viernes, 11 de abril de 2008

POEMAS DEL ESPEJO (ZERKALO)


ZERKALO DE ANDREI TARCOVSKI

Fuente: Los poemas de "El espejo" de Arseni Alexandrovich Tarcovski, En Diario de Poesía, Buenos Aires; traducción de Irina Bogdaschevski.

Arseni Alexandrovich Tarkovski,
por Irina Bogdaschevski

Los poemas que se presentan en esta página en traducción directa del ruso al castellano son de Arseni Tarcovski (1907-1989), padre del famoso cineasta. Los mismos fueron empleados por su hijo en la película El espejo. Considerado el último representante de la gran generación de poetas rusos conocida como Siglo de Plata, no fue, como muchos de sus contemporáneos, deportado ni confinado ni asesinado por el régimen; sin embargo, sufrió persecución. Sus textos, eliminados de las revistas literarias y, por lo tanto, de la memoria de sus lectores, debieron esperar hasta la tardía publicación de Antes de la nevada, su primer libro, editado recién en 1962. Con anterioridad las galeras del mismo habían sido destruidas por decreto.

Tarcovski, que había perdido una pierna durante la Segunda Guerra Mundial, llevó a cabo, con vocación de sacerdote, su oficio de traductor. Sus categorías estéticas coincidían plenamente con sus principios éticos. De ese manera, una rima inexacta era considerada por Arseni Alexandrovich como amoral. La violación de la profunda concordancia entre la naturaleza y el idioma. La negligencia en la formación de una estrofa le producía sufrimiento. Fue un verdadero maestro de la traducción. El mejor ejemplo es, sin duda, su traducción del poeta Majtumkuli, representante de la literatura de Turkmenia del siglo XVIII.

Entre sus obras se cuentan Antes de la nevada (1962); A la tierra-lo terrenal (1966); Obras selectas: poesía, traducciones de 1929 a 1979 (1982); Desde la juventud hasta la vejez (1987) y Las estrellas sobre el Aragaz (1988).

LOS POEMAS DE "EL ESPEJO"
Primer poema

"Los primeros encuentros"


Cada instante de nuestros encuentros

celebramos, como una presencia Divina,

solos en todo el mundo. Entrabas

más audaz y liviana que el ala de un ave;

por la escalera, como un delirio,

saltabas de a dos los escalones, y corrías

a través de las húmedas lilas, llevándome lejos,

a tus dominios, al otro lado del espejo.



Cuando llegó la noche, recibí la gracia,

las puertas del altar se abrieron,

y brilló en la oscuridad, en el espacio

la desnudez, y se inclinó lentamente,

y despertando, pronuncié: "'¡Benditas seas!",

y en seguida percibí la insolencia

de esta bendición. Dormías,

y para pintar tus párpados de aquel azul eterno

las lilas se inclinaron hacia ti desde la mesa.

Tus párpados azules ahora estaban

serenos, y tibias tus manos.



En el cristal se percibía el pulso de los ríos,

el humo de los cerros, el resplandor del mar,

y una esfera en la palma de la mano sostenías,

de cristal, y dormías en el trono,

y ¡oh Dios Santo! era mía solamente.



Al despertarte, había transformado

el común lenguaje cotidiano

y con renovada fuerza se colmó la garganta

de vocablos sonoros, y la palabra "tú", tan liviana,

quería decir "rey" ahora, revelando su nuevo significado.

De pronto, en el mundo todo ha cambiado,

hasta las cosas simples, como la jarra, la palangana,

cuando se erguía en medio de nosotros, cuidándonos,

el agua, dura y laminado.



Fuimos llevados hacia el más allá,

y se abrían ante nosotros, como por encanto,

las ciudades milagrosas, y nos invitaban a pasar,

la menta se extendía bajo nuestro pies,

las aves seguían nuestro camino,

los peces remontaban nuevos ríos,

y el cielo se abrió ante nuestros ojos...

Mientras seguía nuestra huellas el destino,

como el loco, armado de una naranja.



Segundo Poema



Te esperé ayer desde el alba,

se dieron cuenta de que ya no vendrás.

¿Te acuerdas qué tiempo tuvimos?

Fue una fiesta. Yo salí sin abrigo.

Llegaste hoy, y nos han preparado

un día singularmente sombrío,

la lluvia y una particular hora tardía.

Y corren las gotas por las ramas heladas

que ni las palabras podrían frenar,

ni secar siquiera un pañuelo.



Tercer poema


No creo en los presentimientos, tampoco me asustan las señales,

no huyo ni del veneno, ni de las calumnias.

La muerte no existe en el mundo, todos son inmortales,

todo es inmortal, no hay que temer a la muerte

ni a los diecisiete años, ni a los setenta.



Existe solamente la realidad y la luz.

No hay en este mundo ni oscuridad, ni muerte.

Estamos todos reunidos en la orilla del mar,

y soy de aquellos que recogen las redes,

cuando viene, en cardumen, la inmortalidad.



Sigan viviendo en la casa, y ella no se destruirá.

Convocaré a cualquiera de los siglos,

entrare en él, y construiré allí mi morada.

Por eso están conmigo sus hijos y sus mujeres comparte mi mesa,

pues, la mesa es una sola para el bisabuelo y para el nieto.



Lo venidero acontece ahora, y si yo levanto la mano,

quedarían cinco rayos de luz para todos ustedes.

Mis clavículas apuntalaron, como vigas, los días del pasado,

medí los años con cadenas del agrimensor, horade el tiempo,

como si fueses los Urales, y elegí el siglo según mi estatura.



Bajamos al sur y levantamos el polvo de las estepas...

El pasto alto se alborotó, bromeó el grillo, tocó las herraduras,

nos auguró el futuro con sus bigotes,

y me amenazó, como un monje, con la perdición segura.



Até mi destino con las correas a la silla de montar,

aún erguido en los estribos, cabalgo como un muchacho en los tiempos venideros;

me satisface mi inmortalidad, para que mi sangre corra de siglo en siglo..

Por un rincón seguro de dulce tibieza pagaría obstinado con mi vida,

si ella no fuera una aguja voladora, que me tira, como a un hilo, por todo el mundo.



Cuarto Poema

El hombre tiene un solo cuerpo,

como y una celda incomunicada,

el alma ya está harta

de esa envoltura apretada,

con los ojos y los oídos

de tamaño tan escueto,

con la piel -pura cicatriz-

que viste el esqueleto.

A través de la retina vuela,

hacia el manantial del cielo,

hacia el eje helado,

hacia la carroza de pájaro,

y oye desde las rejas

de su prisión viviente,

el parloteo de bosques y prados,

la trompeta de los siete mares.

Es un pecado tener el alma sin cuerpo,

es lo mismo que un cuerpo sin camisa,

como si no tuviera no obra, ni proyecto,

ningún designio, ni una sola línea.

Puros enigmas sin ninguna clave.

Pues, quien volvería hacia atrás,

después de haber bailado

donde nadie bailaría jamás.

Y sueño con un alma diferente,

vestida de otra manera,

que arde, recorriendo siempre

el camino entre la timidez y la espera,

como una llamada seca, sin reflejo,

que corre al ras del suelo

y como un recuerdo, nos deja

el ramo de lilas en la mesa.

Corre, niño; no te apiades

de Eurídice desdichada,

echa rodar por el mundo

tu aro de cobre con una vara,

mientras, apenas audible,

pero respondiendo a cada paso,

la tierra suena en los oídos

tan alegres y austera.

jueves, 10 de abril de 2008

LA SUBASTA


LA SUBASTA

Había llegado un poco en trip con lo que me había regalado Dade el post-conceptualista, (químico y bio-diseñador de un popular Acid-Escarabajo que estaba haciendo estragos en los cerebros de los artistas de la movida). Era buena la dosis, lo admití. Un poco picante en las patas, molesto por la acidez del exoesqueleto y el filo de las alas. Sin embargo, el mundo adquiría forma de carrusel mítico. Más velocidad, más técnica, más color y menos ideas. Quimeras si, barrocas y briosas; agresivas y fuertes, pero ideas pocas. Llevamos 20 años reciclando.

Cuando creía estar navegando dentro de la cabellera cálida de la noche, me abrazó el bullicio de la sala del palacio de congresos, y de un momento a otro me sentí fuera de foco y línea. Equipos de cine y video correteaban por todas partes, haciendo las tomas necesarias para los noticieros culturales. Camareros que daban los últimos toques a los mesones de licores, y electricistas que organizaban luces montadas sobre grúas robóticas; enfocaban y probaban varios programas y juegos cromáticos de lámparas sobre los tres grandes escenarios en donde se realizaría la subasta de esa noche.
En estas condiciones, no podía enterarme muy bien de lo que pasaría con este evento de arte para el que había diseñado los catálogos, editado las películas publicitarias, y asesorado el casting de las modelos que exhibirían a los Art-Nimales.

Llamé por el micro-celular a mi asistente. Era una muchacha inteligente, con cara de becaria fresca y cuerpo de secretaria madura. Me tranquilizó con su sonrisa, su libreta y sus cuatro auriculares conectados a su casco de tele-comunicaciones: “Todo saldrá de maravillas” me dijo; luego me trajo un cóctel de mandarina y agregó: “Relájate y disfruta de la noche”.
Para que negarlo, era adorable.

Siempre sostuve una consigna muy clara y se la había dado a mi pequeño equipo de profesionales: “Yo voy hasta el día antes de la inauguración, de ahí en adelante me desconecto y dejo todo en función de los técnicos del equipo”. Yo asumo el punto de vista de un espectador más. Como diseñador global de espectáculos, creo, proyecto y diseño sobre bases muy sólidas, pero no puedo entrar a definir la práctica específica de una noche.

Los Art-Nimales eran criaturas bastante curiosas y los coleccionistas estaban pagando sumas importantes por ellos. Desde aquellos tiempos dorados, en donde una pléyade de visionarios buscaron nuevos rumbos al arte como Eduardo Kac, quien había inventado y patentado la conejita Alba (FCG Bunny) en el año 2000, cuando experimentó y descubrió que insertando genes de una medusa en el genoma de un conejo, obtendría uno de los primeros Art-nimales; “Alba”, la coneja, era perfectamente normal la mayor parte del tiempo; sólo, cuando estaba expuesta a una luz azul con un nivel de excitación máximo de 488 nanómetros, su piel emitía un resplandor verdoso y se tornaba de color verde fluorescente (debido al gen GFP extraído de una medusa).
Años mas tarde, Betila Zchuartz había lanzado el león miniatura (manipulando la genética de leones del Serengeti y gatos africanos) y Perseo Gutiérrez el Perro-Quimera-Dragón, (desarrollado después de un afortunado accidente).
Por unas décadas, la cosa había estado medio quieta; pero ahora, la ola se movía. Venían con nuevos bríos los de la transvanguardia genética londinense, con Dimon Hirtz a la cabeza, quien se había hecho presente a esta subasta con un ejemplar primoroso de Cerdo Dálmata alimentado de agua pesada, y un Tiburón Filosófico. Las celebres lesbianas alemanas Henrrieta y Bedka, habían ganado el respeto de los los connaisseurs y llamado la atención de los grandes dealers y coleccionistas con un Asno-Alado-Hermafrodita. Todos ellos, esperaban comprar una de estas criaturas esa noche.
Gente de los valles de silicona; Magnates del Agua del sur; Dueños de los parques temáticos de África y la Amazonía, con mucho dinero y mucho espacio donde poder exhibir sus costosos Art-nimales.

Dade, el artista químico de avant garde, me vio y me hizo una seña desde el fondo del salón. Lo vi aproximarse, tambaleándose en su traje azul metálico de temperatura auto-regulada, con su pelo rojo cadmio y sus guantes plateados en donde reposaba una copa de nectar-blow. Aficionado a las drogas de diseño, mantenía una delgadez extrema y elegante; sus ojeras estaban surcadas por micro-riachuelos de sangre toxica y su boca mantenía una sonrisa cínica y seca que abrevaba con diligencia en un martini.
–¿Donde te habías metido? Pensé que ya no llegarías– Me dijo–. Vamos al fondo, quiero presentarte a unos artistas que requieren de tus servicios. Además hay una bio-expresionista que quiere conocerte. Participa en la subasta con un gorilla rosa de pasarela.
Me miró a los ojos con curiosidad y mientras avanzábamos por el extenso pasillo con su brazo sobre mi hombro, me dijo:
–¿Quieres otro Acid- BéaTle?
–No gracias, ya tengo suficiente vuelo con un coleóptero por hoy –. Le respondí.
A regañadientes me fui al fondo. Me gusta la producción; la parte conceptual y publicitaria de estos eventos, pero la verdad no me gusta entrar a su mecánica y soy un poco tímido en el asunto de las relaciones sociales. Mi equipo es profesional y se encarga de darle una potencia visual y una coreografía compleja de cara al público y los medios, pero la parte de la realización conlleva multitudes.
Multitudes de las que yo prefiero estar distante.

La mujer estaba con un biólogo de unos cuarenta años, atlético, de piel bronceada, brazos velludos, extensos y manos largas; el tipo tocaba su delicado y rotundo trasero con una de ellas, mientras con la otra sostenía un cigarrillo de kish wares.
Ella brillaba dorada y etérea.

Me quedé mirándola con detenimiento. Estoy acostumbrado a los animales más exquisitos de la farándula, a las criaturas más excepcionales del tinglado del espectáculo; pero aquella mujer, era el producto –estoy seguro– de media docena de talentos de la ingeniería biológica.
Conocía su creación: el gorililla metódico ese, pero ella, la diseñadora de aquel Animal-Art, era una soberbia demostración de lo que eran capaces los Neo-bio-raphaelitas, mi punto débil en estos asuntos.

