martes, 5 de junio de 2012

"MI QUERIDA ENEMIGA" NOVELA






   La obra “MI QUERIDA ENEMIGA” (Premio Nacional de novela. Ciudad de Pereira.2011) de Julián Chica Cardona, escritor caldense e hijo adoptivo de Risaralda; es una novela que en apariencia tiene los elementos estéticos de la novela rosa; pero que después de una lectura atenta, muestra al lector con espíritu crítico, nuevos planteamientos y perspectivas. Desarrolla su trama con mecanismos y estructuras clásicas de la novela social y costumbrista, abordando con gran libertad el tema del erotismo. Mediante recursos experimentales de cierta complejidad, el autor nos hace entrar en un juego dinámico con un ritmo que no decae; además, mantiene la tensión y el interés, al tiempo que desarrolla personajes muy elaborados, dando a esta obra caracteristicas de novela de iniciacion o bildungsroman.

   Este tipo de novela, es difícil de encontrar en el panorama de la literatura regional. Adoptando algunos recursos dramáticos del folletín, Julián Chica Cardona, con acierto y maestría, nos lleva a conocer la historia y vida de un personaje que es el prototipo del hijo único; rico heredero de medios de explotación minera (una cantera). Un hombre que tiene una relación superficial con su trabajo, pero que trata de recuperar en medio de una serie de líos judiciales, parte de su patrimonio.

   Paralela a esta historia central; asistimos a la accidentada búsqueda del amor por parte de este mozalbete; altanero, preparado y con lecturas. Sus escarceos y romances con diferentes ejemplares del género femenino, que lo inician en las más disímiles prácticas eróticas. La relación filial y de carácter incestuoso con su hermana Frida, es tratada con un particular sentido del humor; en algunos momentos, hace pasar al lector, de una sonrisa ligera, a una estentórea carcajada. En efecto, Julián Chica Cardona, sabe plantear en términos cinematográficos las escenas más ardientes de su obra: una fornicada de oficina sobre escritorio; el blow job de una adolescente a un sátiro convaleciente con una pierna quebrada (pero con su animal de tres yardas intacto). De la misma manera irónica que trata el abordaje que sufre nuestro antihéroe por parte de una bella tomasera (lease: escopolaminera); seducción narrada desde la pulsión latente del deseo, en medio de un viaje en avión.

   El autor, se arriesga también a tratar un tema tabú en cualquier sociedad contemporánea de la cultura occidental, y es la relación de hombres hechos y derechos, con ninfas, nínfulas y ninfetas, que todavía se encuentran en la edad de la inocencia. Pero lo hace con talento y maestría. Rozando los bordes de la gran pornografía, pero manteniendo el pulso firme en la narración de los aspectos bizarros, surrealistas y grotescos, como en el capítulo en donde narra en fragmentos de monólogo interior, la intoxicación y locura de un hombre bajo el efecto de la escopolamina .

   Es una obra que se proyecta como un referente literario, de las costumbres sociales y ceremonias de iniciación erótica, en las familias del Gran Caldas. El lenguaje de la seducción provinciana, matizado por grandes momentos de inspiración clásica; las trampas del amor y del romance; y miles de juegos extraños a los que se ven avocados los seres humanos, cuando caen asaetados por los venablos del angelito gordezuelo y juguetón que pusieron los artistas griegos, sobre el techo azul-pastel de nuestros amores juveniles. 

   Una novela que se lee con delectación y que tiene una dinámica interior compleja y seductora.




 "Mi Querida Enemiga"
Julian Chica Cardona
Premio Nacional de Novela
Ciudad de Pereira. 2011.
Editorial: Gráficas Olímpica.
Rústica. 238 Paginas.
 

domingo, 3 de junio de 2012

"POR TODO EL ORO DE COLOMBIA" DOCUMENTAL DE PASCALLE MARIANI Y ROMEO LANGLOIS












Hacer periodismo de opinión en este país, conlleva riesgos muy grandes teniendo en cuenta que grandes rebaños adoctrinados por el establecimiento se expresan argumentando no razones, ni siquiera argumentos radicales, sino amenazas.

Hacer periodismo investigativo en Colombia es asunto más complejo, siempre ha sido una tarea peligrosa ya que las familias delincuenciales están en todos los frentes del poder. Quien asuma esa tarea, entra en un laberinto complejo en donde  los intereses del dinero y la ambición, cruzan sus caminos. El periodista de investigación (rama del periodismo de opinión, porque de alguna manera, esa mirada adopta un punto de vista subjetivo), tiene que viajar al centro del conflicto a donde no llegan los periodistas que repiten los informes oficiales ––cajas de resonancia de un engranaje propagandístico––, que tienen muy bien asimilado su papel y se sienten muy cómodos en el.

