viernes, 28 de julio de 2023

Discurso de Evo Morales ante los Jefes de Estado de la Comunidad Europea

 



Discurso de Evo Morales ante los Jefes de Estado de la Comunidad Europea 

(14 de julio de 2013)

Sumario para contenido

Aquí pues yo, Evo Morales, he venido a encontrar a los que celebran el encuentro.

Aquí pues yo, descendiente de los que poblaron la América hace cuarenta mil años, he venido a encontrar a los que la encontraron hace solo quinientos años.

Aquí pues, nos encontramos todos. Sabemos lo que somos, y es bastante. Nunca tendremos otra cosa.

El hermano aduanero europeo me pide papel escrito con visa para poder descubrir a los que me descubrieron. El hermano usurero europeo me pide pago de una deuda contraída por Judas, a quien nunca autoricé a venderme.

El hermano leguleyo europeo me explica que toda deuda se paga con intereses aunque sea vendiendo seres humanos y países enteros sin pedirles consentimiento. Yo los voy descubriendo. También yo puedo reclamar pagos y también puedo reclamar intereses. Consta en el Archivo de Indias, papel sobre papel, recibo sobre recibo y firma sobre firma, que solamente entre el año 1503 y 1660 llegaron a San Lucas de Barrameda 185 mil kilos de oro y 16 millones de kilos de plata provenientes de América.

¿Saqueo? ¡No lo creyera yo! Porque sería pensar que los hermanos cristianos faltaron a su Séptimo Mandamiento.

¿Expoliación? ¡Guárdeme Tanatzin de figurarme que los europeos, como Caín, matan y niegan la sangre de su hermano!

¿Genocidio? Eso sería dar crédito a los calumniadores, como Bartolomé de las Casas, que califican al encuentro como de destrucción de las Indias, o a ultrosos como Arturo Uslar Pietri, que afirma que el arranque del capitalismo y la actual civilización europea se deben a la inundación de metales preciosos!

¡No! Esos 185 mil kilos de oro y 16 millones de kilos de plata deben ser considerados como el primero de muchos otros préstamos amigables de América, destinados al desarrollo de Europa. Lo contrario sería presumir la existencia de crímenes de guerra, lo que daría derecho no sólo a exigir la devolución inmediata, sino la indemnización por daños y perjuicios.

Yo, Evo Morales, prefiero pensar en la menos ofensiva de estas hipótesis. Tan fabulosa exportación de capitales no fueron más que el inicio de un plan ‘MARSHALLTESUMA”, para garantizar la reconstrucción de la bárbara Europa, arruinada por sus deplorables guerras contra los cultos musulmanes, creadores del álgebra, la poligamia, el baño cotidiano y otros logros superiores de la civilización.

Por eso, al celebrar el Quinto Centenario del Empréstito, podremos preguntarnos: ¿Han hecho los hermanos europeos un uso racional, responsable o por lo menos productivo de los fondos tan generosamente adelantados por el Fondo Indoamericano Internacional?

 Deploramos decir que no.

En lo estratégico, lo dilapidaron en las batallas de Lepanto, en armadas invencibles, en terceros Reichs y otras formas de exterminio mutuo, sin otro destino que terminar ocupados por las tropas gringas de la OTAN, como en Panamá, pero sin canal.

En lo financiero, han sido incapaces, después de una moratoria de 500 años, tanto de cancelar el capital y sus intereses, cuanto de independizarse de las rentas líquidas, las materias primas y la energía barata que les exporta y provee todo el Tercer Mundo.

Este deplorable cuadro corrobora la afirmación de Milton Friedman según la cual una economía subsidiada jamás puede funcionar y nos obliga a reclamarles, para su propio bien, el pago del capital y los intereses que, tan generosamente hemos demorado todos estos siglos en cobrar.

Al decir esto, aclaramos que no nos rebajaremos a cobrarles a nuestros hermanos europeos las viles y sanguinarias tasas del 20 y hasta el 30 por ciento de interés, que los hermanos europeos le cobran a los pueblos del Tercer Mundo. Nos limitaremos a exigir la devolución de los metales preciosos adelantados, más el módico interés fijo del 10 por ciento, acumulado solo durante los últimos 300 años, con 200 años de gracia.