La mujer se dio cuenta de la situación y se desprendió de las garras del tipo. Otros artistas del grupo trataron de retenerla, pero la diva se vino lanza en ristre como quien va a lo suyo. Mi amigo me la presentó y luego de unos instantes y ante el magnetismo solar que se irradiaba en aquel pequeño espacio, decidió ahuecar el ala e ir por otra dosis de preti-vitaminas, al fondo, con los camaleotrónics (un grupo de artistas que buscaban en sus creaciones, desarrollar maquinas perfectas y superiores en miles de funciones a los seres vivos).
Ella pasó directo de su ceremonia psico-mesmérica, a un gesto más emotivo: Me beso en la boca mientras me pasaba dentro de la lengua una pastillita con sabor a cocal-mint. Hay que decirlo, la tía, una rubia de unos treinta años, estaba en la flor de la edad. Alta en proporción heroica; delgada, con una piel de hielo (tratada en los laboratorios Neo-skin de Frankfurt), que brillaba en cada curva de los hombros y que exhibía un escote profundo que se precipitaba en un valle sereno dentro de su seda negra… Sonreía con una respiración acompasada y toda la luz de los reflectores estallaba difusa en su dentadura.
Estaba como para tirarse de de cabeza.
–¿Con que tú eres la del gorilla rosa de pasarella?–.Le dije mirándola al entrecejo y aplicando algunas reglas de acercamiento y derribo establecidas en el electric-boock de Priamo Faloquini.
–¿Has visto mi creación?…¿Dime, te ha gustado mi gorilla rosa de pasarella?
–Claro que lo he visto. Fui el diseñador del catálogo y de toda la campaña publicitaria.
–Qué te gusta más de él... ¿su perfección estética o su potencia conceptual?
–Bueno, la verdad es que me gusta mucho su faceta dramática. Cuando el peludo antropoide posó para mi, como el graçon a la pipe del viejo Picasso, no dudé por un instante que estaba ante una revelación...
Me miró con un ligero aire de encantamiento. Parpadeó media docena de veces con una sonrisa contenida de labios lubricados en un colorete de hule rojo, mientras con la mano elástica enredaba su cabellera de fuego leonado, y luego…Clavó sus uñas en mi antebrazo con una fuerza medida, una presión que transmitía el calor de sus manos y hacia circular una corriente eléctrica. “...Muy interesante, de verdad, es lo mejor que he visto en los circuitos de todo el este...” Le dije, mientras mantenía la postura y respiraba el hielo dulce y calido de su aliento muy cerca de mi cara y mis orejas. Hice un ademán para que nos sentáramos al lado de una familia japonesa, constructores de ciudades acuáticas. (Lo sabía, por lo de las cien invitaciones con tarjetas lacradas en oro de 18 kilates que mi compañía tuvo que enviar alrededor del mundo. Querían llevar algunos ejemplares para su museo ultramarino).
Bibiana Sthepaubben. Así se llamaba, me narró todo su background en pocos minutos:
Hija de biólogo y diseñadora genética, había comenzado a experimentar y a exponer sus criaturas desde los doce años, cuando había participado en la feria de arte escolar con una mosca coprófaga, que tenía incorporado un chip de imagen digital; lo que permitía a su creadora, ver el recorrido de la criatura desde un computador.
Había quedado de segunda.

Luego, en el instituto de artes biológicas aplicadas, había diseñado un “Gato-Globo” muy útil para monitorear plagas en los campos de cultivos transgénicos. Con esta Art-nimal ganó sus primeros millones de Solaris al vendérselo a la compañía Monte-Non-Sancto.

Había trabajado con kurtz ese mítico héroe militante del Bio-Arte. Su nombre había estado en el centro de una controversia que sintetizaba muchos de los potenciales riesgos de trabajar con agentes bacteriológicos de alta complejidad, en aquella época. Kurtz, fue el primer artista procesado por las leyes anti-terroristas de EE.UU. de principios de siglo. Se le había acusado por haber trasportando cultivos de bacteria sin permiso oficial. A la espera de la sentencia, Kurtz había señalado: "Si yo hubiera sido como cualquier otro bio-artista, haciendo fotos bonitas de microbios, nada hubiera pasado. Los problemas empiezan cuando te metes a criticar la política del sistema". Había sido sentenciado a pagar una dura condena.
Hacia quince años estaba prófugo de la justicia. Después de filtrar una bacteria muy primitiva de cólera entre la comida de la cárcel. Guardias y prisioneros se infectaron. En el viaje al hospital se enfrentó a los enfermeros con una cuchara de plástico y escapó de la ambulancia. Hasta el día de hoy, nada se sabe. Se ha convertido en una leyenda y las camisetas de los jóvenes artistas con su efigie estampada en blanco y negro, le han dado estatura de mito libertario.
Bibiana hablaba de él, como de su primer novio o amante; y me dije, que si la tía había estado enredada con ese romántico villano del Bio-Art, toda una celebridad...Era de temer. No era ninguna perita en dulce la niña, como diría mi abuela.

–A los 18 años fui elegida Mis Universidad de Oklahoma–. Me lo dijo mirando al fondo y estirando su cuello flexible de gata dorada, como dando la posibilidad de que yo la admirara.
No lo dudé por un segundo, sus facciones eran una obra de arte de la ingeniería genética, matemática y geométrica. Euritmia pura y contundente, pero al mismo tiempo, algo fuera de los estándares; algo fuera del diseño de masas que estaba acostumbrado a darnos esos rostros de Bobs, Jhons, Betys y Janes blancas, con doce pecas y triangulo dorado sobre la frente. Esas, de salir a comer helado y palomitas en los grandes cines de inmersión tridimensional. Esas, de pulseritas de plata con código de barras. Entonces, giró su cabeza donatelliana y me encontré de nuevo con sus ojos, esmeraldas liquidas y fluorescentes.
¿O serían los efectos mixturados del cocal-mint y el escarabajo?

–Tú no encajas dentro de ninguno de los modelos –. Me dijo de repente, estudiando las imperfecciones de mi piel, los ángulos extraños de mi cara y las cicatrices de mi pasada vida de corredor de velocípedos clásicos.
–Mis padres eran eco- expresionistas y estaban en contra del diseño in Vitro– le respondí, mientras ocultaba detrás de la imperfecta sonrisa, el temor al rechazo de la gran estrella. Siempre había estado seguro dentro de mi fealdad; en tiempos en donde todo el mundo cuadraba dentro de los estándares de belleza masiva, yo asumía mi longitudinalidad y mi esbeltez guiacometiana con un estoicismo digno de mejores causas. Pero esta criatura, salida de un sueño de Huxley, me hacia pensar en la posibilidad de un mundo feliz.
–Eres un primor, ese salvajismo primitivo y esa dureza de tus facciones es algo… no se…A mi me decían que yo toda era prefabricada y diseñada... Pero eran envidias de las que tuve cuidarme durante toda mi carrera –.Me dijo, apoyando sus hermosas piernas en contraposto, mientras mostraba su perfil sereno, delineado con la gracia de un Praxíteles, (antes de su etapa de alcoholismo y amor fou).

“Después con los hermanos Curie-Vaxton los franceses –continúo su historia, mientras recorríamos los backstages de la subasta, viendo el movimiento de poleas eléctricas y jaulas de platino; carritos con motores de hidrogeno y cajas de cartón plástico–, lancé en la bienale subacuatica de Venecia, una barracuda miniatura de pilas de algas marinas....–Decía muy serena y aclimataba esa energía de calidez violeta entre los dos. Luego calló. Tomó otro sorbo de nectar-blow. sonrió– Tuve mala suerte. Lo dejaron al lado de un pulpo-pantera, obra de un célebre artista japonés Sahito Ishagoda. El pulpo se lo tragó y no pude ver el premio”.

Luego vino lo de los gorillas: “Fueron muchos años, no creas, pruebas y fracasos; intentos fallidos y derrotas amargas” –me decía, mientras sus senos dorados se agitaban dentro de su traje de seda negra acondicionado de luz iónica termoflourescente–. Los había desarrollado en formatos medianos, como una investigación exclusiva para un zoológico de Australia. Luego, en miniatura para un laboratorio japonés, pero después de ver como se morían por los cambios de clima y los virus adquiridos por el contacto con la gente; Volvió a los tamaños normales, grandes, poderosos y peludos, mas resistentes y tres veces más inteligentes que uno de los últimos gorillas del Congo. Había invertido una gran fortuna en el proyecto. Las ganancias apenas habían equilibrado su economía.
Decidió conseguir inversores......uno de ellos era un magnate de las confecciones, quien le propuso convertirlo en modelos de pasarrella.


Cuando una hermosa y saludable pareja de antropoides de tercera generación, salió de su Bio-atelier de Quebeck, se entregó de lleno a convertirlos en modelos.
En el festival de diseño de modas Cibeles de Madrid y el salón de la moda de París, causaron sensación. Se hicieron famosos en todo el mundo. Los contratos y la publicidad, llegaron a hacer de estas criaturas algo así, como los eslabónes perdidos de la haute couture.
“Durante muchos años nosotros nos vestimos con pieles de animales... ya era hora de que ellos se vistieran con nuestras lycras” me dijo mientras sorbía su nectar-blow. Laffergal el gran diseñador, ya muy viejo y con un pie en su cámara de crionización, estaba dispuesto a pagar una millonada por uno de ellos.
El Guggenheim de Cartagena, provincia de la republica de Batraxia, (exportadora numero uno de cocal- mint), le había encargado una serie de esos gorilas fornidos y ruidosos que caminaban con elegancia de modelos. (En ese país, se había tenido toda la vida, predilección por los gorrillas. Algunos de ellos habían llegado a ser senadores, congresistas, embajadores y protocunsules). Ahora, a todos los camioneros metalmint-coqueros de los transbordadores lunares, les gustaba ponerse eso calzones de cuero y esas gorras de beisbolistas. Estaba triunfando. Sus gorillas rosa de pasarella, imponían la moda de las mediocracias del mundo. Las victim fashions sucumbían ante sus diseños coloridos y kitsh; y ella se estaba forrando de plata.

¿Había domado la fortuna sus ansias libertarias y su rebeldía? No. Para nada, “ahora –decía– estoy llegando a lo que quiero, y tengo dos o tres proyectos de los que quiero hacerte participe”.

Conocía mis campañas publicitarias y mis producciones. Sabía que era experto en los efectos especiales de quinta generación y quería que sus gorilas de pasarela se inmortalizaran en mis video-clips y que llegasen acompañados y respaldados por ballets mecánicos a la nueva era; no le importaba cuanto costase todo eso. Estábamos hablando de tele-transportación, de impresiones de rayos cósmicos sobre planetas, y auroras boreales impremagnetizadas.

–Los quiero proyectar a todo el sistema solar y más allá de la galaxia.....
–No te preocupes -le dije-, te quedan cien años más y doscientos millones de solaris para que puedas cumplir tus sueños. Estas en la flor de tu edad–. Ella me miró con una carita vogue clásica y se llevó a su hermosa boca de silicona erótica, dos pastillas de cocal-mint.

–Bueno todo estaría de maravilla...Si no se hubiese infiltrado Marcia Gonçalvez –. Dijo de repente.
–Quién es Marcia Gonçalvez –. Le pregunté muy intrigado.
–Es una bruja parvenu que ha devenido en crítica de arte transgénico. Mira te cuento, para ponerme sofisticada... Primero arremetió contra los Preter-biologistas que querían el núcleo de la célula más expresivo y sin ataduras. Después se metió con Franki-genetistas quienes buscaban una combinación biológico mecánica en sus criaturas y estaban más de dentro de una onda ciberpunkera de movimientos fabriles de Berlín. Después, a la loca le dio por atacar a los Neo-químicos que trabajaban en la creación psicodélica conceptual. Es decir la libertad de la obra fuera de las fronteras espacio temporales.
Los Neo-químicos no se quedaron quietos y alguno de ellos muy ofendido le envió un sobre envenenado con una bacteria alucinógena; la muy cerda duró en viaje tres semanas, caminando empelota por las calles de Vallmerniak. Casi se muere.
Anda por ahí la zorra, es una arácnida y batraxiana de asco. Creo que fue parida en la era pre-cambrico-digital. Cruce entre clon de escarabajo gigante de la bosta y Golem. No le arreglaron ni sus dientes. Habla por un tubo de traqueotomía en la garganta...

Deducí por la diatriba, que a mi hermosa bio-artista no le caía muy simpática la tal Gonçalvez.

¡¡Ladysss an Gentlemannn!!
¡¡Madames et Monsieurs !!

¡¡Señorasss y Señoressss!!


El martillo de la subasta, comenzaba a bramar y a ronronear por el micrófono. Era un locutor de acento balear. Lucía una piel de aceituna viscosa y vestía un traje gris mareado. Sus botines, –charol sintético de Malasia– estaban sin lustrar y se veía por los ademanes de rufián que le había dado duro a la botella, a la cal andina y a la jeringa.
Yo pensaba que él era uno de los especimenes más extraños de la noche. Sin proponérselo, hacia méritos para entrar en subasta con los otros Art-nimals.
El troglodita, empinaba el codo con ron de caña. Parecía que estaba en la barra de una cantina de mala muerte.

–Ahí está. Es ella–. Me dijo de repente, Bibiana Sthepaubben señalando al fondo del salón.

La cosa que venía era una especie de araña de unos Quinientos años, lucía un bigote ralo sobre el labio superior y en sus ojos de implantes de plástico, brillaba una luz intermitente que le daban una apariencia de prostituta de burdel lunar. La acompañaba un maleante del valle de Arizona con una chaqueta negra, la cabeza cuadrada mongoloide, rapada, y los ojos inmersos en carbón coloidal.

El locutor pasó al escenario de cristal. Saludó a todos los magnates de las grandes transnacionales. La sinfónica de Vallmerniak tocó el himno a la alegría de Beethoven. Los abanicos y los monóculos digitales entraron en acción.
El martillo troglodita llamó a la araña cebada y al mongoloide del valle de Arizona
para que le sirvieran como sus asesores en la subasta.
–¡¡Mierda se nos metió la araña!!– dijo ofuscada y muy molesta Bibiana.
–Bueno que yo sepa, ese trío no estaba dentro de la programación–. Dije, mientras llamaba a mi asistente para preguntarle por los colados e infiltrados en la subasta.
Mi secretaria, apareció a los pocos segundos y me dijo que había tenido que hacer cambios de última hora. Para ello, había consultado con los de la asociación de dealers y estos le habían recomendado a los tres freaks que ahora dominaban la mise en scène.

La crítica y el ramapithecus que la seguía, subieron al proscenio con lentitud y parcimonia.

–Si quieres te los mando a la mierda–. Dijó mi secretaria muy nerviosa.
–No, deja que sigan – le dije–, ya es un poco tarde para hacer cambios. Pero si se ponen pesados... Algo habrá que hacer.

Los banqueros chinos y los magnates rusos se reían por lo bajo; los hacendados norteamericanos acicalaban sus calvas un poco intrigados y los multimillonarios suramericanos, dueños de los parques temáticos de la amazonía, esperaban con frialdad de jugadores de poker mientras hacían chasquear sus mandíbulas Batientes.
A pesar de todo, me dije, algo tendría que romper el curso de las artes biológicas del mundo. Y si esos mutantes urbanos lo conseguían, no me opondría.

