de 2008

GUSTAVO ORTIZ / SESIONES DE SOUL PARA UN EXTRAÑO


Una techumbre de lápidas
es el festín del silencio
que le quedan
a esos monjes oscuros
que me hablan
y se apiadan de mí
en una eterna condena.
******
Si creyeran en dios
saldrían perdiendo,
el tiempo es bastante pobre
para tales protocolos.
El limo de su cuello
guarda frases obscenas
como réquiem del otoño pasado.




Un extraño recorre las calles de Bogotá capital, le acompaña un duende melancólico y suicida. El poeta Gustavo Ortiz (SEUDÓNIMO: RODOLFO GARCIA L.) va con su valija de sueños y música hacia un territorio en donde solo el tiempo podrá reencontrarnos. Su poética elaborada y plasmada en mecanismos que parecieran imitar la relojería de un obstinado artesano suizo que busca el ritmo exacto, la metáfora precisa, unas veces, y otras, la cadencia musical liberada y perfecta en su vuelo de cobres, saxos, trompetas oxidadas y luminosas sobre los ventanales de la noche profunda. Esta, su obra, lo consagran hoy por hoy, como uno de los poetas más importantes de Colombia. Pese a su edad (poco menos de treinta años) este poeta, nos entrega en este poemario SESIONES DE SOUL poemas que nos acercan a territorios íntimos, en donde la soledad y el arte de los extraños, de los que caminan el lado salvaje de la vida bajo las sombras duras de la luna con su capa de smog citadino.

El poeta Gustavo Ortiz no es un poeta de imágenes falsas ni de talismanes etéreos, su arte esta grabado, repujado y labrado en los metales de un escudo funerario, una especie de armadura luminosa contra el tiempo, aquí en Griffos de NNeoNN hemos publicado anteriormente tres poemas; en esta oportunidad publicamos seis poemas ya que consideramos que su arte permanecerá por encima de vicisitudes temporales y su presencia será una Sesión de Soul dedicada a los extraños que viajan sobre la cuerda iridiscente de los malabaristas del fuego.

SECIONES DE SOUL


Rodolfo García L.



A Sandra Naranjo Pineda

y Adriana Maldonado.

A Maria Teresa, desde la otra orilla.




SOUL


Me desmiento día a día


como poeta


y solo soy una palabra.


Vivo de la decisión ajena de un poema


y el zureo de las palomas


picotea mi cadáver adormecido.


Sobre la piel de un violín


la baba de la derrota.


La soledad desconoce


que existo.




FESTÍN DEL SILENCIO
I.

Detrás de los telares

maniquíes decapitados

habitan el parque,

el aparente encierro

los ha librado del olvido,

celebran su siesta eterna

entre pétalos de pólvora dormida.

Sobre el espesor de la tarde

una sombra de mariposa

en los apolillados labios,

el insulto devastado del pasado

como una alegoría

ya seca.

El disparo estancado

entre las piezas solitarias

que laten

que beben

en la palabra

el deseo más oscuro.

Alguien los ha llamado hombres,

relojes averiados de dios,

nautas maltrechos

sobre la mortaja de un día

que arde sumiso.


II.

Tasajeador de escrituras

escrituras panes agrios

alimento mi derrota.

He guardado tantos muertos

en la empuñadura de mi boca

que apenas descifro

el último cielo.

Una flauta seducida

Roza mi abrupta piel,

Ventisca camaleónica

Sobre la guerra de mundos

Que son mis manos.

He renunciado a ser hombre

Y vivir cautivo

En la grafía de la soledad.

Una techumbre de lápidas

es el festín del silencio

que le quedan

a esos monjes oscuros

que me hablan

y se apiadan de mí

en una eterna condena.

La muerte es un derecho

para los que son memoria,

la muerte no me habla.




IRAK BLUES

La tienda de cenizas,

la calle quemada,

las nubes bronceadas de dolor,

la esquina del ruido

me enclava como a un profeta,

las noticias de los redentores

haciendo patria

no son buena miga de pan

para calmar el hambre.




BOULEVAR DE LOS SUEÑOS ROTOS
I.


Palpa la piedra,


con el aliento abre su cuerpo,


el extraño extrae la luz


de la concha del marasmo.


Sentado en la continuidad del mundo,


aspira huellas, paseantes,


desde el pórtico sin esperanza


pregona necedades.


Heridas de fonemas garzos


lavan cada párrafo de ciudad,


la pestañina de la tarde


se corre y se confunde


con los lagrimones de lluvia


de los que regresan,


aquellos que visten su sotana de viudo


en el pozo de la nocturnidad.


Las guirnaldas desvencijadas


marcan el preludio cinerario,


desde el boulevar de los sueños rotos


entintan el electrocardiograma


del día jueves:


En versos latinos,


en una salva de aplausos,


en una maraña de agobio.


II.


Cadalsos navegantes


florecen en las calles,


zurean las migajas de la noche,


infames voladoras


del insomnio de un poema,


nervaduras de ángeles caídos


erguidas sobre el viento.


Sabedor de su pena,


el último de mis hombres


resbala del techo de dios.


Cancela su cuota de amor


con la tarjeta de crédito


que guarda en la sombra


de su ojo izquierdo


donde la polvareda del tiempo


oxida boletos de invitación,


faldones de domingo,


máscaras de lluvia.


El ataúd desnudo de una mano


enciende los restos de una fiesta.


En la peña de la esquina,


sobre la ladera del destino,


guitarrones ejecutan sentenciados,


la revolución de las penumbras vibra.


III.


Los cansados escudos


se remojan en licor,


las palabras ladran inexactas


sobre el trapecio del deseo.


El sopor de la humanidad


se demarca en el roce,


en la abertura del vértigo


donde dos caen


sin saber sus nombres.


Si creyeran en dios


saldrían perdiendo,


el tiempo es bastante pobre


para tales protocolos.


El limo de su cuello


guarda frases obscenas


como réquiem del otoño pasado.


El revisa juicioso


el paso de los inquisidores.


Palpa la piedra,


con la tristeza extrae el beso,


el albacea del poema


cura las ampollas del destino.




COTIDIANA
A Lauren Mendinueta.

Las sílabas humean,


se cuela su costumbre


por los extractores


y las claraboyas sucias de la ciudad,


algo debe andar mal


en la cocina de la memoria.


En la ágora rancia


la corteza de la lluvia,


hiere tantas cosas,


incluso hasta la felicidad


de recordarla.

BACKSTAGE SOUL

Legend:

Let me to listen to something for the first time,

to say a word without history,

let me that this good-bye without memory,

they understand it as mindful good-bye

and not as profane intertext,

of tuesdays dreams,

lost tickets

and kissed songs.



Pictures that say something more:

Ariadna reading in the sands

the mathematical logic of the loneliness

read in her bitter myth

between the clock of the absence

and the ardent dampness of the caress,

this tomb of sands.

The thread is the rope or the liberation,

this way since

we can speak about Naxos or Pennsilvania.

Even the love can be sad in scene

or truth backstage.

miércoles, 6 de agosto de 2008

ALVARO MARIN /POEMAS


Álvaro Marin es un poeta caldense y colombiano en toda la extensión geográfica de su poesía. Participó en el pasado Festival Internacional de poesía de Medellín con una obra luminosa, veteada de elementos minerales y de botánica del dolor. Sus recorridos literarios por las cordilleras, los valles de las tierras bajas y los ríos en donde una tectónica abre grutas y filones a sus versos y una telúrica de peso se impone, haciendo ceder los elementos de las riveras de sus textos. En su poesía se puede percibir la lluvia y las granizadas, los derrumbes y los cataclismos de un país que en guerra trata de entonar un salmo de esperanza. Su arte poético, en algunos momentos, nos recuerda las marchas al exilio y la muerte de los próceres de nuestra republica (Bolívar) y otras veces nos narra, con la metódica observación de un botánico de la primera expedición, el deslumbramiento por una tierra que se niega a morir en el absurdo de la belleza y de la sangre. Una literatura de variados matices en donde al fondo se percibe un confrontación civil, un conflicto social y existencial que el poeta trata de abordar desde la estética de los hombres golpeados por el dolor, mas no vencidos. Poesía que en sus estructuras luminosas, nos traen la luz cegadora y la sombra tostada de nuestra martirizada patria.
Obra:
Jinete de sombras
La noche Líquida
La brújula no quiere marcar más el norte
Ha colaborado en :
Le monde diplomatique
periódicos “Desde Abajo” y “Periferia”
colabora permanentemente en la revista Cepa

Para la revista GRIFFOS una muestra de su trabajo: Un Ensayo y más abajo sus poemas

CAMBIAR EL MUNDO DESDE LA POESÍA
Una ola de poesía recorre el mundo, y a la embustera pregunta que indaga si el hombre es un ser para la muerte o para la vida, responde desde la imaginación y desde una realidad dolida: queremos crear un nuevo ser, un ser para la imaginación, para la justicia, para la celebración de la vida. Es un hecho que esta civilización en crisis está pidiendo respuestas que no pueden venir del mundo simplificado del hombre visto sólo como productor de objetos; hoy la necesidad humana, la sed de justicia, excede el sentido del hombre para la subsistencia. No queremos una vida solo para transformar la naturaleza, o para contemplarla de manera pasiva. Queremos una vida junto a la naturaleza, queremos un ser para la existencia y la defensa de la vida y la naturaleza, no un ser para la contemplación o el expolio.


Queremos un Movimiento poético compartido, con la manada humana, la colectividad. No el paso solitario del búfalo herido que se pudre en silencio, el individuo que echa a perder su tiempo en el solipsismo para irse a morir al patio trasero. Nuestra casa es la tierra y vamos a llenarla de poesía para espantar a la muerte, para conjurar el terror. Corriente arriba como los salmones que buscan el mayor grado de oxígeno, como los hombres y mujeres buscadores de luz. Vamos por el fuego que nos ha sido raptado, por la palabra justa, por el llamado a transformar el mundo y a cambiar la vida.


Vamos a llenar las calles de Colombia y el mundo de poesía y vamos a volver a sacralizar la vida. No es la guerra lo que llama a los creadores sino la defensa de la dignidad humana, el juego de las posibilidades, no la renuncia y el ensimismamiento. Vamos hacia la plenitud del mundo que se abre todos los días y vamos a empezar por nuestra propia aldea. Vamos a hacer del Movimiento un tambor, un gran tambor, el tambor resonante de nuestros corazones que se alista para el primer llamado.


