sábado, 17 de junio de 2017

¿POR QUÉ UN POEMA…?






¿POR QUÉ UN POEMA…?

(Omar García Ramírez)






1

En tiempos de Goethe
las palabras del Werther desataron
una ola de suicidios que se extendió por Alemania...
                                                                                           la llamaron Werther-fieber.

La poesía tenía espíritus lectores
y algunos de aquellos inspirados románticos
llegaron a mixturar
los efluvios de su corazón con las palabras. 
                                                                      Crisoles de piedra y fuego.

La poesía era la naturaleza hecha espíritu en el alma de los hombres.
Dorado escudo de arabescos repujados, teñido en la sangre de las uvas salvajes.
Oro de tormenta solar para almas de jóvenes e impetuosos soñadores.


En tiempos de Pushkin…

La gente salía y provocaba.
Había duelos a pistola
y los padrinos de aquellos duelistas
eran tan locos como los poetas 
que derramaban la sangre sobre la nieve de San Petersburgo.

Los poetas estaban al orden del día…
No solo epataban; arrebataban, enamoraban, construían nuevos mundos…
Emprendían el ascenso de escaleras al cielo
y se quemaban en las tormentas de nieve cuando bajaban de las montañas sagradas.


2

Ahora…
son tiempos difíciles para la poesía.
La gente espera baladitas ligeras de señoritos del idioma.
Los críticos, solo esperan a los iluminados de su academia;
(crooners, susurradores, boleristas de feria).
Algunos logran su cometido; otros sencillamente desafinan.

Un funcionario…
Siempre es bienvenido en estos lares que, en otra época,
                                                                        eran territorios fronterizos y peligrosos.
Biblioteca para desquiciados, códice iluminado de lunáticos;
asilo de gente golpeada.  
Travesía iniciática para maratonistas de la noche, corredores de fondo…

Ahora un poema no te deja fuera de onda.
No invita a  la acción…
                                      o al suicidio… (afortunadamente).

Los publicistas utilizan algunos textos líricos en sus comerciales
con gran éxito de ventas.
Los versos se han tornado esloganes para rejuvenecer el alma.
Nada raro…
Ya que todo ha sido cooptado por la publicidad.
(¿Qué sería de la publicidad sin la poética…?
la retórica publicitaria mama de la ubre lírica de la poesía).
La mercancía, hecha espíritu plástico del comercio global.

3

Pero….
Ya no hay poemas grabados en Piedras de Sol…
Ya no hay poetas que apunten a las estrellas como el Arquero Entusiasta…
No se lanzan en paracaídas y miran el mundo desde la nube de Huidobro…
No se mueren en París con aguaceros, como Vallejo;
O…sucumben bajo el sueño heroinómano, como J. Morrison.

Se resfrían en Bogotá D.C. con los chubascos de los cerros
                                            tomando un carajillo en las faldas de la Candelaria.
Acaso…
¿Toman té, con la luna en pantalones?…
Ahora es: café olé en Juancho Valdex
Saturar pastelillos de margarina liviana para la backerie de la velada floral.
Edulcorarlos como a bombonería                    
                                                      para niñas con caras de azúcar ácida                                                   
que asoman sus rostros constipados
                                      tras ventanales de una noche iluminada por arañas de cristal.
Pero…
                    Será…?

4

Será porque…
un poema ya no puede vibrar como una cuerda de violonchelo
                                                                            y hacer palidecer a la estrella de plata.
Porque un poema…
No se escribe…Ya no es posible…
Ha sido retirado de la vida
y reducido a una morada secreta y gris…
Esta allí balbuceando entre las cornisas de la luz como un gorrión.
Sombra que aletea entre las grietas de la estructura vital
a vuelo raudo, esquivando las columnas doradas de los atardeceres.
Diadema que nimba la frente de una muchacha delgada
que camina presurosa con su carpeta de pinturas en bandolera.