El primer Art-nimal en subasta –según el martillo alcohólico– era un caballo-elefante obra del artista cenagalés residente en Francia: koluome kalila. La música sonó alto. Las luces bajaron su intensidad y sobre el escenario de madera plástica apareció una criatura de de líneas fuertes y elásticas, un poco dentro de la corriente de la escuela Creo-Dadaístas más radical de los últimos tiempos. Tenía grabado sobre su lomo la palabra: “Good” y en el cuarto trasero, al lado de su gran culo, grabada a fuego de hierro: “Merde”.
Las modelos que lo trasportaban tenían alguna dificultad para poder controlar a la criatura que relinchaba y jalaba con fuerza; una de de ellas –la rumana– cayó desde la tarima. Salió en camilla, atendida por los servicios de emergencia. Pasaron por nuestro lado. Era una doncella de unos veinte años y dos metros de larga, que tenía tatuado sobre su ombligo una cruz mística y en su aleta derecha un diamante de la casa Philips. Se la llevaron dormida, narcotizada y dorada como a la Ophelia del gran prerrafaelita Burne Jhons.

Era el primer accidente de la noche.

Entendí que la cosa se podría deslizar hacia una onda surreal y anárquica. Le ordené a uno de los camarógrafos, que filmara todo, sin perder detalle. Cuando las cosas se salen del libreto, comienza la verdadera creación.
(Recordaba en ese momento la ultima exposición en Madrid para la que había dirigido una campaña publicitaria: “Antropos-Mecánica”. Cuando Antonin Antunez, había muerto dentro de su escafandra al recibir una descarga eléctrica de 2000 voltios. El artista duró media hora gesticulando y moviéndose dentro de su armadura a un ritmo de película de los años treinta, mientras la gente del documental grababa pensando que se trataba de su performance bio-mecánica. Cuándo los cables estallaron fundiendo la estructura de acero y aluminio. Descubrieron el cadáver carbonizado del genial artista español. (Ultima actuación para la posteridad.)

No hubo pujas por el caballo elefante, y el locutor le pidió una opinión a la araña crítica. Esta, simplemente arrimó su prognosis al micrófono de cerámica electro-acústica y dijo:
–Yo no sé qué es, o significa “eso”... No encaja dentro de ninguna escuela, es un adefesio y nada más.
El locutor-martillo, se mandó otro trago de aguardiente y lo paladeó con un chasquido de lengua encendida.
–¡¡A los establos con ese equino-paquidermo!! –. Gritó y soltó una grosera y áspera carcajada, que se extendió como relincho de mula retrechera por toda la sala de congresos.
Las modelos arrastraron al caballo elefante hasta su jaula plateada; el animal miraba horrorizado y pateaba los barrotes.

La subasta continuó.

La música de fondo: “El lago de los cisnes” de Tchaikovsky.

Un pez danzarín, exhibido en una urna de cristal que las modelos tenían montado sobre una plataforma antigravitacional, se recortó al centro del escenario izquierdo. Lo pasearon por todo el escenario y los pasillos de los compradores. Cerca, me di cuenta que tenía los clásicos rasgos de Nureyev y bailaba con una elegancia maravillosa.

El martillo miró a Marcia Gonçalves, la araña.

La crítica arácnida dijo:
–Imitación burda del sapo-salsero-bacalao de Roberto Matamoros, el cineto-genetista cubano...

Sin embargo, la masa de coleccionistas se movió.Los botones multicolores de números que aparecían sobre una pantalla digital, marcaban el ritmo de las ofertas. Hubo una puja muy reñida que partiendo de los ochenta mil, llegó a los cien mil Solaris.

¿Quién da más?
¿Quién da más?
¿Nadie da más?


Y el martillo descerrajó un golpe sobre la mesa de carbón-mármol. El estruendo se escuchó hasta la última fila. Los aplausos estallaron en el palacio de los congresos y las artes. El comprador, un magnate árabe, criador de caballos Pegasos, se levantó cortésmente y agradeció las congratulaciones, mientras se retiraba acompañado de su séquito.

El Cerdo- Dálmata de Dimon Hirtzs ganó el cariño del público. Era una criatura realmente primorosa.

La araña crítica dijo: “es una variante descafeinada de los “Cochinillos Fluctuantes” de Vanessa Lamerde” y el mongol valluno, que ejercía como su escudero, arrimó su hocico velludo a uno de los amplificadores iónicos de cerámica y dijo que: “se trata de una criatura ya bastante conocida y vulgar; mis amigos los emergentes de Tegucigalpa tienen montones de estos y por lo tanto no es una creación exclusiva”.

–¡¡Cómo no van a tener bastantes ejemplares de estos, si son burdas falsificaciones del mercado chino!! – dijo mi amiga Bibiana quien se tomaba su cuarto martini extra dry y brillaba muy ofuscada.

Quise ponerla a tono y sacarla de su irritación, con la conocida anécdota:
Dorothy Parker, la escritora, dijo: “me encantan los martinis. Dos como mucho. Con tres estoy debajo de la mesa, y con cuatro, debajo del anfitrión”.
No funcionó. Estaba que se la llevaban los mil demonios. Su alicoramiento encendió los colores de su rostro. Una rosa a punto de estallar.
Perdí la esperanza, y comencé a odiar a la araña crítica.

Dimon Hirtz el artista, quien estaba presente, se retiró hacia el fondo del teatro; gesticulaba y discutía con uno de mis asistentes.
La puja sin embargo se armó entre los magnates rusos y los potentados americanos.
Ganaron los rusos, dueños de las fábricas de muñecas scorts de nieve, quienes pagaron un millón doscientos mil solaris. Cogieron el Art-nimal allí mismo, la amararon con una cadena al cuello y la embalaron en una jaula de titanio. Se lo llevaron con una docena de robustos guarda espaldas.
El cerdo-dálmata ladraba y chillaba de una manera peculiar.

La araña Gonçalvez escupió y pateó el suelo. Le pegó un codazo a su escudero el mogol valluno y el mongol escupió y pateó el suelo mientras se tomaba una copa de vino de quimeras. El martillo y maestro de ceremonias, también escupió en el suelo mientras se tomaba otra copa de aguardiente.

Hubo un descanso. Las gentes de la subastas fueron desfilando hacia el bar. El sitio se animó, algunos artistas hablaban con posibles compradores y coleccionistas, otros metían cáñamo de amapolas y helados de madame-blanche en vino tinto. La mayoría departía gustosamente con algunas de las modelos de la subasta.

Mi amiga Bibiana dijo:
–Tendremos que lidiar con la araña...déjala que juegue sus cartas, yo, todavía no he soltado las mías–. Y sonrió. La maldad no estaba lejana de estas criaturas de última generación. Las cosas solo se habían sofisticado más.
Me apretó más y me brindó sus labios con otro cocal-mint, yo aproveché la temperatura de la cosa, que se puso caliente como perro en microondas. Nos fuimos por una copa a la terraza.

Afuera, en la calle, se escuchaban gritos de manifestantes y las sirenas de los proto-golems policiales. “ los que protestan son los de la O.N.G. Animal- Atac, están contra la experimentación y el bio-arte” me dijo bibiana con mucha tranquilidad.

Gritaban consignas en coro:

“¡¡LOS Art-NIMALES, SOLO SON MASCOTAS PARA LA DECADENTE BURGUESIA DEL IMPERIO!!”

“¡¡NO, A LA EXPERIMENTACION CON Art-NIMALES!!”

A ninguno de los presentes en la subasta parecía afectarle la situación.
Los Proto-Golems policiales arremetieron contra los manifestantes.
Los manifestantes arremetieron contra las patrullas de los Proto-Golems.

–Vámonos de aquí cariño –.Me dijo Bibiana de repente nerviosa.

Después de la cuarta copa, estábamos buscando los baños.
Entramos al transgenérico.
Abrimos una puerta; allí había varios disponibles. Comencé con lo mío. Me di cuenta a los pocos segundos, que no éramos los únicos que estábamos en el asunto.
Miré alrededor y escuché que en el water de enseguida se estaban dando el lote de una manera ruidosa y brutal, o se estaban matando contra las paredes metálicas. Escuchamos la gangosa voz de la araña critica. Bibiana me susurró: “se la están fornicando” y me hizo una señal. Nos asomamos por el domo de cristal que coronaba el water. El mongol del valle la tenía enculada, en cuatro patas y le estaba pistoneando con la fuerza de una locomotora.

La crítica Gonçalvez gritaba:
¡Me piache! ¡Me piache! ¡Rómpeme el culo! ¡Rómpeme el culo! ...lalailalaira... ¡¡Rómpeme el culo, más duro mi zamuro!! Aquel bruto le daba con una violencia rítmica y sostenida; le golpeaba la cara contra las paredes cerámicas del water mientras se agarraba para sostenerse de las puertas. Vimos extrañados y asqueados como la boca de la araña se anegaba en sangre. Luego, el mongol valluno la volteó y sin mediar palabra, le metió su pito grueso y deforme en la jeta para eyacular dentro de su tráquea. La araña Marcia Gonçalvez se estaba ahogando en su sangre, y en la esperma de su chulo. La crítica pataleó y casi se desmaya. Vomitó cuando el mongol del valle sacó el artefacto de la llaga pulposa de su boca. Este, arqueó los ojos para ponerlos en blanco mientras estiraba su cuello rustico, tensado y cruzado de arterias; alcanzó a ver nuestras caras de asombro.

Nosotros abandonamos inmediatamente el baño de los transgenéricos. Aquella visión de anomalía sexual nos bajó el subidón.
No sabíamos si reír o llorar.
Nos acicalamos frente a los espejos; nos lavamos las manos; conteníamos las carcajadas casi hasta las lágrimas; nos acariciamos delicadamente y después con más fuerza. Pasados los diez minutos. Llegó de nuevo la ola de calor, con ese toque de hielo en las sienes que es característico de la cocal-mint.
Ya nos centramos en lo nuestro. Las pieles distribuyeron la carga eléctrica de los erotómanos. La cocal-mint cumplía siempre con sus funciones. No perdimos el tiempo y nos fuimos a darle media hora al asunto. Bibiaba y yo, nos habíamos convertido en un par de conejos eléctricos.

Cuando salíamos, pálidos, sudorosos e iluminados, nos encontramos en el amplio pasillo con Dimon Hirtz, el artista, quien estaba acompañado de una de las modelos; –núbil japonesa de cara lavada–. Trataban de armar un canuto de Ververella mística y lo combinaban con picadura dekish wares.
.Nos ofreció un par de plones de la planta mágica. Después de los blows, comenzamos a brillar.

Lo felicitamos por la venta del Cerdo-Dálmata alimentado de agua pesada.

No le importaba mucho. Su gran obra era el Tiburón Filosófico “esa es la que me importa. Pero la critica que asesora al martillo, esta metiendo su hocico de perra en la subasta. No sé por qué se lo permiten”
Le expliqué que a esas alturas del programa, no se podía hacer nada.

Nos miró de una forma extraña. Esa que tienen los artistas ricos cuando los enervantes psicodélicos y las drogas de diseño hacen parte de su dieta.
Nos habló de su obra (creo que trataba de impresionar a Bibiana)
"...desde cachorro le leía "Les Chants de Maldoror". Sí, nadaba en sangre filosófica"
El tipo, me pareció, estaba bastante perturbado.
Luego nos dijo, que si su obra más importante no se vendiera esa noche, “podría cometer alguna locura...”–Ya era conocida en el mundillo del arte su irascibilidad pendenciera y su afán de protagonismos– “esta noche, alguien podría ahogarse en sangre”–. Agregó, soltando una risita burlona mientras se alejaba.

Me quedé muy preocupado. Miraba como se retiraba aquel hippie multimillonario, con sus tenis baratos y sus bluyins raídos, en medio de una nube espesa de Ververella mística. Su melena rubia y roja, parecía encendida en fuego. La japonesa semidesnuda, iba amarrada a su cintura.

De nuevo en el teatro del palacio de congresos, los compradores afilaban sus paletas digitales, metían mano a las tetas de sus acompañantes y afinaban sus corbatas de titanio. Uno que otro, masticaba pasas de choco-coca servidos cerca a los pasillos por modelos semidesnudas. Las damas de compañía, agitaban sus abanicos multicolores. Algunas escorts rusas, exhibían las últimas tendencias en moda de cuero y disciplina.

El martillo de la noche, comenzó de nuevo con su acento caribe:
–Una de las piezas más importantes de la noche, el “Asno-Alado-Hermafrodita” de las hermanas Bedka y Henrrieta–.
El Art-nimal fue sacado al escenario. Se hizó un silencio impregnado de murmullos. los magnates y los corredores de arte consultaban sus micro-computadores de última generación; las pantallas de los teléfonos se reactivaban con las conversaciones de los cuatro puntos cardinales del planeta. El Asno-Alado-Hermafrodita, daba dos brinquitos y aleteaba; se sostenía unos segundos en el aire y luego se posaba lentamente. Correteaba y miraba con sus grandes ojos expresivos a la concurrencia. Todo algodón,todo veriga, todo verga, todo de lana de plata, se diría.

La critica Marcia Gonçalvez, salió embadurnada de una sustancia similar a la silicona, gruesa y espesa sobre su cabeza, y con su andar de viuda negra, se encaminó hacia el escenario. La luz de los potentes reflectores la seguía a ella y a su escudero-sombra, el mongol del valle, quien trataba de abrocharse el cinturón.

El martillo preguntó:
– ¿Y quién sabe más de asnos alados y hermafroditas que Marcia Gonçalvez? Ella misma ha sido coleccionista de algunos de ellos.
–Ah, este...Hummm... –, dijo la crítica– este ejemplar no me parece muy bien logrado,... le falta talla y no parece estar bien cuidado. Le falta peso. Le falta...

Sin embargo se armó la puja, y después de quince minutos la rica heredera de los hoteles Milthon. Se llevo el asno alado y hermafrodita para su colección, colocando el listón en dos millones de solaris.

La televisión se acercó a entrevistar a la heredera coleccionista y luego a sus creadoras, las alemanas Bedka y Henrrieta, quienes parecían muy alegres.

El tiburón filosófico y agnóstico de Dimon Hirtz, salió en una gigantesca pecera de cristal, iluminada por lámparas de colores fractales y tirada desde un compacto carro-grúa, que dio una vuelta completa sobre el gigantesco escenario. El tiburón blanco, de unos dos metros de largo se movía con lentitud mientras giraba y clavaba sus fríos ojos en la concurrencia. La cabeza del animal, como decirlo; parecía tener un par de protuberancias que asemejaban a un cerebro humanoide. De sus aletas, cartílagos en forma de dedos se proyectaban y traslucían bajo los reflectores. La música era relajante y contrastaba con la atmósfera de muerte líquida y helada, que emanaba de aquella imagen psicodélica.

