miércoles, 3 de junio de 2020

UN ZIG ZAG FELIZ.




¿PARA QUE ESCRIBIR POESÍA?

Conferencia del escritor uruguayo Eduardo Espina
Texas A&M University

El subtítulo de esta reflexión cobija una paradoja que apenas puede resolverse de manera tautológica: se escribe poesía porque no se puede no hacerlo. Así supongo, le sucede a todos quienes practican el mas longevo y menos leído de los géneros. Seria entonces mas lógico sustituir la pregunta ¿para que escribir poesía? por otra menos exigente: ¿para que no escribir poesía? Se escribe pues, porque algo impide que no se haga. Descartes, que bien podría haber dicho no descartes nada en lugar de pienso luego existo, solo dijo esto ultimo. La poesía es un pensar para existir, un modo de reflexión que ocupa una doble existencia; la del ser que escribe y la de la escritura. Se escribe poesía porque hay alguien que tiene algo que decir, o se siente solo y sale de su solipsismo en la libertad vigilada de las palabras, porque un hombre se enamora y una mujer quizá lo espera y espera un lenguaje transformado, y se escribe poesía por nostalgia, tristeza o felicidad, sin que necesariamente los estados de ánimos coincidan y terminen reflejándose con claridad en la pagina, lugar idóneo para aplicar a la existencia imperfecta un deseo imaginado.
Pero con el deseo no termina la ansiedad de los signos. También se escribe poesía para estar mas cerca de Dios y de uno mismo, pues para eso ya venimos creados a imagen y semejanza suya. Para ser una palabra mas del Verbo. Yo, al menos, lo siento así. Recordaría, además, un lugar común y por eso comunitario: la poesía es el arte que permite divulgar emociones y celebrar la honestidad de las cosas que vemos. Su lugar es imprescindible pues deja conocer de otra manera los materiales que todo el mundo conoce y por ello sus únicas obligaciones son consigo misma. No en vano, la poesía es considerada la lectura mas difícil pues hay poetas que no pueden entender a otros poetas, algo que no podemos decir de un químico leyendo lo que escribió otro químico, y lo mismo puede aplicarse a disciplinas consideradas difíciles por el común de la gente, como la física y las matemáticas.
La poesía no tiene formulas que permitan poner en practica un proceso de decodificación y su dificultad parte de su falta de hipótesis, de puntos de partida y llegada. El acto poético deja percibir la distancia entre la palabra y su referente, sea una idea, un objeto o una emoción, haciendo de su posible sentido una estela móvil. Su utilidad no depende de la existencia de una verdad caracterizante situada en los elementos semánticos y lingüísticos, sino de la producción de diversos niveles de entendimiento no necesariamente relacionados con el mundo real. El poema esta definido por una forma, una estructura interna, una multiplicidad de sentidos y significados asociados a un proceso de representación no lineal, y a la suspensión del criterio de valor verdadero de emociones, sentimientos y cosas. Por ello mismo la poesía requiere un proceso lento de lectura y comprensión de la información de superficie.
En la época del zapping, del surfing y de los procesos mentales ayudados por un programa de software y de pantallas de computadora que actúan como paginas de un libro, todo debe captarse y demostrarse mas rápido que las variables consideradas, en tanto que las diferencias entre las elusivas diferencias no llegan a ser consideradas. A pesar de todo esto, la poesía se sigue leyendo de manera convencional, teniendo la participación del lector igual pasividad que cien años atrás. El método para interrogar al embellecimiento de la poesía no puede medirse pero tampoco apurarse. En su cadencia hay una integridad emocional y formal que rescata la fe en la realidad y descubre conexiones debajo de la superficie. El mejor uso de la lengua llega con ella, para no dejar de llegar a nosotros. Entonces, la pregunta ¿para que escribir poesía? esta respondida y podría terminar aquí mismo esta reflexión. Pero hay mas y menos se sabe. Antes que nada conviene apuntar que resulta extraño plantearse la pregunta casi al fin de una de las historias de la era, a grandes rasgos infinita, algo que no hubiera sido raro siglos taras cuando la poesía gozaba de buena salud y los poetas todavía mas. A partir de la época moderna, diría en los últimos ciento cincuenta años, la poesía empezó a perder su poder de convocatoria y a convertirse en una isla a la deriva en el mar de las cosas nuevas que trajo la modernidad del siglo veinte, porque otra no conozco. También, con el paso de los años se fue espaciando la intervención social de la poesía. El poeta paso a ser el raro, el desclasado, el ambiguo, el parásito enamorado de un lenguaje sin utilidad. Su ambición de novedad vino a toparse con un mundo donde cualquier cosa parece nueva porque todo se olvida (los procesos mnemotécnicos sufren un debilitamiento) y en la perdida del recuerdo reside la novedad ausente. Insatisfecho con lo que existe, el poeta encuentra un método vertical para disentir y lograr un análisis provisional de la realidad; desde allí deduce los universales del lenguaje para desintegrarlos. Cifra simbólica de una identidad detenida en la disimilitud y en la contigüidad, la poesía abarca un espacio de limites superpuestos que están dentro y fuera de lo que se quiere decir.
Se afirma desde distintos espacios culturales que la poesía esta en crisis, que no se vende porque no se lee. Pocos editores se atreven a publicar poesía y los libreros se niegan a colocar en los escaparates de exhibición los libros de poesía alegando que a nadie le interesan. Prefieren dedicar ese espacio con precio a promocionar una novela cuya historia puede saberse antes de abrir el libro. No hay nada nuevo en esto, aunque la novedad, de tanto desgastarse se ha hecho mas evidente. Desde el momento en que el hombre se preocupo de ordenar la vida como historia y no como mito, la poesía siempre ha estado en crisis. Su existencia depende de la crisis. En estos días autónomos y automáticos, la poesía no piensa tanto en su destino y en las amenazas de su extinción como en el sentido de su significado, mejor dicho, en la búsqueda tardía y parcial de este. Debord y Baudrillard, con esa facilidad que tienen los franceses para hacer marketing del apocalipsis, anunciaron hace tiempo que el arte en general esta muerto y lo mismo dirían de la poesía. Sin embargo, si vemos la cantidad de pintores que atentan diariamente contra la estética y el extraordinario numero de libros de poesía que se publican en el mundo, con tirajes a veces millonarios como es el caso de la China, veremos entonces que la poesía, mucho mas que el arte en cuanto no tiene ningún fin lucrativo, es una contradicción viviente. Se escribe poesía mucho mas que antes (la imperfecta democracia moderna llego a las musas), pero se lee menos, muchísimo menos. Según un estudio realizado en Estados Unidos, el 70 por ciento de los norteamericanos alguna vez escribió poemas, pero solo el 2 por ciento compro libros de poesía. Puede entenderse: es tanto el individualismo que a nadie importa la poesía de su vecino, ni siquiera para desearla. El furor romántico murió o se hizo desinterés, y pocos envidian las metáforas de los demás. El lugar singular debe ser de todos.