(Poesía automática; gran sueño de otra época.
Condenado a vivir dentro de las vestimentas de un pasajero urbano
que fuera pintado por Magritte: Traje de oficinista, cuerpo etéreo y sin palabras.
Algo que prefiere dejarse olvidado en un cuaderno garabateado
                                                                   a la espera de la maga, jardinera de la noche…)

Creo que ha vuelto a su condición original, su esencia primitiva.
Señuelo de luz,
                            proyecto de sueño,
                                                            espasmo del tiempo, epifanía secreta de la vida.


5

Quisiera preguntar:
¿Por qué un poema no puede ser más contundente que el jab de un boxeador?
¿Por qué no baila como Ali y no se arriesga en el in-fighting como Tisson?
¿Por qué no golpea más duro que un opercout de Vitali Klitschko?
(Pensamos en Arthur Cravan cuando vemos la perspectiva del combate,
algo de pugilismo existe en este mundo del poema).
Aumentar la carga; liberar la potencia del poema…
(En algunos momentos, es nuestra ilusión).
La jaula de combate; el octágono; vida que gira sobre el eje de una mirada suspendida.
Aspiraríamos a un poema rápido
como el brillo de una katana samurái sobre las alas de una mariposa lisérgica…
Pero entendemos que, en un mundo de aceleración perpetua
ya no podría tener esa contundencia.
Además, se ha perdido la costumbre de entrenar duro para para esos menesteres.

Jóvenes poetas de la vieja guardia…
                                                           Niños poetas de la guardia nueva...
boxeadores solitarios en los gimnasios del idioma.
Peleadores de sombra, golpe a golpe, contra los fantasma del destino.
No luchamos para vencer, sino para caer heridos;
saber encajar los golpes merecidos.
Dar la pelea sin desistir
                     sin renunciar a la lenta mordedura venenosa
                                                           que apagará la sangre, que encenderá el olvido.






TODOS VEN EL FÚTBOL...








TODOS VEN EL FÚTBOL…

(Omar García Ramírez)




Todos ven el fútbol…
La invasión de un espectáculo
donde se asiste al brillo de una estrella por diez segundos
y se espera una eternidad, entre la expectativa y el aburrimiento.
El árbitro pita…
Los tipos se estiran de plancha sobre el césped…
Alguien arriesga, toma la iniciativa y trata de pergeñar una jugada maravillosa…
Pero, a pocos metros del arco, un codazo y una patada desbaratan la magia.
No aguantan mucho estos señores…
(En un juego ritual de Pok ta pok con los Olmecas, habrían perdido algo más que la cabeza. Deberían ver un partido de rugby con algunos guerreros maorís, para que supieran lo que en verdad representa el dolor…).

Yo…
Desnudo sobre un sillón de terciopelo negro….
Espero el beso de la Nina.

El beso de la Nina es lento y acaramelado; almibarada gelatina de frambuesa.
Helado copo de algodón, alimento ritual de alpinista solitario.
Gruta lluviosa en mi expedición de espeleólogo.
Mi pálido estertor, mi lento abatimiento.
Respiración entrecortada bajo el liviano peso de su cuerpo.
La flauta de luna se estiliza en el silencio para alcanzar su más alta melodía…

Todo ven las olimpiadas…
Hockey sobre el hielo…
La ruta ciclística de Francia…
Yo respiro y me caliento en la gimnasia de la aurora.
Empuño mi florete y arremeto en una danza cortesana.
Esgrima de la flor más purpurina, galope y vals de primavera…
Equitación aureolada en destellos solares sobre mi potra encabritada.

No quiero escuchar las hordas victoriosas; 
carnavaleros deportivos; borrachos en la efímera gloria...
Cuando no, perdedores en rebaño que ahogan en aguardiente el dolor de sus derrotas…
Pequeños gorrones de la ira, atrapa-pelotas, pateadores de canillas.
Hooligans de la masa embrutecida, rebaño alienado de las bravas barras.
Rituales gastronómicos de grasa y de cerveza, sus himnos guturales, sus cánticos marciales…
Medallistas de la histeria, bajo el control de los señores de la publicidad.