Sobre esta base, y aplicando la fórmula europea del interés compuesto, informamos a los descubridores que nos deben, como primer pago de su deuda, una masa de 185 mil kilos de oro y 16 millones de plata, ambas cifras elevadas a la potencia de 300. Es decir, un número para cuya expresión total, serían necesarias más de 300 cifras, y que supera ampliamente el peso total del planeta Tierra.

Muy pesadas son esas moles de oro y plata. ¿Cuánto pesarían, calculadas en sangre?

Aducir que Europa, en medio milenio, no ha podido generar riquezas suficientes para cancelar ese módico interés, sería tanto como admitir su absoluto fracaso financiero y/o la demencial irracionalidad de los supuestos del capitalismo.

Tales cuestiones metafísicas, desde luego, no nos inquietan a los indoamericanos.

Pero sí exigimos la firma de una Carta de Intención que discipline a los pueblos deudores del Viejo Continente, y que los obligue a cumplir su compromiso mediante una pronta privatización o reconversión de Europa, que les permita entregárnosla entera, como primer pago de la deuda histórica.


martes, 30 de mayo de 2023

COLOMBIA SABE A MAGGI

 



“COLOMBIA SABE A MAGGI”

Omar García Ramírez

(Para el maese Jaime Rojas, quien me dio la idea)

 

 

Colombia siempre está de fiesta…

Tiene su cara negra y blanca de comparsa y carnaval.

La petaca cargada entre mascadas de tabaco  y aguardiente.

Colombia sabe a Maggi

y a sangre de verbena y festival

a corraleja de hambre, a cumbiamba de fuego

                                    en pedregal.

Discotecas

atiborradas con sudor de pólvora y patchuli                                                                                  hasta que el cuerpo aguante.

¡Apenas estamos comenzando la fiesta! dice la gente. 

Y ¡Juepaje!

Los colectivos sandungueros se contorsionan en una mezcolanza arrabalera; la flaca hermosa y la gorda grotesca colgada de la cadena de oro del camaján distrital; el duro del barrio, el Tony de la comuna que salta sobre zapatillas tennis de Taiwan y que vota fuego por los poros. Mientras al fondo se escucha la música primitiva y gutural del reguetón y del perreo, del marraneo zarandeo, el mariconeo parcero  con volumen decibélico para reventar oídos. Danzas tribales y kinetóscopicas, que vienen, fantasmagorías de antiguas esclavitudes cruzadas de odios, coitos, amputaciones y violaciones; blasfemias grabadas a fuego en la piel estallando en pantallas celulares, televisores de plasma y electrones vectoriales. Al cromatismo exótico se suma la flora lisérgica y fractal de un jardín tan lúgubre como un camposanto barroco en medio de un erial. No importa, mientras haya vallenatos y agüita pa´ mi gente, vámonos de rumba mientras la casa se derrumba.

Caro, el flaco artista dijo que en Colombia todo estaba muy caro.

No caro no; todo esta rico, kikirriqui; caldo rico mon kiki, miren las costillas de algunos campesinos. El espinazo y la cola que los poderosos devoran cuando arman la grande buoffe y sus pantagruélicas comilonas en Batraxia-Sodoma.

Colombia sabe a Maggi y a Knorr mijo.

A frijoles recalentaos y a mondongo politiquero. Diseñado por la cábala central que muta y camaleoniza, mientras escamotea con maestría demiurgíca los anhelos del rebaño.

La que crea sus potlachs de campaña en la periferia de la miseria. Para después meter en cepo al pueblo y crucificarlo, esquilmarlo y carnearlo. La que diseña la sopa y la polenta que se come caliente cada cuatro años y se prolonga por las fiestas y los puentes; las cumbiambas sandungueras de la costa, del llano y la serranía.