Ante una prueba estética, artística o escrita, el espectador anhela sentir algo que lo incluya en los acontecimientos. La distancia entre el objeto y el sujeto debe borrarse para que este ultimo sienta la primacía de la respuesta sobre la pregunta. Las hipnóticas y pasajeras parábolas audiovisuales que nos sacuden diariamente cambiaron la forma de percibir la narración de la vida, la cual ahora sucede con teatralidad y sin nada esencial, ya que la existencia se percibe como una serie de secuencias en tecnicolor sin un argumento real. La mirada impaciente, casi sin prestar atención, encapsula la vivencia del momento; un momento de muy poco tiempo. Para seguir en ese tiempo se refugia en una vaguedad placentera que no esta aquí ni allá. Desde esa situación amorfa, carente de dogmas prevalentes y de un subtexto previo, la existencia asume las peculiaridades exhibicionistas de una incomunicación sin afán didáctico. Todo, incluso la poesía, sufre las trampas de una virtualidad real que permite al hombre ser ajeno al mundo y a sus semejantes. En ese ámbito de callado silencio, donde las cosas ahora son y ahora ya no, el olvido se convierte en desinterés y carencia de auditorio. Y cuando esta, el lector quiere encontrar rápidamente el mensaje como si el poeta fuera un cartero que trae noticias para ser compartidas. Con el deterioro del lenguaje en la prensa y en la vida publica, las palabras resultan hoy una comodidad, una irrelevancia y una renuncia a su prestigio. La circularidad de la paradoja no deja de ser aterrante: todo debe ser entendido pues nada inentendible hay en el mundo.
Al desafiar el sentido y la idea de verdad, la poesía se recluye en su destino autosuficiente; virtual porque rechaza el reconocimiento. A través del mismo el conocimiento alcanza a liberarse de lo que no puede conocer. La poesía ejercita una libertad que une el presente con lo que paso hace mucho tiempo y por eso todavía no llego a ser actual. Cubre el trayecto de un descubrimiento que apela a las angustias, contradicciones y arbitrariedades de un lenguaje especifico que se sale del comercio del significado para evitarlo desde dentro. Henry James aconsejaba que el trabajo del arte fuera exquisito y que no se pareciera a la vida. La poesía, como disciplina emocional de un mundo imprevisible, cumple su cometido de traer la vida a un primer plano después de haberse distanciado de ella. Todas estas virtudes, creo yo ciertas, dejaron a un lado al poeta, quien paso a habitar en los márgenes de una sociedad mesocrática y utilitaria, guiada exclusivamente por valores de cambio y niveles de productividad. Su trabajo ocupa apenas una de las dos mitades modernas, aquellas a las que refería Baudelaire: "La modernidad es lo transitorio, lo volátil, lo contingente; es una de las mitades del arte; la otra mitad es eterna e inmutable".
El 27 de febrero de 1890 Mallarme dio una conferencia sobre su amigo, el poeta Villiers del'Isle-Adam, la cual comenzaba diciendo: "Un hombre acostumbrado a soñar viene a hablar de otro que esta muerto". Otro amigo de Mallarme, el pintor Edgar Degas, sentado en la primera fila, dijo apesadumbrado a los pocos minutos de iniciada la conferencia: "No entiendo, no entiendo". Se levanto y se fue. Como pocos antes, Mallarme celebró la dificultad como excepción y creía que sus contemporáneos, incluido el joven Marcel Proust, no sabían leer. Para Mallarme, un poema debería ser una entidad inalcanzable, pues no solo estaba separado de la sociedad y la cultura de la cual venia, sino también de la vida del autor. Debía dar la idea de que fue escrito fuera de la historia en cuanto, por su elíptica complejidad, esta eximido de la diaria necesidad de comunicación. Queda claro, a partir de estos ejemplos, que el desdén del lectorado por la poesía interesada en solo ser poesía no es nada nuevo. Max Nordau, en su libro Degeneración, de 1894, ataco las formas del arte moderno. Lo llamó insano. Particularmente aquel que no permitía la figuración de los temas. Desde mas de un siglo se le sigue pidiendo al poeta lo mismo: que prescinda del lenguaje figurativo, de la alusión y de la dicción elevada. Que describa al mundo tal cual es, con la mayor fidelidad y la mínima elaboración. En síntesis; claridad de expresión y simpleza de organización, además de una parsimoniosa lealtad a los sentimientos cotidianos y a las observaciones de los hechos ocurridos. Eso: la sinceridad de la experiencia y el lenguaje como ejemplo fotográfico. Para tener su espacio, la poesía debe ser inmediata y fácil, evitando presentar a las cosas en su estado de ignorancia. A partir de esta visión moderna, que ha insistido en hacernos creer que el lenguaje ordinario es mas importante de lo que es, se concreto el rechazo de todo discurso que requiera mas de una interpretación. Para tener derecho de interacción social, la palabra poética debe respetar la lista de exigencias: la transparencia de la inteligencia presentada con un estilo vernacular, sin adornos y sin omitir la credibilidad de una vida (digo una porque hay otras) marcada por acontecimientos casuales y contingentes. Esto es: la realidad tenida como accidente o circunstancia.
En tiempos donde las ideologías y los grandes movimientos sociales que hacen reconocibles a las utopías históricas parecen cosa del pasado, la historia comprueba antes que nada la crisis del lenguaje y de la palabra escrita. Sobre todo, aquella crisis estética que rehusa lo anecdótico y lo narrativo. La poesía, sin posibilidad de opinión, devino un culto en la cultura; el juego religioso de unos cuantos pocos. Esto, evidentemente, no significo que se dejara de escribir poesía como tampoco se dejo de adorar a Dios incluso en aquellos regímenes donde las practicas religiosas son mas perseguidas. La analogía viene al caso: la pagina es el templo, y allí entra el poeta, absolutamente solo, a rezar, a estar mas cerca de si mismo y del absoluto. Perturbadora y creadora de disturbios, la poesía acepto su condición de practica absoluta y absolutamente privada, solipsista casi. Esto trajo grandes consecuencias ya que la poesía, como realidad literaria con valor de mercado, dejo de existir. Y en esto podemos estar de acuerdo, porque la realidad presente no permite desacuerdos, al menos de este tipo. Hoy escribimos en computadora y la escritura se ha hecho accesible. Tan fácil, que podemos corregir los textos sin tener memoria de lo que corregimos.
Vivimos la historia del acontecimiento inmediato y por lo tanto la perdida de tiempo, o mejor dicho, su falta de acumulación, es vista como una obscenidad sin atenuantes. La relectura solo puede existir en un tiempo de innecesario derroche (¿lo hay?), pues la lectura ha pasado a ser una practica tan fácil que podemos leer sin hacerlo. El texto existe como depositario de información de la cual tomamos solamente aquellas instancias retóricas de uso inmediato. En tiempos en que las cartas de amor se escriben y se envían a través de una maquina supuestamente secreta a la cual pueden tener acceso millones de usuarios, a nadie ha de extrañar que las intimidades radicales, como la poesía, sufran las consecuencias de estos desvaríos de la persona colectiva, que establece códigos para situar los secretos en la superficie. La poesía, que entre otras cosas exige una permanente corrección de la intimidad del significado, resulta una practica anacrónica en un tiempo, este, que quiere derrotar al tiempo dependiendo excesivamente de el. El ser que habla encuentra en la temporalidad un espacio y en lo que resulta del mismo, ambas cosas. Pronuncia una simple certeza: algo esta sucediendo. Nada protege a la poesía, salvo lo que en ella sucede. Nombrando actos y acontecimientos que solo suceden en las palabras, la poesía se ocupa de esa realidad situada entre lo que "ya esta en nuestras mentes y lo que todavía no pertenece a la memoria" (Flavio Ermini). La respuesta a su persistencia en ese trayecto aun sin definir es un signo impredecible y por ello indecirnible, cuyas formas de mostrarse no se circunscriben a un solo y único momento de la interpretación. No sabemos de donde viene ni a donde va: esta sucediendo y ya es bastante para validar su existencia. Por hacer de su objeto incompleto una excepción ideal, la poesía es la exageración del tiempo, la condensación del fragmento que contiene a todos los demás. Contiene un infinito cercano, al menos el de la elusividad del sentido, contribuyendo a que sus zonas retóricas sigan siendo inexploradas por las consecuencias del azar. En otras palabras, este existe como resultado de una razón sin razones, de un propósito definidor pero sin definir.