CANCIÓN PARA ELIANA

Y tú, niña, no te quejas si el cielo oscurece.
Juegas a las lamparillas bajo una manta de sombras
bajo un cielo de alas negras. Y si el día arde,
y si los fogonazos de la guerra incendian el sol
sigues indiferente en el juego, en el no saber que el hombre
es un ser oscuro
que caza aves, que caza hombres.
Es mejor que no lo sepas. Yo quiero ser como tú
Yo quiero ignorar el país de los muertos,
donde un ave que pasa
puede ser el alma de un cuerpo segmentado.
El alma coja
De alguien que abandonó la tierra,
que trabajó la tierra,
que fue hundido
en la tierra.
¿Y por qué digo cosas tan tristes para una niña?
Porque la dureza ha fundado un imperio
Porque el juego de los niños ha sido suspendido
y de la selva huyen garzas con las alas en llamas.
Porque hablo desde el abismo.
Cosa terrible es hablar desde el abismo,
las palabras salen con tierra.
Yo excavo en mi aridez interior
hasta la más profunda de mis soledades,
hasta la soledad de ti.
Y sin embargo
hay una dulce gota
y una luz de azafrán en tus labios durmientes.
Tengo que confesar que estoy muerto,
estoy muerto, y canto. Te canto a ti niña, una dulce canción,
porque duermes, porque no entiendes todavía lo que pasa:
Sin el mediodía el infinito no es,
Sin la altura el espacio naufraga.
Recuerda Eliana la luz del sol
Es el reflejo de la luz de tus días
No hay muerte
Esas aves que surcan el cielo
Revuelan liberadas de tu risa.
Eres música y silencio
de la oscura tierra el color de las flores
del profundo misterio la claridad.
Dime si te gusta este ramo de girasoles
bajo el claro de luna.
También tu sombra es una niña
Que juega a ocultarse más allá del mar.
No hay muerte
Hay la llama que enciende los días
Las olas trazadas en la hoja
en donde te dibujas niña que ya no estás.
Regresas al silencio por un arco de estrellas
Aprendes, como querías,
El arte de danzar y volar al mismo tiempo.
Vuelves
Al sitio de donde venías con un ramo de luz
A espantar la luna de la muerte.
Eres la flor de una planta que en la tierra no crece
Cantas tus días en el lugar sin nombre.
Eliana, salva estos abismos
Huye de este frío que quiebra las alas
de las mariposas.
Los callados árboles te observan
Cómo pasas veloz en la danza del amanecer.
Navegas en el barco de vela que dibujas
Y lanzas una rosa de bengalas
Sobre esta noche oscura.
No hay muerte
Hay nube y árbol y pájaro en silencio
Hay la niña y la madre ocultadas,
no para siempre.
Sólo por esta noche.
Hay mariposa y sol
Cubiertos por la sombra
que será a su vez ocultada.
Ahora entiendo lo que es la luz
Que rompe en silencio la oscura dureza
Eres el árbol contra la niebla,
El ave contra la noche.
¿En dónde abres ahora tus alas de niña?
En dónde cantas y ríes ahora
Que forman cirios las nubes y
Se toman el aire crueles pájaros rojos.
Los cometas, y los peces de tinta
vienen preguntando por ti.
Dime, ahora qué les digo,
dime ahora dónde voy a encontrarte.
***
Mejor nos vamos que esta gente aquí no nos quiere,
sube a la bestia silenciosa de este tiempo.
Nos podemos perder entre sus pliegues,
por los escombros de una nave derribada
en cualquier fragmento de hojalata.
Huir por la hendidura del tiempo en el espacio,
entre las llamas del medio día o entre una herida del sol.
Montar a pelo el viento donde arrojamos la semilla,
por esa playa de Santa Marta por donde huyó el que aró en el mar.
Abandonar este abismo donde el sol muere,
huir de estas llamas que se agitan como el látigo
del tiempo perdido.
Colombia es una niña a quien todos atormentamos
el tiempo es el golpeteo de sus manos, y el sol una amenaza.
Hasta la niebla parece venir de abajo,
desde la oscura entraña de los holocaustos,
del fango y las lianas intransitables que nos acogen.
Ayer asesinaron, hoy es la fiesta,
la sangre es el verbo que se consuma.
¿Y acaso no hay otro lugar adónde ir?
No hay lugar.
Sólo existe esta herida: el cuerpo quebrado de la niña
como cáscara, como hueso de ave, como aire de nadie
como pájaro que ha perdido el poder del vuelo.
Y mi niña me pregunta cómo ha sido este día

entonces esquivo la respuesta con un juego de palabras
cualquier juego, todos jugamos a la nada.
Y sin embargo veo un frente de luz.
Y yo le digo que hoy
cuando el sol vetea el día con sus lanzas doradas
miramos el horizonte por infinitésima vez
en el viento cálido que traen los meses claros.
Cantamos para que la luz sea,
también la luz tiene su parentela.
La luz, ya se dijo, es hija de las palabras
pero también es hija del canto, y de la danza.
Cantamos para encender la llama al fondo de la noche.



Crónica del paso de la cordillera
(Fragmento)

Cabezas clavadas en las puntas de las lanzas
nos muestran que no somos los primeros
en intentar el paso de la piedra empinada.
La realidad es feroz, lo monstruoso domina
por el terror: la realidad pura, la estrecha realidad
de la muerte representada como cabeza lanceada
es una forma del terror.
Vamos, unos dormidos, otros sonámbulos;
otros deliran: “esta es la historia” dice el moribundo entre los brazos de su mujer, “esta es la historia,
es el paso de la cordillera en el año de 1819”.
Desvaría, el pobre delira.
Y alguien pregunta por los hombres talados,
por los cuerpos arrojados al río: es la mujer,
la fantasma loca, la esposa del supliciado.
¿Quién viaja por estas laderas de muerte?
Pasan los arrieros del viento
con sus recuas de mulas hacia la colina incendiada.
Las toscas medialunas de las herraduras
tachonan la noche de verdinegra melancolía:
mulas de fuego y mansedumbre,
mulas de grano y de arsenal,
monturas del relámpago, mulas de oro,
grises mulas de sombra y camisas sangrantes.

Bestias de dios en la procesión silenciosa,
en el misterio de no saber
hacia donde llevan nuestro cuerpo talado
como un tronco de árbol.
Cadáveres al lomo de la niebla
jinetean el páramo y la ardiente playa.
Y estas medialunas
relumbran sobre el pan amargo
y sobre las cuerdas reventadas
que los músicos ya no saben pulsar:
los dedos separados del pie,
los ojos ya fuera de sus cuencos.
Pasan los frutos desprendidos del árbol,
y es realmente el cuerpo de Colombia
el que pasa en andas
sobre el lomo de los caminantes
en la fiesta del Corpus




Crónica de las tierras bajas

Del río grande y generoso
salen ahora las canastillas de mimbre ya sin peces: el mimbre solo como las costillas de la res
bajo las alas negras de los zamuros.
Oscuras nubes persiguen la ceiba cargada de luz, pájaros incendiados vuelan de la casa en llamas
y cuando llega la noche
la obsidiana corta el cuello resplandeciente
de los venados.
Nacido de la mano del hombre el cuchillo desciende y en el asa trae las manos de vengativos dioses.
La creciente levanta grandes y pesadas piedras,
y baja de las altas montañas gruesos árboles
que se sumergen de pie en el mar;
pero en la ciudad
los desterrados son la espuma de la creciente, extrañados viven bajo el techo del cielo,
y tienen una niña que se llama luz,
un perro que se llama celeste
y un destino arrojado a las brasas del sol.


DESEO

Podría decir cielo de plata o luna azul
Pero esa no es mi voz
Y si dibujo una estrella es solo
Para ahuyentar mi sombra
Adivina de la noche descifra esta agua
Soy el mar solo acercándose a tus orillas solas
Y hoy quisiera hacer de mi voz un mar de luz
Para la sed de tu noche
Que mis pasos tengan la resonancia del alba
Cuando busco tu huella
Y no el abandono del sol suicidándose
Al final de la tarde
Que mis palabras sean un rumor de alas
Y en el momento de escribir la palabra amor surja
Una bandada de pájaros que silencie el ruido
De los huesos del aire
Y si es por la danza de mis aguas en la noche de tu cuerpo
Que el deseo nos devuelva la dulce y dolorosa memoria
Del paraíso perdido.



Álvaro Marín

martes, 5 de agosto de 2008

MIGUEL ILDEFONSO /POEMAS







Miguel Ildefonso

Uno de los poetas más complejos que se dieron cita en el pasado Festival internacional de Poesía de Medellín. Su escritura hermética, su imaginería medieval y postmoderna, aborda los metales cuchilleros de los bajos fondos, al igual que las ceremonias sinfónicas de los aquelarres urbanos, en donde toda filosofía y técnica se hunde, se desbarranca y muere. Como en la caída de la casa de Usher de Poe, sus textos nos llevan a adentrarnos en extrañas zonas de venenos ponzoñosos que ahogan la palabra y la voz. De allí no salimos indemnes, la persona o el lector que asuma la lectura de sus poemas, se encontrará con un poeta que da pocas concesiones a la anécdota; a lo sumo nos lleva narcotizados a sus territorios cabalísticos en donde se requiere de símbolos complejos, y rituales antiguos, de pieles de mujeres pálidas como lunas y empolvadas mejillas selenitas, que nos guiaran a la salida de sus laberintos.
Se de muchos que no regresaron y de otros que se perdieron adentro de sus metáforas, metálicas ánforas en donde los vinos luminosos nos dan la luz o la ceguera. Uno de los poetas más extraños y desconocidos hasta este festival y que hoy por hoy (para los que aprendimos a recorrer sus extrañas cartografías)uno de los mejores exponentes de un arte, que unas veces bordea los grados etílicos del ajenjo, y otras veces las frentes nimbadas y oxidadas en el oro quemado de los Ángeles caídos.