La crítica Gonçalvez, arremetió contra la obra del artista ingles:
“...Este parece muy bien embalsamado y espero que no se deshaga en el formaldehído. Ya sabemos que el señor Hirtz le gusta vender animales vivos que luego deja morir inmersos en esas substancias toxicas y que a los pocos años se desintegran, dejando a los coleccionistas con un palmo de narices...”.
El tiburón agnóstico, detuvo sus lentos y ondulantes movimientos, y nos pareció por unas fracciones de segundos, como si apoyara sus manos-aletas contra el cristal y mirara a la crítica. ¿Serian los efectos de la cocal-mint?.

Con el rabillo del ojo vi a Dimon Hirtz, el artista, cruzar a unos veinte metros por una de las alas de la sala, gesticulando y al parecer muy ofuscado. Lo vi subir, paso largo al escenario, e ingresar al backstage para perderse tras las cortinas de acrílico.

La critica-arácnida siguió despotricando, pero desde le fondo se escucho la potente voz de Dimon Hisrtz quien dijo: “¡¡¡Ya no esta en venta. El tiburón filosófico ya no esta en venta!!!”

Hubo comentarios, cuchicheos, gritos y protestas. Algunos de los coleccionistas querían pujar.

Pero el Martillo, de una vez aceptó la voz autoritaria del artista y anotó: “El señor Hirtz es el dueño de su obra y como tal no se puede hacer nada. Señores, no pierdan su dinero.... Señoritas –dirigiendose a las modelos presentadoras–, ¡¡llévense ese escuálido escualo al fondo del mar!! ”.

El martillo sonrió y envió hacia el fondo del escenario a las modelos con la gigantesca pecera. Y para superar el impase, se fue directo a la subasta de los gorillas rosa de pasarrella.

La música de rock-industrial estalló sobre el escenario y la pareja de portentosos gorillas salieron marcando el paso de un ritmo fabril mientras iban ataviados con ropas pesadas de licras industriales. Los gorillas saludaron al público; hicieron una rutina de malabares y gimnasia rítmica que me recordó a las de los neo-fisiculturistas.

El martillo llamó a la arácnida crítica y le preguntó:
–¿Qué opina estimada Marcia Gonçalvez, sobre esta pareja de antropoides?
La crítica temblaba. Soltó una opinión mientras se retorcía sobre el atril:
–¿Y qué es esto? -Preguntó La Goncalvez con la voz gangosa y chillona con la que nos habia martirizado toda la noche-A estos mejor dónelos al zoológico de Berlín. ¿Dónde se puede meter unas cosas como estas, sino en una jaula? Esto es una aberración de pasarella, no tienen nada que hacer aquí....y ¡¡Bájenle volumen a esa música endemoniada ya de una vez!!.

Todos asombrados vimos, como la crítica se paro frente a la gorilla. “¡¡Aunque la mona se vista de seda mona se queda!!” gritó y le arrancó la blusa rosada que había llevado primorosamente la criatura. El Art-nimal miraba hacia el escenario, como preguntando algo.

Bibiana Sthepaubben sonrió. Luego me dijo temblando de ira: “ya se me acabo la paciencia y la urbanidad...dejemos que mis queridas criaturas recuerden sus viejos instintos”.Sacó de su cartera un control minisatélite de impulsos sónicos. Lo orientó hacia el escenario y apretó un botón.
Yo miré extrañado al fondo, la pareja de gorillas se paró por unos instantes, como si hubiese recibido una descarga eléctrica.

La gorilla hembra Tambaleó. Miró a la crítica que ahora trataba de abofetearle.
Se le fue encima a la arácnida. El guardaespaldas y amante de la crítica -el mongol del valle-, reaccionó y se interpuso tratando de agarrar a la gorilla por el cuello; pero el gorilla macho, le rompió la crisma con un golpe brutal sobre la cara, y luego lo arrojó sobre los asistentes a la subasta, como quien arroja una bolsa de basura al estercolero.

Mientras tanto la gorilla hembra empelotaba a aquella mujer, que la naturalaza había engendrado -como si hubiese jugado borracha, y perdido, en la ruleta de los genes- y le daba, como a bacalao en semana santa.
Uno de los policías proto-golems, armado con un rifle, habia disparado varios dardos somníferos que hicieron blanco en el pecho de la gorilla hembra, que se derrumbó lanzando manotazos y mordiscos.
Vimos a la crítica salir verde, pálida, arañada y golpeada; salvándose de milagro de la paliza le había propinando la gorilla. Se levantó con dificultad, sangrando se fue hacia el fondo, y desapareció detrás de las cortinas de acrílico del gigantesco escenario.

El gorilla macho, furioso se enfrentó a los proto-golems policiales, quienes se le fueron encima con porrras y picanas, hasta dejarlo herido de muerte.

Dade el postconceptualista, reía nervioso.
Bibiana se desmayaba en mis brazos.


Escuchamos entonces, alaridos y gritos; y chapoteo de agua; y más gritos desgarradores.

Las cortinas mecánicas del backstage se levantaron. Los reflectores de luces fractales enfocaron al fondo, recortando la macabra escena. Vimos horrorizados, como flotaba el cuerpo destrozado de la crítica, dentro de la gran pecera del tiburón filosófico. La sangre se derramaba en hilos densos y se mezclaba con el agua, mientras la música industrial seguía en crescendo. El tiburón filosófico se estaba dando una zampada. La bestia acuática desgarraba más de aquella cosa. Los policías Proto-Golems trataban de utilizar una picana eléctrica sobre el lomo del Art-nimal, y este, en vez de neutralizado, parecía más excitado.

La última imagen captada por las cámaras fotográficas, de video y televisión, fue la de la cabeza de la crítica Marcia Gonçalvez, aplastada y deformada contra el cristal de la pecera, en una mueca brutal, sanguinolenta y dolorosa.


Omar G.R.
del libro:
"CEREMONIAS DEL ARTE"

viernes, 28 de marzo de 2008

UNOS CUANTOS JABS DEL VIEJO BUKOWSKI


ENCUENTRO CON EL FAMOSOS POETA

aquel poeta habia sido famoso
y despues de unas decadas de
oscuridad
tuve suerte
y aquel poeta parecio
interesarse
y me pidio que fuera a su
apartamento en la playa.
el era homosexual y yo
heterosexual, y lo que es peor,
joven y lozano.
Llegue, eche una
mirada y
declame (Como si no lo
supiera), "Hey! Donde
cojones estan las
tias?"
el simplemente sonrio y se toco
su mostacho.
Tenia pequeñas lechugas y
delicados quesos y
otras exquiciteses
en la nevera.
"donde guardas la jodida
cerveza, tio?" Le
pregunte.
no importaba, yo habia
traido mis propias
botellas y empece
con ellas.
comenzo a parecer
alarmado: "He oido sobre
tu brutalidad, por favor desiste de
ella!"
me apalanque en su
cama, erupte: "ah, mierda nena, no voy
a hacerte daño! ha, ha,
ha!"
"eres un excelente escritor," dijo
el, "pero como persona eres
extremadamente
despreciable"
"eso es lo que mas me gusta de
mi, nena!"
continue sirviendome
bebida
en seguida
parecio desvanecerse tras
unas puertas correderas
de madera.
"eh nena, sal de
ahi! no te voy a hacer nada
malo! podemos sentarnos y
hablar sobre esa estupida mierda
literaria toda la
noche! no te
embrutecere,
mierda, lo
prometo!"
"no te creo!,"
dijo una
vocecita
bien, no podia hacer nada
sino
seguir bebiendo, estaba
demasiado borracho para conducir
a casa.

cuando me desperte por la
mañana, el estaba de pie inclinado sobre
mi
sonriendo.
"uh," dije,
"hola..."
"decias en serio lo que me
dijiste la pasada noche? pregunto
el.
"ah, el
que?"
"abri las puertas y me estuve
ahi de pie y tu me viste
y dijiste que
parecia que yo estuviera surcando
el mar en la proa de un gran
barco... dijiste que
parecia un
escandinavo! es
cierto?"
"oh, si, si, lo
parecias..."
me preparo te caliente
con tostadas
y me lo
zampe.
"bien," dije, ha
sido estupendo
conocerte..."
"estoy seguro," contesto
el.
la puerta se cerro detras
mio
y encontre el ascensor
para bajar
y
despues de vagabundear un poco por
la playa,
encontre mi coche,
subi, y me fui
en lo que parecian ser
terminos agradables
entre el famoso poeta y
yo
pero
no era
asi:
el empezo a escribir material
increiblemente odioso
sobre
mi
y yo
dirigi mis disparos hacia
el.
todo el asunto
fue mas o menos
como
la mayoria de encuentros de otros
escritores
y
de todos modos
esa parte sobre que
le llame
escandinavo
no era cierta en
absoluto: Le llame
vikingo
y tampoco
es cierto
que sin su
ayuda
yo nunca hubiera
aparecido en la
Penguin Collection of
Modern Poets
junto a el
y quien
era?
ah, si:
Lamantia.


COMO SER UN GRAN ESCRITOR


tenés que cojerte a muchas mujeres
bellas mujeres
y escribir unos pocos poemas de amor decentes
y no te preocupes por la edad
y/o los nuevos talentos.
sólo tomá más cerveza más y más cerveza.
Andá al hipódromo por lo menos una vez
a la semana
y ganá
si es posible.
aprender a ganar es difícil,
cualquier boludo puede ser un buen perdedor.
y no olvides tu Brahms,
tu Bach y tu
cerveza.
no te exijas.
dormí hasta el mediodía.
evitá las tarjetas de crédito
o pagar cualquier cosa en término.
acordáte de que no hay un pedazo de culo
en este mundo que valga más de 50 dólares
(en 1977).
y si tenés capacidad de amar
amáte a vos mismo primero
pero siempre sé consciente de la posibilidad de
la total derrota
ya sea por buenas o malas razones.
un sabor temprano de la muerte no es necesariamente
una mala cosa.
quedáte afuera de las iglesias y los bares y los museos
y como las araña sé
paciente,
el tiempo es la cruz de todos.
más
el exilio
la derrota
la traición
toda esa basura.
quedáte con la cerveza
la cerveza es continua sangre.
una amante continua.
agarrá una buena máquina de escribir
y mientras los pasos van y vienen
más allá de tu ventana
dale duro a esa cosa
dale duro.
hacé de eso una pelea de peso pesado.
hacé como el toro en la primer embestida.
y recordá a los perros viejos,
que pelearon tan bien:
Hemingway, Celine, Dostoievsky, Hamsun.
si crees que no se volvieron locos en habitaciones minúsculas
como te está pasando a vos ahora,
sin mujeres
sin comida
sin esperanza...
entonces no estás listo
tomá más cerveza.
hay tiempo.
y si no hay
está bien
igual.


APOSTANDOLE A LA MUSA


jimmy foxx murió de alcoholismo
en un cuartucho de hotel
de mala muerte.
beau jack terminó lustrando
zapatos,
justo cuando empezaba.
hay docenas, cientos,
más, tal vez mil más.
ser un atleta envejecido
es uno de los más crueles
destinos,
ser reemplazado por otros,
no escuchar más las
aclamaciones y a los conocedores, ya no ser
reconocido,
ser solamente un hombre viejo
como cualquier otro
viejo.
casi como para no creerte
a ti mismo,
revisas el álbum de recortes
con las amarillentas
páginas. y ahí estás,
sonriente;
ahí estás,
victorioso;
ahí estás,
joven.
la multitud tiene otros
héroes.
la multitud nunca
muere,
nunca envejece
pero la multitud a menudo
olvida
ahora el teléfono
no suena,
las muchachas se han
ido,
la fiesta
terminó.
por eso escogí
ser un
escritor.
si vales una
maldita cosa
puedes seguir con
tu relajo
hasta el último minuto
del último
día.
puedes seguir
mejorando en vez
de empeorar,
puedes seguir
golpeándolos contra la
pared.
a través de la oscuridad, la guerra,
con buena o mala
suerte
puedes continuar
golpeándolos,
con el deslumbrante relámpago
de la
palabra,
derribando a la vida en la vida,
y a la muerte demasiado tarde para
ganar verdaderamente
contra
ti.


CONSEJO AMISTOSO A UN MONTON DE JOVENES


Vayan al Tibet.
Monten en camello.
Lean la biblia.
Tiñan sus zapatos de azul.
Dejense la barba.
Den la vuelta al mundo en una
Canoa de papel.
Suscribanse al Saturday Evening
Post.
Mastiquen sólo por el lado izquierdo
De la boca.
Casénse con una mujer que tenga
Una sola pierna y afeitense con
Navaja.
Y graben sus nombres en el
Brazo de ella.
Lavense los dientes con gasolina.
Duerman todo el día y trepen a los
Árboles por la noche.
Sean monjes y beban perdigones y
Cerveza.
Mantengan la cabeza bajo el agua y
Toquen el violín.
Bailen la danza del vientre delante
De velas rosas.
Maten a su perro.
Presentense al Alcalde.
Vivan en un barril.
Partanse la cabeza con un hacha.
Planten tulipanes bajo la lluvia.
Pero no escriban poesía.


UN POEMA ES UNA CIUDAD


un poema es una ciudad llena de calles y cloacas,
llena de santos, héroes, pordioseros, locos,
llena de banalidad y embriaguez,
llena de lluvia y truenos y periodos
de ahogo, un poema es una ciudad en guerra,
un poema es una ciudad preguntando por qué a un reloj,
un poema es una ciudad ardiendo,
un poema es una ciudad bajo las armas
sus barberías llenas de borrachos cínicos,
un poema es una ciudad donde Dios cabalga desnudo
por las calles como Lady Godiva,
donde los perros ladran en la noche y persiguen
la bandera; un poema es una ciudad de poetas,
muchos de ellos muy similares
y envidiosos y amargados...
un poema es esta ciudad ahora,
a 50 millas de ninguna parte
a las 9:09 de la mañana,
el sabor a licor y cigarrillos,
sin policía, sin amantes, caminando en las calles,
este poema, esta ciudad, cerrando sus puertas,
fortificada, casi vacía,
enlutada sin lágrimas, envejecida sin pena,
las montañas rocosas,
el océano como una llama de lavanda,
una luna carente de grandeza,
una leve música de ventanas rotas...
un poema es una ciudad, un poema es una nación,
un poema es el mundo...
y ahora pongo esto bajo el cristal
para el loco escrutinio del editor
y la noche está en cualquier lado
y lánguidas damas grises se alinean
el perro sigue al perrro al estuario
las trompetas anuncian los patíbulos
mientras los hombrecillos deliran sobre cosas
que no pueden hacer.