El lenguaje poético no es inocente; en su producción sufre un proceso de sofisticación. Las condiciones bellas se resisten a ser reproducidas, pero finalmente ceden a las apariciones legitimas de las frases. De sus enigmas no nos podemos escapar. Cualquier posible escapatoria solo nos pondrá mas cerca de la entrada. Lo que hace y deja hacer el lenguaje es infinito, convirtiéndose y siendo (ya antes de ser) en la única trascendencia a la cual tenemos acceso; no es una fe cuya existencia podemos aceptar o negar. Existe; esta allí como problema que nunca queda exhausto. Recuerda a la historia del niño judío que andaba por el pueblo pregonando, "tengo una respuesta excelente, que alguien me haga una pregunta". El lenguaje poético responde preguntas que todavía no tiene. Como consecuencia, su inocencia resulta inaccesible pero su sabiduría visual logra que la percepción cambie de aspiraciones. Después de todo, lo inefable es ilegible. La poesía nos lleva al secreto que no sabíamos que estabamos buscando pero para el cual tenemos una respuesta.
Para la poeta Jorie Graham la poesía es una critica implícita de los valores materiales. A eso debe agregarse, además, que es una critica de los hábitos de la razón iluminista, la cual demanda un orden lógico estructurado en torno a secuencias anecdóticas de hechos y expectativas con principio y fin, y que asimismo espera que el poema provea todas las respuestas para hallar la solución al problema planteado y apropiarse así del significado. Pero al poeta no le compete iniciar el argumento, sino empezar a hablar de el a partir de su conclusión aun no concluida. En la poesía, los ordenes se invierten, y el contexto pasa a existir a partir del texto. Hoy en día las pautas culturales imponen la relación "si no lo entiendo, no lo compro". De manera casi absoluta, la única poesía que ha triunfado entre los lectores es aquella de expresión mimética y pautas retóricas convencionales. La poesía moderna ha visitado dos opciones formales y una ha sido esta. Además de la poesía de la oralidad, como podemos llamarla, en tanto permite una fácil declamación, encuentro otra la poesía de la dificultad, desencadenante, tanto a nivel de discurso como de lectorado, de una libertad inaudita. De compleja mostración retórica, basa sus apetencias en la capacidad performativa de un lenguaje capaz de sublimizar la representación de las cosas obvias (entre las cuales podemos incluir a los seres humanos). Al otro lado de un río cuyas orillas rara vez se tocan, encontramos el discurso poético lineal, protegido por una sintaxis recurrente que responde a expectativas lógico deductivas. Este discurso ha prestigiado la pureza oral, las relaciones analógicas y el lenguaje común/ordinario revestido con imágenes que todo el mundo puede entender muy bien. Equipado con la realidad que se observa desde su ventana, el poeta de la oralidad ha intentado integrar lo cotidiano y la vanidad domestica en una trascendencia errante que acumula formas y pautas evidentes.
Mientras que el novelista esta condicionado por la obligación que tiene de vender libros, el poeta de la oralidad opta por recurrir a la carnada de lo explícito para cumplir con la inmediatez del contexto. Pero se equivoca. Perdida la inocencia, agotadas las ideologías, desconociendo el lenguaje (desde una posición mas autoconciente) a quien esta hablando, el poeta debe saber que las palabras pueden vivir sin la historia. Que debe hacer el poeta, ¿ser mas profeta que economistas, sociólogos y politólogos que no saben lo que pasara mañana? Tratar de actuar como profeta histórico no ha servido de mucho, a pesar de que Rimbaud lo haya intentado. En todo caso debe buscar el lenguaje del mañana que no sabemos que lugar tendrá en la sociedad. Como pocas veces antes, el poeta debe representar la incertidumbre del pensamiento y de las sensibilidades de estos tiempos, refiriendo a un plan fuera de la historia y ver hasta donde llega el lenguaje. Ya es bastante, y bastante tiene con eso para fracasar en grande. El poema no debe ser un horóscopo donde podemos leer el presente a partir de lo que no nos garantiza el futuro. Sin grandes declaraciones para hacer y sin nada para negociar, el poeta solo debe agregar sentido a lo que no lo tiene: poner maquillaje en un espacio vacío, hacerle rayos equis a un cuerpo ausente. La época de las grandes verdades es parte del pasado, pero tampoco es fácil hablar de lo que paso pues, como los chinos ya nos advirtieron, no hay nada mas difícil que predecir el pasado. Situado en un ahora mismo (la historia como ya), el poeta perfora (también como performance) la superficie que la poesía construye al hacerlo, presentando la hipótesis de que nada sucede donde parece que esta sucediendo todo. La única validez de la poesía no esta en lo que vanamente intenta cambiar, sino en la forma que estipula el cambio, a partir del cual enseña al entendimiento sus limitaciones y su falta de valor informativo.
A pesar de la abundancia y diversidad de aportes formales constatados en la modernidad, el siglo no ha sido propicio para la poesía. Estos últimos cien años fueron de mucha novela, de extensiones anecdóticas que en quinientas paginas cuentan una historia que bien podría haber cumplido su cometido de información en apenas veinte. Esto contradice a una época donde nadie presta atención y la invención de lo nuevo o lo que parece serlo se evapora rápidamente. La percepción abandona con prontitud su compromiso y sus intervenciones carecen de exigencias. De allí la preferencia generalizada por historias convencionales abundantes en trucos y efectos especiales, que nunca exigen el compromiso de las emociones. El lector quiere que simplemente le cuenten historias sin importarle la debilidad literaria de diálogos y personajes, ni la incesante presencia de escenas desperdiciadas. Historias contadas de manera rústica, con detalles nada extravagantes que nunca triunfan, historias que comercian con el acto de contar. El poder recae en los contadores de historias quienes, a pesar de sus empeños, fracasan en su intento por totalizar la vida: la lección moral no triunfa lo suficiente como para convertirse en deleite estético.
De allí, cabe suponer, el interés masivo por poetas narrativos como Raymond Carver, cuya popularidad queda probada por la sucesiva reedición de sus libros de poemas, un privilegio que otros poetas norteamericanos superiores, como Robert Lowell y Theodore Roethke, no han tenido. Su visión simplista de la poesía puede sintetizarse en el siguiente comentario: "Es posible en un poema o en un cuento escribir sobre cosas y objetos comunes usando un lenguaje común pero preciso y respaldar esas cosas, una mesa, la cortina, una ventana, un tenedor, una piedra, la caravana de una mujer, con inmenso, incluso iniciador (startling) poder". Para Carver, como para tantos otros de retórica similar, el discurso poético narrativo ha sido el antídoto del lenguaje en acción. Acumulando evidencias han pretendido poner en practica un proceso epifánico a partir de lo inmediato, el cual raras veces se cumple. No se consigue tan rápido la determinación moral para dejar hablar a las cosas en su silencio.
Tal parece que los tiempos que vivimos son tan complejos que a la poesía se le impide agregar complejidad. Para ser atendida, debe enseñar a ser felices en la certeza, otorgándole todos los privilegios a la capacidad positiva que lleva a aceptar la realidad tal cual se muestra. Keats incitaba al poeta a permanecer en el misterio, en la incertidumbre y en la duda, sin dejar ninguna irritable deuda con los hechos y la razón. La poesía debe ocupar el lugar -alarmante, escrupuloso, desproporcionado- de la dificultad, para forzar con ello a otro tipo de lectura donde los sentidos hagan el trabajo interpretativo de la razon. En su arrogancia mítica tan celebrable (el mito dejo de tener sentido utilitario), la poesía ya no predispone a la arete, algo que preocupo anticipadamente a Platón. Mas bien trae la disensión y los estados animicos imposibilitantes. No se encamina al descubrimiento de una verdad absoluta, sino que rectifica las apariencias no absolutas de un propósito emocional que impide ser traducido con exactitud. En un nivel ontológico que incluye la representación, la poesía hace aparecer cosas que existen antes como lenguaje y allí consiguen ser originales.