No asisto a los estadios...
He decidido entregarme
a los olímpicos escarceos de la puna andina, sobre mi cobija de lana alpaca.
El galope índico con mi Devi Sakti.
Lucha grecorromana con mi amada sobre la lona blanca del amanecer.
Y respiro el día, que poco a poco, se torna lluvia o ruido…
Gracejo in crescendo de calles y tabernas.

No sé qué celebran ahora…
Caminamos en medio de la turba.
Altos y ebrios; nuestras melenas negras bajo la constelación de sagitario.
Beduinos cetrinos, proyectamos sombras dibujadas por el sol de las calles encendidas…
Encandilados en la noche de los ángeles fugados. Pálidos, livianos…
Ojos rayados;
tibetanos y orientales…inmersos en un lago de purpura profunda.
Bereberes tostados por el viento, mostramos los colmillos de la risa
                                ataviados de cafstánes negros
                                                que se recortan contra las dunas del sueño.

Ese triunfo del que hablamos… está más allá de la gloria y de la muerte.

Todos ven el fútbol...

Gilipollas mecánicos con trompetitas de plástico…
Sombras epilépticas, proyectadas sobre grietas de piedra en las cavernas.
Balompié masivo e industrial, para las hordas de los espantos ruidosos.

Los críticos deportivos de salón, armaran su equipo ideal….
En los diarios, diseñaran una jugada de fantasía frente al pórtico de papel…
Condenaran al atleta lisiado…
Levantaran un pedestal para el legionario que hace méritos en canchas extranjeras
Después… lo crucificaran, le partirán las piernas.

(La historia del fútbol la conforman treinta cosas memorables…
Cuarenta instantes de iluminados e inspirados…
Sesenta caligramas blancos sobre una pantalla verde…
A lo sumo, 100 poemas de coraje, inteligencia, resistencia y velocidad.
Sobre un siglo de sangre, sudor, patadas y aburrimiento…
No mucha cosa, desde que se inventó esta ceremonia balompédica).

¿Cuánto tiempo ha transcurrido  para esto?…
Doscientos setenta millones
que conforman la torcida universal, siguen enganchados.
Espero sinceramente… Nos los defrauden.
Mientras tanto, sigan posando sus gordos traseros porcinos del lúpulo
sobre barras de tabernas ruidosas, mientras afuera, pasa la vida;
 y el tiempo,… pasa de todo…

Nosotros…
Ingeniamos un vuelo de amantes que cruza el arcoíris.
Dribleamos sobre el viento…
Surfeamos sobre olas de luz con reflejos de espaldas solares…
Duendes de invierno; risas bajo cero; esquiamos bajo los pinos del silencio.

Nosotros…
Estamos alcanzando una marca más lenta en cuarentena…
Seis yardas más profundas; apneas contenidas bajo piscinas de azures oleosos…
12 metros más en las fronteras de la risa; tambor que pone a límite el corazón del fuego…
24 asanas de yoga en Sutra del cordón dorado
                                                   enardecidos por flamígeras grenchas de la verde María.
48 keshari mudras con lengua de colibrí sobre el campo erótico del chakra Muladhara
60 golpes de Taichí, sobre la gruta barroca del jardín perfumado…

Poemas gimnásticos de un antiguo libro de piedra
                                           cubierto por líquenes y enredaderas en las selvas del Indostán.

En el verano frente al mar…
Tensamos el arco; apuntamos contra el escudo dorado; damos en el blanco.
Como pareja de jóvenes antiguos en la isla
golpeada por un sol que molió las playas; tejió su áureo vellocino.
Contenemos la respiración, soltamos los diques de los ríos interiores…
Oleaje sereno después de la tormenta.
Y esperamos…
                         A que se fundan las preseas de oro en las huellas de la arena.