JOHN DILLINGER VIENE MARCHANDO

algunas veces escribo acerca de los años 30
pienso que fueron un buen campo de adiestramiento.
la gente aprendía a convivir con la adversidad
como si esta fuera cosa de todos los días.
cuando los problemas golpeaban a la puerta
barajaban de nuevo y hacían su propia jugada.
de no existir posibilidades
muchas veces ellos creaban
una.

la gente que estaba "empleada"
realizaba su trabajo con pericia.

un mecánico podía reparar
tu automóvil.
los médicos visitaban a los enfermos en sus casas.

los choferes de los taxis
no sólo se preocupaban por conocer cada calle
de la ciudad
también intentaban definir el universo.

los dependientes de farmacia
se acercaban al mostrador
preguntando amablemente, señor ¿qué necesita usted?

los acomodadores de cine
eran más elegantes y buenos mozos
que los galanes de las películas.

todos cosían su ropa
remendaban sus zapatos
casi todo el mundo hacía las cosas bien.

ahora la gente dentro y fuera
de sus profesiones
es totalmente inepta.
a veces realmente
no comprendo como hacen
para limpiarse el propio culo.

además cuando la adversidad llega
se desaniman
desisten
se entregan de pies y manos
caen abatidos en la cama.

estos mimados en demasía
se acostumbraron
al triunfo por el camino fácil

ellos no tienen culpas supongo
de no haber vivido la década del 30
pero yo
no los adoro
ni sentiré tentaciones al respecto.


tomados de la pagina de SERGI PUERTAS

http://www.geocities.com/sunsetstrip/5855/

viernes, 14 de marzo de 2008

Three Minute Film CHURCH OF SURREALISM

HAROL PINTER


El Nobel censurado: Harold Pinter y sus textos políticos
por Tania Molina Ramírez Sunday, Oct. 23, 2005 at 10:00 AM


El compromiso político de Harold Pinter, su decidido antibelicismo, le ha cerrado puertas en la gran prensa británica. Es la historia de uno de sus poemas que aquí presentamos, junto con fragmentos de algunos de sus textos políticos recopilados en Various voices: Prose, poetry, politics (Grove Press, 1998). Un breve acercamiento a la obra del Premio Nobel de Literatura 2005 :

Futbol Americano (Una Reflexión sobre la Guerra del Golfo)

¡Aleluya!
Funciona.
Les sacamos la mierda.

Hicimos que la mierda se les
regresara por el culo
Y que saliera por sus jodidas orejas.

Funciona.
Los hicimos mierda.
¡Se sofocaron en su propia mierda!

¡Aleluya!
Alabado sea el Señor por todas las
cosas buenas.

Les sacamos la pinche mierda.
Se la están comiendo.

Alabado sea el Señor por todas las
cosas buenas.

Hicimos volar sus huevos en
fragmentos de polvo,
En fragmentos de pinche polvo.

Lo logramos.

Ahora quiero que te acerques y me
beses en la boca.

Harold Pinter envió este poema a The London Review of Books en 1991. En "Blowing up the media" (Index on censorship, 05/92) cuenta: "Recibí una carta muy extraña, que, en resumidas cuentas decía que el poema tenía una considerable fuerza, pero que justo por eso no lo podían publicar. Pero la carta luego hacía la extraordinaria afirmación de que el periódico compartía mis puntos de vista acerca del papel de Estados Unidos en el mundo. Así que escribí de regreso: '¿Con que el periódico comparte mis puntos de vista? Si fuera usted, no lo andaría divulgando, amiguito'."

Luego envió el poema a The Guardian, y el editor literario le dijo: "Oh dios, Harold, esto es realmente... realmente me has dado un dolor de cabeza con este'. Dijo: 'Personalmente estoy completamente de acuerdo contigo... Pero, tú sabes, no creo... Ooooh, creo que estaríamos en verdaderos problemas si tratáramos de publicarlo en The Guardian'. '¿De veras?', pregunté inocentemente, '¿por qué?'

El dijo, 'Bueno, tú sabes, Harold, somos un periódico familiar'. 'Oh, perdón', dije, 'creía que eran un periódico serio'.

Luego intentó con The Observer. Primero le prometieron que sí se publicaría, luego se echaron para atrás. El editor le dijo: "Quiero publicar tu poema. Pero me estoy topando con todo tipo de resistencia. El problema es el lenguaje, el lenguaje obsceno. La gente se ofende mucho con esto y por eso [el periódico] cree que perderíamos muchos lectores."

En respuesta, Pinter le envió al editor un fax en el que le contaba lo que le había ocurrido en la embajada estadunidense en Ankara, en marzo de 1985, con Arthur Miller: "Tuve una charla con el embajador acerca de la tortura en las prisiones turcas. Me dijo que yo no apreciaba la realidad de la situación vis-à-vis la amenaza comunista, la realidad militar, la realidad diplomática, la realidad estratégica y demás.

"Le dije que la realidad a la que me refería era la de una descarga eléctrica en los genitales. A lo cual el embajador dijo: 'Caballero, usted es un invitado en esta casa', y se dio la vuelta. Me salí.

"Lo que le quería decir al editor de The Observer era que el embajador se había ofendido por la palabra genitales. Pero la realidad de la situación, la realidad de una descarga eléctrica en tus genitales, no le importaba. Era el uso de la palabra lo que era ofensivo, no la acción. Le dije que estaba haciendo una analogía entre ese pequeño intercambio y el asunto del cual ahora hablábamos. Este poema usaba palabras obscenas para describir acciones obscenas y actitudes obscenas".

Luego, Pinter ofreció el poema a The Independent y simplemente respondieron 'no'.

Finalmente, una revista llamada Bomb (en Nueva York) publicó el poema.

En Gran Bretaña fue publicado hasta enero de 1992 en el periódico Socialist. En Holanda se publicó en uno de los principales diarios, Handelsblad, y también en Bulgaria, Grecia y Finlandia.

Oh, Superman

"Me parece que el problema es que a Estados Unidos realmente le excitaba la idea de la agresión soviética. Lo justificaba todo. Estaba ahí con los cornflakes cada mañana. Era parte del American way of life. Tenías un enemigo y lo amabas. Tenías un cuchillo en su panza pero lo abrazabas porque era tu amante en la muerte. Lo necesitabas. Hablabas sobre la muerte. Todas tus referencias tenían que ver con la muerte. Pero estabas contento. Eran buenos tiempos. Podías ir por el mundo y ayudar a tus amigos a torturar y matar a otras personas ­periodistas, maestros, estudiantes y campesinos, etc.­ porque esta gente, decías, era parte de ellos. Estaban inspirados por ellos, estaban corrompidos por ellos. Y al hablar todo el tiempo sobre ellos, conservabas e intensificabas tu propio poder. Pero si todo eso terminó, ¿qué vas a hacer? Si ya no tienes un buen enemigo gordo, si ya no puedes gastar miles de millones de dólares en armamento y obtener miles de millones de dólares con el armamento; ¿qué demonios vas a hacer? ¿Qué ocurre cuando ya no hay agresión soviética? ¿Qué ocurre cuando la Unión Soviética dice, como parece que ahora dice, 'Ya no queremos ser un Superpoder, ya no somos un Superpoder'? ¿Qué hace el pobre de Estados Unidos entonces? Porque Estados Unidos ama ser un Superpoder ­simplemente lo ama."

(Transmitido en "Opinion", por Channel 4, el 31 de mayo de 1990.)

Ser socialista

"Hoy hay la extendida propaganda de que el socialismo ha muerto. Pero si ser socialista es estar convencido de que las palabras 'bien común' y 'justicia social' en efecto significan algo; si ser socialista es estar indignado por el desprecio con el cual los que están en el poder, las 'fuerzas del mercado', las instituciones financieras internacionales tratan a las millones y millones de personas bajo su mandato; si ser socialista es estar resuelto a hacer todo lo que esté en tu poder para aliviar estas vidas imperdonablemente degradadas, entonces el socialismo nunca podrá estar muerto porque estas aspiraciones nunca morirán."

("Caribbean Cold War", Red Pepper, mayo de 1996.)

El mejor agente de ventas

"Sin duda, Estados Unidos es el mejor espectáculo en gira. Puede que sea brutal, indiferente, desdeñoso y despiadado, pero también es muy listo. Como agente de ventas, no tiene competencia. Y su bien más vendible es su amor propio. Es un ganador. Estados Unidos se ha educado a sí mismo para amarse a sí mismo. Escucha al presidente Clinton ­y antes de él, Bush, y antes de él, Reagan, y antes de él, todos los demás­ decir por televisión las palabras 'el Pueblo Americano', como en la frase 'le digo al Pueblo Americano que es hora de rezar y de defender los derechos del Pueblo Americano y le pido al Pueblo Americano que confíe en su presidente, en la acción que está por emprender en beneficio del Pueblo Americano'. Una nación llora.

"Es una estrategia bastante brillante. El lenguaje es empleado para mantener a raya el pensamiento. Las palabras 'el Pueblo Americano' proveen un reconfortante cojín, sumamente voluptuoso. No necesitas pensar. Nada más recuéstate en el cojín. El cojín podrá estar sofocando tu inteligencia y tus facultades críticas, pero no lo sabes. Nadie te lo dice. Así que el status quo sigue en su lugar y Papá Noel sigue siendo estadunidense y Estados Unidos sigue siendo la Tierra de los Valientes y el Hogar de los Libres.

"A excepción, claro, de las 1.5 millones de personas en prisión, los 50 millones viviendo debajo de la línea de pobreza, los adolescentes y los deficientes mentales a punto de ser gaseados o inyectados o electrocutados en los 38, de 50 estados, que ejercen la pena de muerte. No opinan lo mismo acerca de este reconfortante cojín, pero de todos modos nadie los escucha. Debido a que son, en su mayoría, pobres y negros, son en esencia subversivos. Son subversivos porque ahí donde hay resentidos y críticos y degradados y enojados, hay una amenaza a la estabilidad del Estado. La cosa que sí pueden tener es a Dios. Si lo quieren. Dios le pertenece a todos los estadunidenses. Los sucesivos presidentes estadunidenses lo han dejado claro."

("It never happened", The Guardian, 4 de diciembre de 1996)

La montaña del lenguaje

El 20 de junio de 1996, un vecino de Haringey, Londres, vio a un grupo de hombres armados y uniformados entrando el centro comunitario local kurdo. La policía respondió a su llamado con un impresionante operativo. Aquellos que salían del centro fueron esposados y les prohibieron comunicarse entre sí en kurdo o turco. Tras una hora, la policía entró al edificio.

Adentro encontraron guiones y escenografía teatral usado por actores kurdos durante sus ensayos de la obra Mountain Language, de Harold Pinter. No encontraron armas reales.

La obra trata sobre la persecución de gente que elige hablar su propia lengua.

El coordinador del centro dijo: "'Eran como 50 o 60 oficiales. La gente trató de explicar que sólo era un ensayo de una obra de teatro. Habíamos avisado con anterioridad en la oficina de la policía local y dijeron que no habría problema... pero [hoy] la policía no escuchaba a nadie que fuera kurdo ni los dejada hablar entre sí."

El dramaturgo opinó: 'La frontera entre ficción y realidad a veces se vuelve borrosa'.

(Información de una nota publicada en The Guardian el 21 de junio de 1996)

El gran afrodisiaco

"Una de las imágenes más nauseabundas del año 2002 es la de nuestro Primer Ministro arrodillado en la iglesia, en Navidad, rezando por la paz en la tierra y la buena voluntad para todos los hombres, mientras simultáneamente se prepara a brindar ayuda para asesinar a miles de personas completamente inocentes en Irak.

"El embajador de Estados Unidos en Gran Bretaña me criticó por llamar a la administración estadunidense un animal salvaje sediento de sangre. Todo lo que puedo decir es: miren la cara de Donald Rumsfeld y todo está dicho.

"Creo que este acto que tienen en mente no sólo es criminal, malévolo y bárbaro, también contiene en sí una palpable alegría en el acto de destruir. El poder, como seguido se comenta, es el gran afrodisiaco, y también, parece ser, lo es la muerte de otros.

"Los estadunidenses tienen el supuesto apoyo de la 'comunidad internacional' a través de varios métodos efectivos; intimidación, soborno, chantaje y engaños. La 'comunidad internacional' se convierte en una entidad degradada, sometida a golpes a servir una brutal fuerza militar fuera de control. La posición más despreciable es, claro, la de este país que aparenta estar hombro con hombro con su gran aliado, mientras, en realidad, es más un fiel disciplinado que cualquier otro. Somos despreciados, socavados y deshonrados por el bajo servilismo de nuestro gobierno con Estados Unidos.

"La planeada guerra sólo puede traer el colapso de lo que queda de la infraestructura iraquí, mucha muerte, mutilaciones y enfermedades, un estimado de un millón de refugiados y una escalada de la violencia en todo el mundo, pero aún así se enmascara como una 'cruzada moral', una 'guerra justa', una guerra librada por 'democracias amantes de la libertad', para llevar la 'democracia' a Irak.

"La pestilencia de la hipocresía es sofocante.

"Este es, en realidad, un sencillo cuento de una invasión de un territorio soberano, una ocupación militar y el control sobre el petróleo.

"Tenemos una clara obligación, la de resistir."

(Discurso pronunciado en la Cámara de los Comunes, el 21 de enero de 2003.)

Democracia

No hay escape.
Los grandes pitos están fuera.
Se cogerán todo lo que esté a la vista.
Cuídate la espalda.
(Febrero de 2003)


Selección y traducción: Tania Molina Ramírez para maSiosare

martes, 11 de marzo de 2008

PEDRO JUAN GUTIERREZ


El INSACIABLE HOMBRE ARAÑA
(cuentos)
"Silvia en N.Y."

Pedro Juan Gutiérrez

En el invierno de 1992 Silvia visita New York por tres meses y se aloja en el apartamento de una prima en 94 St. West, a un costado del Central Park.

Una tarde, diez minutos antes de oscurecer, camina apresurada y cuidadosamente por un sendero del parque. Se concentra en sus pasos porque hay rachas de viento. El piso está helado y puede resbalar.

Es una zona completamente desolada. Sólo los árboles, los bancos y el viento frío. Un poco más allá hay unas canchas de tenis. Vacías. Silvia lleva las manos en los bolsillos de su largo abrigo negro. Palpa un paquete de tarjetas, con la reproducción de uno de sus cuadros. En el reverso está impresa la invitación para la apertura de su primera exposición personal en N.Y. Dentro de tres días. Consiguió una galería que está bien. No es de primera categoría pero tampoco es de cuarta.