Nació en Lima, en 1970. Perteneció al grupo poético “Mundana Laetitia”. Ha publicado los libros de poesía: "Vestigios", "Canciones de un bar en la frontera", "Las ciudades fantasmas", "M.D.I.H.", "Heautontimoroumenos", "Los desmoronamientos sinfónicos" e "Himnos". También ha publicado el libro de relatos "El Paso". Acaba de publicar la novela “Hotel Lima”. Ha ganado muchos premios y publicado en importantes revistas de su país, y en antologías.
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Aquí una muestra de su trabajo, exclusivo para GRIFFOS DE NNEONN


1
También cuando la noche toma el cuerpo de E.
En la hora digamos esta hora
Y un lugar se abre y es por ahí pienso
Por donde está
Salgo de mí por la ventana del cuarto
Y soy yo otra vez
Av. México dentro de la noche
Algunos me dejan tomar gratis al aire puro
_ el agua la piedra el fuego _
Cuando presencio la destrucción de esta ciudad desolada
Y unas rudas manos en el teclado sin tregua
Algunos temen la destrucción de los cuerpos
Me invitan a beber el fuego dentro de la noche
(Un cuerpo respira sus palabras
Huyen como ratas por la av. Tacna sobre el Rímac
Un puente cuida su sombra ahogada
Será un bulto ensangrentado magullado que canta
Entre la turbación y el espanto
O una criatura que duerme en la puerta de un cine
A la vista de las bestias de carnes rosadas
Et erat verbum istud adsconditum ab eis
Solitario como una piedra se aduerme en una banca
No ha visto el camino rutilante que hizo con sus pies
No ha sentido el fuego de sus piernas
Ni el amor de su muerte
Es un eco infinito atrapado en una palabra
Esa brisa de los vinos cuando la noche propicia la muerte
Trop de noms pour avoir un nom)
Los treinta arcos del hotel también sirven de moradas
Pero el escarnio y la ira de la luna no sirven
Con rencor las ratas cruzan sus miradas como dardos
Sus ojos son dorados y sus cuerpos son de ébano
Con incrustaciones de uñas rosadas
Ellas me señalan a su ídolo
Y esta está allí bajo el estruendo de los automóviles
Que escapan entre las piernas del edificio
Es un ídolo de barro recostado en un diván
Bebiendo la crisálida de lágrimas extasiándose
Las ratas recogen su excremento
Y traen bálsamos de rosas y oro
Las ratas recogen su excremento
Y traen bálsamos de rosas y oro
Las ratas recogen su excremento
Y traen báLsamos de rosas y oro…
Pero esta permanece huraña entre el zumbido de las moscas
Como una niña
A medida que avanzo se vuelve de marfil
Ornada de lumbres hasta hacerse vagaroza
Mientras que las ratas sobre ella extienden las palabras
Hasta delirios horrísonos
Las calles me dicen adónde tengo que ir
2
Agitados uno al lado de otro impalpables se tragan
Se abrazan se asesinan con dulzura de labios de palo y mora
Son árboles postes cosas jadeantes torturadas se miran
Y desechan sus ojos inútiles en la estulticia
A través de los cuadros se van deteniendo las palabras
La luz roja ¿es esto una ciudad? Un cuerpo cercenado
O una espada clavada en la tierra ella el suspiro
Y su sombra parda
Se reconocen en sus cuerpos y los aman
Besos incendios borrascosos cabellos cálidos abrazos
Gritos de lucha sofocados pechos sollozantes vientres
Confusión de ira penetraciones
De cuando en cuando yacen ocultos hormigueándose
Como dos mariposas enlazadas
Poros húmedos y húmeros que revientan burbujas
Cristales casas templos números
Ella toca una lira notas elevadas humo de sacrificios
Edificios elevados
La noche es un animal de placer que cruza los puentes
Una luz pálida se convierte en agua
Y Emilio corre a beberla mientras Elisa toca las ondas
Invisibles de los satélites
Hay alguien que hurga en la basura entre flores agonizando
Hedores de cemento calles subterráneas de un país sin nombre
Frente al mundo el deseo permanece
Ella se vuelve un aire violento que se estrella en las paredes
Sus ojos ruedan en una oscura senda de papeles
Y despiadadamente la asalta el silencio
El holocausto de la soledad sin palabras
Las palabras: solo palabras: carne en el fuego de muerte

3
(la charmeuse de serpents)
La noche nos junta con desdén
Nos encontramos con las manos
Tocamos el suave fuego de los huesos
Agitamos nuestras ropas cabellos
Los recuerdos saltan a un abismo
Nos besan las palabras
Como un libro habitando la tierra
El aire crece en nuestros pechos
Creemos en lo que hacemos
Un viento cae en nuestros vellos
Levantando nuestros poros
Que no dejan de soñar
“bend beeper upon me! I am here”
Nos detenemos frente a frente
Tratando de encontrar en los ojos
Lo que el mundo ha ocultado
Nos tendemos en la exacta dimensión
Las palabras retornarán a sus voces
El retorno solo retorna como Ulises
Como el agua de los ríos
Hacemos del retorno el goce de nuestros cuerpos
El palmoteo dulce que faltaba
“subdver, do not leave me!”
Azotamos nuestros sentidos lo no creado
De nuestras espaldas la música de angustia
El rumor de lágrimas el suspiro continuo
“only joy, only anguish”
Y nos convertimos en silencio
Color de la noche en la nada
El mundo pasa a través de nosotros
“take me, save me, soothe me, o spare me!”
Digo tu nombre y tú no respondes
Porque no te oiría además
Estás en mí y yo en ti
Y nos alejamos uno del otro
Estás sola y estoy solo y no estamos solos
En el mundo nadie está más solo
Y están solos
Donde comienza la noche
4
(“los días pasan yo me quedo”)
Yo he nacido en las calles que ya no existen
Aprendí a caminar en arduas jornadas
Mientras veía que otros caían como dardos
Y hubo un tiempo detrás de todo dolor
Un mar perdido en nuestros cuerpos enlazados
No en la soledad sino en una violenta noche
Cerraré por última vez esta puerta
Y cerraré la oscuridad para nuestros cuerpos
Uniré tu cuerpo al mío
Como una avenida embriagada de genuflexiones
Y mi corazón ha de ser un hueco en el cielo de Lima
5
Espesura de cabellos de la dulce crin de los vientos
Ad portas sus espaldas delgadas y rectas
Y sus palabras frescas como fresas nocturnas
Cruel del beso como la madrugada en el espasmo
Y condenados al sueño profundo a las lágrimas
Y nunca al amor
Mojaré mis ojos lánguidos
Y mis cabellos crispados
Y caminaré toda la noche
Por estas calles lúbricas donde crece la oscuridad
Como el primer amor
No existe nada más detrás de la noche
Y es que vivo el hastío en las palabras
De una máquina ciega que bebe sangre
Vivo de aquellos que vosotros desecháis
Palabras que en las noches de alejan
Con un cruel destello flamígero
Mientras una peste enloquecida devora
El papel virgen y silencioso
Camino para hurgar en la profundidad del cuerpo
De una prostituta
Y que ello sea la constancia
De que el viento no ha borrado las palabras
6
(av.Grau)
Porque la muerte susurra en las calles
Y esta quietud brumosa exhala olores
De un recuerdo aterido
Miraré el sexo de Lima
Y la penetraré toda
En Lima una avenida abarca la noche
Solloza algo resuenan palabras
Abro los ojos y la luna ha muerto
La avenida cubre la realidad del deseo
Como una vieja demente dice:
“yo regreso del mar todas las noches
y no busco nada”
Definitivamente esto ha terminado
En silencio solo se oye el hastío de mi sueño
El niño de barro vierte su ceniza
En los ojos del pasajero ciego
Arroja cadáveres como un río metálico
Y estos cadáveres se cuelgan de las ventanas
Como péndulos aferrados a la tierra
Dije que esto ha terminado
Pero ahora no sé en realidad qué fue aquello
Si no me comieran las moscas del tedio
Y del espanto podría seguir caminando solitario
En la medianoche de la noche
Sería estoico y extraño como un relámpago
Que corta al viento a la tierra y a la noche
Pero he sido embriagado por el sudor
De una magnolia y he bebido toda la miel
Que he podido comprar o hurtar
Y he sido feliz a los ojos de los torturados
Y los proscritos y he olvidado mi edad
En alguna escalera de algún hotel de Lima
La niebla lechosa engendra ángeles
Y en medio de este tropel yo reniego
Soy uno de esos condenados a la eterna llama
Del deseo
Estoy en la caída perfecta de los péndulos
Las calles me dirán a dónde ir
Viajo en un silencio que me dice:
“Es tarde! Muere, viejo cobarde!”



EL OLVIDO DE SI MISMO


1


Un charco me refleja

ante la distancia

más parecida a cualquier deseo.

Pero de pronto

siento muy de adentro, muy vivo

todavía, la conciencia

de estar escribiendo

y de ser extraño en mí.

La avenida Emancipación viene a mi mente

porque hoy día estuve por ahí,

la avenida desierta y soleada,

ardiente en sus bordes,

frías en sus sombras,

blancas paredes que acompañan

el corazón cansado,

sí, cansado de lo mismo.

Ahora viene inmediatamente el puente Armendariz,

de noche, el Centro Cívico,

y todo se va.

Adónde me llevarán estas calles,

esta noche cuando ya no tengo deseos de estar

siguiendo a mi lágrima.

Y todo lo que amé también dejará de preguntarse

adónde, adónde, mi inconfesable amor,

te vas sin que puedas producir la sospecha

de quien te ama.

Creo entonces que la vida vida imita al arte.


2


Puedes soportar un hongo atómico,

puedes soportar la noche más oscura

y el deseo más solitario,

con paredes o calles, luces tocando

la garúa fosforescente.

No puedes soportar una ligera nube

pasando por tu ventana.


Puedes estar parado entre los puentes

que ya no soportan el tránsito,

puedes estar parado en una esquina

contemplando el viaje del avión

al no regreso,

el beso que se da el infinito

con los cables y sus líneas blancas

con toda su histeria.

No puedes soportar estar un minuto siquiera

en frente a una ligera nube

que se mira en una gota

suspendida en la hoja de la oreja de elefante

en tu jardín.



3


Hasta dónde has llegado,

y lo que pensaste es lo que suena en lo oscuro,

un ruido que es el corazón que te empujó

a caminar sin rumbo,

a dar vueltas por las inmensas fábricas

donde se despide la tristeza en la mirada,

con la misma mirada del polvo inerte de la avenida.

Un carro sepulta tu corazón,

un carro y una canción que hablan de nada,

la neblina que es una multitud,

la neblina que llora en las semillas

por la luz de las cantinas abiertas

hasta el amanecer,

la neblina que balbucea en el vidrio

de un microbús

y antes de quedarse dormida

mira un punto invisible donde muere el infinito,

la neblina que se corta las venas

y desde el puente

echa raíces en las sucias veredas,

rompe algunos huesos

de los que caen al cruzar la avenida

que no conduce a nada.


4


Quién sostiene el cielo de tu cansancio,

quién sopla el polvo

de la ventana rota, despide al pájaro

en el centro de su sombra

mezclada con la pared.

Un ojo mira el desnudo de la cama,

un cuadro parpadea

con escamas rectangulares,

elije un punto en el hermoso cuerpo

y lame su furor a la noche larga,

a la noche desequilibrada

que desconoce su barrera.

Tres larvas sostienen un círculo,

del círculo es que nace el amor

y el jadeo que produce su vuelta.

Pero en la yema dulce del universo

canta una cigarra,

susurran sus alas el seno de la oscura

muchacha de la mañana,

un sentido choca con su movimiento

y desenlaza la hipócrita unidad

de la palabra.



5


La luz muerta del bar no tiene sombra,

por eso es eterno este amor, este vacío,

el tiempo, los años.