Muchos periodistas que adoptaron miradas críticas, independientes, que fueron a las fuentes del conflicto, tuvieron que exiliarse; y otros, pagaron un costo muy alto por atreverse a develar los cortinajes que ocultaban los hilos de la tramoya.

La minería en Colombia es el gran problema sobre el que se apuesta en el siglo XXI. Las élites financiadas y apoyadas por el gran capital subastaron la mitad del territorio nacional. Parques naturales, reservas de flora y fauna, territorios de comunidades indígenas y afro-caribes y hasta robaron las propiedades de cooperativas y sindicatos mineros como en el caso de los mineros de Segovia Antioquia.
El problema de los cultivos ilícitos ya no es el gran problema de Colombia. El problema del narcotráfico es apenas una deformación del espectro de la economía internacional.  El problema de Colombia es la minería y los recursos naturales, el petróleo, el oro, el níquel, la plata, el agua. Se han abierto de par en par las compuertas para que mega-corporaciones canadienses, inglesas,  francesas, estadounidenses y españolas vengan por la parte del león apoyadas en leyes y reformas creadas por un sector mayoritario de la clase política que les brindan la seguridad jurídica y el blindaje militar para su actividad depredadora.
Estamos asistiendo al desmantelamiento de un país. Estamos ad-portas de una gran tragedia ecológica de magnitudes insospechadas. Las generaciones futuras no se recuperaran de estos daños en décadas.

Sin embargo en esta Batraxia suramericana. Grandes rebaños adoctrinados que solo escuchan las opiniones y noticias que emanan de las cadenas oficiales y del gran capital. Esas que son idiotizadas mediante hábiles maniobras de espectáculos de masas: futbol, telenovelas amarillistas e impactantes, crece. Crece esa audiencia de analfabetas funcionales que se expresan en redes y que pasan rápidamente de un crimen pasional a una batalla verbal por la actitud de un senador borracho. Entran en el juego sutil del envenenamiento simbólico. Son castradas las mentes críticas y se multiplica el poder de los ejércitos de la propaganda. Asistimos por ejemplo a la lapidación simbólica de una mujer de ancestros africanos, de palabras directas y de actos valerosos que ha pagado con creces su independencia de criterio como lo es Piedad Córdoba; por una caterva de animales adoctrinados, trogloditas intoxicados de patriotismo barato, borregos marcados en los mercados de la opinión pública, cerdos inoculados con la gripe del unanimismo oficial, pandilla multitudinaria que se mueve como bancos de pirañas buscando víctimas propiciatorias para su banquete sangriento.

Pensaba que esas oleadas de odio visceral eran pasajeras, sobre todo, contra personas que de una u otra manera buscaban caminos, soluciones y alternativas concretas, a problemas consustanciales a un conflicto brutal que se ha engendrado bajo décadas de abandono y miseria, además de alienación y guerra contra los fronterizos. De eso se trata el conflicto colombiano; guerra de las clases dirigentes apoyados en los rebaños adoctrinados  de la T.V. ––una plataforma poderosa sobre la que se pueden lanzar todo tipo de empresas, como la de la guerra interna––. Cuando la clase media acepta después de décadas de propaganda política, la necesidad de la guerra interna; llega  a aceptar todo: los falsos positivos, las intervenciones telefónicas, la pérdida de las libertades, los recortes al presupuesto de la educación y la salud, la criminalización de la protesta social. Cuando se llega a la conclusión de que las solución al conflicto es dar más poder al poder, Entonces se hace parte de esa masa dispuesta al sacrificio en el altar de la guerra y de la usura.

Colombia-Batraxia. Batraxia-Colombia es un país que arrojó a los más pobres a sus fronteras y a sus selvas. Expulsó a más de tres millones de compatriotas; los llevo a vivir en el exilio del mundo como parias; y a los del exilio interno los aniquila con glifosato de la Monsanto y bombardeos sistemáticos programados y diseñados desde el norte por los contratistas de las “Black-Waters” (los mismos que asesinaron a más de 150.000 personas en Irak). Estos fronterizos sin patria, estos campesinos sin tierras atrapados en el cruce de fuego, estos mineros sin minas, estos ciudadanos sin derechos, estos "terroristas" sin ejércitos, son el objetivo de este y de todos los otros gobiernos.