Silvia piensa cómo va a organizar el vernissage y hace cálculos para el futuro. Su sueño dorado es encontrar un marido millonario que la mantenga, para ella entregarse totalmente a su arte. El viento está muy frío. Tiene la cara y las orejas heladas. De repente aparece un negro alto y robusto que la agarra por un brazo y le dice algo en inglés. Silvia se horroriza y piensa: “Oh, no, a mí no me puede pasar esto. No puede ser”. El tipo tiene la pinga tiesa bajo el pantalón y el zipper abierto. Ella intenta zafarse pero la sujeta una mano de hierro. Es tanto el miedo que le invade un frío intenso en todo su cuerpo y comienza a temblar. Piensa decirle: “Oh, please, please”. Pero no. Le parece ridículo decir solo eso. Se le olvidó todo el inglés. Es como si tuviera la mente en blanco. De nuevo intenta desprenderse y salir corriendo. El tipo entonces la agarra por los dos brazos y la atrae hacia sí. Intenta besarla. Ella huele su aliento a tabaco y alcohol y se asquea. Ladea rápidamente la cara y se echa hacia atrás. El tipo la besa en el cuello y la chupetea. Ella forcejea un poco más. El hombre la empuja. Silvia pierde pie y trastabillea. El la sostiene para que no se caiga. Es un mastodonte jugando con un pajarito. Silvia es muy delgada y endeble. Y no deja de temblar. El tipo la lanza contra un banco y la obliga a sentarse bruscamente. El permanece de pie. Con la mano izquierda la aguanta por el hombro. Con la derecha busca dentro de su pantalón y saca una tranca negra, tiesa, larga y gorda. ¡Cojones! Silvia la mira. Tiene que mirarla porque está a dos centímetros de sus ojos, y piensa: “¡Coñó, ahora sí se jodió esto. Tremendo pingón, madre mía! ¡Si me la mete me raja en dos, me destroza el muy hijo deputa!” Respira profundamente y se muerde los labios con fuerza. “¡Ay, mi madre, ¿por qué a mí?!” Se acuerda de Jesucristo en la cruz. No reza desde su adolescencia en las “Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús”, en La Habana. Todo pasa por su mente en fracciones de segundo. Se ve arrodillada entre los bancos de la capilla, rezando y mirando a Jesucristo crucificado. Le gustaba. Fue el primer hombre que le gustó. Era bellísimo, con aquel rostro dulce y sereno. Y el trapito blanco amarrado a la cintura y cubriéndolo. Era erótico. Lo más erótico y sensual que podía encontrar a su alrededor.

El negro le decía cosas en inglés. Murmullaba. Demasiado slang. Silvia no entendía. No había nada que entender. Todo era evidente. El tipo se masturbó con la mano derecha y con la izquierda palpó por debajo del abrigo de Silvia y le tocó sus muslos. Ella usa un blue jeans viejo y cómodo. El tipo intenta romper el botón desgarrando la tela. Silvia recordó como un flashazo una película argentina que se desarrolla en la Tierra del Fuego. Federico Luppi tiene que ir a Buenos Aires y se despide de su mujer. Ya a punto de irse, el último consejo es: “Si te van a violar, relájate y goza”.

“Relájate y goza, Silvia, relájate y goza”, se repite un par de veces. Entonces recupera fuerzas y mira la pinga del tipo. Está a medio palmo de su cara. No puede. Le da asco. El tipo sonríe satisfecho. Le están saliendo bien las cosas. Se masturba rápidamente y sigue intentando romper el pantalón. Quiere meterla de todos modos. De golpe Silvia recupera la voz y, sin pensar le grita:

-Fuck you, man! Use condón, son of bitch, hijo deputa! Use one condón! ¡Negro singao, maricón, abusador, hijo deputa, ojalá tuviera una pistola aquí, abusador! Fuck you! Use one condón!

El tipo, con su voz bronca, le dijo algo ininteligible y le sonó un par de galletazos por la cara que hicieron estremecer el cerebro de Silvia. El tipo quizás estaba drogado. Pegaba muy duro. Era mejor no enfurecerlo. No tenía preservativos. No le interesaban. Siguió masturbándose con la derecha. Con la izquierda registra en el pantalón de Silvia. Mete la mano por debajo del sweater y la camisa de lana. Toca la suave piel de ella. El tipo no lleva guantes y tiene las manos heladas. Le agarra las tetas. Las teticas. Silvia está muy delgada y tiene unos pechos diminutos. Siente aquella mano grande y áspera cómo las soba y le aprieta los pezones. Silvia piensa velozmente: “Le hago una paja y me voy corriendo. Este negro cabrón puede tener sida. Si me mete esa tranca me raja en dos pedazos y me deja aquí desangrándome. ¡Que se la meta el coño de su madre!” Rápidamente agarró la pinga con la mano derecha y se la masajeó. Es muy gorda y muy larga. Ahora se ha puesto más grande aún. Es enorme. “El forcejeo es lo que excita a este hijodemalamadre”, pensó Silvia. Se la apretó bien al tiempo que le bota la paja. Necesita entretenerlo y que se venga rápido. Silvia sabe hacerlo perfectamente. En La Habana se ha templado a unos cuantos negros. Pero siempre ella tenía la ventaja de ser blanca, joven y bonita. Los negros le perreaban atrás un buen tiempo hasta que al fin ella se decidía a dirigir la operación y llegar a la cama. Siempre tenía el sartén por el mango. Ahora se sentía humillada. Por primera vez en su vida. Le escupió en la cabeza de la pinga, pero casi no tenía saliva. El miedo le dejó la boca seca. Movió la lengua contra el cielo de la boca y acopió saliva porque de lo contrario el tipo le iba a meter la pinga en la boca y la obligaría a mamar. La paja le estaba saliendo bien porque el tipo emitía sonidos de placer. Ella temblaba. Sentía la mano congelada que le sobaba los pezones y se los pellizcaba. Ella se esforzaba con sus dos manos dándole pa´atrás y pa´lante. Se la meneaba y miraba alrededor. Nadie. No aparecía nadie. Aquello era un desierto semicongelado. “Ay, mi madre, si apareciera un policía y le entrara a palos a este negro cabrón”. Ella seguía meneando con las dos manos y mirando a uno y otro lado. La pinga seguía frente a ella, apuntando como un cañón, a medio palmo de su cara. De pronto el tipo le soltó un chorro de leche en la cara. Le bañó el rostro. Y otro lechazo más. “¡Qué cojones! ¡Tenía dos litros de leche en los huevos, el muy singao!”, pensó Silvia. La sorprendió. Ella no lo esperaba tan rápido y ya era tarde. Sintió el sabor ácido-dulce del semen en su lengua, en la garganta, en los labios. El olor acre de la leche. Le entró hasta por la nariz. Soltó la pinga. Se limpió con las manos. Tenía pañuelos de papel en el bolsillo. Los buscó. El tipo ahora se masturbaba él mismo, frenético y jadeando. Seguía soltando chorros de leche encima de Silvia y le ensució el abrigo. Ella volvió la cara. Escupió una y otra vez. Asqueada. El tipo quedó medio desfallecido. Ella lo empujó y salió caminando aprisa mientras se limpiaba con los pañuelos de papel y escupía. Resbaló varias veces en algunos charcos congelados y estuvo a punto de caer al suelo. Seguía con el sabor acre del semen en la boca. Y se había tragado un poco. Lo sentía más atrás de la garganta. “¿Por qué tenía la boca abierta? ¿Cómo es posible? ¿Seré estúpida? La tenía en la punta, el muy cochino, hacía un mes que no se venía. Me soltó dos litros de leche encima. ¡Coño de su madre, hijoputa! Tenía que tocarme a mí. No había otra en todo el parque. Si tuviera una pistola le entraba a tiros”. Iba rabiando y casi corriendo, a pesar de los resbalones. Blasfemaba y temblaba de frío, de nervios, de rabia, de furia, de impotencia.

En pocos minutos llegó al apartamento de su prima. Subió las escaleras hasta el segundo piso. Sacó las llaves y se detuvo antes de abrir la puerta. Cerró los ojos y pensó: “Tranquila, Silvia, tranquila”. Se pasó las manos por la cara, por el abrigo. Ya todo estaba seco. Se alisó el pelo y de nuevo concentró su mente calculadora: “Ya, no pasó nada, tranquila”. Abrió la puerta y entró sonriendo. No había nadie. Sobre la mesa un mensaje escrito con tinta roja en una hoja blanca: “Regresamos tarde. Cena tú sola. Hay pollo en la nevera”. Se quedó leyendo el mensaje una y otra vez. Muchas veces. Fue hasta el equipo de música y lo conectó. Tenía colocado un CD con “La Tempestad”, de Jean Sibelius. La música comenzó a invadir lentamente a Silvia. “Las Oceánicas”. Fue hasta el baño. Dejó la puerta abierta. Se desnudó. Hizo un gran bulto con toda la ropa. Después la botaría, incluido el abrigo que tenía las manchas secas y blanquecinas del semen. Se duchó largamente y lavó muy bien su pelo. Cepilló sus dientes dos veces. Se secó y se puso agua de colonia abundante. Siguió sintiendo asco. Las habitaciones estaban caldeadas y regresó desnuda a la sala, escuchando la música. Se dejó caer en una butaca, echó la cabeza atrás, cerró los ojos, y se olvidó de todo. Solo existía Sibelius. In crescendo.

Un mes después regresó a La Habana. Hacía nueve meses que viajaba. Seis meses en Madrid y tres en New York. Buscaba galerías que se interesaran por su pintura. Yo la esperaba en el aeropuerto. Se sorprendió cuando me vio. No me lo dijo pero lo leí en sus ojos: no esperaba verme después de tanto tiempo y de ciertas peleas telefónicas. Sobre todo en los últimos tres meses. Pero yo estaba enamorado como un perro. Eso es lo peor que le puede pasar a un hombre. Enamorarse demasiado y apasionarse con una mujer bella. Nos fuimos a su estudio. Pusimos a un lado el equipaje sin abrir y nos besamos. Un beso con lengua y chupones. Se nos olvidaron los nueve meses de separación y las broncas telefónicas. Templamos como dos locos. Igual que siempre. Seguimos así unos días más. Una tarde descansábamos en la cama. Lo recuerdo perfectamente. Me dijo:

-Tengo que decirte una cosa.

-¿Qué?

-Quizás tengo alguna enfermedad.

-¿Por qué? ¿Templaste sin preservativo?

-Me violaron en el Central Park, frente al apartamento de mi prima.

-Ah, no jodas, Silvia.

-En serio.

-No, no.

-Sí.

-Uff, ¿Y esperaste hasta ahora para decirlo? ¡Tú eres la más papayúa de Cuba?

Se quedó en silencio, mirándome. Vio que me empingué muchísimo, y cambió en un instante:

-Jajajá. Es un chiste. No me creas.

-¿Un chiste?

-Sí, jajajá.

-Sí te violaron. Chiste ni pinga.

-No te pongas así. Era un juego.

Nos quedamos en silencio, mirando al vacío. Me levanté de la cama. Fui a la cocina y preparé café. Me puse furioso. Con rabia como un perro. Tenía ganas de entrarle a piñazos a la pared y romperlo todo a patadas. Cuando regresé con el café Silvia lo había pensado mejor y me dijo:

-Cálmate y no te alteres. Te voy a contar cómo fue.

Me lo contó todo. Sin perder detalle. Hasta Sibelius. Se me pasó la furia. Pero no pude olvidar. Una semana después nos separamos. Silvia insistía en irse definitivamente. A Miami o New York. Sólo hablaba de eso. Obsesivamente. “Me siento encerrada en una jaula. Esta isla es una jaula”, me repetía continuamente. Quería que yo me fuera también. Yo no quería irme y ella no lo entendía. Me acusaba: “irracional, sentimentaloide, blandengue, cobarde, aguantón, no tienes por qué aguantar esta mierda”. Yo me defendía: “Está bien, soy un sentimental y no una computadora”. En fin, me desalenté mucho. Ya no podía acariciarla con ternura, no tenía erecciones. Nada. Una tarde cogí mi bicicleta. Puse en una bolsa lo poco que poseía, y me marché.

No sé donde vive ni que hace. No sé nada. Alguien me dijo que se casó con un siquiatra millonario, que vive en la zona de Cape Cod y que ha engordado muchísimo. No sé. Yo caí en un estado depresivo que me duró años. Fue terrible y no quiero recordar aquel tiempo: depresivo, furioso, rabioso, desconcertado, borracho todo el día, sin comida, sin dinero, claustrofóbico, con intenciones suicidas, todos los días me templaba a una negra diferente. A veces me pegaban ladillas. Las buscaba entre las más vulgares y prosaicas de mi barrio. Me gustaba golpearlas cuando las tenía bien clavadas, y ellas se arrebataban con mi sadismo. Quizás eso fue lo que me salvó: las borracheras, las mujeres, soltar furia, tirarlo todo a mierda, no esperar nada de nadie. Y escribir. En las madrugadas, borracho, escribía cuentos de todo lo que me sucedía. Era muy divertido. Y seguí adelante. Y aquí estoy.