La luz muerta de las calles es la prolongación de un corazón

que se esconde de su sombra.

Es difícil vivir bajo la noche, junto al mar,

junto a cualquier cosa: tú no sabías que el tiempo

escribía su anhelo en las cosas, y había un mundo

ciego entre los postes.

La poesía recoge a los borrachos de los bares de los puertos.

Tú, de ninguna manera, podías imaginar que el tiempo

se sentaba en la escalera, y llovía, y tú no sabías

que amabas esa lluvia que lo borraba todo,

el vacío, los años, cualquier cosa.



6


Un olvido se va con las nubes,

un triste olvido como los ojos de una muchacha

llorando en una calle,

la calle garuando en el olvido.

Otro olvido es el que tiene el perfil de los techos.

Se detenga, entonces, la turba infante para que sea fácil,

recontra fácil sujetarla de la nuca,

rebeldes con causa que fuman a oscuras

y planean un asalto.

Se ponga en un sitio visible dios que no sabe

lo que hace,

que los nudos sean desatados, que venga

el país más chico para que se coma al grande.

Todo puede ser posible para las palabras,

el poder está justo afuera.

En estas paredes

donde he visto una multitud en mí mismo,

entre el olor marchito de una cama

y un foco,

debo probar otra vez algo de muerte

con una cuchara,

un plato vacío

y el silencio que hace fría

la noche,

los zapatos,

el alma.



7


En estos días que se mezclan todos los sueños

entre el rostro tras el vidrio de un micro

y la llanta trasera de un auto

que se aleja a más velocidad,

esculpido el viento en cientos de ángeles de humo

con lágrimas que se impregnan en los pelos,

diciendo con la oscuridad de los ojos

todo un intento de quebrantar

el grito

desde la esquina donde se caen unos anteojos

hasta la inexpugnable parada de un cuculí

en el cable de teléfono,

pero si hubiese una posibilidad de retorno,

un movimiento que haga como si todo

retrocediese rápidamente

o como si lo que se presenta estuviera en dirección fija,

al centro de todos, de todo,

de mí mismo.

Ahí creo que podría ir.



8


Por el camino solo

voy arrancando la frágil quietud

del aire.

El puente bajo mis pies,

la vía de los muertos,

el ocaso

sobre los edificios desplomados.

Por el camino solo

me pregunto si existe la poesía

o si es la desintegración

de la materia

este viento que me azota.

La luz que todo lo toca

jamás ha tocado su sombra

que es el movimiento.

La noche es lo contrario

a este camino,

yo me pierdo por el camino

solo.



9


Hasta aquí he deseado,

hasta aquí me he ido matando

y sigo pensando

que la vida es una nube detenida en mi ventana

La sombra es mía,

pero la nube se va cada vez que la miro.

Podría callar en una delgada rama,

mirar desde esa altura una muchacha

cruzando la pista infinita,

las paredes que nunca acaban y donde dice fin,

por ese silencio donde se mezcla

el hueco del corazón

con el agujero de las nubes.

Cada universo señala su propia muerte,

separa su parte de vida en la meta que llaman

el salto,

el abismo,

como desde un noveno piso donde Dante

saltara para ver la Vita Nuova,

llena de ángeles,

un crepúsculo lleno de gente,

el Paraíso que revienta en el contacto

de su masa encefálica

con el infinito.

Y al fin hallar el Paraíso.



10


Me desgasto en las mañanas,

no soy como los árboles que cantan

sin molestar a nadie.

Me desgasto de aire,

de agua que se me escapa

en el viento eterno de un soplo,

sólo por eso, es decir,

por caminar por rectas veredas,

raspando con las uñas las rejas

y los años en una sombra

deslizándose en la misma pared

como un papel arrancado de algún libro

que le hubiera gustado escribir a Dios.

Porque Dios no frecuenta la tristeza

que surge en unas manos.

Me desgasto esperando en una calle con polvo

y gente, aguantando

a que se detengan como fantasmas no correspondidos

para poder moverme.

Sé que cada palabra es el infinito.

Sé que las palabras están como estrellas en una noche,

también son la luz de otros ojos,

los nuestros mirándonos en un mismo cielo,

quebrados de amor.

Provenimos de una antigua tristeza,

provenimos del canto triste

de las montañas del Perú.

Sobre edificios de gritos de alcohol,

vieja tristeza que se queda

mirando hacer el agua

de algún misterioso sueño, inexplicable, sí,

porque no tiene destino.

Las montañas, estarán

las montañas en el río,

sobre los saturados edificios ensangrentados,

flagelados, desmayados, inhabitables.

Sucede que cada vez estoy más lejos del mundo.

Me desgasto, cumplo todas las horas,

las vueltas que da el mundo.

Edificios donde camino.

Edificios que se elevan del trabajo

de los que sobreviven para morir,

aplastados por la sombra de los edificios.

En la tristeza del valle corre un río

donde ya no pienso en nada,

en la respiración de las montañas

voy subiendo tan callado como si aún oyese

las quejas de los edificios

sofocados, marginados,

censurados, reprimiéndose en nubes letales.

Ellos marchan solos al ocaso.

ellos cumplen las horas

y no desperdician ni un segundo.

Ellos son útiles, marchan solos al ocaso.

Me ahogo en los edificios,

comprende que me ahogo

en la pista que se lleva a las almas

políticas de amor,

me ahogo en el crepúsculo

que se pinta sobre el horizonte de edificios.



11

El mismo viento de noche que levanta
una hoja de periódico del suelo iluminado

por el poste de luz amarilla, es la poesía.

Un charco que me refleja ante la distancia más lejana

al deseo, es olvidarse de sí mismo,

es también entregarse como algunas estrellas

en los desiertos donde nadie las mira.

¿Qué prisa hay entonces en estas estrellas

por arrojar su luz a los ojos de quien sopla

sólo palabras sin poder opacar la luna?

El que transita por lo mojado o por la madrugada

cubriendo su pecho, calculando las esquinas,

los postes repetidos como corazones.

El que siembra sus lágrimas en todos los cuadrados de vereda

o la señal que le devuelve la neblina,

cuando se equivoca de puerta y se entra al aliento

de su propia boca.

La poesía es escribir por la gracia del paso de las nubes

en un vaho que no deja ver la calle donde nadie viene.



12


Toda palabra es una realidad.

Alta es la noche donde cae la angustia.

Ser en otro como ser en sí mismo.

En cada instante muero,

en cada instante soy otro.

La poesía se desdobla en infinitas posibilidades.

flor, semilla,

el agua por esencia transita como la memoria,

pasa por una avenida, y queda el tiempo de mi espera.

¿Pero qué palabras conforman

lo que significa un poema?

Todo tiene un punto de vista,

un punto en la vista que desaparece y aparece.

Sólo cambia la idea, lo que no existe.

El viento lanza su espina en el nervio extraviado.

Furtivos goces arrancan mis cabellos.

Así es el camino en las palabras, siempre otro lugar.

Férvidos gatos lamen mi sudor pétreo, allí.

Cuando duermo crecen raíces negras de mi cuerpo.

Sueños mullidos, lacerados por una garúa bonancible.

Noche tras noche, acuno mi desesperanza

con un siseo vil.

Blandidas las formas del deseo,

Las paredes del paraíso oscuro detienen mi aliento.

Quizás híbrida, quizá patética,

quizás inflexionada la luna me cobijará

en su habitación.

Ella mi alba, yo el arco

que dispara el mito de las palabras.



*

lunes, 4 de agosto de 2008

POEMAS DE JULIO CESAR ARCINIEGAS




Julio cesar Arciniegas es un poeta de la estirpe de Aurelio Arturo; vive alejado del mundo en su finca cafetera del Tolima, cultivando una poesía densa y compleja, en donde la naturaleza ocupa lugar primordial. Es en ese diálogo permanente entre este poeta de montaña y ribera, de hondonada y guadual, de piedra y barro,  establece una comunicación con su entorno barroco y vegetal. El poeta inmerso en microcosmos de criaturas vivas que viven y mueren dentro de unas coordenadas extensas, canta a la vida y a sus manifestaciones.

Los textos de este poeta por momentos alcanzan la luminosidad dorada de las copas de los árboles en los estíos de esas hermosas tierras del centro y sur de Colombia; otras veces adquieren ese musgo verdoso de los árboles que crecen en esas vigorosas montañas. Arciniegas es un poeta culto, que ha bebido en las fuentes clásicas de la literatura universal, los ecos de los grandes autores y poetas se pueden ver reflejados en sus aquilatados versos que pule con la meticulosidad de los artesanos.

Premio Nal. De Poesía Porfirio Barba Jacob 2007. y finalista del concurso Nal. De poesía revista PROMETEO 2008.

Aquí una pequeña muestra de su trabajo.


2 POEMAS DE UN LIBRO DE HOMENAJES Y 4 POEMAS DE UN BESTIARIO:



CESAR VALLEJO

Tras el lavadero negro esta la herida de los jueves


El pobre aguacero destilando las cruces


La curva de un posible pan cosido a su sed


Siempre el hermano perdido en los maderos


El dios que amanece abriendo las alas de su salario


Acarreara tardes en la suerte tus llagas


Sabe a tempestad, a tierra sin andar


A un árbol que se aparta del camino


Donde El llevo cada palabra a las frutas amargas


A los bueyes que no saben algo terrible

Se acuerda de algún enfermo


Es muy duro cavar donde busca los otros lados del asombro


Apoyado en tus huesos logras mostrarnos el encanto.


Lo más húmedo de las orillas que no conocen la deslealtad


Solo sabes el idioma donde escribiste el cuerpo


Tus labios ataron el nombre y ahora zurce una cosecha que se ha quedado sin el beso del alba

Un aire barre sus tejados


Aun oigo su sangre comida por el frió


Y tus ojos cansados de haber sufrido tanto


“miran la novia que algún fue su madre”



VICENTE HUIDOBRO

Hay quien rebasa corrientes a una altura en que no se agotan las aviaciones ni las imágenes trazan el momento del temblor.


Con un aire lleno que cae a un astro enrodado en los huesos


Un cielo que ha comprendido sus formas


En un eterno retorno Alos limites donde esconderse en la muerte es la lengua marchitándose atando las afueras de un miedo de nocturnas procesiones


O que caigan las catástrofes de un planeta mordido por la permanencia


Donde hay nausea sideral en los habitantes de los sueños


Hay quien recrimina las congojas


La única verdad es el dolor


Las trampas lujosas para pasar las constelaciones


O los descolgados del vértigo donde combate las altas luces con cabeza de un mar sapiente


Los espacios fulminan un deseo de estos sistemas fatigados donde desnudar estrellas es oficio de poetas.