Colombia futbolera barra-brava; arremolinada en los estadios, tironeada en las filas incendiarias de los partidarios; maquillada para la guerra en los santuarios de los deportes masa. Adentro de las canchas: cumbia-flamenca; afuera en las calles: machete y puñaladas bailables. Colombia maza-morra con panela y muela rota. Colombia zarzamora que a todas horas llora que llora por los rincones. La que hace la vuelta pedaleando, dopada con rabia y coraje en la cuestas de la miseria;  la que espera el premio mayor de la lotería con el número de la suerte grabado y cauterizado sobre el músculo violeta del sagrado corazón de Jesús.

Colombia sabe a Maggi, a bitumen de petróleo y café amargo; a cerveza tibia y rancia; y asume medio emputada el irónico golpecito en la espalda acompañado de: consiga este sello y esta estampillita y vuelva después, del burócrata Neopig, el cochon chanchullero de turno. Pero, se regocija con el golpe sexual y musical de nalgas prostibularias en aquelarre tabernero que se muerden y laceran sobre las rosas negras del jardín calcinado. Alarido de putilla sadomaso levantada a correazos de maleante urbano, quien, después de tres líneas y seis copas, se suma a la fiesta cuchillo cruzado entre la jeta como fiera salvaje y alegre.

¡Ah! nuestro trópico coronada de cumbres nevadas…

Colombia, piedra pulida para sacrificios y holocaustos…

Ribera de inundaciones y desastres…

Sobre la geografía telúrica y brutal de la cordillera

                                    bailan ángeles y demonios.

Colombia sabe a manigua verde; a flores azules y blancas de Datura inoxia; a cagajón seco coronado de honguitos Lophophora williamsii; a orquídeas venenosas de sangre dulce;  a marihuana prensada y destilada en alambiques de alcoholes livianos; a madame blanche de alcaloides pesados; a cacao sabanero de Brungmasia solanácea y a chicha candombera de palenque rudo y mapalé de fuego.

Colombia sabe a Maggi y a Knorr mijo.

Y cuando mamá Colombia hace el sancocho; todos como criaturas zoomorfas de un mismo redil, se sientan a la mesa en silencio y rezan sus devotas oraciones por el futuro de la patria.

¡Viva Colombia!

Nuestra Colombia roja y amarilla; 

sangrante y famélica; psicodélica vacante. 

Nuestra Colombia azul y verde…

La que amamos tanto y que carajo;

          ¡la que sabe rico, la  que sabe a Maggi!

jueves, 18 de mayo de 2023

 

“TRIPTICO DE PIEDRA, LLUVIA Y FUEGO”

(Poemas)

Omar García Ramírez





                                                                    “Prácticas de vuelo”
                                                                         (Om/Garratz)

 

I

(PAISAJE)

 

El hombre que levantaba una casa en el valle

se lleva la mano a la frente y divisa la humareda.

Sobre los surcos de espigas negras florece la sangre.

Los mineros

sacan cañones negros de los socavones y los apuntalan contra el cielo

                                               amurallando una calzada en las fronteras de la tierra.

Hombres

embadurnados de aceites minerales

adosados a engranajes de maquinarias

que una vez tuvieron la razón de una empresa:

hacer un overol, diseñar una polea, construir un tractor.

Maquinarias de siembra y cosecha, ahora rediseñadas para la muerte.

Vemos desde el aire roto por los drones, soldados niños que beben inclinados sobre el rio buscando una luna de azúcar entre los pozos de las bombas.

Hombres de batas azules, que en los hospitales vendan una herida; amputan una pierna.

Fuman amargos cigarrillos en las ventanas rotas

                                              por donde el mundo asoma su cara de suplicio.

El mundo que espera el cadalso del invierno levantado sobre la nostalgia del verano.

Transportistas de carros de fuego.

Almacenistas de baterías del absurdo.

Combatientes en las trincheras del barro.

Pesados caminantes de los bosques bajo la mirada oblicua de los drones.

(Un festín para televidentes de las plataformas; panóptico virtual en donde acechan

pequeños dioses atiborrados de golosinas en las noches de rojo insomnio.  