© Pedro Juan Gutiérrez
Link a una entrevista con el escritor cubano.
http://josejavierfranco.blog.com.es/?tag=entrevistas

Ezra Pound: VANGUARDIA Y FASCISMO (entre Confucio y Mussolini)
Por Nicolás González Varela

“La ‘Edad pedía’ sobre todo una impresión en yeso,
hecha sin pérdida de tiempo,
Un cine en prosa, no, no ciertamente el alabastro
ni la escultura de la rima”
(”Ode pour l’élection de son sépulcre”, 1918)

¿Por qué leer a Pound? Fascista recalcitrante, antisemita rubicundo, traidor a su patria además de desequilibrado mental (psicótico). Como Heidegger, como Céline, como Paul de Man, como Blanchot, como Cioran, como Elíade. como Pessoa, como Michels y como tantos otros el problema en cualquier esbozo biográfico de estos intelectuales son los años que transcurren entre el fin de la Primera Guerra Mundial (1918) y la derrota del Tercer Reich (1945). Todos abrazaron con fascinación el naciente fascismo. Pero Pound no sólo merece estar en la galería de los sospechosos de siempre de la historia intelectual: revolucionó la literatura directa e indirectamente. Además de ser el más grande de los poetas del siglo XX fue editor, corrector y artífice de la publicación de “No Man’s Land” de T. S. Eliot, el primer poema realmente modernista que formateó todo lo que venía del pasado, haciéndolo caduco y ridículo. Sin embargo, mientras que Eliot pasó a convertirse en el principal crítico y poeta de su tiempo, a pesar de su carga teológica, la posición de Pound ha sido empañada por su apoyo incondicional a Mussolini y Hitler, sus programas radiofónicos de agitprop fascista en Roma durante la Segunda Guerra Mundial y por su antisemitismo visceral. Como en los debates sobre autores hechizados por el fascismo, en el caso de Pound tenemos también interpretaciones opuestas, una herradura hermenéutica que oscila entre separar artificial y absolutamente la obra del hombre (el clásico es Julia Kristeva) o directamente hacer preceder a la poesía de su adhesión política al fascismo (Massimo Bacigalupo). La conclusión es un silogismo ridículo: Pound no fue fascista (cuando efectivamente lo fue); Pound no fue realmente un poeta (cuando lo fue y cómo). O, profundizando un poco, Pound fue fascista sui generis pero su poesía no. Habría un Pound bueno, el enhebrador de stanzas y rimas libres, un essential Pound y un Pound malo, demente, irracional, loco de atar, un pobre desequilibrado que creía ser fascista aunque no era fascista en el fondo. Por supuesto, la mayoría de los estudiosos, en ambas márgenes de la interpretación, no tienen idea de qué era el fascismo en su versión italiana. Al no comprender la originalidad no entienden y proyectan su propia ignorancia en Pound. Para muchos sigue siendo impensable que el fascismo haya atraído verdaderamente a ilustrados de la magnitud de Pound. Como señalaba Connor Cruise O’Brien sobre Yeats ¿cómo se puede conciliar la poesía que más amas con la idea política que más odias? Éste es el dilema Pound. Hay una tercera variante de hagiografía clínica, que intenta exculpar a Pound por su supuesta demencia durante al Segunda Guerra Mundial. Incluso lo sostienen autores progresistas o de izquierdas. Esta vía de exoneración está clausurada hace tiempo, tenemos las declaraciones del Dr. Jerome Kavka, que examinó a Pound en el psiquiátrico de St. Elizabeth’s, quién a repetido que no sufría de psicosis y que la internación se debió a los temores de Pound a ser ahorcado por traidor durante la èpuration. La puesta en escena célinnianne de Pound fue idea de su círculo de amigos para evitar un juicio catastrófico. La discusión sobre la deriva fascista en torno a Pound se reaviva en Inglaterra por la edición de unas cartas inéditas a intelectuales chinos, algunas de la cuales hablan no sólo de su trabajo como escritor, poeta, guionista y editor sino además de su afinidades políticas y de su decisión de apoyar el fascismo (Pound no diferenciaba entre fascismo y nacionalsocialismo). Las 162 cartas, escritas en un raro acento fonético, fueron rastreadas y localizadas a lo largo de 15 años por el profesor Zhaoming Qian, de la Universidad de Nueva Orleáns. Abarcan un período de cuarenta años y nos dejan ver su adhesión a formas políticas del confucianismo, comentarios sobre cómo se recibía en Occidente su opera magna “The Cantos” (”Cantares” en español) y opiniones sobre poetas y escritores de la época, incluido por supuesto, su alter ego T. S. Eliot. Uno de los biógrafos más profundos de Pound, David Moody, señala que estas cartas nos permiten explicar el distanciamiento entre los dos grandes poetas, separación marcada por criterios políticos. Eliot, a través de su revista “The Criterion”, aplicaba su mandarinesca Kulturkritik contra el capitalismo y su bárbaro modernismo. El escalpelo eliotenne se afilaba con piedra de amolar católica y sus parámetros pueden calificarse de “reaccionarios”. Nunca llega a desembocar en la decisión por el fascismo. Eliot era un Edmund Burke revivido y redimido. Clamaba por una nueva tercera vía, ni bolchevique ni capitalista, pero su modelo era un renacimiento del corporativismo con espíritu latino. Era esto, y no ninguna lucha dialéctica por la estética, lo que enfurecía a Pound. En sus cartas llama a Eliot “Elephant”, “Buzzard”, que tiene “Head full of Mouldy Old Christianity”. La correspondencia además nos explica la tensión ideológica y el intento de sincretismo entre la teoría fascista y Confucio. Por supuesto, una síntesis para nada absurda o producto de una locura en ciernes, que en realidad nunca existió. Y de cómo se producía la retroalimentación con su proyecto subversivo de escritura poética.


Un “poeta economista” en la Italia fascista

“Mussolini es un macho de la especie y autor de la consegna de este año” escribía Pound en “Make it New”, una colección de su mejor prosa literaria. Los diarios fascistas, como el reconvertido “Gazzetta del Popolo”, lo llamaban “el poeta economista”. En su último domicilio en Venecia, donde murió, sito en la calle Querini 252, figura una plaqueta en mármol blanco en la que reza “Titano della Poesia”. Nunca tan bien dicho. Es uno de los poetas más revulsivos y decisivos del siglo XX. Y lo sabía. Su fiel Penélope fue Gustav Flaubert, como le gustaba repetir. Hay una imagen curiosa donde se lo ve, una foto en blanco y negro, como un símbolo futurista encarnado: hiperactivo, atlético, vigoroso. Juega al tenis en su residencia en Rapallo, Italia. El país está gobernado por el Il Duce Benito Mussolini, el líder que tenía “sentido del tiempo”. Sabe que el “juego con el arte” ha cambiado. Pero Pound, pese al New Criticism que ve artistas inmaculados dedicados en alma y vida a la causa literaria en impolutas torres marfilescas, no era un poeta en sentido estricto y débil. No era simplemente un jugador de estilo más. No era un Mallarmé. No lo permitía su propia gigantez. La escritura para Pound debía ajustar cuentas con el terremoto de la guerra, con la matanza colectiva y la crisis de las democracias liberales. El estilo debe hacer un control de daños para remover de la bancarrota a la Kultur occidental. La poesía, “esa vieja puta desdentada” es parte de la decadencia sin fin. Al liberalismo lo llama sin pudor “a running sore”. Su poesía es una toma de postura política, es la “impresión en yeso” que la edad del modernismo reaccionario exigía. Pound, artífice del Imagismo primero, del Vorticismo después, experimentador rabioso, crítico furibundo del Futurismo. El diagnóstico del vaciamiento del sujeto de la cultura humanista y la disolución del lenguaje también son hiperpolíticas. Igual de políticas son las de sus compañeros de viaje Yeats y Eliot. Y no podría ser de otra manera. Se trata de atravesar transversalmente todos (y “todos” no es retórica) los modelos de formalización del lenguaje literario antes que la cultura occidental se diera una forma económica basada en el plusvalor (con el paso del valor de uso al valor de cambio). Si Pound bucea incansablemente en el vers libre de los poeta mélicos, en los clasicistas isabelinos o en los trovadores franceses, en los haikus de la poesía provenzal o los juglares bretones, es que busca un lenguaje, en forma y ritmo, que supere la irreversible reificación capitalista y la lenta fragmentación-alienación del material por medio del cual la literatura (y la poesía) trabaja. El retorno a los orígenes “que fortifica, porque implica un retorno a la naturaleza y a la razón”, no es romanticismo banal (¡para eso esta Filippo Tommaso Marinetti!), sino el intento de buscar el inicio auténtico fuera de las mediaciones del capital. El hombre de la nueva era “no quiere hacer lo que debe donde no debe”. Tradición no significa ataduras que nos liguen al pasado: es algo bello que conservamos y que se mantiene inmune al circuito dinero-mercancía-dinero. El fetichismo del dinero es el que ha hecho mercancía al propio lenguaje. Para entender a Pound y su revolución poética debe comprendérselo como un pensador en toda la extensión del término. Pound es como la Quimera homérica: poeta por delante; economista por detrás y en el medio el político. Pound, como Heidegger, como Blanchot, como Céline, como tantos, abrazó la solución fascista no como residuo de una fantástica psicosis, no cómo un error por inexperiencia política, sino como resultado coherente de sus propias reflexiones sobre la economía y la política de su tiempo. En el siglo XX la rebelión ideológica liberal precedió a la política, la voluntad de purificar el mundo burgués de las hipotecas del siglo XVIII, así como el rechazo al “malestar” liberal y burgués, se unen en un mismo impulso en las más importantes vanguardias literarias y artísticas de Europa.


Modernismo y proto fascismo

“La revolución fascista fue hecha PARA la preservación de determinadas libertades y PARA el mantenimiento de un cierto nivel de cultura, de ciertos estándares vida, pero NO fue hecha para hacer descender un nivel de riquezas o de pobreza, sino que es una denegación a entregar ciertas prerrogativas inmateriales, una denegación de entregar una gran porción de nuestro patrimonio cultural… Es posible que todas las demás revoluciones se han producido sólo después, es decir, muy considerablemente DESPUÉS de un cambio en las condiciones materiales, pero la ‘revolución continua’ de Mussolini es la primera revolución que ocurren simultáneamente con el cambio de las bases materiales de la vida.” (”Jefferson and/or Mussolini”, escrito en 1933, publicado en 1935) Así resumía Pound la positividad del fascismo como fenómeno epocal y, en sus propias palabras en el prefacio de la edición norteamericana del phamplet, nos explicaría a sus lectores “la idea statale del fascismo tal como yo la he visto”. Estas ideas no se las contagió al ver la rivoluzione continua en vivo en Italia: siempre confesó que su Turn hacia la nueva derecha había ocurrido en Inglaterra. Pound fue un intelectual comprometido con su tiempo. Como tantos intelectuales del ‘900 y como su futuro héroe, Mussolini, Pound también comenzó su deriva fascista desde el socialismo. Su lugar fue el diario “New Age”, en el que escribió sin interrupciones diez años: de 1911 a 1921. El diario pertenecía a las Fabian Arts Society y portaba como motto “An Independent Socialist Review of Politics, Literatura and Art”. Antes de la Gran Guerra era considerado el mejor diario de la izquierda británica. Allí escribieron Shaw, Chesterton, Belloc y muchas futuras figuras intelectuales del Labour Party. El diario intentaba realizar una rara síntesis, que ya veremos en otros tipos de fascismos, entre socialismo evolucionista y el sindicalismo. La formación económica de Pound se realizón íntegramente gracias a este diario a través de la difusión de economistas heterodoxos, algunos importantes aún hoy en día, como Silvio Gesell y otros que han pasado al justo olvido, como C. H. Douglas. Ya en pleno fascismo italiano Pound dio conferencias sobre economía planificada y la base hitórica de la economía en la Universidad de Milán a lo largo de 1933. Al inicio del ‘900 en sucesivos artículos Pound defiende las reformas socialistas llamadas “Social Credit”, en clave proudhonnistes y su economista de cabecera es siempre Gesell. Como muchos pre fascistas, Pound cree que modificando la esfera de la circulación y la distribución podría nacer una nueva sociedad sin tocar las estructuras sociales y políticas, sin tocar el derecho de propiedad básico. El fascismo es el único, entre el comunismo y el capitalismo liberal, de llevar a buen término, la justicia económica. Paralelamente a su actividad como socialista de la tercera vía (ni bolchevique, ni liberal) Pound inicia otro tipo de actividades político literarias. En diciembre de 1913, Ezra Pound le escribe al poeta William Carlos Williams una carta donde llama a la escena artística literaria de Londres ‘’The Vortex”, el vértice. Será un término que hará historia. La aparición en Londres de la revista “Blast” en junio de 1914 anuncia públicamente el nacimiento del “Vorticism”, un movimiento vanguardista emparentado con el futurismo pero que rompía con él en lo esencial. Hasta el “New York Times” de la época destacó la ruptura que se avecinaba. Según la definió Pound en carta a sus padres “la más inteligente revista de Londres. Ustedes la detestarían”. Lewis había tomado la idea de “Blast” de los cubistas. Marinetti estuvo en Londres en 1913. La revista no sólo destacaba en contenidos sino revolucionaba la forma hasta en los colores (¡rosa chillón en plena época victoriana!) y la tipografía. Su objetivo era “devastar”: devastar la cultura francesa, el humor inglés, la iglesia anglicana, la cultura popular, la prensa tradicional, las autocreídas vanguardias, la burguesía segura y establecida. En la revista escribirán, entre otros, Ford Madox Ford y T. S. Eliot. Más tarde Pound empleará el término “Vortex” para definir la especificidad del arte de su amigo Wyndham Lewis. Lewis es “un verdadero maestro”, fue él el que redacto el “Vorticist Manifesto”, y para Pound debería estar al lado de Gaudier, Picasso o Joyce en cuanto a su papel revolucionario en el arte y la literatura. A Ernest Hemingway, que lo conoció, le disgustaba, y dijo que tenía los ojos “de un violador fracasado”. Pound se arrepentirá de no haber escrito un libro sobre él toda su vida. De la novela de Lewis “Tarr” (1918, re escrita en 1928), Pound dirá que es “la novela inglesa más vigorosa y vehemente de su tiempo y su autor el fenómeno más excepcional de la época”. El único escritor contemporáneo que puede comparársele es Joyce. El escritor y pintor Wyndham Lewis escribirá un libro en 1931 elogiando a Hitler, editado por Chatto&Windus, aunque nunca llegará al extremo del intelectual fascista comprometido como Marinetti, Drieu, Brasillach o Paul de Man. Lewis considera al nacionalsocialismo (todavía en la oposición) como una respuesta al comunismo, en la que el concepto de raza es un antídoto saludable contra la idea de Klassenkampf, de clase social. El programa hitleriano es un excelente plan para salvar a Europa frente al peligro del bolchevismo asiático. En síntesis: el fascismo, dirá Lewis sin arrepentirse nunca (de manera similar a cómo Heidegger seguía justificando al nacionalsocialismo hasta su muerte) es la expresión revolucionaria más adecuada y más acabada de la oposición al status quo burgués. El modernismo revolucionario. Curioso o no Lewis fue ampliamente difundido en Argentina a través de la revista “Sur” de Victoria Ocampo. Pero la figura de Lewis personifica perfectamente el intelectual modernista reaccionario atraido por la vitalidad, al energía de lo irracional, la fuerza del instinto, todos fenómenos de esta rebelión contrailuminista, antimaterialista, antiburguesa y antimarxista que representará en un primer momento el fascismo italiano, luego el nacionalsocialismo y los diversos fascismos menores de Europa. El vorticismo contribuirá a ilustrar la naturaleza de las afinidades entre revuelta cultural, modernismo reaccionario y el ascenso irresistible del fascismo. Las raíces del modernismo se encuentran entrelazadas con las afinidades electivas de la derecha revolucionaria, el pasado perfecto del futuro fascismo.