Ellos viven en las selvas y maniguas, en las riveras de los ríos y son como las hormigas tambochas que abren caminos de herradura y rutas de barro buscando sustento y marcando brújula para que las dragas, el mercurio y los venenos puedan entrar a funcionar. ¿Destruyen y contaminan? claro que sí. No mucho más que los de las grandes multinacionales. Ellos, los colonos del oro, mueren dentro de las propias heridas que hacen a la tierra. Las multinacionales vienen, dañan, destrozan y se llevan las riquezas dejándonos los desiertos y la tierra baldías.  Estas últimas, para poder invadir esas tierras se  apoyan en ejércitos de servidumbre. Verlos en el documental sirviendo de protección a los verdaderos ladrones, causa grima.
La minería traerá progreso lo gritan a los cuatro vientos. Si es así, la pregunta más elemental es: ¿por qué no han podido resolver el problema de la pobreza en esa comunidades después de décadas de explotación permanente? ¿Por qué no han podido resolver las necesidades mínimas de educación y salud? ¿Por qué no dado trabajo digno a las comunidades ––dueñas por tradición– de eso territorios?

Por eso entiendo a escritores que NO aspiran a comulgar con el espíritu de esa terrible mancha humana. Es necesario ahora desconfiar de la legión. Periodistas como Langlois herido en su trabajo merecen al menos (antes de la censura y la vocinglería patriótica) el adoptar una postura crítica;  mirar, leer y escuchar sus obras. Este video hace parte de ellas. Lo encuentro dilucidador, esclarecedor, además de la denuncia directa de cómo unos delincuentes de cuello blanco ––que hoy en día cobran sus vendettas a sangre y fuego sobre todo el territorio de la patria–– robaron los legítimos derechos de centenares de trabajares y mineros de Segovia Antioquia. Solo una muestra de los que ha pasado y seguirá pasando si estos documentales no se conocen, no circulan,  si sobre ellos no se opina, si sobre ellos cae un velo de silencio.

Además una muestra directa de lo que ya conocíamos pero que en perspectiva nos pone a todos los colombianos ante una encrucijada real e inmediata. Los recursos naturales y la devastación de la naturaleza.

Los jóvenes colombianos deben saber que las familias y dinastías  que hoy ocupan el poder son unos ecocidas y se están llenando los bolsillos con los recursos de todos. No tienen moral, recurren los falsos positivos, a las masacres, a las violaciones, a las interceptaciones, a las tergiversaciones, a los montajes, al rediseño de las fronteras de los santuarios de fauna y flora y están trabajando para los grandes dragones de las corporaciones mineras internacionales. Tienen un libreto de propaganda muy bien elaborado (destilación de los principales lineamientos de Edward Bernays) y los están poniendo en práctica. Tiene los cuchillos afilados sobre el mapa y sus cuentas protegidas en Suiza; están dispuestos a destrozarlo todo.

   Se han atrevido a firmar tratados como el TLC en donde de manera explícita permiten la importación de residuos tóxicos dice de manera enfática Jorge Enrique Robledo en "EL TLC RECOLONIZA COLOMBIA" :

 "....El TLC dañará a la industria nacional  no solo por la vía de impedirle usar aranceles frente a los bienes más baratos de Estados Unidos, al igual que emplear otros mecanismos que, como las licencias previas o la calidad de los bienes, se han usado para impedir o estorbar las importaciones en el mundo, con el sentido de estimular los aparatos productivos locales. Tal el caso de los colombianos que remanufacturan bienes industriales usados, pues muchos de estos perderán toda protección de manera inmediata y el resto en diez años, plazo por completo insuficiente para defenderse de la muy poderosa producción estadounidense de este tipo, los cuales fueron definidos de una manera en la que, según un dirigente gremial de la industria colombiana, “un usado más otro usado da un remanufacturado”. Fue tal el control de Estados Unidos en la “negociación”, que ni siquiera la ropa y los zapatos usados quedaron de prohibida importación, pues los dejaron en un listado de licencia previa que anuncia que cualquier día podrán importarse sin ningún obstáculo, luego de modificar una simple resolución. ¡Y en la misma condición quedaron los residuos tóxicos y peligrosos! Cómo se nota el propósito de Washington de llenar a Colombia con sus desechos: vísceras de reses, trozos de pollos, lactosueros y gallinas y vacas viejas. ¡Triste condición la de los países que terminan convertidos en la caneca donde los imperios tiran sus residuos!" *


   Miren las heridas brutales sobre la tierra. Miren el veneno pesado dentro de las arterias de los ríos. Miren el despojo de los territorios sagrados.