También los escalofríos del pudor y el horror).

Gente de agricultura sembrando en medio de la nada…

Alimentando la voracidad fría del cosmos…Su función estelar.

Flor sangrante y metálica de la galaxia para quemar en el altar de la piedra.

Una espada pequeña sobre la solapa…una estrella pequeña sobre el casco.

Y un poco de licor para templar la sed de la jornada.

Todo desde el aire parece más frio…y los hombres más pequeños.

Caricatura de la muerte.

Pequeño teatro de blasfemias.

Telón de acero perforado y templado por la metralla.

Desde allí, en la carretera…

El hombre mira la pequeña cámara; un buitre cibernético suspendido.

Comprende de repente que está metido en el guion de una catástrofe.

 

Otro hombre que espera entre los árboles en la ribera del rio

mira  a ese campesino soldado de la otra orilla…

Sabe que no debería estar allí…

Y recuerda la sopa de papas y cebollas.

El cabrito en el corral de la abuela.

Y el frio.

Solo el frio.

La nieve como sal en la herida.

Y el cadáver de su oponente

por el que sintió repugnancia; una mezcla de miedo, piedad y odio.

Sabe que es demasiado tarde.

Que será solo el ruido final.

Estallido del obús; una granada…

O

El recuerdo difuminado; astillas de luz y arena

                                                      en los átomos de la termobárica.

 

II

 (JUEGOS DE ESTRATEGIA)

 

Acostumbrado como estaba en su trabajo de juegos de estrategia.

Y ahora encontrarse dilapidando puntos desde una cabina…

Dirige su dron contra la compañía.

Sabe que algo morirá en ese momento de claridad suicida

Pero eso ya lo puede hacer en automático.

Siente que todo está dicho.

Cansado de matar madres y niños…

Cansado de matar caballos y perros…

Destruir casas; decapitar iglesias…

Había alcanzado algo de destreza en esto.

Lo habían entrenado muy bien, y desde niño, era hábil con estos artilugios.

 

Dirigirá el dron contra el refugio de sus sueños…

El pueblo, en donde larvada muere la esperanza…

El nido en donde se despedazó la canción de su juventud…

 

Sentirá un frio en el estómago.

 

Después…

Con los días…

Solo se acostumbrará.

Verá pasar sombras y se dedicará a cancelar figuritas.

Luego serán puntos…Nada más…

Señales, números, coordenadas…

Y efectos especiales.

Lo normal en estos casos.

Aunque sabe y casi está seguro

                                              que, en el último vuelo ira él.  

Con su cabeza en la espoleta a punto de estallar…

Cometa borracho que gritara en fuego ardiente

                                                      para estrellarse contra el acantilado de piedra.

 

 

 

III

(PAREJA QUE CRUZA LA CIUDAD…)

 

El plano es general….

Una pareja cruza la ciudad bajo la lluvia…

La lluvia

es de un carácter feroz

y a veces tiene la capa gélida de la tormenta.

En los andenes la gente se arremolina.

La pareja cruza la ciudad con dos paraguas negros.

En las esquinas, en las droguerías.

En las heladerías y las cafeterías, la gente se refugia.

Tiemblan algunos citadinos bajo buzos y franelas multicolores.

En otros corillos fuman y beben.

La pareja cruza las calles en donde

se forman riachuelos negros de hollín y basura.

El día era soleado pero de repente, llegó la lluvia…algunos se lamentan.

Nadie estaba preparado. Todavía faltaban unas semanas para el otoño.

La pareja, sin embargo, pareciera estar preparada…

Como cuando se toma la decisión de viajar muy lejos.

Como cuando se marcha con algo de ira; algún tipo de ira.

Él lleva sobretodo de gabardina y ella un ligero gabán de lana

Él calza botas livianas; ella sandalias de legionaria romana.

Ese detalle, de alguna manera, hizo que la gente dijera alguna cosa.

Nada importante. Solo es la imagen que se persigue en el trávelin.