El juego de la transcripción azarosa de las formas, convertido en epistemímesis de su apariencia, restaura la dimensión irracional y lúdica de la realidad, aun en su grado mas ínfimo. Queda claro que los tiempos han cambiado, tanto como el uso del lenguaje. El poema ya no tiene a su cargo la instrucción practica y el consejo moral. Su mensaje no esta en el contenido sino en la serie combinatoria de estrategias halladas en la estructura y que representan formas alteradas de la conciencia. Aunque intenta cambiar deliberadamente la manera como pensamos y actuamos, el poema ya no tiene la misión de ser subsidiario de los hechos del mundo y de sintetizar la información de la historia. En su ataque a la certidumbre, una certeza lo guía: las cosas que lucen iguales son diferentes. Aquello que Schlegel llamó "profecía retrospectiva" se convierte en profecía introspectiva en cuanto el poema habla con su historia a través de la historia del lenguaje y todas sus indeterminaciones.
En su rara carga de futuridad, la poesía señala que el futuro no siempre esta hacia adelante y que la profecía puede ir en otra dirección. Mantiene el anhelo de entendimiento cumplido a medias, ocupando la parte irresuelta con las pistas (no evidencias) que distancian al objeto de su captura. Nos hace sentir que vamos hacia algún lugar y que estamos en las manos de algo. La poesía presenta interrumpida la sorpresa del enigma para que este vuelva a repetirse. Quiere seducir al lector sin obligarlo a nada, pues, como algunas palabras lo saben, la seducción no es el fin sino el medio para salir de ella. Y se entiende; el lenguaje poético es una red solipsista que contiene sin determinar toda clase de inexistencias y que, como diría Emerson, refiere a una ausencia, nunca a una presencia, nunca a una satisfacción.
Aunque sean malos tiempos para la poesía y los poetas, esto no significa el fin del tiempo ni del que nos toca para escribirlo. Cantar todavía es posible. Solo si cantan las palabras saben de lo que hablan, siendo sus argumentos de ritmos y polifonías lo que todavía oímos. A pesar de lo que pase fuera, en el mundo de lo demás, con la poesía continuamos sintiendo el cortocircuito de una música viva y exigimos quedarnos allí. Exigimos que el futuro del enigma se cumpla como postergación. Dijo Hölderlin que la poesía es la promesa de un lenguaje. Agregaría a eso que la verdad de la poesía representa el futuro del ser teniendo lugar en el presente. ¿Esta esa promesa en peligro? Siempre lo estuvo, pero en estos tiempos donde la razón se siente autorizada a entenderlo todo, la poesía corre el riesgo del significado, es decir, que este se convierta en prioridad con fines didácticos y que enseñe, a partir de la interpretación, supuestas soluciones de lenguaje, ofreciendo el confort de un conocimiento accesible, de una continua narración del pensamiento, de una representación oficial de la realidad y por lo tanto verificable. Seria un horror moral y estético que la poesía se convierta en respuesta y no en pregunta moviéndose hacia algo que no sabemos bien que es. La poesía debe continuar autogenerando su propio significado, uno cambiante y en constante peligro de negación. Su lugar en la historia del discurso es claro: desde su dificultad retórica debe resistir los cambios de época y vocabularios, manteniendo su carácter sagrado, cantando al futuro de las cosas inexistentes. Entre paréntesis agrego: (Es un signo saludable de la poesía que se pueda escribir contra ella, contra las formas determinadas de concebirla).
Hoy en día, en estos tiempos de racionalismo tecnológico donde la mente responde a estímulos programados y a las fugaces frivolidades del cine, el periodismo y la televisión, el poeta que erosione certezas y eluda las demandas de la representación lógica, será sistemáticamente desoído, considerada su excentricidad inadecuada y nada confortable. Hay un detalle técnico imposible de pasar por alto. El lector actual quiere imponer a la duración de lento zig zag de la poesía, la veloz conversión del mundo real, algo que es imposible. Quiere leer un verso como si fuera el titulo de tapa de un diario. El lector establece un ritmo que no corresponde al tiempo de la poesía, donde todo existe con la velocidad de una desaparición circular. El lector actual, digo aquellos pocos que leen poesía, lee el poema según la duración de la lectura y no de la escritura, siguiendo la asimetría métrica del poema con el ritmo uniforme de la prosa. Saturado por los medios de comunicación y por la información tecnológica, el lector esta expuesto a la tentación de verdades explícitas fácilmente conseguibles mediante soluciones lógico deductivas. La poesía, por el contrario, expone un desconocimiento perfecto del mundo y ahí radica su perfección: en situarse y hablar desde un asombro que conecta a las palabras entre si y piensa a partir de la relación cambiante entre el mundo y las cosas. Nada puede ser como ha sido.
En "El dormilón" de Woody Allen, el protagonista escribe un poema pésimo que es celebrado. Es el mundo del futuro. ¿Será así el nuestro, teniendo en cuenta que con el nuevo milenio parece que finalmente llegara el futuro? Decía Wordsworth hace 200 años que el futuro se vera en el año dos mil. Difícilmente veamos el futuro tan pronto, pero sin dudas el presente sigue llegando cargado de expectativas, demasiadas diría. El futuro en caso de que llegue será, como es en las ciencias, el cumplimiento de la sorpresa y de lo que imaginábamos pero no pensábamos ver cumplido. Como intermediaria de ese cumplimiento, la poesía conversa con lo indecible que todavía queda por decir y que conserva el futuro de profecía del lenguaje. Acepta una solución anacrónica, en cuanto recurre a un exceso de forma y a una restricción de contenido, algo en contradicción con la época actual donde la información debe dar pautas directas y resolver la realidad con obviedades.
Ante el poco aprecio que los libros de poesía tienen para editores, libreros y críticos literarios, conviene referir a la poesía como una nulidad utópica cuya practica apenas refiere a su dudoso status quo. Es decir, existe pero no esta. Días atrás, valga el ejemplo, un estudiante me pregunto por que escribía poesía. Ante la sorpresa, pues hace 25 años que lo hago y nunca me plantee la pregunta, solo atine a decir, pero confiado: escribo poesía porque usted no lo hace. Para el poeta, la poesía no solo es un derecho, sino también una obligación. Se trata de embellecer al ser y al estar del mundo, aunque el mundo no haga nada por si mismo. Relacionar las cosas con las palabras es la finalidad de la poesía y para eso se apoya en la visión intermediaria de una belleza variable que siempre esta a punto de ser. Una forma de hablar útil pero no utilitaria, la poesía se abre al movimiento constante de las ideas sobre los sentimientos y los sentidos.
Sin ansias de totalidad a diferencia de la ideología, la religión y la tecnología, el discurso poético existe únicamente en los elementos combinados de su estructura. Las palabras son la razón de lo que dicen, el crisol sin precedentes que pone en igualdad de condiciones al lenguaje y al pensamiento. Es la plenitud de una realidad indeterminada que no permite leerse en términos de claridad/oscuridad, sino de construcción (y erosión) de las condiciones aleatorias que hacen su definitiva existencia. Es decir, la poesía existe como acción del lenguaje opuesta a la inexistencia de este. En la poesía, incluso en la falsedad de su actuación, el lenguaje se encuentra consigo, recreando una intimidad que no es de todo el mundo. Realizándose como una gran paradoja en libertad, el lenguaje poético tiende a cifrarse. Entretiene y distrae. Es la distracción y el encriptamiento. Desde su privilegio blindado, las palabras encuentran nuevas alianzas en si mismas y en las demás cosas con las que se relacionan. Exceden las combinaciones y adquisiciones que conforman su identidad. Con esto consiguen que el lenguaje siga siendo la versión continua de lo indefinible.