COCODRILO


Como criaturas que arrastran el agua

Estaba sin poderse mover

Con la duda de ser un monstruo

O que su sarcasmo nadara hasta la orilla de dolor

Desde el impronunciable aguacero

La pupila de crueles desgarrones

Fuera de la necesidad,

De la expansión de la ira

Afinaba la presa sucia de lodo,

Con la impresión de las heridas

Que se rescatan en oscuridad.




SERPIENTES


Repto entre estruendos y prolongados placeres del sol

Donde el mar salda las glorias de las construcciones,

Bajo sus turbadores anillos,

Recubierta por las mil efusiones del barro

Vaga encerrada en sus venenos

Abriendo la interrogación

Como la hidra “emisaria del deseo"

Cruzará el negro jarabe de las cubiertas


CANGREJO
Alejose en brazos de una oscura venganza.

En espera del momento preciso para volar

Cuando duerman las guardas de los remolinos.

Alejóse de los ojos adormecidos

Por el negro devenir

Que cubre las inmundicias,

En una noche inhumana

Retrocediendo la ira

Entre la soledad y las tinieblas.




PIOJOS


En tanto expandan los abismos,

Sorprendidos de ese sol

Que se pondrá sobre los ángeles caídos

Insensibles a las progenituras

O purismos con su sonido de apóstrofe

Justo en los a designios de ser libres

De pensar en sus fastidios

A una sangre que adoran

Donde estará asegurado su reino de suciedad.

viernes, 1 de agosto de 2008

DOMINGO DE LLUVIA Y OTROS POEMAS DE HENRY POSADA LOZADA



Escritor, poeta, ensayista y comunicador social, el poeta losada Pozada es uno de los escritores que se hizo presente en el pasado Festival Internacional de Poesía de Medellín. Aportó, ademas de su calidez humana y su estupendo humor, su ejercicio de cronista radial con una serie de entrevistas con poetas de todos los puntos cardinales de la tierra. Estos se transmitieron desde su programa "Tintos y Tintas" de la R.U.N. que se trasmite a toda Colombia en la onda 98.5 F.M.
Aquí una muestra de su poesía.
y un link a su blog.

http://escarcela.blogspot.com/

DOMINGO DE LLUVIA

Como agujas invisibles ésta lluvia


de domingo hiere mi corazón,


el ángel de la mañana hunde


su rostro, y llora en silencio.


He perdido el último tren este


domingo de lluvia, y no hay puerto


en éste pueblo, que cuelga como un


brazo cansado de la empinada cordillera;


no se escuchan aquí las marimbas de la Habana,


ni el mar juega como un niño contra el malecón;


no zarpan barcos de éste pueblo, aquí sólo naufragan las


ilusiones en los hondos despeñaderos; No se oyen arrullos negros,


ni las mujeres mueven sus caderas, al son de bongoes y clarinetes,


aquí sólo se escucha el lastimero


aullido de los perros en los lejanos


valles del desconsuelo.


Llueve, algún poeta dijo que


la lluvia fue el piano de su niñez, hermosa metáfora,


aquí todos los domingos


llueve, hoy más que nunca


el agua se empoza en el alma


y una bandada de aves huye


de ésta tierra de nadie,


donde el tedio asoma su inmundo


hocico hurgando en el pecho.


Hoy es domingo de lluvia,


un río ciego y espeso atraviesa


en silencio éste pueblo, aquí vivo hace años,


otros domingos recuerdo, había música en éste pueblo,


el ángel de la mañana abría sus alas, y “sobre los techos


se extendía un manto de sol desgranado”,


la dulce música de las cocinas, donde amorosas manos,


hacían el fuego de la vida, llenaba de voces el aire; El


tren se hundía en la cordillera con su aullido metálico,


y como una crisálida,


el domingo mostraba sus alas multicolores, embriagadoras flores


colgaban de los balcones,


el mañana era un pan recién horneado. Llegaron los heraldos negros,


y ahora los ahorcados me miran inmóviles


desde las lejanas orillas de la muerte....Y ésta lluvia de domingo


que como un cáliz amargo quema mi garganta.






MADRE

Un sanguinario Dios, quiso que fuésemos extraños, Madre,


perplejo veo cómo el transcurso inútil de los días,


levanta una pared, un inmenso iceberg, que ahoga


mi voz, impidiéndome retenerte.


Con que desesperación grito tu nombre...


pero ya no me oyes, mil paredes impiden


mirarte una vez mas, Madre hay lunas


rojas en el blanco desierto de mis noches, habito un


planeta solitario, donde como afilados cuchillos tu


recuerdo hiere mis ojos. El murmullo de tus pasos solitarios


en la casa entristece las tardes en ésta


extraña ciudad, donde inútilmente golpeo


puertas y ventanas, reclamando


lo que no se me dará jamás.


Madre, el miedo y su rostro de medusa, vigila...


La noche sigilosa lame la puerta de mí casa,


hordas de fantasmas la rodean,


el reloj, sobre la mesa inicia su lento, implacable y


desesperante aullido.


Madre, soy un niño que horrorizado mira el futuro.


Madre, las señales que me diste no existen:


del agua que dijiste calmaría mi sed, está turbia,


un extraño color hay en ella, obscuros hombres la


envenenaron; La guerra ha marchitado el trigo, y en


los campos como un mal presagio,


los perros huyen de las casas, las noches son largas y


desoladas. Aquí los cielos son de tierra, un ángel


exterminador recorre las calles, yo lo miro a través de las


hendijas de mí ventana, temeroso de su dedo señalándola.


¿Cómo me pregunto habré de multiplicar los panes


y olvidar para siempre la larga miseria de éstos años?






MERY “LA BOACHA”.


Todos me conocen como Mery “la boacha”,


por la dificultad que tengo para pronunciar


bien las palabras, las pocas que sé. . .


conozco éste barrio, sus noches donde


el viento aúlla, trayendo presagios de muerte,


he trabajado en “el arañal”, donde “la ñata”,


Mery “la gorda”, Gloria “la chimba de oro”,


bueno, en casi todas las cantinas, donde por


unos pesos, hombres de todas las pelambres


dejan esa cosa viscosa y repugnante sobre mí.


Cuando estoy triste bebo, hasta perder la


razón, y Don Anibal, para ahogar mis penas,


me complace con Jorge Negrete, “gaviota traidora”,


o con tangos de Gardel, Oscar Larroca. . .

Desde mi ventana he escuchado


el sordo rumor de la muerte, los gritos desesperados


de los condenados pidiendo clemencia: “pabuza”,


el hijo de Alba, que bañaba y peinaba cuando niño,


había sobrevivido a las balas oficiales,


en madrugadas sangrientas, cuando el duende del sueño


caía con la pesadez de un candado oxidado,


hoy yace como un perro moribundo sobre la calle


desierta; Unos gimen de rodillas, los contemplo por la hendija


y se me sobrecoge el corazón, cuando las armas vomitan


fuego sobre ellos; La otra noche en la esquina del “arañal”,


fusilaron a cinco ó seis, las Madres gritaban cubriendo


con su llanto los cuerpos, y encendiendo velas cuyas llamas


lamían el infame paredón. . . . Uno a uno, han desaparecido,


he visto sus lápidas, a una cuadra de aquí, está el cementerio


atroz coincidencia. He soñado que camino sobre sus huesos,


Sus cabellos, sus tejidos, sobre ríos de sangre. Este barrio, es


una fosa inmensa, desde donde miran los ojos de sus muertos,


yo, vivo ahora en “quebrada negra”,en compañía de mí hijo que le


dio la “polio”,y mi hija, que me ha dado tres nietos,


del barrio, sólo tengo recuerdos. . .
















HERIDA 1

El rojo y alto cristal de la noche se rompió


entre sombras, gimiendo se movía, de nuevo, la violencia acechando,


sus innumerables y monstruosas cabezas reclamándome en la noche,


lamiendo mis heridas, mordiendo con indulgente prontitud, los huérfanos


costados, clavando sin piedad su afilada lengua, en el frágil corazón.


la guerra equívoca, obscena, hermana espúrea de la miseria


extendiendo sus brazos, exhalando la agria fetidez de su axila,


instaurando su largo y frío reino de molicie,


endureciendo el pan, humedeciendo con sus lenguas, el amparado


cobijo de los pobres. Atroz devastación de la guerra,


sus huestes sanguinarias erigen la ignominia, levantan el


incestuoso imperio del hambre, envenenan la leche de las Madres,


enceguecen de odio los hermanos, y como el cólera, la peste


bubónica, las pústulas venéreas, los delirios del mordido de víbora,


las heridas purulentas del leproso, siguen implacables


“los rumbos minuciosos de la muerte” . . .


¡Ay violencia que tu voz no reclame más el espeso y silencioso río de mi sangre!!!





POEMA DE LÁSTIMAS A LA MUERTE DE ANTONIO SIERRA“La vasta, populosa muerte”
J.L.Borges


I

El rojo y alto cristal de la noche se rompió


sin que lo supieras, niño sonámbulo en la


furiosa


noche de la helada ciudad.


¿Hacia donde frágil arlequín


los corceles de la noche, te llevaban?


¿En que abismos tus ojos orbe misterioso, sucumbían?


¿Qué imágenes imposibles trazo tu mano, en el brevísimo instante en que la


alta catedral


de cristal caía cercenándote?


Sobre el pavimento, en la anónima calle,


despedazadas


mariposas en tus sienes. Un río espeso y


tembloroso penetra los vagos


intersticios de la noche.


En la ventana iluminada Modigliani,


contempla la escena pavorosa.


II

Infaltable la muerte acudió a la cita


impostergable aquel sábado de junio:


fuiste en la mañana a tu taller,

era costumbre.


Contemplaste en la claridad de la mañana,


aquellos símbolos que entretejiste desde


siempre,


agregaste una línea al vasto tejido de tu vida


y pensaste en aquella espléndida frase


de Bacon:


“El pintor debe coserse la boca y expresarse


con las manos”.


Ahí en tu estudio, aquella mañana supiste


con certeza,


que aún en medio de las más penosas


dificultades,


esa trama de signos, grafías y símbolos,


que alguna vez estremeció mi entendimiento,


era lo único verdadero.


En la sucesión infinita de los días,


debiste concluir lo que alguna vez


empezaste, así me lo dijiste: “Tengo poco


tiempo”. Y reemprendías tu labor con la ferocidad del


que se le agotan los minutos.


una lenta y minuciosa lluvia cae


sobre la ciudad y moja impertinente


los caracteres de tu nombre, sobre

la blanca lápida. Las flores mustias que un


desconocido


dejó ayer, yacen olvidadas en el frío panteón


bestia moribunda de la tarde que débilmente


se queja,


cuando los hombres ausentes y vacíos,


regresan o se extravían en el oscuro


laberinto de las calles.