Ya batimos todos los récords.
Tenemos las heridas del esfuerzo grabadas en la piel                      
                                                      maceradas con semillas, aceite, lodo…
 Y en nuestras frentes relucientes…

                                   las coronas de laurel espigan victoriosas con el viento.  




jueves, 1 de junio de 2017

BUENA SUERTE CON ESE MURO......



El cineasta Josh Begley y la documentalista Laura Poitras (una de las periodistas que publicó los documentos filtrados de Edward Snowden), crearon el video a partir de más de 200.000 fotografías satelitales tomadas de Google Maps y unidas para dar la impresión de que una cámara viaja a través de ella de punta a punta. “La frontera sur (de EE UU) es un espacio que se ha reducido a metáfora”, escribe Begley en un artículo de The Intercept. "Ya ni siquiera es geográfica. Parte de mi intención es insistir en esa realidad geográfica. Al enfocarse en ese paisaje físico, espero que la audiencia obtenga un mayor sentido de la enormidad de todo esto y tal vez imagine lo que significa ser un blanco político en ese terreno”.
El presidente ha cambiado los detalles del plan como su altura y costo de construcción, pero la meta de obligar a México a pagar por él no ha cambiado. El Gobierno mexicano ha negado en varias ocasiones obedecer a este plan. Desde que Trump anunció el plan en el verano de 2015, varios analistas y políticos han cuestionado su viabilidad, especialmente por su costo. Un estudio realizado por el Washington Post estima un que este sería de aproximadamente 25.000 millones de dólares y no 12.000 millones de dólares como ha dicho Trump. Uno de los factores que aumentaría el costo del muro, según el artículo, son las zonas montañosas, las que están divididas por el Río Bravo o cerca de los océanos Pacífico y Atlántico.