Derecha revolucionaria y filosofía

En el grupo vorticista tenía un ideólogo más profundo, un filósofo en toda línea, una especie de Heidegger o Drieu de la Rochelle inglés. Su nombre era Thomas Ernest Hulme. Su ascendencia sobre Pound, Yeats o T. S. Eliot es incuestionable. Ya el perspicaz Borges lo había notado cuando escribió “fue discípulo del filósofo Hulme, con el cual inauguró el Imagismo, destinado a purificar la poesía de todo lo sentimental y retórico” (¿habrá influenciado a su vez el reaccionario Hulme a Borges?). Tanta era la admiración de Pound por Hulmes que en su cuarto libro, “Ripostes” (1912), incluye un curioso epílogo, compuesto por los pomposamente calificados Complete Poetical Works of T.E. Hulme. Se trata de cinco poemas, breves, en el estilo de los haikus. Hulme era una personalidad excepcional y el verdadero teórico del clasicismo revolucionario, del que beberán tanto el fascismo como el nazismo. El joven filósofo y crítico de arte reaccionario reunía en el café “Tour Eiffel” del Soho, los jueves por la tarde, a un grupo de escritores que constituían una secesión del tradicional Poet’s Club londinense creado por un banquero. El jueves 22 de abril de 1909, Pound llegó por primera vez a ese cenáculo, invitado por su maestro Hulme. Un miembro del grupo, F.S. Flint, quién junto con Hulme y Pound crearán el “Imagism”, recuerda esa primera y memorable ocasión: “(Pound) debe haber olvidado, o nunca se enteró, de la excitación con la que los clientes de las demás mesas le oyeron declamar su Sestina: Altaforte… qué fuerte vibraba la mesa en resonancia con su voz”. Los imagistas editarán una antología que hará época llamada “Des Imagistes” será publicada en 1914 en EE.UU. y el Reino Unido. La integraban: Richard Aldington, F.S. Flint, Skipwith Cannell, Amy Lowell, William Carlos Williams, D.H. Lawrence, James Joyce, Ford Madox Hueffer (todavía no era Ford Madox Ford), Allen Upward, John Cournos, y Ezra Pound. Hay allí al menos tres de los mayores escritores en lengua inglesa del siglo (Lawrence, Joyce y Williams) reunidos por mérito exclusivo del cuarto de ellos. El libro fue recibido con desprecio e indiferencia. Pero sigamos con Hulme. El filósofo tomó la iniciativa de traducir al inglés las “Réflexions sur la violence” de Georges Sorel, el teórico sindicalista que revisaba en clave antimaterialista a Marx. Mussolini declaraba que “mis modestas ideas han encontrado confirmación autorizada en la obra de Georges Sorel”. El fascismo consideraba la obra soreliana como una fuente de inspiración y un antídoto saludable contra las perversiones marxistas. Hulme también tradujo al inglés a Henri Bergson y su vitalismo antikantiano, otra de las fuentes filosóficas del futuro fascismo. Hulme se presentó como voluntario entusiasta y murió en la Gran Guerra en septiembre de 1917, en Flandes a la edad de 34 años. En su época, según relatan diversos testimonios, se había transformado en una de las inteligencias más influyentes y uno de los principales protagonistas de la escena intelectual. T. S. Eliot dijo que era “el gran precursor de un estado de ánimo nuevo, el estado de ánimo del siglo XX” y lo definía como “un clásico, un reaccionario y un revolucionario en las antípodas del espíritu eclético, tolerante y democrático del siglo pasado”. La médula del pensamiento de Hulme, todavía no maduro por su edad, es un violento ataque al humanismo, a la perfectibilidad humana, a la empatía artificial y a la idea de progreso. Su objeto de demolición es la idea según la cual la existencia es o debe ser la fuente de la que emana todos los valores. Hulme arremete contra todo el espíritu y el arte del Renacimiento (Donatello, Miguel Angel, Marlowe) y contra la ética y la política derivada de él: Descartes, Hobbes, Spinoza, Rousseau. Su textos declaran la guerra al romanticismo, pero al romanticismo de 1789 (el de la Gran Revolución Francesa) ya la concepción roussoniana del individuo (el hombre es bueno por naturaleza). Hulme adopta el punto de vista del gran reaccionario Burke, las posiciones y definiciones de Charles Maurras (lo dice específicamente), de Laserre y de los proto fascistas de la Acción Francesa. Los románticos creen en la infinidad del hombre, nosotros, dirá Hulme, en sus límites. Es necesaria, sobre la lenta Untergang de Occidente, una estricta disciplina religiosa (o un sustituto a este lazo) que implica, en las formas institucionales, disciplina política (ya no basada en ese invento llamado “contrato social”) y obediencia al estado. Este es el fundamento de la llamada “Anti-Democratic Intelligentszia”: rechazar de plano la tradición plumista y humanista; criticar con violencia extrema y subversiva la democracia liberal. La tarea del siglo XX, señalaba Hulme, era logra disociar a la clase obrera de la democracia. En este marco es el que hay que entender el trabajo poético y el alcance de la creación literaria de Pound. Hulme, admirador de Sorel, ofreció un retrato del teórico de la violencia y del sindicalismo revolucionario que podría aplicarse a su discípulo Pound: “Un revolucionario que es un antidemócrata, un absolutista en cuestiones de ética, que rechaza todo tipo de racionalismo y de relativismo, que concede la mayor importancia al elemento místico en religión, elemento que está convencido que nunca desaparecerá, que habla con menosprecio del modernismo y del progreso y utiliza un concepto como el honor sin el más mínimo toque de irrealidad”.


Confucio & Mussolini

Pound empezó a leer a Confucio de traducciones del francés en 1914-1915. Hizo varias pequeñas traducciones y en 1928 apareció su primera gran versión inglesa de uno de los clásicos “El Gran Compendio”. Ya en sus “The Cantos” se encontraban numerosas citas de “Las Analectas”. En sus cartas recientemente descubiertas se ve la tensión de Pound en su busca de una ética comunitaria que pudiera complementarse con el fascismo sobre el terreno. ¿Cómo intentó realizar Pound una síntesis hegeliana entre confucianismo y fascismo italiano? Confucio “que tenía a su espalda dos mil años de historia documentada, que él condensó de manera que fuera de utilidad a los hombres que ocupan cargos oficiales” permitía una Sittlichkeit, una moralidad estatal basada en salidas pragmáticas, evitando la politiquería y las discusiones abstractas de la burocracia. Confucio además sostenía una antropología pesimista sobre el hombre y un regreso a una época dorada imperial, en la cual los hombres de letras y eruditos gozarían de una posición de clase ventajosa. Los funcionarios superiores del Stato Totale deberían ser instruidos en “Las Analectas” confucianas y como regla general “no se debe permitir que ningún cristiano desempeñe cargos ejecutivos”. A Mussolini, el fondatore dell’Impero que había ya cambiado el gobierno burgués por “algo positivo, por una máquina útil”, le podría ser de enorme ayuda el aporte autoritario, centralista y práctico del confucianismo. Del judaísmo ni hablar, aunque podrían conservarse “unos cuantos judíos serios”. Confucio más Mussolini era la Océana ideal, que superaría el comunismo bolchevique y las plutocracias occidentales. Pound pensaba que el nacionalsocialismo estaba más cerca que el fascismo en los ideales confucianos de su estado. El final ignominioso de Pound es ya conocido. Hay algunas anécdotas que nos pintan qué lejos estaba en su adhesión al fascismo de la esquizofrenia. Un Pound entusiasmado contaba que a Mussolini, “que tiene sentido del tiempo”, le gustaba la música clásica por sobre la música ligera contemporánea. El clasicismo revolucionario se encarnaba en il Duce. Y que il Fascio (como llamaba en su florido lenguaje a la dictadura fascista) era “un fenómeno interesante”, tras el cual “hay perspectiva histórica”. El “estado imperialista capitalista” (sic) no sólo tenía que ser juzgado en comparación con el fascismo desplegado o con las utopías sin realizar sino con las formas pasadas de sociedad. La época no era de pasividad, de espectadores sino de acción: en su entusiasmo reaccionario se puso a preparar un guión cinematográfico en 1932 sobre la historia del fascismo, enviándole un ejemplar a Mussolini con dedicatoria. Finalmente logró el encuentro más deseado: el 30 de enero de 1933 se entrevistó con il Duce en el Palazzo Venecia, presentándole al dictador una lista de propuestas sobre reformas monetarias, económicas y además, como confesó, vislumbrar la grandeza mental de Mussolini. Le regaló un draft de XXX Cantos, el dictador lo hojeó, leyó algunos poemas y le dijo que lo encontraba “divertente”. Pound consideró esa frase un comentario muy serio que indicaba que el gran hombre de estado en un instante había llegado al alma de su obra. Emocionado como Hegel cuando vio a Napoleón en Jena, Pound consideró el hecho como una prueba de la brillantez de Mussolini y el hecho que “The Cantos” sería una obra para Übermenschen, superhombres. Su impresión en yeso para esta época. Desde aquel día Pound no llamaba a Mussolini por su nombre, sino se refería a él como “Muss” o “The Boss” (como le llama en los primeros versos del canto 41). Era el “artifex”, un genio sin medida. Eliot en “The Criterion” le publicó un artículo titulado “Asesinato por el Capital”, donde presenta a Mussolini como “el primer jefe de estado de los últimos tiempos en percibir y proclamar que la calidad era una dimensión de la producción nacional”. En “Guía de la Cultura” (1937), impresionado por ese encuentro (que será el último) Pound decía que “Mussolini, un gran hombre, demostrablemente en sus efectos sobre los acontecimientos, inadvertidamente en la rapidez mental, en la velocidad con que se expresa su verdadera emoción en su cara, de tal modo que únicamente un hombre retorcido podría malinterpretar lo que quiere decir y cuales son sus intenciones básicas”. Y “The Cantos” tiene sus propios capítulos fascistas: los cantos LXII al LXXII, conocidos como The Adams Cantos. Quiso escribir un libro sobre il Duce que nunca pudo realizar. Cuando viajó por última vez a los Estados Unidos, en 1939, al descender del trasatlántico italiano Rex (por supuesto en una suite de 1ª calse) declaró a la prensa que “Mussolini y Hitler han hecho más cosas por la paz que todas las democracias liberales”. Ya en esos momentos Hitler se había anexionado Austria y los Sudetes, Mussolini ya había conquistado con sangre Abisinia para su nuevo Imperium romano, y Pound apoyaba la operación colonialista: “Abisinia está mejor bajo el mandato de il Duce que de Negus (el emperador nativo)”. En tan sólo unos meses el IIIº Reich atacaría Polonia, estallando la Segunda Guerra Mundial. Pound utilizaba un papel de diseño propio para escribir, tenía un dibujo de sí mismo diseñado por Wyndham Lewis y tenía un motto fascista en el encabezado que decía: “La libertad es un deber, no un derecho”. A la vuelta a Rapallo desde los EE.UU. se desató la guerra. Pound ofreció sus servicios al gobierno italiano para montar una serie de emisiones radiales que llevaran a los americanos a apreciar y simpatizar con el fascismo. La primera emisión fue en enero de 1941. La idea general de Pound era que las guerras eran creadas por la codicia de los usureros y los fabricantes de armamento. Cuando Japón atacó Pearl Harbor, obligando a los EE.UU. a declararle la guerra el Eje (diciembre de 1941) Pound decidió seguir emitiendo con su propio nombre y señaló que “Roosevelt está en manos de los judíos más de lo que el presidente Wilson lo estuvo en 1919″. El 26 de julio de 1943, una corte federal de los Estados Unidos acusó a Ezra Pound de adherir a los enemigos de los Estados Unidos. En otras palabras, traición. La pena iba desde 5 años de prisión y U$S 10.000, a la silla eléctrica o mejor dicho, la horca.


La caída de los dioses

El 10 de julio de 1943, tropas británicas y estadounidenses desembarcan al sur-este de la isla de Sicilia y la ocupan en poco más de un mes. La invasión aliada de territorio italiano provoca que, el 24 de julio, se produzca un putsch palaciego, el rey de Italia Víctor Manuel IIII ordene la detención de Mussolini y nombra al mariscal Badoglio nuevo presidente del país. El gobierno de Badoglio se rindió a los aliados y los alemanes ocuparon toda Italia. Un comando libera a Mussolini quién establece la Italia fascista en el norte, con capital en Milán. Se la conocerá como la Repubblica Sociale Italiana (RSI), pero su nombre popular será República de Saló, debido a que la residencia de il Duce estaba en Saló, pequeña ciudad en el lago Garda. Pound estaba en ese mes crucial de septiembre de 1943 en Roma. Un empleado del Minculpop (Ministerio de Cultura Popular fascista) recuerda haber visto a Pound deambulando por las desiertas oficinas, buscando manuscritos de sus charlas radiales. Los días finales fueron un caos, con los fascistas huyendo hacia el norte. Pound también lo hizo, al mejor estilo de Céline: salió de Roma por la vía Salaria, cruzó el municipio de Fara Sabina y durmió bajo las estrellas. Tomo un tren abarrotado y medio a pie logró llegar al Tirol, zona segura. Toda esta experiencia de huída hacia Saló también aparecerán en “The Cantos” 77, 78 y 79. Se reincorporará al movimiento y pone todo su talento para sostener la república de opereta de un Mussolini ya quebrado. Compone canciones para las milicias fascistas, traduce y escribe panfletos, artículo, manifiestos y posters, todo ello en italiano. Los posters fueron impresos con máximas confucianas o slogans fascistas de la época reformados por Pound. Entre 1943 y 1945, fecha en al que es encarcelado, Pound imprimió seis obras en la República de Saló, incluido el testamento de Confucio. Escribió artículos en la revista propagandística del régimen “Gladio”. Pound apoya el fascismo de izquierda, una especie de vuelta a los orígenes, de Mussolini, aportando ideas y proyectos culturales. Su foto y descripción habían sido distribuidas en el frente y lo buscaba no sólo el ejército, sino un fiscal general y el FBI. Cuando lo atraparon en Sant’ Ambrosio estaba traduciendo el “Libro de Mencio”, el seguidor más fiel de Confucio pero el más populista. Para vergüenza de su etnocentrismo, Pound se rindió en mayo de 1945 a una raza inferior: un soldado negro con una carabina que lo llevó bajo arresto a Lavagna. En una conversación con uno de los ministros de Saló, Pound le explicó la amalgama de fascismo y confucianismo, su valor para elevar la moral del combate: “The Value of Philosophy (or of a Philosophy) is that it Reinforces Courage. Confucius is the Staff to take in the Trenches”.

Algunos poemas deEZRA POUND
http://amediavoz.com/pound.htm#EL%20DESVÁN://