TOMADO DE:
https://web.uchile.cl/publicaciones/cyber/13/index.html

viernes, 1 de mayo de 2020

CAPITALISMO DE VIGILANCIA. Shoshana Zuboff


CANTO XLV (CON USURA), poema de EZRA POUND






Con usura no tiene el hombre casa de buena piedra 
Con bien cortados bloques y dispuestos 
de modo que el diseño lo cobije, 
con usura no hay paraíso pintado para el hombre en los muros de su iglesia 
harpes et lutz (arpas y laúdes) 
o lugar donde la virgen reciba el mensaje 
y su halo se proyecte por la grieta, 
con usura 
no se ve el hombre Gonzaga, 
ni a su gente ni a sus concubinas 
no se pinta un cuadro para que perdure ni para tenerlo en casa 
sino para venderlo y pronto 
con usura, 
pecado contra la naturaleza, 
es tu pan para siempre harapiento, 
seco como papel, sin trigo de montaña, 
sin la fuerte harina. 
Con usura se hincha la línea 
con usura nada está en su sitio (no hay límites precisos) 
y nadie encuentra un lugar para su casa. 
El picapedrero es apartado de la piedra,
el tejedor es apartado del telar, 
con usura 
no llega lana al mercado, 
no vale nada la oveja con usura. 
Usura es un parásito, 
mella la aguja en manos de la doncella 
y paraliza el talento del que hila. Pietro Lombardo 
no vino por usura, 
Duccio no vino por usura,
ni Pier della Francesca; no por usura Zuan Bellini 
ni se pintó "La Calunnia”. 
No vino por usura Angélico; no vino Ambrogio Praedis, 
no hubo iglesia de piedra con la firma: Adamo me fecit. 
No por usura St. Trophime,
no por usura San Hilario. 
Usura oxida el cincel, 
Oxida la obra y al artesano, 
Corroe el hilo en el telar, 
Nadie hubiese aprendido a poner oro en su diseño; 
Y el azur tiene una llaga con usura; 
se queda sin bordar la tela. 
No encuentra el esmeralda un Memling 
Usura mata al niño en el útero, 
No deja que el joven corteje, 
Ha llevado la sequedad hasta la cama, y yace 
entre la joven novia y su marido
                CONTRANATURAM 
Ellos trajeron putas a Eleusis, 
Sientan cadáveres a su banquete, 
por mandato de usura. 