miércoles, 31 de mayo de 2017

POR QÚE NOS HACE FALTA LA POESÍA/ ANDREA BAJANI





Muse et grifo


Por: Andrea Bajani

Día tras día, el hombre construye recintos para que el resto de los hombres pueda pastar con seguridad en su interior, y a eso lo llama sociedad. Los poetas saltan por encima de la valla y luego siembran el pánico entre los demás mamíferos que deambulan mansos por ahí. Y cuando se marchan, el desasosiego corre por el cuerpo de quienes se quedan como sangre envenenada que entrará a degüello en sus venas. En las novelas de Roberto Bolaño los poetas son individuos peligrosos. Ponen patas arriba las ciudades, hacen empalidecer de miedo a los ciudadanos. Los poetas de Bolaño son aventureros, criminales, bravucones, vándalos. Siempre fuera de la ley. En las novelas de Bolaño, las ciudades se ven desestabilizadas por los poetas. Porque tienen ojos que causan temor. Entre las páginas de Los detectives salvajes se mueven hordas de desadaptados. Auxilio Lacouture, la “madre de la poesía mexicana”, Arturo Belano, Ernesto San Epifanio, León Felipe. Lo que se siente, en cada página, es el temblor de una época, por encima incluso de una ciudad. La Ciudad de México se encierra en casa, porque detrás de las ventanas están ellos. Y de los poetas no cabe esperar nada bueno. En Estrella distante, acaso el más desgarrador de los libros del chileno, hay un poeta, Carlos Wieder, que considera la tortura una forma suprema del arte. Y en Nocturno de Chile, el crítico literario Sebastián Urrutia Lacroix encuentra a un joven poeta en el umbral que desbarata su vida “en una sola noche relampagueante”: “de pronto ha llegado a la puerta de mi casa y sin mediar provocación y sin venir a cuento me ha insultado”. El crítico literario elude la confrontación (“Eso que quede claro. Yo no busco la confrontación [...] Soy un hombre razonable. Siempre he sido un hombre razonable”). El poeta echa abajo la verja de la sensatez, que no es otra cosa que la razón cuando se convierte en un extintor para apagar incendios.
Entre las muchas intuiciones de Bolaño, la del poeta como sujeto subversivo es la más devastadora, la que sigue ardiendo en las páginas de Amuleto2666Putas asesinas. Lejos de la idea reciclable del poeta como una entidad residual y a fin de cuentas (vuelta) inofensiva, los poetas de Bolaño no tienen miedo a morir simplemente porque no buscan el consenso de la Historia. Bolaño se inició como poeta y siempre se consideró tal, y en uno de sus poemas –“Sucio, mal vestido”– habla de los caminos que recorren los perros, “allí donde no quiere ir nadie”. Es “un camino que solo recorren los poetas / cuando ya no les queda nada por hacer”. Los poetas no siguen las indicaciones, no obedecen las instrucciones trazadas por la Historia, que es la forma más violenta de la sensatez. La Historia, parece querer decir Bolaño, es la razón cuando se convierte en un par de esposas para asegurar detrás de la espalda las muñecas de la imaginación.
La poesía, por lo demás –como nos dice el nobel Joseph Brodsky en Conversations– “es una suerte de desviación con respecto a la habitual forma obediente de pensar”. Brodsky fue deportado por la misma razón por la que escribió poemas: “cualquiera que se esfuerce por crear en su interior su propio mundo independiente está destinado tarde o temprano a convertirse en un cuerpo extraño en la sociedad y a verse sometido a todas las leyes físicas de la presión, de la compresión y extrusión”. La Historia proporciona seguridad al hombre, el poeta transita por senderos no hollados, abre grietas en los mapas. En esos senderos se topa con los perros, pero también con hombres y mujeres que se han extraviado o que han tratado de adentrarse en esos mismos páramos, entre esos mismos arbustos. Poseen versos que compartir, con los que alimentarse en el bosque: “Las personas interesadas en la poesía –escribe Brodsky– tratan simplemente de satisfacer sus propias necesidades o intereses, digamos, por medios que no son proporcionados por el Estado.” Y el Estado, el brazo organizado de la Historia, opone su sensatez. Ósip Mandelshtam fue detenido y asesinado por sus versos. Lo que da miedo no es que hubiera bautizado a Stalin, en un célebre poema, como “el montañés del Kremlin” sino que hubiera escrito, en un verso feroz y hermosísimo, “cada muerte es una fresa para la boca” del dictador georgiano. La ferocidad y el candor son las armas de los poetas.
En una época como esta en la que el storytelling, la narración, se ha convertido en sinónimo de persuasión, es decir, en una rama de la comunicación y la política, no queda otra que la poesía vuelva a ser nuestro bien más valioso y nuestra arma más eficaz para defendernos de la sensatez de la Historia. Para echar abajo el vallado de las narrativas opuestas a otras narrativas: Europa, isis, la seguridad, la familia. En un momento como este, en el que prevalece la emergencia, es decir la urgencia de respuestas a preguntas que nadie ha formulado, la poesía es el medio que tenemos para volver a desestabilizar planteando preguntas. Es una época de las respuestas, esta que vivimos, y estamos llenos de preguntas sofocadas dentro de nuestro pecho. No hay nada más urgente que una pregunta ingenua, escribió Wisława Szymborska. La pregunta que se interesa por las razones del fuego, y no una boca de incendios que lo sofoque con la impetuosa represión de un fuerte chorro de agua. Los poetas de Roberto Bolaño deambulan por las ciudades de Latinoamérica propagando miedo y desasosiego debido a las armas que llevan. Son una pesadilla, pero, como escribe Cees Nooteboom en Tumbas de poetas y pensadores (Siruela, 2007, traducción de María Cóndor): “las personas no pueden vivir sin sueños peligrosos e inesperados”. Los realvisceralistas de Bolaño no llevan pistolas en sus bolsillos, sino versos, pero es suficiente para sembrar el pánico. Porque eso significa que tienen los bolsillos de los pantalones y de las chaquetas llenos de signos de interrogación, que son la munición más insidiosa para la sensatez de la Historia. El signo de interrogación, esa marca de puntuación que, como escribe Alberto Manguel en Curiosidad. Una historia natural (Almadía, 2015, traducción de Eduardo Hojman), es la “representación visible de nuestra curiosidad” y se encuentra al final de una frase como para “desafiar el dogmático orgullo”. Son las preguntas incómodas de los niños, que piden al ¿por qué? que se convierta en la ficha que pone en marcha el carrusel de las cosas, y a quienes las respuestas no dejan satisfechos. Los niños no son conscientes de la narración porque a menudo no llegan al final de una frase, pero dentro de esa frase desarticulan el mundo, lo descomponen y lo vuelven a montar de un modo que nunca habíamos visto. En el fondo, los temibles poetas de Bolaño no son más que niños. Y los niños desconocen la sensatez de la Historia, que es una respuesta práctica en la que hoy ya no cree nadie. El resultado son grandes cajas repletas de signos de interrogación metidas en el sótano –lleno de cosas viejas, consideradas ya caducas– que tarde o temprano una fuga de agua inundará y que pocos recuerdan haber guardado. La Historia proporciona, en nombre de la seguridad, recintos en los que nadie quiere ya entrar. “Por su propia seguridad”, repite con un mantra amplificado el miedo. La poesía, en cambio, como escribe Brodsky, es “la mejor escuela de inseguridad que existe”. Por esa razón, en la inseguridad que nos atenaza, la poesía nos tiende su mano, porque, como prosigue el poeta, “lo que dicen los poemas, en esencia, es: no lo sé”. ~
____________________-
Traducción del italiano de Carlos Gumpert.