Bogotá, Junio 24 de 1999

miércoles, 30 de julio de 2008

ELOGIO DE UNA UTOPIA


Elogio de una utopía

A propósito del XVIII Festival internacional de poesía de Medellín


Este es el texto del escritor, poeta y ensayista colombiano José Zuleta, quien dirige la revista de literatura CLAVE.


Primer día:
En la hondonada, a la intemperie, cinco mil personas están frente a sesenta poetas de todos los lugares del mundo. Es tarde y la brisa agita los árboles. Comienza la función y los invitados leen en sus lenguas o dialectos los hallazgos, las dádivas, los otorgados milagros de la poesía.

La clamorosa multitud se estremece, algunas mujeres fugadas por unas horas de las pinturas de Botticelli vienen a traducir la poesía del mundo.

En el cielo una danza de nubes se hace agua, llueve, el auditorio no teme a la lluvia, se sienta en la lluvia, pequeñas sombrillas de colores se abren, los oyentes comparten su pequeño escampado, nadie se retira hasta que el último poeta no ha sido escuchado.

Días de semana:

en el hotel varios jóvenes envían desde la mañana hasta la noche poetas venidos desde los cinco continentes a muchos lugares de la ciudad y de la nación. Hombres construyen jardines de tinta, tulipanes hablan, mujeres resucitan a sus hijos, ciudades se crean en la voz del que camina los versos, palabras en el papel se pliegan y forman aves. La belleza bebe en la belleza, el viento ulula, un hombre bajo los árboles recuerda la arquitectura de un árbol, otros del silencio hacen su música.

Último día:

En la cima de la fiesta cinco mil personas se sientan cinco horas de la última tarde hasta que el último poeta dice su canción, no se fatigan, están seguros y felices del tesoro que llevan a casa.


José Zuleta

martes, 29 de julio de 2008

PREMIO NAL. POESÍA. REVISTA PROMETEO.2008

Poeta escritor: Fernando Rendón Meriño Director: Festival Internacional de Poesía de Medellín. Poetas y escritores: Horacio Benavides y Fernando Linero Comité Editorial: Revista PROMETEO Poetas y Escritores: de todos los países, invitados al Festival internacional de poesía de Medellín. Compañeros y Compañeras presentes. Señoras y Señores: Agradezco este premio Nacional de Poesía, que honra mi ejercicio literario, y lo asumo con el blasón encendido de la libertad... Lo dedico a la juventud colombiana, quien ha regado con su sangre, los surcos dolorosos de esta tierra. Esperando que un día, sobre esos mismos surcos, surja la cosecha de la justicia social, la dignidad y la verdadera libertad. Estimados poetas: Ernst Junguer en su famosa obra “LA EMBOSCADURA” expresó: "La imaginación — y con ella el canto — forman parte de la emboscadura. La emboscadura tampoco significa: o bien el viñedo o bien la nave. Significa: la viña y la nave. Es creciente el número de las personas que desean abandonar la nave y entre ellas se cuentan también mentes agudas y espíritus buenos. Pero en el fondo esto equivale a querer desembarcar en alta mar. Hacen entonces su aparición el hambre, el canibalismo y los tiburones, en suma, todos aquellos horrores que se nos han contado de la balsa de la Medusa. De ahí que en todo caso sea aconsejable permanecer a bordo y en cubierta, aunque uno mismo corra el riesgo de volar por los aires junto con la nave". Y más adelante agrega: "El poeta ayuda al ser humano a encontrar el camino de vuelta a sí mismo". EN TIEMPOS DE LENGUAJES agotados, en tiempos de significados trastocados sobre la plataforma de los mass media; en tiempos de escrituras bajo cero, palabras cercadas, bocas selladas. Los poetas navegamos sobre la frágil balsa del idioma, inmersa en la tormenta; tratando de rescatar un puñado de palabras primordiales. Si como poetas habitamos el mundo del lenguaje, del sueño y las imágenes, nos es dado utilizar cualquiera de ellas, antiguas o nuevas, cercanas o lejanas, para expresar el exilio, la duda y el sueño. De una u otra manera cada metáfora llegará al poema del escritor, natural o accidentalmente, pero cargada de significado. El idioma es la única patria del poeta, ya lo había dicho Neruda y refrendado Octavio Paz y la poesía universal es el único refugio de los poetas de este siglo; todos exiliados de una u otra forma, todos refugiados y en marcha, a la búsqueda de una playa estelar de la utopía, en donde sea posible la palabra renovada. La poesía, nuestro vehiculo y nuestro Maquís. La poesía, nuestra nave y nuestro destino libertario. El exilio interior es un camino cruzado de idiomas y referentes ocultos; para el escritor, recorrerlo, es trazar una urdimbre de significados, que trata de hacer universales mientras busca señales dentro de las cartografías de todas las culturas. De una u otra forma habitamos linderos comunes: campos y raíces; ramas y frutos, ríos y océanos de nuestra humana condición. La poesía muchas veces surge allí, sobre la marcha, una botella al mar de los idiomas, las ideas y las imágenes. Una balsa que busca llegar a tierra sin brújula y sin estrellas. Afortunadamente la poesía es nuestra cruz del sur en el lenguaje social y al mismo tiempo, nuestro gabinete de mago en el lenguaje interior. La poesía será por esto la literatura del próximo futuro, sus posibilidades conceptuales, estéticas, visuales, y su universalidad simbólica, la hacen adecuada ya que es un mecanismo de alta graduación evocativa, que utiliza la imagen como un fotógrafo clásico su cámara reflex, enfocando, tratando de encuadrar, midiendo velocidad, obturación y gradación del diafragma, y disparando al centro del lenguaje. Por último, trabajando en el revelado mediante una labor paciente de alquimista, en el cuarto oscuro de la soledad, donde se forjan y fijan esos textos delirantes, angustiosos, humorísticos, líricos y épicos. Esperados con paciencia y lentos tiempos de decantación, sublimación y depuración. Pero luego ella, poesía libre, es toda velocidad, belleza iluminada en lenguaje de aves que se internan sobre un bosque en llamas. Algunos críticos han querido encasillar a la poesía y enclaustrarla, trazando fronteras virtuales a sus pagos, pero ese aire cimarrón, marinero y explorador de la poesía, la lleva a incursionar en otros medios con fuerza, de tal manera que la literatura que pase a la historia será aquella que contenga la mayor evocación poética, la mayor carga simbólica; es allí en donde el escritor del presente y del futuro se tendrá que aplicar en el trabajo con el idioma, en busca de una poesía nueva, que como los virus inocule el cuento, la novela, y todos los discursos literarios; los transforme; los haga dignos de una nueva vida. La poesía debe crear TAZ (zonas temporalmente autónomas) para utilizar un término del poeta y norteamericano Peter Lamborn Wilson (seudónimo: Akim Bey). Zonas autónomas en el territorio del lenguaje, liberadas de los discursos de fuerza policíaca impuestos por el régimen de vigilancia, represión y control. Un lenguaje que se ha visto degradado y mancillado por la sociedad del espectáculo. Un lenguaje y una literatura que en algunos casos, ha perdido su referente humano y filosófico, y que ha convertido grandes extensiones de su cuerpo geográfico, en zonas de márketing capitalista, contaminación ambiental y alienación política. El festival internacional de poesía de Medellín, es a su manera, una zona temporalmente autónoma, y nuestra propuesta poética replicará, en canto luminoso, sobre la extensión nerviosa de la patria. Ahora que vivimos épocas áridas para el campo del arte, que la tierra baldía o yerma de la que hablara T.S. Eliot, se extiende al centro del espíritu humano; (Un mundo en donde fluyen los desplazados bajo la sombra del exilio y se instalan en los arrabales de la muerte y de la guerra). La poesía es un grito fresco que se mantiene electrizado sobre el reino eco del mundo. Una palabra de alerta. Una voz de aliento. Una consigna fraterna. Es nuestro deber poetas, impedir que nuestro país los frutos de la muerte y de la guerra prosperen. Es nuestro deber poetas, cantar para poder encontrar de nuevo el espíritu generoso de la tierra y con ella buscar un camino de encuentro renovado; una corriente que nos lleve como los antiguos marineros a buscar las tierras de la fraternidad y la justicia. Cantemos pues, aun en medio de la barbarie y el laberinto, con nuestros temores, contradicciones y dudas. Que nuestras voces doradas en un rayo de sol, convoquen y fortalezcan el aliento perdido de la tribu. Vamos con las manos bronceadas y limpias de los pescadores, abiertas a los elementos, el rayo y la tormenta; nuestros poemas serán tan fuertes y flexibles como las maderas de los bosques y tan duros como el acero. Nuestra obra, en comunión de voces: abrirá fronteras; romperá muros de silencio; encenderá corazones. Muchas Gracias Omar García Ramírez

domingo, 27 de julio de 2008

FESTIVAL INTERNACIONAL DE POESIA DE MEDELLIN. UNA CASA, UN PUERTO, UN ARBOL


El festival internacional de poesía se irguió de nuevo como un árbol centenario contra el vendaval del odio y la guerra. Resistió las tempestades de las calumnias y los señalamientos; aguantó de frente las granizadas de la lluvia acida que desde el tinglado del establecimiento se descargaban contra esa madera templada en las estaciones del trópico; de sus hojas vigorosas fueron cayendo poemas que eran leídos a su sombra por las muchachadas de estudiantes y trabajadores, secretarias y oficinistas, jóvenes y viejos; eliminó de su cuerpo las potencias minúsculas de las termitas de la maledicencia y la intriga; de su sabia laborioso brotó la luz de una resina aromática y en su tronco un atanor de poesía iluminó el entorno. Lo humanizó, le dio un poco de aire fresco a la tierra baldía del idioma.

Poetas de los cinco continentes se reunieron en ese festival para encontrar sus voces. Allí se forjó una amistad que intentará perdurar por siempre. Los hombres de la palabra, los últimos dialogantes, solo se reconocen en sus voces declamadas de viva voz frente a la muerte. Muchos de los que allí llegamos por primera vez, nos encontramos con otras voces que se acercaban desde el océano navegando sobre la balsa-Medusa de los idiomas. Creamos un argot y un esperanto, mezcla y mixturas de expresiones de todos los idiomas. Intercambiamos libros, abrazos y levantamos nuestras copas de vino en las noches, en donde la ciudad sitiada giraba hasta las sirenas eléctricas del alba. El mundo tendrá otros referentes, otras fronteras. Los poetas han llegado de nuevo a este pottlach en donde los regalos eran palabras que giraban como palomas luminosas sobre un punto de la aurora. Centellas de fuego que cruzaban los espacios de silencio. Otras obras, se decantaban como un río que iba sedimentando nuestra historia y nuestra condición, dejando viajar nuestros corazones hacia el mar de la utopía.