   Es verdad existen motivos de indignación y son estos, aquí están. No esperen a que nos programen la agenda de la indignación con novelitas y episodios de tercera. (La escena de los indígenas protegiendo sus lugares ancestrales es por lo menos elocuente) ya que de cierta manera revive una escena de siglos pasados: el hombre contra las máquinas; pero en este caso, no son las máquinas, sino lo que en este contexto de la minería en particular representan.

   Apenas estamos entrando al centro del conflicto. Ya era hora.   




*El TLC recoloniza a Colombia
Jorge Enrique Robledo
P44

domingo, 13 de mayo de 2012

DOS POEMAS DE Mariafernanda Fuentes Arana










Nacimiento de un vampiro.


Detrás de ese cuerpo agrietado y pordiosero se escondía lo que el viento susurraba. Palabras.
Dulces juramentos de figuras épicas durante mi mortuorio, oraciones de la sangre proveniente del grial.
Mi propio grial, ese que tú deseas utilizar y beber.
Fuente incorpórea del deseo recluido en los cajones de la alcoba. Materiales para la creación de espectáculos inolvidables. Besos.
Profundos y desinteresados besos en mis manos. Bésame, hasta quedar sin el aliento matutino.
Acaríciame con tus agridulces labios. Quiero que grites con la garganta desgarrada.
Quiero que me odies hasta que lo encuentres placentero. Sujeta mi alma con el beso de la muerte, eterno y profundo. Recoge todas mis mentiras, amargas y sangrantes. Cóselas a mi cuerpo renovado como advertencia y poséeme.
Derrama mis lúgubres recuerdos, abre las venas por completo.
Liquido divino que contamina la tierra. Senderos que se transforman en medio de la revolución.
Excusas diluidas en fuego para apaciguar el alma destemplada. Germina la vida con la muerte una y otra vez.
Cubre mis ojos con la crudeza de tu sombra. Brinda conmigo.
Porque no hay mañana.
Porque todos somos bastardos de nosotros mismos.
Porque si un dulce beso se derrite en tus labios, no es mi culpa.
Porque ya no existen respuestas a mis plegarias.
Porque he dejado que el miedo me corroa.
Porque nunca existió el hoy.




Parpadeo



Veo en tus ojos la luz de mis sueños
Se desvanece con el tiempo
Imágenes que se pierden antes de encontrar mi mente
Porque estoy vacía, sin vida
Sin sueños ni anhelos
En la agonía
¿Quién eres?
¿Eres Dios?
Miro al cielo, no hay sol
Estrellas resplandecientes entre la niebla
Las montañas caminan
Ruedan mis pesadillas.
Mis lágrimas germinan el campo
Lo llenan de melancolía y sueños.
Antes de dormir.
Haz una oración.
Antes de dormir despídete de mí.
Ten cuidado, lo de adentro no es estable
Soy la caja de Pandora que vivía cerrada
Soy los secretos que guardaste antes de dormir.
Soy lo que olvidaste antes de despertar.



Mariafernanda Fuentes Arana
Nació en Venezuela el 18 de noviembre de 1991. Ha trabajado como actriz de teatro en los grupos s Teatro creativo y Art-teatro, presentando obras como: “Medico a palos de Moliere” y “Seis historias para Emilio” (Compilación de historias de Emilio Carballido). A los trece años ganó el primer concurso radial de poesía en el estado Aragua y en el 2008 participó en el festival de jóvenes poetas organizado por la Casa Nacional de las Letras Andrés Bello en el marco del Festival mundial de poesía realizado en Caracas. Actualmente es estudiante de cine de la Universidad Central de Venezuela y es parte del staff organizador de los compendios de cortometrajes universitarios “Así de cortos”. Su obra literaria ha sido publicada en diferentes revistas culturales virtuales y blogs.



sábado, 21 de abril de 2012

Vladimir Nabokov, el padre de Lolita








Por: Armando Almada-Roche   

El novelista ruso-norteamericano Vladimir Nabokov (1899-1977) nació en San Petersburgo. Provenía de una familia de aristócratas que abandonó Rusia en 1919, tras la Revolución bolchevique. Estudió ruso y literatura francesa en Cambridge. 



Posteriormente, vivió en Berlín hasta finales de la década de 1930, se mudó a París durante algunos años y finalmente emigró a los Estados Unidos, adquiriendo la ciudadanía en 1945. Publicó novelas, escritas en ruso, tanto en Berlín como en París. En los Estados Unidos se convirtió en profesor universitario y empezó a escribir novelas en inglés, incluyendo Bend Sinister (1962) y Lolita (1959), la última de las cuales provocó un gran escándalo debido a su contenido expresamente pedófilo. También le proporcionó a Nabokov la fama suficiente para dedicarse exclusivamente a la escritura. A partir de 1959 vivió en Montreux, Suiza.   