TOMADO DE: LETRAS LIBRES
















martes, 30 de mayo de 2017

LA PINTURA DE ADRIANA ROBLEDO








Abstracta Flora
LA PINTURA DE  ADRIANA ROBLEDO
Por: Omar García Ramírez

La serie Flora Abstracta, de la pintora Adriana Robledo, se caracteriza por la sobriedad en el diseño y el barroquismo en el color: vegetales metalizados, ácidos y multicolores que navegan sobre múltiples sedimentos de pintura; mándalas cubiertos de óxidos minerales se pliegan en pétalos de galaxias diminutas. Giros de materias consteladas que definen nuevas cromáticas de veladuras oleosas; fragmentos de estallidos en oro y plata. Arqueologías de color, formas de luz que se tinturan y fijan sobre campos de texturas pétreas.

Heráldica de escudos florales; sinfonía cromática de tinturas de fuego. En su gradación cruzan la planicie calcárea de la madera (soporte preferido de la artista). Robledo Logra el acabado final de sus obras después de docenas de veladuras y pátinas; cada una deja una huella y aporta una nueva tonalidad que se difumina armónicamente en  el conjunto.

Adriana Robledo, nos trae en esta oportunidad una muestra plástica conformada por una docena de trabajos de su más reciente producción.


Esta serie lleva por título Abstracta Flora; ¿cuáles son las características generales de esta obra?
Bueno, inicialmente un acercamiento al diseño de la flor desde una mirada no naturalista. Buscar las líneas abstractas y simbólicas de la flora. Es un estudio que comencé hace ya más de un año y que me ocupará un tiempo prolongado. Comencé con una serie más simbólica y ahora estoy más enfocada en un diseño minimalista y de líneas más escuetas.


¿Me da la impresión de que la técnica que utilizas es también escultórica?
Sí, de cierta manera; utilizo diversos materiales como el hierro, el cobre, la madera, el cartón, semillas. Todo lo que pueda encontrar y convertirse en símbolo floral. Las técnicas que utilizo permiten que la luz cree efectos de volumen; luego si miramos las capas inferiores, está el diseño, la estructura interna de la pintura, y por último el color.