                      -oOo-

With usura hath no man a house of good stone
each block cut smooth and well fitting
that design might cover their face,
with usura
hath no man a painted paradise on his church wall
harpes et luz
or where virgin receiveth message
and halo projects from incision,
with usura
seeth no man Gonzaga his heirs and his concubines
no picture is made to endure nor to live with
but it is made to sell and sell quickly
with usura, sin against nature,
is thy bread ever more of stale rags
is thy bread dry as paper,
with no mountain wheat, no strong flour
with usura the line grows thick
with usura is no clear demarcation
and no man can find site for his dwelling.
Stonecutter is kept from his tone
weaver is kept from his loom
                         WITH USURA
wool comes not to market
sheep bringeth no gain with usura
Usura is a murrain, usura
blunteth the needle in the maid’s hand
and stoppeth the spinner’s cunning. Pietro Lombardo
came not by usura
Duccio came not by usura
nor Pier della Francesca; Zuan Bellin’ not by usura
nor was ‘La Calunnia’ painted.
Came not by usura Angelico; came not Ambrogio Praedis,
Came no church of cut stone signed: Adamo me fecit.
Not by usura St. Trophime
Not by usura Saint Hilaire,
Usura rusteth the chisel
It rusteth the craft and the craftsman
It gnaweth the thread in the loom
None learneth to weave gold in her pattern;
Azure hath a canker by usura; cramoisi is unbroidered
Emerald findeth no Memling
Usura slayeth the child in the womb
It stayeth the young man’s courting
It hath brought palsey to bed, lyeth
between the young bride and her bridegroom
                               CONTRA NATURAM
They have brought whores for Eleusis
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viernes, 10 de abril de 2020

Para combatir el Covid-19: ¿Por qué y cómo se ha de suspender inmediatamente el pago de la deuda?

Para combatir el Covid-19: ¿Por qué y cómo se ha de suspender inmediatamente el pago de la deuda?

8 de abril por Eric Toussaint

(CC - Pixabay - geralt)
La extensión geográfica de la epidemia del coronavirus produjo una crisis sanitaria mundial y creó una situación totalmente nueva. Los sufrimientos humanos que provocan la difusión del virus son enormes, y, además, se agregan a otros dramas de salud pública que afectan particularmente a los países dominados por las grandes potencias y el gran capital con la complicidad de las clases dominantes locales. De todas maneras, es urgente liberar medios financieros muy importantes pero recurriendo lo menos posible a nuevas deudas
Existe un medio simple de liberar recursos financieros: consiste en suspender inmediatamente el pago de la deuda pública. Las sumas economizadas podrán ser canalizadas directamente hacia las necesidades prioritarias en materia de salud. Otras medidas muy fáciles que se pueden tomar para liberar recursos financieros son: establecer un impuesto de crisis sobre las grandes fortunas y los ingresos muy altos, imponer multas a las empresas responsables de los mayores fraudes fiscales, congelar los gastos militares, poner fin a los subsidios a los bancos y a las grandes empresas… Pero volvamos sobre la suspensión del pago de la deuda ya que constituye, en la mayor parte de los casos, el instrumento central que puede mejorar muy rápidamente la situación financiera de un Estado.
Los Estados pueden decretar de manera unilateral la suspensión del pago de la deuda, respaldándose en el derecho internacional y especialmente en tres argumentos: el estado de necesidad, el cambio fundamental de circunstancias y la fuerza mayor.
Los Estados pueden decretar de manera unilateral la suspensión del pago de la deuda, respaldándose en el derecho internacional y especialmente en tres argumentos: el estado de necesidad, el cambio fundamental de circunstancias y la fuerza mayor.
Los sufrimientos y el número de muertes son claramente agravados por la subfinanciación de la sanidad pública tanto en los Estados del Sur como en los Estados del Norte. Los Estados, excepto muy raros casos, sistemáticamente impusieron restricciones a los gastos en materia de sanidad pública, bajo el pretexto de reembolsar la deuda y de alcanzar una reducción del déficit presupuestario. Si, por el contrario, hubieran reforzado los instrumentos esenciales de una buena política de salud pública en el ámbito del personal, de las infraestructuras, de los stocks de medicamentos, de los equipamientos, favoreciendo las investigaciones, la producción de medicamentos y desarrollo de tratamientos, y una mejora de la cobertura sanitaria de la población, la crisis del coronavirus no habría alcanzado la magnitud actual y no se estaría desarrollando tan dramáticamente.
Lo que pasó en China, donde las autoridades no reaccionaron con suficiente rapidez para tomar las medidas de confinamiento necesarias y multiplicar la realización de test, pasó luego en varios países de Europa (Italia, España, Francia, Bélgica, Países Bajos, Reino Unidos), en Estados Unidos y en otros lados, e indica lo queseguramente sucederá en el resto de países con la continua expansión del virus. En los países más ricos, dotados de sistemas de salud pública netamente más desarrollados, después de 40 años de políticas neoliberales, que dejaron a los servicios públicos en lamentables condiciones y la falta de preparación de las autoridades públicas produjeron estos efectos devastadores. Podemos imaginar muy bien lo que puede pasar en otros lugares.La crisis sanitaria ya ha comenzado a actuar con saña por países de África, América Latina y Caribe y Asia.
Si queremos disponer de los medios para combatir el coronavirus y, más allá de eso,mejorar la salud y las condiciones de vida de las poblaciones, hay que adoptar medidas de urgencia.
Los gobiernos y las grandes instituciones multilaterales como el Banco Mundial, el FMI, y los bancos regionales de desarrollo instrumentalizaron el pago de la deuda pública para generalizar unas políticas que deterioraron los sistemas públicos de salud: supresión de puestos de trabajo en el sector de la salud pública, precarización de los contratos de trabajo, supresión de camas hospitalarias, cierre de centros de salud de proximidad, aumento del coste de la salud tanto en el ámbito de los cuidados como en el de los medicamentos, inversiones irrisorias en las infraestructuras y en los equipamientos, privatización de diferentes sectores de la sanidad pública, falta de una buena inversión pública en la investigación y en el desarrollo de tratamientos… en beneficio de los intereses de los grandes grupos privados farmacéuticos.
Incluso antes del estallido de la epidemia del COVID-19, esas políticas habían ya producido enormes pérdidas de vidas humanas, y en todo el mundo, el personal sanitario había organizado grandes protestas.
Si queremos disponer de los medios para combatir el coronavirus y, más allá de eso, mejorar la salud y las condiciones de vida de las poblaciones, hay que adoptar medidas de urgencia.
El pedido de la suspensión del pago de la deuda o de su anulación está de nuevo en primer plano con ocasión de esta crisis sanitaria mundial. A mediados de marzo de 2020, una decena de expresidentes y expresidentas de América Latina habían hecho un llamamiento en ese sentido: https://www.celag.org/la-hora-de-la-condonacion-de-la-deuda-para-america-latina/. El 23 de marzo, una amplia mayoría de la Asamblea Nacional de Ecuador pidió la organización de una unión de gobiernos de América Latina para suspender el pago de la deuda: http://www.cadtm.org/Dara-Ecuador-una-vez-mas-un-ejemplo-de-valentia-frente-a-los-acreedores. A fines de marzo, los representantes de la CEMAC (Comunidad económica y monetaria de los Estados de África Central, que reúne a seis países) pidieron la anulación de la deuda exterior de sus respectivos países. El 4 de abril, el presidente senegalés MackySall demandó la anulación de la deuda pública de África.
La demanda de suspensión del pago de la deuda o de su anulación está en primera plana con ocasión de la crisis sanitaria mundial
La Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD; sus siglas en inglés) acaba de publicar un informe en el que alerta de la amplitud de los efectos dramáticos de la crisis, especialmente en el plano económico. En un pasaje de este documento, la UNCTAD sostiene, en términos diplomáticos, que los países endeudados deberían poder de manera unilateral congelar temporalmente el reembolso de sus deudas. También declara que no corresponde a los acreedores decidir si los países endeudados tienen o no tienen el derecho de suspender el pago de sus deudas. [1]
Es una posición que, desde hace tiempo, el CADTM pone de relieve en términos sin ninguna ambigüedad. Esta posición es compartida por numerosas organizaciones sociales y políticas a escala planetaria. Varios llamamientos fueron lanzados en ese sentido por los movimientos sociales, ya sea en América Latina y en el Caribe: http://www.cadtm.org/Llamamiento-de-los-pueblos-originarios-afrodescendientes-y-las-organizaciones , en África donde los movimientos sociales de África Austral demandan «a los gobiernos de la SADC de aplicar una moratoria sobre la deuda y de dedicar los recursos destinados al reembolso de la deuda a la reconstrucción del sistema de salud pública y a la inversión en los sectores de los servicios sociales esenciales, especialmente, la energía, el agua, el saneamiento y las infraestructuras de viviendas, con el fin de reforzar la capacidad de las poblaciones de la SADC a resistir el impacto de la crisis.» [2] (COVID-19 pandemic: Statement by the Southern African People’s Solidarity Network (SAPSN), https://cadtm.org/COVID-19-pandemic-Statement-by-the-Southern-African-People-s-Solidarity-Network).Tanto ONG y coaliciones como Eurodad (Europa), Latindad(América Latina), JubileeDebtCampaign (Reino Unido), la Plataforma deuda y desarrollo (Francia) apoyan también la necesidad de declarar una moratoria en el pago de las deudas:https://jubileedebt.org.uk/wp-content/uploads/2020/04/propuesta-comunicado-internacional-cancelacion-deuda-coronavirus.pdf

