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martes, 15 de septiembre de 2015

INVITACIÓN AL PARNASO






“INVITACIÓN AL PARNASO”


(Omar García Ramírez)



"Neither a servant nor a master I,
I take no sooner a large price than a small price, I will have my
own whoever enjoys me,
I will be even with you and you shall be even with me".

A SONG FOR OCCUPATIONS.


Walt Whitman




¿Por qué debería preocuparme por la posteridad? ¿Qué ha hecho la posteridad por mí?


Groucho Marx


We have seen the best minds of our generation

destroyed by boredom at poetry readings.

POPULIST MANIFESTO

Lawrence Ferlinghetti










Recibí un par de e-mails en mi computador.


Y al buzón de mi apartamento, llegó una extensa carta en sobre de manila.


Se me invitaba a entrar en el Parnaso.


Debía tener algunas referencias.


Adjuntar algunos títulos; notas bibliográficas,


y un cheque con sello de banco respaldando una cifra interesante…



Revisé bien. Que no fuese un error.


Nunca me he postulado para tales dignidades.


No participé de ningún club con este nombre.


Nunca fui de buen recibo en ciertos círculos literarios.


(Los únicos círculos que aspiraba trasegar eran algunos del inferno nombrados por Dante Alighieri en su Divina Comedia).


No sé muy bien por qué…

Pagué mis cuentas de borracho.

Nunca cacé musas de pluma dentro de sus territorios; además, el talento femenino en estos bosques casi siempre va acompañado de una fealdad virtuosa...

Por esta razón, busqué la poesía y la belleza en otros cotos.

No sableé, y resistí con estoicismo los mandobles al cuello de una buena fracción Des poetariat


Abordé con paciencia los novelones de los bestselleros y de los cuenteros de carrilera.

Leí sus libros, poniendo en riesgo mi salud mental, mi digestión, mi sueño.

No me alineé con ningún petit comité; no lideré ninguna facción sediciosa de la intelligentsia.

No hice proselitismo de mi luciferismo Golden Dawn.

No hice ostentación de mi alquimia personal.

No milité en ninguna célula académica o corporativa.

No recibí prebendas de la nomenklatura, ni cadeaux del stablishment.

No fui seleccionado para ninguna antología.

 

Tampoco quise antologizar para incluirme.

 

No estoy en la polvorienta y ruinosa biblioteca del archivista… 

(Afortunadamente, mis libros han sido molidos entre las manos resinosas de los

cultores de la Dama de los cabellos ardientes... 

Quemándose viven y fumándose en yerba, arden).   


Compartí mi Maryjean; fui generoso con mis pepas de prescripción viciátrica y mis cartoons ácidos de nube lisérgica;
mi aguardiente de mandrágoras, mi vino de amapolas.

Ejercí la ironía en los límites de una caballerosidad británica

y el humor negro dentro de los cánones de la poética irlandesa.

Pero, para ser estricto
siempre estuve dentro de las líneas de la picaresca hispánica.

Nunca me dejé enredar en líos de poetas inéditos e ilíquidos.

Sufrí las overdósis de oficio en sanatorios privados, alejado de los reflectores.

En fin… traté de estar sobrio en medio de crápulas

y estuve ligeramente ebrio en medio de moralistas y fariseos.





Por algún momento, el órgano de mi vanidad entró en erección.

Luego vino una calma de borrasca ligera

aires de manglares bajo una lluvia de ron de las Antillas.

Pasada esa ligera embriaguez, dejé la carta en la mesa de trabajo

sobre un par de libros viejos de dos maestros orientales

cuyas cubiertas ajadas eran bañadas por la luz ambarina de una lámpara.






Antes de entrar en el Parnaso…

Debo ofrecer un gambito de dama; realizar un enroque de rey

sobre el tablero del escenario…

––Me dije mientras movía las fichas hindúes de madera lacada––.

Colgarme de un sol de brillo noble;

que riachuelos de vino sanguíneo lo adornen

como al escudo de un guerrero griego.

Las heridas sublimadas ––medallas de la andadura y la batalla––,

dispuestas sobre la solapa del saco azul.


O…debería pensarlo bien…

Dejar a un lado esa tentación de trascendencia.



Antes de entrar en el parnaso…

¿Debería ponerme el vestido de juglar o de payaso?

Bellas corbatas de sedas; tafetanes cruzados por cintas de oro
                                                           y botones con broches de perlas.

Hermosos atavíos, legendarios vestuarios de periclitadas épocas,

¡El escenario me llama, las tablas están a la espera!