Hay una forma espiritual de acercarte  a estos diseños pictóricos; en el caso de los mándalas me parece, está muy acentuado… ¿Es sólo diseño, o también hay un componente…alquímico?
Los mándalas florales son símbolos de unidad y espiritualidad; están presentes en casi todas las culturas; los más conocidos son los de la India y el Tíbet, pero mándalas también se han descubierto en Norteamérica y Centroamérica. En mi caso, los interpreto como esculturas pictóricas y espirituales. Cuando los creo, estoy siempre en un estado de retiro… El color es sometido a mixturas; además de  oxidado es pasado por múltiples veladuras. En ese sentido, interpretando la alquimia como la trasformación de los materiales burdos y groseros en algo más noble, podría utilizarse la metáfora de la alquimia.


Estas técnicas mixtas te permiten expresar las ideas, pero también un concepto en el diseño…Veo una utilización muy acentuada de los elementos metálicos; pátinas, hojas de plata y oro, piezas oxidadas….?
No siempre son ideas; A veces son estados de ánimo, O impresiones de luz, de color  que parten de un diseño muy básico en papel, pero luego profundizo y hago más compleja la relación entre esas figuras. Las flores son en algunos casos, estructuras verticales delimitadas por campos de color metálicos; empleo el dorado, la hojilla de plata, que son metales sagrados, y que representan la idea  del sol y de la luna; también me encantan los colores místicos; los violetas, los azules en gradaciones diversas y naturalmente una gran variedad de texturas.


¿Las plantas, o el reino vegetal tienen un interés particular en su trabajo actual?
Sí, es una serie que hace parte de otras series. Mi interés está centrado en este momento en las flores; su forma y significado, en la forma y su esencia.   Además, debo decir que de acuerdo a recientes investigaciones científicas se ha llegado a comprobar que las plantas poseen una inteligencia especial; las flores son elementos vegetales altamente evolucionados con formas y diseños muy elaborados. La naturaleza es sabia. Yo solo rindo un modesto homenaje a esa parte de la naturaleza mediante un tejido de color. Una impronta visual sobre un volumen de materia.


¿Ese minimalismo, en parte de sus obras y esa temática en particular, la flora; diseñada y pintada en clave de simbología hermética?
Hermética no; eso podría definirse como muy esotérico, (risas) pero sí me gusta el silencio; evoca cosas más profundas y amplias que el ruido y la algarabía de las cosas masivas. No me considero una ermitaña, pero creo que, de cierta manera, ser artista es una forma de enfrentar la soledad sin sentir miedo. La gente hoy quiere estar siempre en medio del ruido y no creo que sea algo tan importante. El artista necesita el silencio y el retiro para poder crear. Desde pequeña fui muy cercana a la naturaleza y a sus voces más íntimas. Intento expresarlas por medio de la pintura; intento comunicar el color de su música silenciosa.

En muchos circuitos del arte la pintura pareciera estar replegándose, ocultándose y de cierta manera segregándose; se anuncia desde hace décadas su desaparición pero sigue en la escena…¿Qué opinas al respecto?

Hay opiniones contradictorias y es un debate que sigue en pie. Te digo que francamente no me interesa. Una buena pintura siempre tendrá una oportunidad; si me desnudara y gritara en medio de la multitud con un letrerito diciendo que hago un performance, de seguro atraería más público. Pero de qué me serviría. Yo no voy a cambiar las actitudes de la gente o de la sociedad con un desnudo bizarro,  miras la tele y hay millones de sucesos más dramáticos en donde se puede ver desde la guerra y el odio, hasta la estupidez; necesito que algo se encienda en mí. Eso es lo que me motiva. Si toda esa multitud bulliciosa y belicosa se interesara en algo más que fútbol, politiquería y reguetón, me arriesgaría a cosas más complejas. Pero ahora estoy centrada en algo que tiene que ver con el diseño y el color; eso por el momento me basta. Quiero decir que, en medio del caos, la búsqueda de la armonía es un trabajo no solo estético y espiritual; es una declaración poética personal  

Abstracta Flora/Adriana Robledo
De míticas Féminas/Omar García Ramírez
Club del comercio Pereira
Mayo/Junio 2017
9 a.m. a  6 p.m
Visitas guiadas jueves 2.p.m

7. pm