Hay actualmente muchos escritores, críticos y ensayistas que lo catalogan como "un escritor más". Pero eso ha ocurrido muchas veces con otros grandes escritores que sobrevivieron al olvido, y que luego, muertos y enterrados, ganaron al final la batalla del reconocimiento. Releerlo hoy nos produce sensaciones fuertes y a veces contradictorias. Vemos la madures de sus líneas, el maniqueísmo de ciertas situaciones, y también el prodigio de su imaginación, la perfección del diálogo, la construcción de entrañables personajes, el uso deslumbrante de la escritura austera, el sentido alegórico y hasta autobiográfico de sus historias.   

Sin lugar a dudas, fue un extraordinario novelista, que mezcló muchas veces la realidad con la ficción. No se cumple ningún aniversario, pero nos asaltó hace unas semanas la curiosidad de saber si Nabokov seguía siendo leído en la Argentina o si efectivamente había sido olvidado. Entonces indagamos entre editores y escritores. Miles de ejemplares de sus principales libros se siguen leyendo silenciosamente aquí y en Europa. Vladimir Nabokov continúa vivo.   

Desesperación  
Ni siquiera por el ojo del propio autor, pues, como señaló Gadamer en Verdad y método, "la experiencia de la obra de arte supera por principio cualquier horizonte subjetivo de interpretación, tanto el del artista como el de su receptor. La mens autoris no es un baremo viable para significado de una obra de arte", y la mejor prueba de que a Gadamer le asiste la razón es la novela Pale FIRE (Pálido fuego, 1962), una de sus numerosas obras maestras y novela en la que las estrategias hermenéuticas, como la concepción libérrima, autónoma y lúdica de la creación que Nabokov extrajo de las vanguardias, alcanzan un protagonismo inusitado, a la vez que justifican la presencia en el texto de narradores no fiables, trampas semánticas, guiños y reescrituras, narradores y álter ego laberínticos y marañas ontológicas, artificiosos juegos con las instancias narrativas y otros trucos de su sofisticada y excéntrica ficción. Mezclados en el matraz de su delirante imaginación ("diría que la imaginación es una forma de la memoria", Opiniones contundentes, 1973), el cuento folklórico, las lecciones de la vanguardia (el dadaísmo, el ludismo y el irracionalismo, el cubismo-la fragmentación de la realidad ("la realidad es asunto muy subjetivo, una sucesión infinita de niveles de percepción", Opiniones contundentes), la superposición de estilos y formas -el futurismo-imágenes de la tecnología, la velocidad (trenes, aviones) o la ciencia (fármacos, puentes, trucos ópticos-, el expresionismo-la distorsión de la realidad y la primacía del punto de vista), los relatos de misterio y la poesía configurarán un universo narrativo de primer orden, que se refleja con increíble nitidez en Pálido fuego y se define tanto por los lúdicos conflictos de identidad ("tal vez publique pronto un par de cosas con mi nuevo nombre; un escritor ruso que vive cerca de aquí ha alabado mi estilo y la viveza de mi imaginación", dice de sí mismo Nabokov por boca del fatuo y chiflado narrador de Desesperación, 1936) o el culturalismo (a su propensión al name-dropping se añaden referencias eruditas al mundo del arte, como en "los almendrados ojos de la joven semejantes a los de las figuras de Luini", Risa en la oscuridad, 1932), cuanto por la voluntad de estilo y la extravagancia, enriqueciéndose con la narratividad aportada por los clásicos de la novela rusa, los monólogos interiores aprendidos en Virginia Woolf y en textos de un surrealismo aún en cierne, y una insólita facilidad para los juegos de palabras, los saltos estilísticos y genéricos, el humor negro y una ironía implacable que encarece su personalidad envanecida, burlesca y camaleónica de enfant terrible de San Petersburgo forzado por la enrarecida historia de la primera mitad del siglo XX a ser un polémico profesor de literatura émigré, ajedrecista, entomólogo ("¿Qué me gustaría hacer? Oh, cazar mariposas, por supuesto, y estudiarlas. Los placeres y recompensas de la inspiración literaria no son nada comparados con el embeleso de descubrir un nuevo órgano bajo el microscopio o una especie no descripta en la ladera de una montaña de Irán o del Perú. No es improbable que, de no haber habido revolución en Rusia, me hubiera dedicado por completo a la lepidopterología, y jamás hubiera escrito mis novelas") y misántropo, en los Estados Unidos. Todo lo anterior resulta bien visible en esa parodia inmensa de la filología, la novela negra y el propio oficio de escribir que es Pálido fuego, la extraviada novela en forma de ambiguos y enloquecidos comentarios a pie de página a un poemario del gran poeta inventado John Shade por parte de un profesor ególatra, paranoico y perturbado llamado Charles Kimbote, que, borracho de ironía autoconsciente, manifiesta: "No tengo ningún deseo de retorcer y maltratar un apparatus criticus sin ambigüedad para convertirlo en el monstruoso simulacro de una novela", y que se revela como trasunto del propio profesor Nabokov después de reflejarse en un espejo cóncavo, como casi todos sus héroes, ataviados con indumentarias patológicas para lucirse en fiestas mentales y transmutados en esbozos de su autorretrato egoísta y constante, de su autorretrato deformado como los que siempre pintó Francis Bacon.   