También es de rigor, al final de esa función, una salida a los bajos fondos.

El sombrero calado, la bufanda negra cruzando el pecho.

En el Parnaso, las bacanales están cubiertas por talco de mármol. Frialdad lunar. 
Aire de obsidianas negras. Lápidas de bronce y candelabros de hierro.

Cierta pesadez de piedra sobre las bocas cantoras...Ahora rosas secas.

Melancolía tejida sobre abarrocadas faldas de poetisas bohemias
                                                                                        consagradas por la muerte.


Antes de ponerme a danzar sobre lápidas frías; es recomendable un baile lunfardo y caliente por callejones donde las cortesanas demimonde estén a la espera de su sueño; y yo, a la búsqueda de una Ofelia perdida para rescatarla del riachuelo cenagoso de la vida. (Aunque es muy posible, que terminemos los dos en el arroyo).



Antes de entrar en el parnaso…

Me gustaría encontrarme con viejos y querido poetas.

Si no estuviesen consumidos prematuramente por la bilis; si ejercieran el humor como antídoto contra supercherías. Si en las ciudades, no se hubiesen convertido en ciudadanos grises bajo las cámaras paranoicas del gran hermano. Si el corre-ve-y-dile y el radio bemba amarelo no hubiese malgastado sus energías y su talento.

Algunos de ellos, los más afortunados, ya escalan posiciones dentro de la frondosa estructura burocrática de la patria y posan sus nobles y maceradas nalgas sobre sillones de misiones extranjeras…

Pero con estos no podría reunirme; no podría acceder a sus altos lobbies. Mi cara poetiana no es de buen recibo en sus fiestas; mis modales de drogatta en su nube artificial, no son entendidos por parte de esa exquisita fauna; sus secretos aquelarres; licenciosos Sabbats de banqueros y usureros, secretarios de despacho, ministros y mandriles.

Deberé encontrarme con los otros; gatos iluminados y solitarios que transitan los territorios fronterizos del idioma. Los de la juerga canalla. Los de la zambra pueblerina, gaznates abiertos a los rayos cristalinos del vodka y de la risa.

A ellos va mi encuentro en una taberna de pueblo.

En la barra de algún bar; 
                                      vere caer la lluvia luminosa contra las ventanas del abismo.

Poetas de líricas ácidas, viejos forajidos con su alijo de sueños…

“Sexo, poesía y alcohol”; su divisa corsaria.

Bueno…eran otros tiempos.

Teníamos el mazo de cartas completo...

El arcano de la estrella bajo la manga…

y no estábamos gastados por la rueda sucia de la fortuna.




Antes de entrar en el Parnaso.

Deberé afinar el semblante y la compostura.

Cuidar de mis modales y

Mandar lacrar con sellos mis papeles.

Para ingresar allí, me dicen, se requieren además de talento y oficio; Comediar frente a ciertos directores de revistas, hebdomadarios y pasquines de diferente condición. Gerentes de los mass media, publicistas de la gran estafa, quintacolumnistas de la opinión pública; presentadores de farándula y televisión.


No sé si cumpla tales requisitos; procuraré hacerme a algunos de ellos, de lo contrario…

Me sentiría muy desgraciado…

Tendré que contratar los servicios profesionales de un falsificador de balances y un asesor de imagen.

Antes de entrar en el parnaso, deberé pagar algunas cuentas.

Mi saldo en rojo no me permite recibir títulos honoríficos. Así que para ello, como escritor freelance, deberé recurrir a los ejecutivos librecambistas del laissez faire, laissez passer. De esta manera, cuadrando caja, podré estar seguro de dejar mis números en regla; es decir, igualar por rojo, los saldos negros del fracaso.



La verdad, hay que decirlo… 

nunca el fracaso o el triunfo lograron afectarme.

Tomé esas notas, como señales de un sismógrafo averiado.

Ademas...

                Todo el mundo hace algo mientras le llega la hora.


Groucho Marx decía: “¿Por qué debería preocupararme por la posteridad? ¿Qué ha hecho la posteridad por mí?”


Por esto… a veces pienso…

Que entrar en el Parnaso puede ser bastante aburrido….

Los sicofantes, la pompa, y el derroche de músicas graves…

Los archivos, los periodistas de la farándula a la entrada de la eternidad.

Las alfombras rosa, los claveles negros.

Las nubes pesadas de helio.

Las luces solares muy altas.

Las noches de juerga interminables…

(Bueno, esa es una de las pocas cosas que de verdad serían interesantes).