Que se recorta en la cámara…

Los planos medios crean una perturbación a partir de lo fortuito.

 

La pareja camina a zancadas largas, pero aguantando.

Las caras de la gente en las aceras.

El plano general que luego se cierra.

Primerísimos primeros planos.

La lluvia sobre los rostros.

 

Ahora vemos a la transeúnte…

Bella y espigada cruza la calle con los pies mojados.

Se adivina en sus piernas una fuerza aérea y rítmica de gimnasta urbana.

La gente de la cuerda laboral silva.

Alguno menciona alguna procacidad.

Otros tratan de meterse con el hombre del paraguas que marcha a su lado.

Su rostro inclinado está cubierto por una sombra ligera de grasa y hollín

                                                             que la lluvia no acaba de limpiar del todo.

El hombre del paraguas negro

marcha unas  veces adelante y otras veces atrás.

La pareja… 

No se mira… no se habla… solo marchan contra el viento huracanado.

Llevan un ritmo que a veces disminuye;

                                                se ralentiza contra la lluvia que ahora arrecia.

Los autos cruzan.  Salpican a los transeúntes.

Alguno suelta un aullido de bocina.

La gente se ha detenido.

En estas regiones

los elementos conspiran contra la movilidad de los transeúntes.

Estos

             solo ven

                          la escena lenta, saturada en gris y húmeda…

 

                          Una pareja cruza la ciudad.

Contra la lluvia…

Contra el tiempo…

Contra la vida que se escapa…

Como si en ese momento, ellos…

                                                      Intentasen llegar  a alguna parte…

Un lugar lejos de aquel amurallado recinto

                              en donde la gente se refugia

                                    bajo aleros fragmentados y cristales rotos

                                             detrás de ventanales y comercios semiderruidos.

 

Ellos dos…

Solos en su esfuerzo…

Tratan de salir.

De llegar a algún lugar en donde

                             una nube de arcoíris se manifieste.

Una nube que respire

                            y los deje respirar, mientras la tarde se sumerge toda

                                             como un gran barco en un puerto de niebla.

En las calles de la ciudad que se inunda

                               bajo una luz enferma, saturada de esputos y tabaco.

Las alcantarillas del cielo

                                   se desbordan, en olas de aguas negras y tormenta.

 

 

 

 

Del libro en preparación:

 “POEMAS Y TEXTOS, PARA CIERRE DE FUNCION”


domingo, 12 de marzo de 2023

“SUEÑA, QUE ESTA MUERTE…”

 





“SUEÑA, QUE ESTA  MUERTE…”

Por: Elizabeth García Ramírez

 

El perro viejo se quedó sin dueño…

Se murió el sepulturero de mi cementerio...

¿Qué haremos con los muertos?

¿Dónde están las casas para perros viejos, para los sin dueño?

 

Se murió mi tía, mi tío y mi hermano…

Se murió mi abuela…

                    Murió también Rosario

                                            la más bonita del barrio.

 

La muerte anda suelta…

Anda por ahí echando mano...

La han visto en los bares tomándose una copa de vino negro…

En las casas de ventanales clausurados

 en los barrios donde habita leve y frio, el silencio.

 

¿Para donde nos vamos?

                                        Ni a la iglesia se puede ir rezando.

 

Los que no tienen casa pueden quedarse afuera…

Para los demás hay toque de queda…

Llorando, rezando, está la gente.

Bailando y cantando en un carnaval cerrado y ciego

                                 frente a pantallas de amnesia… para no pensar tanto.

 

Se perdieron los días, los meses, los años.

 

Se agotaron las flores…

 

Pero pintaré una roja y la pondré a las puertas de tu cielo, si te fueras primero.

Pinta tú una blanca; si soy yo, la que muero; será mi entrada al cielo.

 

Mientras tanto, sueña, sueña conmigo amor…

 

Sueña que estamos cantando.

 

Y si no, sueña que es solo un triste sueño…

 

Que en los hospitales se marchitaron los jardines y enfermaron los médicos…

 

Y que todas las blancas y ajadas enfermeras se murieron.