"…realizar sus trucos…"  

Hace muchísimos años abandonó su ilimitada, rica e infinitamente dócil lengua rusa, que ya había empleado para escribir novelas imposibles de publicar en la entonces Unión Soviética —y, por tanto, nunca publicadas— por un inglés que aprendió inicialmente de su institutriz. Tal vez su posterior dominio del mismo se debió en parte a ese obstáculo, del mismo modo que el hombre que tiene un impedimento para hablar piensa a menudo más rápido que los demás. Nabokov escribía en un inglés melodioso y pícaro que ha extraído más de los manantiales secretos de dicha lengua de lo que la mayoría de los escritores nativos jamás espían. Por ejemplo, conocía con toda precisión el mecanismo del uso anglosajón de la grosería y la caída de lo sublime a lo ridículo, que introduce una palabra grosera o un insulto vernáculo en un contexto afable donde explota con una peculiar mezcla de burla y gastada pomposidad. A pesar de todo, es evidente que le corroía un dolor por haber perdido el ruso, que jamás sería aplacado. En el prefacio de Lolita escribió brevemente sobre él como si fuera un ilusionista al que se le hubieran robado el equipaje y se viera obligado a actuar sobre el escenario donde tiene que realizar sus trucos sin el auxilio del material robado.   

Se nos ocurre que tal vez sea exactamente eso lo que le hacía escribir mejor acerca del amor que ningún otro novelista en lengua inglesa moderna. Las aflicciones del exilio llevan consigo un regusto a expolio que es como un tormento de la propia intimidad. El engañoso enfoque de la experiencia amatoria, el que conecta horriblemente el éxtasis con la muerte y hace que los amantes atesoren el presente como si ya hubiera desaparecido; ofrece una anticipación psíquica de la pérdida que se aproxima a aquella que otorgó a los niños privilegiados de la generación de Nabokov el genio de la memoria. Vivieron su juventud rusa con la intensidad del adulto enamorado, sabiendo misteriosamente demasiado acerca de su pérdida. El dolor que se aferra a la buena fortuna, o a la conformidad, es una de las bromas pesadas del tiempo, como la mezquina ama de casa que se esconde en el extático cuerpo de la pequeña Lolita.   

Decía sobre James Joyce: "James Joyce no ha ejercido sobre mí ninguna clase de influencia. Mi primer contacto breve con el Ulises fue alrededor de 1920, en la Universidad de Cambridge, cuando Peter Mrozovski, un amigo que había traído un ejemplar de París, vino a leerme, paseando por mis habitaciones de arriba abajo, uno o dos fragmentos picantes del monólogo de Molly, que, entre nous sois dit, es el capítulo más flojo del libro. Sólo quince años más tarde cuando yo ya era un escritor bien formado y reticente a aprender o desaprender algo, leí el Ulises y me gustó enormemente. Soy indiferente a Finnegans Wake, como lo soy a toda literatura regional escrita en dialecto… aunque sea el dialecto de un genio.   

Escribía sus libros en fichas, de modo que le era posible empezar por el centro e ir insertando escenas a su gusto. Escribía con lápices 3B que, según decía, afilaba compulsivamente. Llevaban gomas de borrar en el extremo que empleaba para exorcizar errores en vez de limitarse a tacharlos. Sus libretas de notas de bolsillo eran de papel recuadrado, como el de un cuaderno de aritmética. El patrón formal que podría haber distraído a la mayoría de la gente a él evidentemente lo estimulaba.   