Pero no…

He decidido no presentar oposiciones.

Quince minutos de fama son suficientes. Un orgasmo de más de media hora solo es soportado por faquires o yoguis. Una eternidad, en constante inspiración, está destinada a los dioses o a los espíritus selectos de la metempsicosis.

No presentaré mi currículo ante las puertas de oro y cobre.

No pisaré la báscula de los pecadores y los virtuosos.

No tañeré la lira en frente de vates dorados y orates plúmbeos con testas coronadas de laurel.

Creo que mejor volveré a mi vida de otros tiempos.

No vale la pena entrar en el Parnaso cuando ya está lleno de bombines y chisteras; abogados y libreas.
La verdad, de entrar allí, sería para armar una gran conmoción y terminaría, para mi mal, vinculado a una resistencia.
Y encontrarme… con los mismos trepas montando escaleritas, tendiendo trampitas, montando tramoyas, con sus enciclopedias abiertas debajo de sus atriles. Con sus heráldicos corazones abrillantados para el desfile de las vanidades.

Con sus recomendaciones; sombreros estirados implorando con lenguas de fuego bajo los castillos de cristal y cemento. Sus circos del absurdo y sus colas de dragones. Sus políticos de la Nueva Era, sus magos escleróticos, sus camaleones contorsionistas.

Mejor seguir con el corazón en bandolera

bajo la luna de los caminos junto al mar y los pies sobre la tierra.

Pasar por las tabernas goliardas para libar los odres ásperos; mosto salvaje de las uvas abisales.

No debo perder la costumbre. (Ya me canso de esta vida de monje anacoreta y ermitaño).

Arrojaré el guante a algunas crapulitas de altar;

meapilas cortesanos que me vienen manoseando los cojones.


En el pasado ejercí Mester de juglaría en la plazas e inoculé tibios venenos, destilados del alambique surrealista, en las copas de los obispos ilustrados; directores espirituales del rebaño Matrix; grandes ídolos de la clerecía culterana.

(No me voy; estoy de regreso. Y no será para darles el óbolo a los enchufados; mis aportes crematísticos solo se destinan a las filles galantes de madame Recamier; lo demás es despilfarro).

Creo que desertaré del Parnaso; a pesar de que, dicen, algunas de mis canciones ya están tocando a las puertas del cielo. (Están tocando, pero no les abren; me dijo el viejo Dylan).

No quiero estar en las listas del top ten. Hace tiempo que no veo las noticias. A los diarios solo los consulto para leer horóscopos, el pronóstico del tiempo y las especulaciones bursátiles.

Entraré en un bosque negro con la caravana de Rimbaud; con los juglares de la cuerda de Villon; los gatos de Celine, en busca de la Acuarimántima insular donde habita el fantasma de Barba Jacob. Sediento vino  en las gargantas de los emboscados de la luna; mi melena en cardos coronadas.

No habrá Walhalla, ni valkirias...

No habrá paraíso, ni bailes de huríes…

Ni arpas, ni ambrosías...

Solo el canto áspero y rojo de los minnesängers...

Las calles entintadas de luces minerales, inundadas de riachuelos de plata

y asteroides giróvagos bajo estrellas y cimbeles.




Mi poema… serena risa de la noche.


Mi poema… secreta sombra de los acantilados.

Mi poema… faro avistado por el barco ebrio de mi corazón de piedra.

Mi poema enamorado de la luna…se forjó de cara al sol subiendo a la montaña de la laguna.

Mi poema…

Se extenderá como el polen de los vendavales

o se quemará como las cañas secas de los incendios forestales.

A la tierra volverá como cimiente o ceniza.

Seco y estilizado en la luz de las estrellas, duro como diamante negro…

Carbón  de flor al rojo en el río del tiempo; lava del volcán más vigoroso.


Y cantará en silencio por siempre.

Y para siempre.

Como debe ser.



O.G.R.