 ¿Cuáles son los argumentos jurídicos que pueden apoyar una decisión unilateral de suspensión de pagos en el momento presente?

Cuando un Estado invoca el estado de necesidad, el cambio fundamental de circunstancia o la fuerza mayor para suspender el pago de una deuda, el carácter legítimo o ilegítimo de esa deuda no tiene ninguna importancia.
El estado de necesidad: un Estado puede renunciar a proseguir con el pago de la deuda porque la situación objetiva (de la que no es responsable) amenaza gravemente a su pueblo y, por consiguiente, la continuación del pago de la deuda impediría responder a las necesidades más urgentes de su población. Es exactamente el caso paradigmático al que un gran número de Estados del mundo se confrontan actualmente: la vida de los habitantes de sus países está directamente amenazada si el Estado no puede financiar los gastos urgentes para salvar el mayor número de vidas humanas.
La UNCTAD sostiene, en términos diplomáticos, que los países endeudados deben poder, de manera unilateral, congelar temporalmente el reembolso de su deuda.
El «estado de necesidad» es una noción de derecho utilizada por los tribunales internacionales, y definida en el artículo 25 del proyecto de artículos bajo la responsabilidad del Estado de la Comisión de Derecho Internacional (CDI) de la ONU. Como está explicado en el comentario del artículo, el «estado de necesidad» es utilizado para designar los casos excepcionales en el que el único medio que tiene un Estado para salvaguardar un interés esencial amenazado por un peligro grave es inminente y, momentáneamente, la ejecución de una obligación internacional cuyo peso o urgencia es menor. En derecho internacional, la destrucción del Estado, como tal, o la puesta en peligro de la vida de las personas son dos circunstancias que permiten invocar el estado de necesidad para suspender obligaciones internacionales tales como el establecimiento de acuerdos (como un programa de austeridad concluido entre un Estado y sus acreedores) y el reembolso de deudas. [[Este párrafoestáextraído del artículo de Renaud Vivien, « Comment remettreen cause le programme d’austéritégrec, un an après sasignature?»;https://www.cadtm.org/Comment-remettre-en-cause-le#nb2, publicadoenjulio de 2016. Sobre el estado de necesidad, ver también:https://opil.ouplaw.com/view/10.1093/law:epil/9780199231690/law-9780199231690-e1071, artículo en ingles, la traducción en castellano es de la versión francesa: «El estado de necesidad refleja una norma consuetudinaria según la cual una situación de hecho que presenta un peligro grave e inminente para los intereses esenciales de un Estado justificaría jurídicamente una violación de una obligación internacional por ese Estado ya que es el único medio de salvaguardar sus intereses esenciales. La cuestión del estado de necesidad se plantea en el marco de las «reglas secundarias» de la responsabilidad del Estado, en tanto que circunstancia que excluye la ilicitud de un comportamiento en violación de una obligación internacional.»]
Hay un tribunalde estudiantes (TERDI), que trabajapor la resolución de los desacuerdos internacionales, Está constituido por estudiantes de derecho internacional que desean aplicar sus conocimientos teóricos en una situación real. Este tribunal había emitido la siguiente opinión en el caso de Grecia en 2016: «Grecia hace frente a una situación financiera extrema que no le permite suministrar los servicios médicos esenciales a su población, cuya mortalidad aumenta considerablemente. A partir de entonces, el tribunal considera que Grecia está, de hecho, en una situación material que constituye un peligro grave e inminente en el sentido que el artículo 25 de Proyecto de artículos del CDI, y que, por lo tanto, Grecia puede invocar legítimamente el estado de necesidad.»
El cambio fundamental de circunstancias: La ejecución de un contrato (o de un tratado internacional) de deuda puede ser suspendido si las circunstancias cambian fundamentalmente, en forma independiente de la voluntad del deudor. La jurisprudencia en materia de aplicación de los tratados y de los contratos internacionales reconoce que un cambio fundamental de circunstancias puede impedir la ejecución de un contrato. En el caso de la crisis actual, durante estos dos últimos meses, las circunstancias cambiaron fundamentalmente:
● Una epidemia muy grave está en plena expansión.
● Los precios de las materias primas se desploman (el precio del petróleo bajó a la mitad en un mes) y toda una serie de Estados deudores dependen de los ingresos provenientes de la exportación de materias primas para conseguir los dólares o los euros necesarios para el pago de sus deudas externas.
● La actividad económica se está reduciendo repentinamente y con mucha fuerza.
● Los países del Sur son víctimas de la decisión de las grandes empresas y de los fondos de inversión del Norte de retirar sus capitales de esos países para repatriarlos hacia las casas madre e insertarlos en un esquema de optimización fiscal.
La fuerza mayor: las circunstancias presentadas son ejemplos de casos de fuerza mayor. Un Estado puede invocar esos casos que le impiden ejecutar un contrato.
Pero también es fundamental que se organice una auditoría de la deuda con una activa participación ciudadana, con el fin de identificar las partes ilegítimas, odiosas e ilegales que deben ser definitivamente anuladas.
Cuando un estado invoca un estado de necesidad, el cambio fundamental de circunstancias o la fuerza mayor para suspender el pago de la deuda, el carácter legítimo o ilegítimo de esa deuda no tiene ninguna importancia.Aunque ladeuda reclamada al país fuera legítima, eso no impide en absoluto que suspenda su pago. Pero hay algo fundamental: la población de dicho país debe estar segura que el dinero efectivamente liberado por el impago de la deuda sea utilizado en beneficio de la lucha contra el coronavirus y contra la crisis económica. Eso implica que la población ejerza un control estricto sobre la acción del gobierno, que se movilice y que esté preparada para expresar enérgicamente su descontento si el gobierno no actúa a favor de los intereses del pueblo y deber estar preparada también para derrocarlo si fuera necesario.
Por otra parte, desde el punto de vista de la mayoría de la población, es fundamental que se organice una auditoría de la deuda con activa participación ciudadana con el fin de identificar las partes ilegítimas, odiosas e ilegales que deben ser anuladas en forma definitiva.
Las declaraciones de los jefes de Estado actuales o de los responsables de las organizaciones internacionales sobre las necesarias anulaciones de las deudasno hay que tomarlas en serio, y es evidente. Su único objetivo es de quedar bien ante la opinión pública. Los jefes de Estado siempre podrán decir a sus pueblos que trataron de obtener la anulación de la deuda pero que no lo consiguieron. Así que será necesario continuar pagando. En cuanto al FMI, también con la vieja cantinela desde hace décadas: afirma periódicamente que los acreedores deben anular una parte de las deudas pero, precisando, que como institución internacional, no puede renunciar a recuperar todo lo que se le debe. No es la primera vez que los más poderosos pronuncian amables discursos y, todas las veces, los efectos sobre el bienestar de las poblaciones son prácticamente nulos.