Cuando daba clases en los Estados Unidos pronunció conferencias sobre Ana Karenina, La muerte de Ivan Ilitch de Tolstoi, Ulises, La metamorfosis de Kafka y Mansfield Park de Jane Austen, a sugerencia de Edmund Wilson. El metódico lepidopterólogo descubrió que Tolstoi había hecho una escala temporal distinta, con lo que pasan más años para una que para la otra. También dice que Joyce esquivó toda referencia al regreso de Mary Bloom del cementerio.   
  
El viejo y el mar  

Nabokov detestaba la literatura con grandes pretensiones sociales. También detestaba la lascivia. El arte malo del pasado, que ha perdido su capacidad para embaucar, revela a menudo que buena parte de su falta de calidad consiste en que no va demasiado lejos y, en el campo de la estética, es el único modo de llegar suficientemente lejos. La veta erótica del trabajo de Nabokov forma parte de su calidad. Tiene un efecto próximo a la exaltación del estilo y el valor en la conducta real. En el mundo del arte dirigía su odio hacia la mediocridad. Existen escritores célebres en los que detectaba una ingenuidad que para él, evidentemente, era casi perversa. Detestaba a Zolá, Stendhal, Balzac, Thomas Mann. Sin embargo, mostraba su entusiasmo por las descripciones que hace Hemingway del pez en El viejo y el mar y por los pasajes selváticos y las descripciones físicas de Un caso acabado, de Graham Greene.   

Su obra en ruso ya podría haberlo convertido en uno de los mayores narradores del siglo XX -las audacias de estilo de su ópera prima Mashenka (1926), la estructura ajedrecística de esa novela maravillosa sobre la neurosis que es La defensa (1930). El cínico y fatídico triángulo amoroso de celos y perversas relaciones entre el arte y la vida que sostiene Kamera Obscura (Risa en la oscuridad), La dádiva (1938) o El hechicero (1939) —su primera novela escrita directamente en lengua inglesa, La verdadera vida de Sebastián Knight (1941), felizmente enmarañada en la madeja de los conflictos de identidad y de los simulacros autobiográficos que el autor enredará aún más en sus novelas posteriores y en su deliciosa autobiografía parcial y novelada, Speak, Memory (Habla, memoria, 1966), no hizo más que ensalzar su talento picasiano y genial, pero fue Lolita (1955) la novela de instintos y pedagogías que, convirtiéndose en icono cultural del siglo XX, lo convirtió a él en escritor famoso, en el mítico y mediático autor de uno de los primeros best-sellers modernos que, paradójicamente, su autor desechó y pretendió quemar, y la censura prohibió en los Estados Unidos, por lo que su edición príncipe vio la luz en la Olimpia Press de París. Lolita, recreación contemporánea del tópico del senex puer, creó para siempre el personaje de la nínfula, de la muchacha, como las que pintaba su adorado Balthus, a mitad de camino entre la perversión y la inocencia, cuya personalidad no es en realidad sino el reflejo de la del que la contempla, en un enésimo ejemplo de la subjetividad y la tiranía del punto de vista que Nabokov aprendió de las vanguardias: "Lolita, luz de mi vida, fuego de mis entrañas. Pecado mío, alma mía", grita el maduro Humbert Humbert, "un reciente ciudadano norteamericano de oscuro origen europeo" (Nabokov creando siempre personajes inspirados en sí mismo, ficticios fragmentos de su personalidad atomizada), perdidamente enamorado de una niña que tendrá siempre el rostro de aquella Sue Lyon chupando una lollipop de la película que Stanley Kubrick filmó en 1974.   

Al respecto de dicho filme dijo: "Voy a publicar el guión cinematográfico completo de Lolita que hice para Kubrick. Aunque la versión de Kubrick tiene apenas suficientes citas del guión como para justificar mi posición de autor legal, el producto final es tan sólo un vago y desvaído pantallazo de la maravillosa película que imaginé y que plasmé por escrito, escena por escena, durante los seis meses que trabajé en una villa de Los Ángeles. No quiero insinuar con esto que la película de Kubrick sea mediocre; por derecho propio es una película de primera, pero no es lo que yo escribí. El cine suele dar un matiz distinto a la novela que distorsiona y vuelve más burda con su lente desviada. Kubrick, creo, evitó ese defecto en su versión, pero nunca entenderé por qué no siguió mis directivas y mis sueños. Es una verdadera lástima, pero al menos podré lograr que la gente lea mi guión de Lolita en su forma original".