Del libro en imprenta:

"12 TROVAS GOLIARDAS Y UNA CANCIÓN MINNESÄNGER"

miércoles, 11 de abril de 2012

POEMA POLÉMICO DEL NOBEL DE LITERATURA Günter Grass

 


Süddeutsche Zeitung publicó un poema de Günter Grass en el cual el Premio Nobel de Literatura opina sobre la participación alemana en el armamento israelí y la posibilidad de un ataque contra Irán.
Günter Grass ataca al Estado de Israel en su nuevo poema sobre el conflicto atómico con Irán. El periódico informa que representantes de organizaciones judías y políticos alemanes han reaccionado con una serie de imprecaciones contra el autor. Lo acusan de antisemita y de ignorar la situación política de Oriente Medio.
“Estoy horrorizado” dijo el presidente del Consejo Central de los Judíos en Alemania. Considera que el poema es un “panfleto de odio”. La embajada israelí en Berlín rechazó las críticas del Premio Nobel de Literatura a Israel.
El propio Grass no parece querer reaccionar ante esas críticas. “El señor Grass ha dicho en su poema, lo que tenía que decir y no se pronunciará más al respecto por problemas de salud”, dijo su secretaria personal Hilke Ohsoling.
Para información de nuestros lectores publicamos una traducción del poema en cuestión:


Por qué guardo silencio, demasiado tiempo
sobre lo que es obvio y que fue ensayado
en juegos de guerra, a cuyo fin solo seremos
en todo caso notas al pie de página.
El presunto derecho a un ataque preventivo,
que podría destruir al pueblo iraní
oprimido por un bravucón
y guiado hacia el júbilo organizado
porque se supone que en su territorio
se construye una bomba atómica.
¿Pero por qué me prohíbo,
mencionar el nombre de ese otro país,
en el cual hace años –aunque en secreto–
existe un creciente potencial nuclear
pero fuera de control, porque no es sometido
a ninguna inspección?
El silencio generalizado sobre este hecho,
al que se ha subordinado mi silencio,
lo considero una mentira inaguantable
y la presión, que amenaza con castigo,
en cuanto no es acatado;
el veredicto de “antisemitismo” es corriente.
Pero ahora, porque desde mi país,
que por crímenes muy propios,
que no admiten comparación,
es una y otra vez atrapado y debe dar explicaciones,
de nuevo y como si fuera normal, aunque
declarado sin esfuerzo como reparación
se debe entregar otro submarino a Israel
cuya especialidad es enviar ojivas destructoras
a un sitio donde la existencia
de una sola bomba no ha sido probada
donde solo el temor sirve de prueba
digo lo que hay que decir.
¿Pero porqué guardé silencio hasta ahora?
porque pensé que mi origen,
que está marcado por un baldón imborrable,
prohíbe, imputar ese hecho como verdad expresada
al país Israel, al que estoy unido
y quiero seguirlo estando
¿Por eso lo digo solo ahora,
envejecido y con mi última tinta:
la potencia atómica Israel amenaza
la ya frágil paz mundial?
porque hay que decir,
lo que ya mañana podría ser demasiado tarde;
también porque nosotros –como alemanes suficientemente incriminados–
podríamos llegar a proveer un crimen,
que es previsible, por lo cual nuestra culpabilidad
no podría ser borrada
por ninguna de las excusas acostumbradas.
Y confieso: ya no me callo,
porque estoy cansado de la hipocresía de Occidente
además se puede esperar,
que muchos se puedan liberar del silencio,
exigir la renuncia a la violencia a
los promotores del peligro visible
y al mismo tiempo insistir,
en que un control ilimitado y permanente
del potencial atómico israelí
y de las instalaciones atómicas iraníes
por una institución internacional
sea permitido por los gobiernos de ambos países.
Solo así será posible ayudar a israelíes y palestinos,
más aún, a todos los seres humanos, los que
en esa región ocupada por el delirio
viven enemistados estrechamente
y finalmente a nosotros mismos.

 
Traducido del alemán para Rebelión por Germán Leyens

miércoles, 30 de noviembre de 2011

UN POEMA...








UN POEMA…


1
En algún lugar habita un poema…
Un poema que buscan todos los poetas…
Un poema que tiene el rostro de una máscara fantástica.
Una mirada blanca y pura de titanio
esa que llega, desde la alta noche hasta la aurora, con una sonrisa de estrella.
Un poema extenso, algo liviano y un aire solitario…
La mirada tostada por los soles rojos. Beduino de un desierto de arenas doradas…

Existe un poema que buscan todos los poetas…
Algo que viene desde del bosque
como una sombra verde; beso nocturno de rocío y agua.
Poema escrito sobre papel de hueso blanco.
                                                                               Dentellada de luz sobre la espalda de la luna.
Palabras esgrafiadas sobre un códice en donde se reportaban los eclipses y las crecientes.
Alguna fórmula hermética acuñada sobre una tableta de arcilla.
Crónica de algo que pasó
algo que se mantiene suspendido sobre una cuerda luminosa
                                                                                             y regresa en ciclo con la eterna espiga.
La migración de las aves en invierno. La cosecha de peces en la primavera.
Expresa un fragmento de la eterna verdad. La historia perdida.
No tiene un punto de referencia.
Y se mueve en todas las direcciones; alevín del tiempo que busca, su río, su galaxia.
Un poema escrito en la madera de un naufragio,
(Mira allí las estrellas brillando.
¿Escuchas la música que nos llega desde esa lejana playa?. Desde aquí se ve la hoguera…)