 Actos y no discursos: suspensión inmediata y unilateral del pago de la deuda

Es el primer medio que un Estado puede utilizar con el fin de encontrar, bajo la presión y el control popular, los recursos financieros necesarios para combatir el coronavirus y los brutales efectos de la cada vez más grave crisis económica mundial.
Un aumento radical de los gastos en salud pública tendrá también efectos benéficos muy importantes para combatir otras enfermedades que azotan, sobre todo, a los países del Sur
Reorientar los gastos destinados al pago de la deuda y a otros gastos (militares,suntuarias, correspondientes a megainfraestructuras que deben ser abandonadas o pospuestas) dando prioridad a la salud pública, puede conducir a un comienzo de cambio fundamental y saludable.
En efecto, un aumento radical de los gastos en salud pública tendrá también efectos benéficos muy importantes para combatir otras enfermedades que azotan, sobre todo, a los países del sur.
Según el último informe sobre paludismo en el mundo, publicado en diciembre de 2019, 228 millones de casos de paludismo fueron detectados en 2018 y se calcula en 405.000 el número de muertos por esta enfermedad en el mundo. Por otro lado la tuberculosis es una de las diez primeras causas de mortalidad en el mundo. En 2018, contrajeron la tuberculosis 10.000 millones de personas y 1,5 millones murieron de la enfermedad (de los que 251.000 portadores de VIH). Esas enfermedades podrían ser combatidas con éxito si los gobiernos les dedicaran suficientes recursos.
Otras medidas complementarias podrían permitir también combatir la malnutrición y el hambre que destruyen la vida cotidiana de un ser humano de cada nueve (osea, más de 800 millones de habitantes del planeta). Y, en el mundo, cerca de 2,5 millones de niños mueren cada año, directamente por desnutrición, o por enfermedades ligadas a su débil inmunidad debido a la subalimentación.
Así mismo, si se hicieran inversiones para aumentar masivamente el aprovisionamiento de agua potable y de la evacuación y saneamiento de las aguas servidas, sería posible una reducción radical de las muertes por enfermedades diarreicas, que se elevan a más de 430.000 por año (fuente: OMS 2019),
Como elemento de comparación, a fecha del 7 de abril de 2020, oficialmente, habría habido cerca de81.000 muertos causados por el coronavirus desde el comienzo de la epidemia en diciembre de 2019https://www.worldometers.info/coronavirus/. Es el momento más adecuado para actuar, utilizando prioritariamente el poderosísimo instrumento de la suspensión del pago o la anulación de la deuda.
Es esencial que las diferentes organizaciones de lucha y las redes militantes se movilicen para obtener la suspensión del pago de la deuda, Es necesario reflexionar colectivamente sobre los nuevos medios de consolidar y ampliar nuestro combate en las excepcionales condiciones actuales.


Ver en línea : Versión en francés


El autor agradece por las lecturas y / o por la investigación documental a: Omar Aziki, AnneSophieBouvy, SushovanDhar, DamienMillet, BrigittePonet, Claude Quemar y RenaudVivien.
Traducido por Griselda Pinero.
Notas
[1«UNCTAD has long argued that such standstills should be triggered by the unilateral decision of debtor countries to declare their need to freeze debt repayments temporarily, and should subsequently be sanctioned by an independent panel of experts, rather than creditor organisations. », véasehttps://unctad.org/en/PublicationsLibrary/gds_tdr2019_covid2_en.pdf
[2«we are calling on SADC governments to implement a debt moratorium and divert resources meant for debt repayments towards rebuilding the public health system and investing in critical social service sectors including energy, water, sanitation and housing infrastructure to build the resilience of SADC people to withstand the impact of the crisis.»
Eric Toussaint 
doctor en Ciencias políticas de la Universidad de Lieja y de la Universidad de París VIII, es el portavoz del CADTM Internacional y es miembro del Consejo Científico de ATTAC Francia.
Es autor de diversos libros, entre ellos: Sistema Deuda. Historia de las deudas soberanas y su repudio, Icaria Editorial, Barcelona 2018; Bancocracia Icaria Editorial, Barcelona 2015; Una mirada al retrovisor: el neoliberalismo desde sus orígenes hasta la actualidad, Icaria, 2010; La Deuda o la Vida (escrito junto con Damien Millet) Icaria, Barcelona, 2011; La crisis global, El Viejo Topo, Barcelona, 2010; La bolsa o la vida: las finanzas contra los pueblos, Gakoa, 2002. Es coautor junto con Damien Millet del libro AAA, Audit, Annulation, Autre politique, Le Seuil, París, 2012.
Coordinó los trabajos de la Comisión de la Verdad Sobre la Deuda, creada por la presidente del Parlamento griego. Esta comisión funcionó, con el auspicio del Parlamento, entre abril y octubre de 2015. El nuevo presidente del Parlamento griego anunció su disolución el 12 de noviembre de 2015. A pesar de ello, la comisión prosiguió sus trabajos y se constituyó legalmente como una asociación sin afán de lucro.


TOMADO DE: https://www.cadtm.org/