Un poeta- sacerdote- hermano era necesario.
Necesario en estos tiempos es el poeta Fernando Rendón, patriarca generoso de la poesía colombiana. Poetas árboles danzantes son los que se necesitan en estos tiempos de tormentas. De su guía generosa se ha trazado los derroteros de un festival que hoy por hoy se ha convertido en el más importante del mundo, en una de las ciudades más complejas y contradictorias del mundo. El poeta Rendón aúna a su valor civil, la fuerza de su obra, el peso específico de sus versos labrados en las rocas de las montañas antioqueñas y pintados con las esencias de los elementos de la cordillera. Conocerlo fue despejar dudas, salir de los comentarios malintencionados y las leyendas para entrar en el terreno de los gestos verdaderos. Un poeta de fe inquebrantable, un caballero que ha sabido resistir sin dar un paso atrás todo tipo de afrentas, y de mantener el aplomo y el nivel de su arte poética. En tiempos en donde algunas vacas sagradas se abanican en el harem del sátrapa, y uno que otro intelectualoide de utilería se maquilla en los camerinos de la farsa; en tiempos en donde algunos bienpensantes liberales tratan de mantenerse en la línea dudosa de la contención del idioma para no estropear la levita de los usurpadores; en tiempos en donde los viejos duros e iluminados marihuaneros nadaistas cedieron el paso a los señoritos light que se pavonean dentro de los escenarios de los mass media. Este poeta se levanta como un guerrero sin armas ni ejercito y de viva voz hace estallar su palabra luminosa en medio de una guerra que todo lo opaca y todo lo mancilla. Asume la labor civil del poeta frente al poder, que es la defensa de los que no tienen voz, y no se amilana y no se arruga, por que es de poetas y varones, respaldar con el gesto la idea y con la cara lavada enfrentar a la lluvia y el sol. Poeta que canta desnudo y descalzo frente a su pueblo, y que ofrece a este pueblo lo mejor de la poesía universal. como quien da una bocanada de aire fresco en la boca del moribundo; Prometeo del sur que siembra una estrella en la noche negra y densa de nuestra historia, merece todo nuestro respeto y admiración. Rendón es un poeta necesario, vital e importante, su arte es de Cuestión Radiante, y su alquímia poética transforma en lírica todo lo obsceno, lo grotesco y lo goyesco de las furias de la guerra que danzan sobre el corazón de las metrópolis colombianas. Un poeta como este, –hay que decirlo de una vez por todas–, (no por acudir a la lisonja ni a la palabra hueca) es más necesario que nunca y siempre en cualquier lugar de la historia de esta parcela del genero humano que habitamos y del cual hacemos parte, alguien que haga revivir las esperanzas en una sociedad en donde la dignidad recupere su estatuto humano, renueve el valor en la lucha por ese sueño, y mantenga la templanza en medio de la confusión; Será siempre necesario.

El Festival internacional de poesía de Medellín es tal vez el único escenario colombiano en donde el vasto territorio del lenguaje se vio inundado de un mar de poesía generosa. Medellín, un puerto bullicioso que recibía con las luces encendidas a los viajeros del mar de los idiomas; un mar que venía desde el Asia, desde America, desde África y desde Europa y que traía en sus corrientes a los viajeros y los marineros exiliados del mundo.

Ellos llegaron con una palabra, una metáfora, una oración para salvar al mundo, que de alguna forma es cada uno de nosotros,... somos todos nosotros,
y cantamos.
Y cantamos...Seguiremos cantando hasta que caigan las fronteras del silencio.

viernes, 25 de julio de 2008

EL FESTIVAL INTERNACIONAL DE POESIA DE MEDELLIN Y ALGUNOS POETAS


Este es el primero de los 12 post que me propongo escribir sobre el Festival Internacional de poesía de Medellín. Los iré soltando de la misma manera en que los correos electrónicos van llegando, con esas remembranzas humanas y literarias, que de alguna manera transforman tu trabajo, lo marcan y lo hacen abordar el asunto de la poesía de una manera diferente.

El festival internacional de poesía de Medellín fue un encuentro de voces dispersas, Voces y textos que de alguna forma tendían a encontrarse en una ciudad que como un cáliz verde contuviera el vino luminosos de la poesía. Escritores de muchos países y continentes, cada uno con su propuesta personal vinieron a abrevar en esas fuentes y a escuchar a otros poetas. El descubrimiento es parte importante de este festival. Escritores que uno no conocía, pero que de alguna manera le parecían familiares. Encuentros y coincidencias en los modos, las técnicas y los temas; acercamientos a escritores maduros y con toda la experiencia del mundo, junto a jóvenes con una trayectoria importante, que te descubrían importantes territorios del lenguaje, tratados con una técnica depurada, compleja y un arte de conocimientos profundos, decantados y fraguados a fuego lento en los atanores del idioma.

Gustavo Enrique Ortiz Clavijo es un joven poeta colombiano que hizo presencia en el pasado festival internacional de la poesía de Medellín. Su humor acido y sus comentarios polémicos no pasaron inadvertidos entre los asistentes a este gran evento poético. Vinculado al área de literatura de la Universidad Nacional y con una trayectoria importante en el campo de la poesía. Nos ha dado estos tres poemas (ALGUNOS FIRMADOS CON SEUDÓNIMO) para la publicación en GRIFFOS.


LA POESIA

La poesía es una necesidad semiótica
reza el axioma en el caldero.
Será acaso, la semiótica
una necesidad poética?
quien le toca interpretar
no responde,
se hace lluvia,
antifaz quemado
o un retazo de beso.

La palabra en sus zonas eróticas
es un lapso de hilo
sobre el abismo frutal de la grafía,
lágrimas de dioses
como indicadores de escena
para ser mordidos.
La democracia del signo
es un artículo de voyerismo
que se sacia
en prácticas de doble geografía,
la mentira sobre el espacio
punteado por la verdad
de ese tiempo necesario para un poema
que no alcanza
a ser nota musical.

Rodolfo Garcia L.


LA POESIE

La poésie est une nécessité sémiotique
dite un axiome dans un chaudron.
La sémiotique serait-elle par hasard
une nécessité poétique ?
Celui qui essaie de les interpréter,
n’aura pas de réponse,
il deviendra pluie,
masque enflammé,
fragment de baiser.

Le mot dans ses zones érotiques
est un laps de fil
suspendu sur l'abîme fruitier de la graphie,
des larmes de dieux
qui indiquent
la scène où tu seras mordu.

La démocratie du signe
est un article de voyeurisme
qui se rassasie,
en pratique, d’une double géographie,
de louange mensonger
sur l'espace pointé par la vérité
du temps si nécessaire au poème
qui ne réussit pas
à devenir note de musique.

Traduit en français par Athanase Vantchev de Thracy
Paris, le 16 mai 2008
A t h a n a s e V a n t c h e v d e T h r a c y
38 Boulevard Flandrin75116 Paris
FRANCE


SESIONES DE SOUL

Me gusta callar
para que las palabras no me encuentren
y sepan el ejercicio inútil del poema.
El latigazo de una hoja seca
como una sesión de soul,
la pátina del otoño
sobre mi ojo que escribe.
El rastrillo del tiempo
celebra una febril sombra.

La cabellera llameada de la ciudad
revela el clamor jubilado de los otros,
algunos ángeles caídos,
nautas brujos aquellos,
evangelizadores apócrifos del instante.
Desde este palco panorámico,
propicio para gimnasias de difunto,
dioses y poetas,
avizoro el costillar pétreo del destino.
Las campanas de la catedral
ofician el paso de esa mujer,
blanda Atenea de piel de luna,
quien escancia gotas
de vida y de muerte
sobre la redoma de los anónimos.

La amarga certeza de la caricia
entre sus notas hechizas,
un canto sombrío,
cachorro del deseo,
cubre su despedida.
La ceremonia se abre
como una flor en llamas
gracias a esa mujer:
los cellos invocando hojarascas,
la armónica que toma el pulso
de los que nos sabemos inmortales,
la tintura viva
sobre la lente
para los funerales del beso.

La bandeja de alimentos abandonada,
el sonido apetitoso de la tristeza
sobre las amorosas frutas,
las hojas de vida,
el queso familiar,
las verduras de un pasado,
las cuentas de salud,
el café de la espera,
la salsa agridulce
que bebían mis latidos.
La locura agradable del silencio
mientras vigilo la escena,
mientras los otros silencios
musicalizan la maldita miseria
en que bailan mis soledades.

Los talones lastimados
como dos lagrimones de muerte
cierran el hambre del amanecer.
Los instrumentistas se irán sin paga.
Sesiones de soul
poemas sin retorno
restos de una fiesta.
Inventar un gesto amable
Mientras somos ausencia.


Gustavo Ortiz
Literato por absentia

lunes, 16 de junio de 2008

PALABRAS DEL DURMIENTE




POEMAS DE JORGE SCHULTZ NAVARRO

GOSPEL
a Enrique Barros Vélez
en amistad y agradecimiento,
y a George W Bush
por su extraño
parecido con el reverendo.


El reverendo Jhon Derek Scott
usaba botas tejanas
y un traje polvoriento de tres piezas.

No usaba revólver
sólo su hermosa voz digamos profunda y en picada,
pero donde había un difunto
el REVERENDO ponía una canción.

Caía en los funerales de los negros de Loussiana
y cantaba por tres dólares la noche;
el algodón entonces se volvía más blanco y triste
más sólo
cada copo en su tallo.

Al reverendo Jhon Derek Scott
lo acompañaban tres negras rollizas
cuyas dentaduras
parecían las ruedas de las embarcaciones de vapor del Misissipi.

Las negras cantaban como los ángeles,
una tenía pajaritos de miel en la GARGANTA como Whitney Houston,
otra
voz ardida como la de Gladys Night;
una suerte de tren de media noche a Georgia,
la tercera daba notas sutiles de cera y cirio
y un aroma de gladiolos silvestres
emanaba de los melones vibrantes de sus pechos
al cantar con el arco iris de su diafragma.

Cuando el reverendo y las negras cantaban
el cielo se abría por tres dólares la noche
para los desaparecidos del Misissipi;
cantaban ¡aleluya aleluya! y batían las palmas.
Era necesario el pavor y la melancolía en cada entierro
y las mazorcas asadas y sobar a las viudas a la manera del reverendo.
Cada soul era en realidad un sudario de tres dólares;
para que se abriera el cielo y llevaran en brazos a los deudos desnudos
por el aire de los algodonales.
El reverendo Jhon Derek Scott no usaba armas,
pero donde había cirios y flores
y una fotografía en blanco y negro
disparaba a diestra y siniestra
un SOUL entre bajos
y remolinos oscuros.


? O POETITA DE SCHULTZ

Soplaba el saxo
y un relámpago de notas se elevaba.
Dejaba en el aire una pregunta.