Hay un poema…
en la línea vertical de una espiga que canta, cuando el sol más despiadado del verano seca
su oro vegetal, cuando el hambre lo come sin leerlo, siente su saliva…
––Alimento de harina solar en la boca––.
Hay un poema, que al fin de la jornada, todos los poetas buscan pero nunca encuentran.
Ese poema no está escrito en tinta de carbón extinguido, ni en bites de memoria.
Está grabado en los fragmentos de las piedras patinadas por la lava
que hicieron golpe a golpe, la cicatriz del camino.
En lomos de peces petrificados en ríos de vidrio estelar.
Ese poema desaparece cuando se le menciona y se hace música de olvido…
Cuando la luz en rayo, viaja al cielo de los diamantes rojos.
Sabe de los trucos de los estafadores portuarios y bebe el ajenjo de los marineros normandos
pero casi siempre, se deja ganar una partida.
A veces, se le ve borracho perdiendo su faro.
Sabe de eclosiones de estrellas, soles clausurados.
Un poema que se escribió hace millones de años luz y su escritura es un código
que habla en una geometría y matemática de constelaciones.

Un poema…No descifrado.
En realidad… debo decir…no existió ningún poema.
Ningún poeta mereció ese tal poema.
Su canto no alcanzó su encabritado sol; su brío no llegó, hasta la potra de su luna.
Este poema nunca se construirá.
Este poema nunca se destruyó.
Este poema  es  un acto de magia barata, con música esplendida de Ninna Simone al fondo.
(El arte cuando no funciona, es un truco de cuarto solitario. Un acto pérdido en compañía de ajenjo de supermercado).
Este poema nunca se escribió….Intento escribirse…Luego…


2
Encontraron un poema agonizando
entre las líneas negras y los espacios blanco-hueso de papel de un periódico…
Encontraron un poema en la última página; crónica de crímenes y elecciones.
La crónica roja parecía tomar cierto brillo al lado de las caras de los maleantes de turno.
El poema se derrumbaba sobre un charco de tinta
                                                                     /y agitaba sus brazos como dos metáforas lisiadas.
Encontraron un poema pequeño; no alcanzaba a ser incluido en la antología de un funcionario de la academia. Se le debería llamar una larva de poema; un abortado en la calle de la lírica.
Encontraron un poema envuelto entre los periódicos del día anterior.
Estaba podrido ––ya se sabe, los poemas a veces, cuando no alcanzan a balbucear, perecen rápido;  es de anotar, que su olor es como de gorrión ligero y rosa seca––Un pájaro dando su frágil cuerpo a los gusanos de los anuncios publicitarios.
Encontraron un poema.
Una muchacha que pasaba por allí, lo escuchó…
(Una ligera bocanada; cachorro de perro amarillo buscando el aire de la tarde).
Ella lo recogió, le dio un poco de agua con azúcar, lo acunó en su regazo y se lo llevó a su buhardilla visitada por gorriones.
Parece que se recupera; parece que quiere crecer; parece que canta.

3
Existe un poema
que canta desde las azoteas, francotirador iluminado, Apunta al corazón del cielo azul para detonar la lluvia de la primavera.
Existe un poema…
Sortilegio guardado, por la nieta dorada de una hermosa hechicera que no pudo ser quemada.
Existe un poema…
Naciendo  de la armónica solar como un canto de sol perdido... Hundido en el costado la tarde.
Es un poema que entra a bucear a pulmón limpio
busca la luna de bucaneros borrachos que cayeron por la borda.
Hay un poema como un escudo, como un espejo.
Esta allí…
En un museo de antigüedades,
esperando el encuentro con la mirada y con la voz, que les dé un nuevo brillo.
Acertijo antiguo. Objeto fuera de época.
Algo que cayó por ese agujero maellstrong, por donde se pierden los soles…
Cubierto de arena…óxido de hierro sobre el filo de la luz…
En la carroza de una feria de circo de pueblo… Gira, y gira, y gira.

Carrusel iluminado
por el dulce algodón de las bombillas… pasa, su boca roja, contra el azul del verano.

Hay un poema que vuelve a nacer…
Estrella líquida reflejada en la marea de la noche.
Un poema que respira