Habla, memoria  

Observada desde lo alto de su torre de marfil, la narrativa de Nabokov ya resulta de por sí seductora, porque su prosa sofisticada y complacida tiene mucho de teatro, de histrionismo verbal y de ceremonia pagana ungida de lirismo y de eufonías que se lo exigen todo al traductor ("el tren avanzaba traqueteando por entre turberas ardientes en el torrente del ocaso", Mashenka, "con el viento, con el calinoso cielo primaveral y con el misterioso sonido de contrabajo de un avión invisible", "Aquella escena permanece en mi memoria con un tableau vivant", El ojo (1930), "Al final de un angosto y lóbrego sendero, donde la grava crujía y olía a enebro, apareció de pronto un porche teatralmente iluminado", Invitación a una decapitación (1935), "No se puede construir la propia vida sobre las arenas movedizas del infortunio" o "Era como tratar de imaginar las voces que tendrían los ángeles de Botticelli", "la nieve se estaba fundiendo […), un bribón harapiento vendía violetas", Risa en la oscuridad, "bajo la deslumbrante luz solar un asilvestrado bosque ruso rodeaba al paseante", Pnin, "ésos eran mis mejores días, apenas perturbados por las muecas de un grupo de duendes que lograba mantener a raya" o "caminé toda la noche a través de un laberinto iluminado por la luz de la luna, imaginando susurros de animales extinguidos", ¡Mira los arlequines!) Al galope, su estilo extravagante avanza por la página estribado en poderosas imágenes plásticas, envueltas en colorido, sinestesias y sensualismo ("vio a un turco vestido de azul, dormido sobre un montón de naranjas", Mashenka, "el aliento de un ciego, en una granja, una noche de invierno, hacía muchísimos años", etcétera; exhibicionista léxico (galicismos, italianismos y cultismos manchando el texto como manchan los colores un lienzo de Rothko), traductor obsesivo de sí mismo (obsérvense en varias de sus obras la palabras rusas, entre paréntesis, junto a las del original inglés, por si una lengua traiciona a la otra) porque sospecha siempre que la palabra jamás le es fiel a la idea ("la sensación enloquecedora de que las palabras justas, las únicas palabras verdaderas, esperan en la orilla opuesta, en la brumosa lejanía, mientras el pensamiento aún desnudo y estremecido clama por ellas desde este lado del abismo", confiesa el narrador de La verdadera vida de Sebastián Knigth), escritor tan mimético como camaleónico, capaz, como Joyce, de absorber el estilo ajeno adoptándolo en el propio, escritor reescritor ("he reescrito cada una de las palabras que he publicado. Mis lápices sobreviven a sus gomas de borrar", escribió en Opiniones contundentes), Nabokov pensó siempre en clave literaria, escribiendo no con la realidad, sino con la literatura como referencia ("Para mí, una obra de ficción sólo existe en la medida en que me proporciona placer estético. Todo los demás es hojarasca temática solidificada en bloques de yeso transmitidos de época en época, hasta que aparece alguien con un martillo y hace una buena rajadura a Balzac, a Gorki, a Mann", señala en Lolita; "no tengo ningún propósito social, ningún mensaje moral; no tengo ideas generales para explotar, simplemente me gusta componer acertijos con soluciones elegantes", escribe en Opiniones contundentes, confesando su asepsia moral, su predilección por la farsa y el espectáculo verbal), hasta el punto de llegar a considerar la vida la mera invención de un novelista superdotado, hasta el extremo de aseverar, por la boca de Kimbote, que "la vida humana no es sino una serie de notas a pie de página de una vasta y oscura obra maestra inconclusa", hasta procurar en cada una de sus palabras que el arte no sea sino la invención de la realidad.   

Al respecto de Lolita, dijo: "Fue un gran placer escribirla, pero también resultó muy doloroso hacerlo. Tuve que leer un gran número de casos reales. En buena parte la escribí en un coche para lograr una tranquilidad completa".  

En Habla, memoria dice que "en un trabajo de ficción de primera línea el verdadero choque no se produce entre el autor y los personajes sino entre el autor y el mundo". Ahí radica la fuerza de Lolita. La más despiadada novela de amor de nuestra literatura de sexo fácil y desenvuelto trata de una obsesión  en parte criminal y ha sido escrita por un extranjero que ataca el entumecimiento mental de una cultura desde dentro de la máquina que mejor representa ese entumecimiento. Y agrega: "Lolita es famosa, no yo. Yo soy un oscuro, doblemente oscuro novelista con un apellido impronunciable".

Armando Almada-Roche    armandoalmadaroche@yahoo.com.ar   
(Desde Buenos Aires, especial para ABC Color
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