¿Una canción es un rascacielos de notas
un edificio
un puente de sonidos?

pero es amargo no tener respuestas
sólo preguntas metálicas amasadas por los dedos.

Saxo Furioso quería quedarse allí para siempre
pataleando en el piso como un hindú dentro de su túnica
emboquillados los labios
aferrado a su sonido mezcla
de oscuridad y brillo.

Soltaba notas sobre la gente que pasaba
ascendía por estas o aquellas doradas de oxigeno
de fusas estáticas y suspendidas en cerrado monologo
antiguo sin memoria.

GUESS WHO miraba la quietud de su color
se preguntaba por su mágica urdimbre gaseosa.

A veces deseaba escuchar
la guillotina que pende en cada instante se derrumbara
sobre la vida y la abriera en dos
como a esas frutas estereocósmicas
que crecían en la boca de su saxo.

Furioso oscuro como un astro
en notas de sol, de fa, de si y de corcheas
por si acaso.

Llueve sobre su calle
sobre el saxo
sobre sombras negras de paraguas

llovía y la lluvia empapaba su pregunta.

Pese a todo murmuraba.
Saxo loco no sabe ir de rodillas bajo paraguas
no decía:
sálvame virgen de los saxofones
señora de la lluvia ampárame
prefería algo más real
más inocente
ponerse los guantes con un elefante por ejemplo
y le derribara con un golpe de llanuras africanas.
Quería levantarse a cornetazos y a laúdes con la vida
que de su siesta por la correa
le sacaran de su funda
las cosas le miraran horrible y derramar sobre ellas
sus ojos de airado FONSAXO.
Le llevaran a puntapiés
antes que perecer colgado en una vitrina
mudo el corazón

salir expulsado por las puertas batientes de un salón del oeste
vociferando bilis
notas rotas por llaves y pistones
enarbolando preguntas por su campana a cada calle

a tayronas emparentándolo con flautas de millo
con maracas de semillas
de mariguanita
marca registrada.

Gritaba
¡Saxofón no se vende por nada del mundo!
¡Fon Saxo no es centauro de carga de nadie!

Bien respondía señor Saxo a cualquier llamado en una esquina;
le gritaban
¡Saxo Stradivarius!¡Stradivarius Sexus!
¡Pequeño Saxo Gran Quindo del Caribe!
y él giraba con cuerpo de metal
con nuca de émbolos y llaves en los labios
con pájaro
anidando en el Rag time
sin emprenderla contra nadie
a no ser por un par de melodías
tan MISAN- TROPICALMENTE
risotantes.


SEÑOR PESSOA:

Tengo tantas cosas qué decirle
sólo gracias.
Estrecharle con voz
voz que no sé si es de las mías
porque la escucho ronca grave
como si no la hubiera escuchado nunca
ahora que Pessoa.
Que bueno palparle con abrazo más terrestre
con brazos anónimos
cosa común peste bendita de estos tiempos
de resultar infame ir por ahí dando la mano
presentándose usted
a diestra y siniestra en oficinas
y consultorios
en embajadas y parques.

Usted bien sabe que máscaras porta el hombre
lucía muy bien la suya y nadie supo.

Es mejor que nadie sepa que se sabe
a que saben los frutos del algarrobo y el caimito.

Los poetas andan raudos por aquí
en motocicletas con dos asnos de fuerza.

Es bueno recordarle si mira el río
si existe mucho viento darle otra vuelta a la bufanda
si los calores son extremos guárdese de la sed

de no olvidar el sexo
es poco saludable desbordarse a la abstinencia

el fragante habano entre los dedos
mientras se entrevista con Kant
en su casa de los extramuros del silencio.

Es bueno que lo sepa a estas alturas.

Nunca me he cruzado en su camino
nunca escribiré para la revista Athena
jamás por lo insalubre he soltado un comentario sobre esto o aquello

jamás me tropecé con su sombra en la Rua de Emenda
para discutir sobre Wagner

sería imposible no me gusta Wagner

sin embargo suelto visos y celajes.

Me gusta la luz
trepar en bus y despierto
verme haciéndose el dormido
roncando recostado a la vecina de
silla
Hace siglos uso sólo zapatos marrones
y recuerdo
tenía un corazón y ojos claros no tan negros,
salía con mis sombras hacia mil puntos cardinales

me ponía chaquetas
y con ellas me desnudaba de frío

Cierto día salí a buscarme en las palabras
y encontré las suyas repicando por el aire
y me alegré por Caeiro
por Reis
por de Campo
por Pessoa

pero me dolió por mí profundamente

¿Conoce bien ese defectillo
que arde en el corazón de los poetas?
El deseo por escribir lo que fue cincelado
en excelsas palabrejas antes
por docto escriba
pero no lo envidio neurasténico
señor de Lusitania.

Complázcase en que anónimos le lean después de muerto
que rasquemos sus pulgas
que sin herencia palpable afirmemos frente a funcionarios de los bienestares familiares
que se es su primo algo
sobrino medio
un cuarto de hijo suyo
que de vez en cuando me exalto
en la intensidad del reality

La intensidad es extremo sereno del amor
del odio
del placer y dolor
de la violencia del horror y la belleza.
La intensidad mantiene tranquilo
trajinado por la ventisca
como himalayo
tras pestañas blanquecinas
en vertiginosa ADRENALINA por el cuerpo en cámara lenta
endurecido
anestesiado de silencio
con ojos abiertos.

Necesario hallarle donde se rompe
en el límite
donde nace la gracia de ansiedad más pura

y se siente tan bueno
y cerca y por supuesto
tan lejos de usted señor Pessoa
tan lejos y tan cerca de todos
ahora que cada cabeza se suma a muchas

hoy
cuando hay que portar un uniforme...

Notariar lo auténtico es necesario
al menos por estos días es tan difícil.

¿Es necesaria una lista?

¿Es necesario tener claro hasta que cúspide del silencio debe aspirar
cada palabra
sin caer en el abismo de su contraria?
MEJOR. Mejor.

Nada mejor ni tan terrible

nada tan malo como bueno

no es óptimo sentarse a conversar con desaparecidos

es bueno que los muertos nos digan sus palabras

a no ser en las páginas blancas de los libros

mejor esta noche

aguardar a que un ángel aparezca en oleaje de sorpresa

recomendarle esta misiva

de propina subrepticia mientras

sube chorreando

Oh plurales

algunos billetes sueltos en los bolsillos

y vientos

de sus PLUMAS.




LA POESIA TAMBIEN SE COME


El poema aún no escrito
es un tazón de donde extraigo
con palitos chinos las letras de mi sopa estética.

Si la miro detenidamente
la palabra cuelga de sus puntas como un
fideo aséptico.

Cada palabra es como una arveja.
Un mundo en la oscuridad diminuta
humeando bajo la lípida sombra de una costilla
en pesados amarillos.

La poesía despierta paladares con un bocado.
Es la REGLA.
En sabores
la palabra se rompe en su cadena en el lomo de mi lengua
y diga lo que diga
siempre me deja insatisfecho,
encalambrado,
a punto de salir
a darle otra vuelta a Colombia en canopy e indigesto,

Escribir y cocinar se parecen.
De alguna manera nativos
-olla y puño, pluma y tabla de picar verduras- de la constelación
de Géminis.

Para ojos
los dos oficios rescatan por un instante algo de la muerte.

Alguien en la floresta mató una CEBOLLA
alguien haló de la tierra por su cabellera
a una ACELGA que traía gritos en los ojos
alguien degolló un ternero en la niebla de la meseta
CUNDI-BOYACENCE
nadando en un chimichusi polinesio



EL BIG BANG NO ES COMO LO PINTAN

Mañana no hará nada.

Hastiado de revolver el agua regia de mar
en los centrífugos tubos de ensayo
-la explosión de un verso de amor iluminó mi rostro-.


Fuera de allí,
del LABORATORIO,
por fuera de lo conocido y lo controlable
ESTÁ LA SORPRESA:

A qué leyes físicas obedece un sol en una galaxia lejana
sí en ella no se han comprobado las ciencias del monorubio.

Se repliegan
los huequitos para la aguja del cinturón de Orión;
el maelstrom de un agujero negro.

Nada sé acerca de por qué EINSTEIN
gustaba ir todos los días en bicicleta
desde su casa al Instituto Newtoniano.

¿Obedece a la ley de la gravedad que quien
no coma caiga más rápido a tierra?

Nada sé de las pirañas de la constelación de Acuario.

Para leer el Big Bang y al hombre
según
se necesitan unos lentes saltimbanquis,
unos ojos de mosca
¡Oh tú, hipócrita lector, tan peyorativo!

A veces me pregunto
para qué sirven y si serán funcionales
las leyes de la física en una remota galaxia.
¡Qué me importan a mí esas galaxias!
A no ser porque se acabe el oxigeno en este planeta.
La sola idea
me hace fruncir el ceño rumiando una salida,
una vía de escape constatando previamente mis bolsillos.

Es por esto que me hago preguntas sobre cosas más sencillas
cómo para qué sirve la poesía,
más aun, cuando el poema es de amor, como este.

Por fortuna,
la incertidumbre es una virosis que se expande
como el universo;
y a que
por estos días
todo es susceptible de ser poetizado

hasta las noticias del periódico
sobre tanta vacuidad
sobre tanta ciencia
sobre tantas explosiones nucleares
sobre el protón
el neutrón
el quarz
el átomo;
tildes matemáticas
en la enigmática dermis de una ECUACIÓN lunar
física-cuantica.



JORGE SCHULTZ NAVARRO
Barranquilla 1960
"Palabras del Durmiente"
Ediciones del Circulo Invisible. 2008

Una de las voces literarias más singulares en la Colombia poética de hoy, su estatuto literario lleno de imágenes y sugerencias líricas, en donde el misterio es el sello impreso en una cartografía de paisajes nativos y exóticos donde los personajes se mueven delirando, soñando, fornicando, filosofando y dejando su huella vital mientras en el trasfondo, los cantos del gospel estallan contra cielos azules y campos de fuego. La sopa estética donde abreva este poeta, es la de los surrealistas, come el bisteck sangriento de los dadaistas, escucha la polifonía coral de cubistas y algunas veces, se da una zampada con el pastel del absurdo kafkiano servido en la mesa de Ubu pere Rey. Escritor de referencias cultas, más no culteranas, que sabe con experiencia de domador de bestias, que de lo que se trata no es de juguetear con el gran gato, o de contemplarlo bajo el balcon de las margaritas, o de verlo retozar contra los libros polvorientos del cuarto del iniciado; sino de colocarle su cascabel semantico, !Sí, de una vez por todas!.
Un gran poeta, a tener siempre en cuenta.
O.G.R.